lunes, 31 de mayo de 2010

PUENTE CALIFAL DEL RÍO GUADIATO



Puente Califal S. X del Guadiato.

Una vez estamos en el puente romano del Guadanuño, sólo tenemos que desplazarnos Guadiato arriba, por la orilla izquierda, unos setecientos metros, por una deliciosa y fresca vereda hasta llegar a un paraje excepcional, frondoso, donde se levanta la mole de un colosal puente de nueve arcos y con una considerable altura. Si hacemos memoria de los puentes que disponemos en nuestra ciudad, quitando algunos viaductos del ferrocarril, ninguno es de esa magnitud.

Camino del Puente Califal del Guadiato.
Leyendo por los lugares idóneos, lo datan en el siglo X, de fábrica califal, que cruzaba el río Guadiato en el camino de Córdoba a Badajoz, vía importante del Califato. Pero no he encontrado datos más concretos de fecha de construcción altura y demás elementos arquitectónicos.



Vereda al Puente Califal del Guadiato.

En el libro “Andar por la Sierra de Córdoba” hay un pasaje referido al puente que nos ocupa y que merece estar aquí. Se titula Puente Califal Siglo X, y dice:

“La estampa de este puente sigue siendo imponente y su presencia da al paisaje un aire bucólico y solitario. Construcción de grandes sillares que, a pesar de su estado ruinoso, constituye uno de los exponentes más destacados, a la vez que desconocidos de la arquitectura islámica cordobesa. Considerado monumento Nacional, en la actualidad se encuentra totalmente abandonado a su suerte, al igual que ocurre con tantos otros monumentos de la Sierra de Córdoba. Su conservación es milagrosa. Esta obra es conocida con el sobrenombre del ‘Puente Roto’. Existe un testimonio recogido por los lugareños que nos cuenta la historia de su fatal derrumbamiento en el año 1915. Según se cuenta, un pastor lo cruzaba con varias reses cargadas de picón. Un buen día el temporal había arreciado y el río venía muy subido, con lo que los ojos del puente estaban casi cubiertos. Las bestias al pasar intuían el peligro y se negaban a cruzar, el paisano a fuerza de tirones logró empujar a los animales y al paso de la última res el puente cedió a la embestida del agua precipitándose al vacío. Posteriormente se vino abajo otro de los ojos llegando a nuestros días sólo los restos que tenemos ante nosotros y que el Guadiato sigue devorando poco a poco”


El arco de la orilla izquierda.

También en el mismo libro y pasaje se publica un verso de Ricardo Molina sobre el puente:

“Sobre los muros viejos del puente verdinoso y en ruinas
Flores nubes y aves dulcemente alaban la vida
¡Ah! que tierno es el amor por la mañana

Que aclara la sonrisa
Del alba blanca entre pinos verdes
Y las verdes colinas

Sobre los muros viejos del puente verdinoso y en ruinas
Hacia la fresca aurora de los pinos
Un recuerdo suspira”.


El Segundo arco de la orilla izquierda.

Es verdad que los testimonios orales como el que transcribimos adolecen de exageración algunos. Por poner un ejemplo si el agua hubiese llegado a casi tapar los ojos el actual de los arenales habría sido tapado totalmente por la subida, y ni que decir tiene el romano del Guadanuño, lo que estimamos es algo exagerada la versión oral. Eso sin entrar en el juego de la palabras res por burro o mulo, que no tiene la menor importancia, son las cuestiones normales de las versiones orales de las historias.


Tres arcos.

Lo cierto es que es una obra monumental. Un puente que sí se construyó en el siglo X, habría que estudiar los motivos del lugar y esa considerable altura. Si estudiamos las curvas de nivel donde está construido, da la impresión que es una obra de pared a pared, so pena que el camino discurriera por las riberas del río, buscando una salida de nivel que permitiera subir. En ambas orillas no existe –por lo menos yo no lo he visto- camino que llegue a él o salga de él. O ha sido absorbido por la vegetación o derrumbes. Vegetación de ribera variada y rica, juncos adelfas, romero, sauce y jara, así como la arbórea de pinos y encinas.


Otra vista de la cara sur.

