martes, 8 de septiembre de 2009

TABERNA CASA DE CHALECO


La Taberna Casa Chaleco es famosa por muchas cuestiones, la primera de ellas era por la nobleza de sus caldos. Mi suegro que fue el tintorero de la calle Mucho Trigo la frecuentaba. Cuando dejó el oficio de tintorero, heredado de su padre, se colocó en la Confederación de Regantes del Pantano de Guadalmellato. Su misión consistía en el mantenimiento del canal y en la apertura y cierre en tiempo de riego, de los pequeños canales capilares de servicio a la zona de regadío. Siempre a la vuelta, y no sé si a la ida “mataba el gusanillo” con el Machaco, caían un par de medios y alguna veces más. La taberna que tenía bodega propia se ubicaba en el Campo de San Antón, entre Puerta Nueva y la Avenida de Barcelona. Que después de la reparación de la NIV, quedó en situación de bajo nivel con respecto a la carretera. Era significativa la Taberna porque no había parroquianos que, después de asistir a un entierro en San Rafael, no pasaran por Casa Chaleco para cumplir con el ritual. /Si vas a un entierro y no bebes vino/ el tuyo viene de camino/. Y claro… 

La carretera entonces era una vía que, a pesar de ser una radial del estado, la Nacional IV, tenía las características de una carretera provinciana. Cuando salías de Puerta Nueva ya estabas en el campo prácticamente, en las afueras de la ciudad. Frente estaba el matadero, edificado en los terrenos del antiguo Convento de San Juan de Dios, a la izquierda el barrio de San Antón, y en la esquina de lo que podría ser la de la Avda. Barcelona actual, estaba la antigua ermita de San Sebastián. Recuerdo nada más pasar la "Taberna de Chaleco" en dirección cementerio, una reja con una especie de capilla de poca profundidad, de las muchas que había por la ciudad, también desaparecida. “Chaleco” se llamaba D. Fernando. La taberna estaba alternada por él y su hijo. Las “clásicas” de aguardiente suyas las llamaba “albañileras”, de módico precio. “Chaleco” tocaba la guitarra, y dicen que bastante bien.

La taberna también era frecuentada por toreros que acudían al matadero para, unos dicen que a entrenarse en el oficio de matar las reses, y otros a tantear las vaquillas que estaban en sus patios esperando su hora. 
El anecdotario es muy amplio, como muestra un botón:

-¡Fernando pon tres medios de blanco y uno de tinto! 
-¿El tinto para quién es? 
-Para mí que estoy de luto, ¿o no venimos de enterrar a mi madre? 

D.Manuel Carreño, ya fallecido, colaborador del diario Córdoba fue conocedor del mundo de las tabernas y escribió alguna que otra sobre la de Chaleco, que se pueden consultar en la hemeroteca. Conocido de mi suegro y vecino también, pues Manuel vivía en la calle Consolación. Además se dio la circunstancia que fallecieron en el mismo año. Decía que frecuentó la Taberna el Pernales y el Niño Gloria, dos bandoleros románticos. A saber si D. Manuel cuando lo dijo estaba en perfecto estado de revista, o en trance. Lo que sí es cierto es que casa Chaleco fue una institución en la ciudad, porque lamentablemente, más tarde o más temprano, había que pasar por allí. El apodo de Chaleco no sé, a lo mejor sería por el uso de esa prenda por el tabernero, pero en el fondo es igual.

El recuerdo más antiguo que tengo de la taberna fue de octubre de mil novecientos sesenta, cuando se producía el traslado de mi abuela al cementerio. Eran en uno de aquellos coches fúnebres acristalados tirados por caballos. Uno de estos animales se encabritó, y frente a la misma puerta casi vuelca el coche, que se quedó con una rueda metida en el arroyuelo del arcén, casi volcado, cuestión que obligó al acompañamiento a arrimar el hombro para restituir a la carretera el vehículo animal. La capa acompañante, sacristán y monaguillo -era entierro de tercera, sólo el de primera acompañaban hasta el cementerio-, ya habían abandonado su recorrido en la Puerta Nueva.


Hoy en día se está realizando una obra en la carretera de introducción de tuberías de gran diámetro, eso ha obligado a excavar una profunda zanja de unos dos metros y pico de profundidad, que ha dejado a la vista el canto rodado que tenía en el pasado esa vía, como se puede ver en la fotografía. El nivel de la carretera era el mismo que tiene ahora la edificación donde estaba Chaleco.

    

2 comentarios :

julio galisteo. dijo...

Paco, a ese bar he llevado yo gaseosas cuando estuve trabajando en Gaseosas el Marrubial.

Paco Muñoz dijo...

Entonces conocerías a los dueños o no sé si incluso a Chaleco, que tocaba la guitarra. Es muy interesante lo que dices Julio.