Merece la pena hacerle una visita para lamentar “in situ” el abandono a que está sometido el patrimonio histórico. Es lamentable la actuación de los poderes públicos en esta y otras materias relacionadas, y eso que está considerado Monumento Nacional desde 1931. Tenía nueve arcos y se pueden comprobar los tajamares redondeados y espolones correspondientes. Se observa la mano de diferentes reparaciones. También era conocido como De la Tejera.

Hay una Web que se llama http://www.villaviciosadecordoba.es/ que hace una descripción del puente al que llaman por el nombre de la Tejera, lo situan en la época califal, durante el mandato de Abderraman III. Lo consideran el segundo en longitud de la provincia.

“Tenía –dicen- nueve ojos ultra semicirculares, con despiezo convergente, siendo el central escarzano, dos de medio punto y de herradura los tres del extremo. Esta obra de sillería con aparejo en la que se alterna, tanto en las pilas como en las juntas de los arcos, una pieza dispuesta en forma de soga con un par de sillares que atizonan. Fue utilizado hasta finales del siglo XIX como infraestructura del camino usual entre Córdoba y Villviciosa”.

Y continúan diciendo:

“Al retirarlo del servicio ha ido progresivamente deteriorándose, siendo su estado actual de ruina, corriendo un grave peligro de derrumbamiento. A pesar de su mal estado de conservación este puente está catalogado como Monumento Nacional, declarado como Bien de Interés Cultural ( B.I.C) e incluso está inscrito en el Registro General de Bienes de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Español”.


No deja de ser una aportación a las dudas que surgen sobre el lugar de ubicación y su utilización. Y aportan una bella fotografía del mismo, a pesar del deterioro sufrido, no ya por el derrumbe sino por el paso del tiempo y abandono
El tablero del puente.
Si lleváramos la cuenta de los despropósitos histórico-arqueológicos tendríamos que tener un bloc del tamaño del puente posiblemente.
El compañero Bartolomé Olivares, gran conocedor de nuestra Sierra, me hace las siguientes aportaciones que incorporo a esta modesta entrada.
“El puente servía para la Gran Ruta (yadda) que mantuvo su importancia hasta el siglo XII. Esta ruta de 225 kilómetros era la más directa de Córdoba a Badajoz. 
Sobre el posible camino perdido en la actualidad decirte, que éste casi seguro seguía al otro lado del puente por la margen del río y por la vaguada que vemos ascendería y se uniría a un camino que hay en la actualidad.”
Y continúa diciendo que es una fotografía del Puente Califal, "el emblema de la extraordinaria y didáctica guía "Andar por la Sierra de Córdoba" pues es uno de los lugares mas bellos de nuestra sierra."


Vista aérea.

NOTA


Alfredo Romeo, un cordobés ilustre, fundador de la Cordobapedia, entre otros proyectos muy interesantes que ha puesto en marcha, me ha remitido una noticia del Diario de Córdoba, de 16 de marzo de 1916, en que se hacen eco de la destrucción del puente, en la noche de 11 de marzo. Su ojo del margen izquierdo, fue el que se derrumbó entonces y que ha continuado derruido hasta nuestros días, por lo que a quien le correspondía hacer algo no hizo nada. Es lo normal.


OTRA NOTA:

ENTREVISTA DE BARTOLOMÉ OLIVARES DOBAO, A CLOTILDE MUÑOZ LEÓN

"Ayer (17-10-18) entrevisté a Clotilde Muñoz  León  para que me hablara sobre su  historia de vida en la sierra , y la verdad me emocione , ella  una de de 12 hermanos nació en el Cortijo del Palomar en el 1925 , vivió la guerra civil ella recuerda  una historia que su padre Enrique Muñoz Castro  le contó, un día  cuando pasaba  con varios burros  y el puente el río venía muy crecido y el agua llegaba casi por encima del puente  de la Tejera , el puente  de pronto se derrumbó y el ultimo borrico  casi se vino abajo , Enrique tiro fuertemente de él y como este  estaba  atado a los demás estos también tiraban, hasta  que por fin logro rescatarlo mientras el puente de derrumbaba 


Clotilde Muñoz León hija del último ser humano que cruzó el puente califal
(Foto Bartolomé Olivares)

…el diario Córdoba haría eco de esta noticia ocurrida el 11 de Marzo de 1916.Cuantas historias se pierden  en el olvido por falta de interés.. Lo importante de nuestra memoria y la de nuestros abuelos para estar más conectados a nuestro pasado y hacer de este el testigo para revindicar nuestras señas de identidad. Nuestra sierra...sus caminos. El rico legado del que somos herederos…Gracias a Rafa Pinilla su hijo que pude dejar constancia en las más de dos horas de entrevista de su historia..."

Aclaración: Enrique Muñoz fue el último ser humano que pasó el puente califal del Guadiato antes de que la tormenta lo destrozara.







Bibliografía"Andar por la sierra de Córdoba" "Web Villaviciosadecordoba.es"Fotografías y vídeos del autor

domingo, 30 de mayo de 2010

EL PUENTE "ROMANO" DEL GUADANUÑO.


Puente romano del Guadanuño.

Ya hacía tiempo que quería visitar el puente romano del río Guadalnuño ¿o no es romano? En algunas guías no figura como tal, bien es verdad que sólo se refieren al territorio de la Corduba romana, el término municipal o equivalente. Pero la mayoría si lo titula romano. De niño había estado por esos lugares. Estudie la ruta con las poderosas herramientas que son Google y Sigpac. Se da la circunstancia que la antigua CO110 está fotografiada en Street View, por lo que pude observar la entrada del camino unos metros abajo del punto kilométrico diecisiete, y estaba cerrado a cal y canto. Pero ante la duda le pregunté a un experto enamorado de nuestra sierra -también de algún hada del Bejarano-, Bartolomé Olivares, en Facebook.

Un primer plano del puente.

“-Bartolomé para ir al puente romano de los Arenales ¿se puede acceder desde el camino del Km. 17? Veo en Street View que tiene una cancela pero no sé si es sólo para los coches. Si no es posible pasar sin problemas ¿hay otro acceso cómodo por la orilla del río desde el Puente de los Arenales por la orilla izquierda? Gracias.”

“-Si Paco, puedes entrar por esta cancela que conecta con la Vereda del Pretorio, también puedes entrar directamente desde el puente de los Arenales siguiendo el sendero de la margen derecha río arriba. Fíjate que coincidencia pues mañana voy por allí. Saludos y buen fin de semana. Se ve que no somos de feria....”

Arco central del puente.

Ya tenía la garantía de un experto. Evidentemente no somos de feria, y estamos muchos. Fuimos Conchi y yo directamente al kilómetro diecisiete, a la cancela, y por cuestiones físicas pensamos coger el sendero de la orilla del Guadiato por estimar más llana su orografía, pero lo encontré dificultoso, más claro no lo encontré. Volvimos nuevamente al kilometro diecisiete y aparcamos en un pequeño apartadero de la carretera. Visita a la cancela y comprobamos que estaba cortado el candado y la cadena, evidentemente la puerta tenía un enorme Prohibido el Paso. Pasamos y la cerramos después. Un camino cuesta abajo, con bastante desnivel, cómodo, y como todos los caminos hoy, después del invierno lluvioso precioso. Lo malo sería la vuelta que el desnivel habrá que subirlo.

Arco de la orilla derecha.

Kilometro y poco y divisamos en un claro a la izquierda el puente. Siempre es una sensación extraña imaginar que tuvo su uso y bastante, y hace tantos años. Casi todas las consultas efectuadas hablan de ser un puente del siglo primero, por similitud, el de Córdoba ciudad, dicen tiene de romano sólo unos cuantos sillares del arco de la Calahorra. Éste, si lo fue, será lo mismo, las distintas civilizaciones que lo usaron seguro lo reformaron, lo cierto es que está en un aceptable buen estado.

El puente, fachada norte.

Un paraje maravilloso, que sufrió en 1991 un pavoroso incendio, al que me toco en mala suerte asistir. Era lamentable el estado en que quedó la zona. En la orilla derecha del Guadiato tenía mi amigo J. del Olmo, “Chico”, una parcela en la que, afortunadamente salvó la casa, pero todo el monte a su alrededor desapareció. Lamentablemente nos vimos los amigos en una situación crítica después de muchos años, Pepe es un luchador nato, y se porque lo digo. Su suerte fue una serie de caminos que circundaban la propiedad y que el viento no quiso saltar. Los fuegos de copas son muy rápidos y sólo necesitan una chispa que salte al otro lado.

El tablero del puente.

Más que una vía principal, la que cubría el puente, debía ser una vía minera, ya que la Emérita Augusta llevaba otro recorrido. El puente está dotado de cuatro ojos, dos centrales y dos pequeños a ambos lados. Es del perfil clásico romano. Tiene unos pequeños tajamares redondeados. Llama la atención su óptimo estado, aún a sabiendas de las distintas reformas que habrá tenido. D. Enrique Melchor habla de la existencia de vestigios puramente romanos en los primeros arcos de ambas orillas, y considera la mano de otras civilizaciones en el resto de la fábrica. Su piedra es caliza.

El camino.

El paraje es de ensueño. Bien es cierto que la parcelitis está bastante cerca, amenazante, en la orilla derecha del Guadiato, y avanzando inexorablemente como la deforestación del Amazonas. El fuego enorme que asoló el entorno, a quince años vista, solamente presenta pequeñas cicatrices. Algunas calvas de pinos, pero con peluquines verdes de jara de todo tipo, cubiertas. Variadas especies de ribera, de matorral y arbustos; coscoja, madroñeras, labiérnago, y la mencionada jara, etc., abundan por los alrededores, Y como la hora era temprana, ocho y muy poco, algunas perdices y conejos hicieron acto de presencia, cruzando el camino y perdiéndose en la espesura.

El camino encadenado.

Un paraíso cercano antes de que el verano lo seque, y los verdes sean dorados, que son como yesca, ojalá sin pedernal. Para terminar decir que hay en la red excelentes fotografías y textos, especialmente de grupos de ciclistas y senderistas, que merece la pena ver. Desde este mismo lugar, a unos setecientos metros dirección norte, existe otro puente pero califal. Hoy el paseo ha sido dos puentes por uno.


Vista aérea de Google.






Fotos y vídeos del autor.

jueves, 27 de mayo de 2010

MIGUEL SALCEDO HIERRO, CRONISTA DE LA CIUDAD (Alguna anécdota).



Miguel Salcedo Hierro, Cronista Oficial de Córdoba
(Foto de J.C.Molina)

Corría la primavera del 1995. El expediente de dedicación de una calle al Cronista de la Ciudad, D. Miguel Salcedo Hierro, estaba en su recta final. El Cronista le hizo una visita al responsable del expediente, ya conocedor de lo que se estaba cociendo y le dijo:

-¿Sería posible una pequeña modificación en el expediente?

–Vd. dirá D. Miguel. –le respondió el responsable.

-Como sabemos la futura calle Cronista Salcedo Hierro empieza en la esquina con la calle Feria, y acaba en Alonso el Sabio, antigua Santos Pintados. ¿No es así?

-Efectivamente, así es, aunque de la ciudad sabe usted más que nosotros, seguro.

-¿Y no podría empezar la calle en Molina Sánchez Lagartijo, antigua Baja del Molino?

El responsable en cuestión, estudió de momento la situación y comprobó que había desde el Pretorio hasta Alonso el Sabio, tres tramos de calle con tres nombres distintos. Haza, Tranco y la nueva a inaugurar Cronista Salcedo Hierro.

-La verdad es que puede se originara algún problema a la vecindad. Aunque hay que tener en cuenta, teniendo en cuenta que son sólo dos los números afectados y ambos en la calle Tranco. Siempre los cambios, originan complicaciones a los vecinos, y debemos procurar crear el mínimo conflicto a los ciudadanos. Pero la unificación no estaría mal. ¿Y cuál sería la justificación de la petición, si la hay?

-Es muy simple. Me gustaría, si puede ser y no se crea mucho conflicto, que hubiese un colegio de primaria en la calle Cronista Salcedo Hierro. –respondió con su habitual tono educado.

-¿Y eso qué sentido tiene, si se puede saber?

-Pues muy fácil, cuando esos niños sean mayores dirán, yo estuve en el Colegio que estaba en la calle Cronista Salcedo Hierro... -contestó.

-Pues no es mala idea. Vamos a ver las dificultades técnicas con que las que nos encontremos. En principio partimos de la voluntad de satisfacer su deseo.

Era increíble, un colegio de primaria es el elemento fundamental y perdurable en la memoria de los niños. Muy original. Se estudió la modificación del expediente que ahora conllevaría la anulación y renombre de los dos tramos, que sólo dos números en uno de ellos tenían vecindad. Se consideró su perjuicio como escaso y se sometió a la Comisión de Gobierno. Luego. posteriormente, fue aprobado por el Pleno del Ayuntamiento sin ningún problema.


Lectura del Sr. Morales

Luego la inauguración. Junio de 1995. Un sencillo acto que consistió en el descubrimiento de la placa, en la esquina de Alonso el Sabio, unas palabras, y ya estaba la calle del Cronista de la Ciudad inaugurada. El Alcalde, varios Tenientes de Alcalde, concejales, amigos y familiares. Los hijos de Juan Morales Rojas, el poeta de la Puerta de Almodóvar, Juan Carlos y Álvaro estuvieron presentes en nombre de la amistad que les unía a Miguel. Después se “regó” la inauguración con una copa -que por cierto el vino era de excelente producción de Rafael Campanero- en el bar llamado Cristal, en la Torre de la Malmuerta, dónde estuvo la Taberna la Verdad. Y se abrió el anecdotario. No tenías una reunión con Miguel que no la amenizara con las más variadas anécdotas de todo tipo.


Descubrimiento de la placa

Después, en los días sucesivos, Miguel inició un constante y casi diario, dar a conocer a la ciudadanía su calle. ¿A qué colectivo primero? Pues muy fácil, al del taxi que es el que tiene que saber cuando alguien le pida hacer una carrera a esa dirección, dónde está. Se subía el Cronista a un taxi y le decía al taxista:

–A la calle Cronista Salcedo Hierro, por favor.

El taxista decía:

-¿Y eso donde está Sr. porque con tantas calles nuevas todavía no le hemos cogido el "tranquillo"? Y en el plano aún no viene.

Con toda la parsimonia del mundo y con el sentir pedagógico de sus clases como profesor, explicaba detalladamente al taxista dónde estaba la calle, aderezando la explicación con datos e historias de la zona, las del barrio del matadero, que es muy rico en ellas.

-Pues mire, vaya directamente al Pretorio, y por la primera a la derecha entra usted. Este era el antiguo barrio del Matadero…

Otras veces le preguntaban:

-¿Y éste tío Salcedo quién es? ¿Está muerto ya?

-¡No señor! no se ha muerto afortunadamente, viene a tomar café al bar dónde me va a dejar usted en la puerta.

-¡Ah! ¿Qué es amigo suyo?

-Si, es un buen amigo. Se dedica a escribir la crónica de la ciudad, todo lo que acontece de importancia en ella. Es un poco como un notario de lo que ocurre en Córdoba.

A algunos taxistas les daba igual la explicación, cumplían con la carrera y hasta otra. Le decía que parara el taxi en el chimeneón de la antigua factoría de aceite, llamada la Plaza del Olivo, y allí se bajaba. Luego entraba en un café que hay en la esquina, que regentó un matrimonio joven que había venido de Cataluña, el establecimiento se llama "El Chimeneón". Pedía un café y tranquilamente se lo tomaba, leía la prensa y luego dando un paseo volvía a sus quehaceres habituales. Los titulares del bar, que lo conocían de sus frecuentes visitas, cierto día le pidieron si le parecía bien que pusieran una referencia –una placa- en la pared cerca de la mesa dónde habitualmente se sentaba a tomar café, que dijera más o menos, "aquí toma café habitualmente el Cronista de la Ciudad".

He estado tentado varias veces entrar al bar para ver si está aún la placa en el lugar citado, porque los dueños son otros. Y la verdad es que no lo sé si está. Conocí al matrimonio, primeros propietarios del bar, un día que fuimos en autocar a Puente Genil, a Bodegas Delgado a una conferencia que dio Miguel, junto a una presentación de una cuestión comercial de la bodega. En el camino de vuelta me tocó una señora que charlaba bastante, más que aquel representante que por la siesta le tocó a D. Rafael Guerra, el torero, en su casino. Al final del trayecto se me acercó Miguel y me dijo al oído:

-Paco, tienes el cielo ganado. Casi cien kilómetros de tertulia, escuchando sin hablar tú, se las trae. -Sentí su solidaridad que compensó mi prudencia.

La penúltima vez que vi a Miguel fue en una visita que le hice a su casa. Ya tenía muy avanzado el problema de la vista, y Carmina su mujer, eran sus ojos. Quería que me dedicara un libro suyo, que tenía de hace tiempo. Los demás los tenía dedicados. Uno de los más importantes para mí fue “La Mezquita, Catedral de Córdoba”, como compensación a no poder asistir a la exposición de pintura de Conchi Carnago, en abril de 2001, nos remitió un ejemplar con una dedicatoria que decía:

“A Conchi: pintora cordobesa cuya sensibilidad es bien conocida de su marido, con quien la comparte. Y a su esposo: Francisco Muñoz, mi querido amigo, que vio la primera luz en Córdoba, frente a la Mezquita, y por eso este libro puede muy bien ser su partida de nacimiento. Con un abrazo para los dos. 14-VI-2001”

Estuve un rato haciéndole compañía, y le dejé mí libro sin dedicatoria, porque en su afán de hacer las cosas bien quería hacerme una dedicatoria de su puño y letra. Pero necesitaba tiempo y sobre todo ayuda. Fue el diecinueve de noviembre de dos mil nueve. Al final puso:

“A Paco Muñoz, con mi entrañable amistad 19-XI-2009. Miguel Salcedo Hierro”

Aproveché la ocasión para solicitarle permiso para usar unos datos suyos, que gustosamente me autorizó, a la vez que pedirle una copia de un soneto que escribió dedicado a Góngora hace muchos años, porque un amigo tenía mucho interés en él. Yo lo desconocía, y Miguel me dijo que para él era muy difícil encontrar algo, entre los miles de artículos que tenía, porque su método era pluma y papel, y más ahora que tendría que pedírselo a Carmina o a su hija para que miraran en sus papeles. Las nuevas tecnologías no las usaba.

Me llamó la atención ese día la belleza de Carmina, su esposa, en un óleo que tenía en su despacho, bueno el no se quedaba atrás en otra fotografía, le manifesté que hacían una buena pareja y además le dije:

-Miguel pareces un dandi, y Carmina, que verdad es, que quien tuvo retuvo. - y me contestaron: -Ya hace muchos años de eso Paco.

Una inmensa biblioteca tapizaba las paredes de su despacho. Quedé en volver algunos días después a recoger el libro, como así hice. Todo ha sido siempre amabilidad conmigo por parte de ambos. Muchas veces, cuando coincidíamos en algún acto, siempre existía con Carmina una complicidad muy especial, que colaboraba en compensar esa soledad que le invade a quien está en un sitio con una cierta obligación, muy solo, aunque esté lleno de gente. La ruptura de la rígida línea protocolaria me ayudaba a superar determinados “trances”.

Miguel y Carmina me invitaron varias veces a llegarme de vez en cuando para conversar, cosa que no hice quizás por no molestar, sí por el contrario lo llamé varias veces por teléfono para hacerle preguntas sobre ciertas dudas mías, ya que la memoria le funcionaba de maravilla. Es verdad que estaba costándole trabajo asimilar la pérdida de la visión por la cruel degeneración macular, pero Carmina suplía esa carencia. Algunas veces salía a desayunar a la Trinidad, siempre con ella, pero últimamente cada vez menos. Nunca perdió el sutil sentido del humor que tenía, pues rara era la conversación que no incluyera su característico toque humorístico.

Hace unos días sentí la noticia de su fallecimiento y como es lógico pesar. Por la edad puede parecer normal, mí padre se marchó más joven y mí madre aún más, pero nunca me parece se tiene demasiada edad para ese viaje sin retorno. Bueno el retorno creo que es la memoria de los demás, si has sido buena persona te recordarán como en la gloria, y si has sido lo contrario te recordarán como lo que has sido, o preferirán no acordarse de ti, luego será como el infierno.


Carmina su hija y sus nietos

Lo que sí es cierto es que Miguel ha tenido una fecunda vida, ampliamente creativa en las facetas que ha dominado, y si tenemos que citar sus logros no habría bastante con este modesto Blog. Tiene una hija y dos nietos a los que idolatraba. Sólo decir que era un buen amigo, un artista y su nombre ya figura junto a los grandes personajes de la ciudad, para la posteridad. Y con sólo recordar la contribución que le hizo a la ciudad, poniendo en marcha los mecanismos para que la piqueta no entrara en el Gran Teatro, ya es bastante currículo para que Talía lo haya acogido con cariño.

Sólo desearle descanso eterno y que... dónde esté alojado haya un colegio de querubines de primaria cerca.


Fotografías:Arreglo de una de J.C. Moreno, Diario Córdoba y Archivo Municipal.

DEVOCIÓN CIUDADANA DE QUITA Y PON.


Hornacina o alacena con el San Pancracio.

Tenía dudas en cuanto a la ubicación exacta de la Librería de D. Andrés Sierra, y escribiendo su nombre en Internet me salió un texto de la Librería Anticuaria Almedina, y ni corto ni perezoso cogí el teléfono y llamé. Tuve la oportunidad de hablar con… se me olvido preguntarle su nombre al Sr. que me cogió el teléfono a pesar de la amabilidad con la que me atendió, y del rato que estuvimos hablando, y la de recuerdos que alimentó en mí. Es una descortesía imperdonable por mi parte. Pero de cualquier manera es un amable responsable de la Librería Anticuaria Almedina, que está sita en la calle Conde de Torres Cabrera 8. De ella dice su página Web:

“Esta librería comenzó su andadura de forma continuada, a partir del año 1985, honrándonos en considerarnos como sucesores de la vieja y prestigiosa Librería Anticuaria de Andrés Sierra de Mendoza que estuvo situada en la calle Diario de Córdoba de esta capital, y de la que, durante muchos años, fuimos colaboradores”.

Pues bien la que nos interesa es la “vieja y prestigiosa” ya desaparecida, y concretamente D. Andrés Sierra de Mendoza, que la regentaba, y que estaba en la calle (Librerías), actual Diario de Córdoba. Nunca mejor colocado el nombre a la calle pues había en ella bastantes templos de la sabiduría escrita. Una de la de más solera de la época, la Librería Font, bajando la Cuesta Luján a la derecha. La que nos ocupa estaba a la izquierda, nada más pasar la Floristería Cordobesa. D. Andrés falleció el 23 de enero de 1987. La librería ya llevaba algún tiempo cerrada, por la enfermedad de su dueño.

Pero muchos años antes sucedió una anécdota graciosa y curiosa, que me comentó mi amigo Miguel Salcedo, fallecido también hace unos días -no le pongo el Don a Miguel, del que es merecedor, por tener su licencia-. Me contaba cierto día -en el intervalo de un acto en el que coincidimos, cuando el protocolo había terminado su encorsetada disciplina, y estábamos disfrutando del refrigerio de Montilla-Moriles-, que tenía una estrecha relación con D. Andrés Sierra, progresista librero, cuando el progresismo estaba perseguido en esta ciudad, relación no sólo profesional sino de amistad.

Corrían los años setenta y los inmuebles que ocupaban la esquina de Claudio Marcelo con Diario de Córdoba, habían sido derruidos, en espera de la edificación de los actuales. Miguel dijo que había observado una serie de personas en actitud devocional, ante uno de los solares y le llamó la atención. Preguntada una de las personas, le dijo que estaban rezando a un San Pancracio que había aparecido en el solar, en una especie de hornacina o alacena que había en una pared que no había sucumbido a la piqueta, y que era muy milagroso.

Aquello le sorprendió, yo le dije que, igual que los retablos que aparecían emparedados y además con candiles encendidos, de milagroso aceite, en alguna ermita de la ciudad –sé de varias- como el “farol fenicio que sacó encendido del mar” el Beni de Cádiz. Como habitualmente pasaba por la librería, lo requirió D. Andrés Sierra, y con un misterio no acostumbrado le pidió exponerle un asunto que le preocupaba. Pasaron a la “relibrería” y D. Andrés abiertamente le confesó que, a él se le había ocurrido la broma de poner una noche en la alacena mencionada, el San Pancracio de marco dorado que tenía como antigualla en la librería, con una vela, además de acompañarlo de unas flores.

La “devota ciudadanía" había depositado flores y alguna que otra vela más, por lo que aquello que empezó como broma, se estaba convirtiendo en un problema público, que podía terminar como Fátima o Lourdes, bromas aparte. Además como él, de por sí, era conocido por su poca afección al régimen, si alguien se enteraba de que era el bromista, podría pensarse que era una burla a la iglesia, y perjudicarle seriamente. Evidentemente le tranquilizó Miguel diciéndole que no se preocupara, que tratarían de solucionar aquello.

Pensaron que, del mismo modo que se había puesto el cuadro, había que hacerlo desaparecer, con la misma nocturnidad que se uso para su emplazamiento. Cual fue la sorpresa que, cuando efectuaron una disimulada visita, comprobaron que había aparecido un platillo metálico donde la gente depositaba monedas. La cosa acrecentó el temor y la preocupación de D. Andrés, pues ya no era una simple broma, y al intervenir el dinero y podía interpretarse una estafa. Decidieron no demorar la retirada y establecer un plan, y así lo hizo D. Andrés, una noche retiró el cuadro y todos los útiles sin ser visto. Útiles que pasaron según lo planeado a ocupar distintos lugares del establecimiento, y San Pancracio escondido debajo de un montón de libros. Pero el problema que escocía a D. Andrés eran las ochocientas y pico pesetas de la recaudación. Miguel le dijo que como había sido una cosa de índole devocional, creía que le correspondía cuando menos a una orden religiosa su restitución y decidieron, por tanto, llevárselas anónimamente a la Hermanitas de los Pobres del Buen Pastor.

Lugar donde estuvo ubicaba la Libreria Anticuaria de D. Andrés Sierra, en la calle Diario de Córdoba (foto de Google)

Así fue como una broma del intelectual y progresista librero quedó saldada moralmente. ¿Y la gente? Pues como siempre, igual que entra la devoción sale, de quita y pon, nadie preguntó, por lo menos no se tuvo de ello noticia, y al ver el lugar vacío pensarían que había sido llevado el milagroso San Pancracio a algún lugar más acorde con su rango celestial, que la alacena u hornacina del solar de la casa de Claudio Marcelo con Diario de Córdoba -antes Librerías-, y que su paso por la misma había sido igual de temporal como la estancia de todos por este valle de lágrimas, terminología acorde con la situación.

Sirvan estas líneas para recordar a dos amigos del ámbito de la cultura, lamentablemente ya desaparecidos, que solucionaron lo que hoy nos puede parecer gracioso pero en cierta época era un considerable peligro, y que posiblemente estén los dos en el espacio estelar de la buena gente, recordando esta u otra anécdota. Cuando menos nosotros dejamos constancia de ello.

Fotografías del autor.
Según una anécdota de M. Salcedo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

TORRE DE LA JUNCA (VILLAFRANCA DE CÓRDOBA)


Fachada este donde se puede apreciar la puerta en el alambor y las aspilleras.



El primer día de la feria de mayo, se presenta con temperatura agradable. Hoy toca la torre telegráfica de la Junca, a la que se accede, antes de llegar a la estación de Villafranca de Córdoba, en el antiguo punto kilométrico 376,600 de la N-IV. Una vez allí, debemos tomar el Camino de la Higueruela a la derecha, que está transitable. A unos setecientos cincuenta metros a la derecha dejamos el camino a la finca La Camorra. Trescientos cincuenta metros a la izquierda el que acaba en el cortijo de Juan Pérez. Cien metros más adelante otro camino a la derecha, y recorridos un total de dos mil trescientos metros, nos encontramos una bifurcación, frente a la cual, a la izquierda, a unos escasos doscientos metros vemos entre un naranjal y olivar la torre y el camino de acceso a la propiedad de D. Andrés Gómez.

Una vez entramos en el camino. Villafranca al fondo y el poligono industrial.


D. Andrés es una persona amable y jovial, al que le pedimos permiso para fotografiar la torre telegráfica que está en su propiedad -no sin antes explicarle previamente el objetivo para su publicación en el Blog-, autorización que gustosamente nos concede sin ninguna cortapisa. Pluralizo, porque en está ocasión me acompaña mi entrañable amigo Juan Lozano.

La torre entre naranjos, una vez llegamos al destino.


Damos fe del buen estado de conservación, y estimo que es una de las, por no decir la que mejor está conservada de la provincia. La ha reparado D. Andrés y evitado su ruina y, ahora, cuando se recupere anímicamente, tiene la intención de dotar de un sotabanco a la azotea, que está derribado en gran parte. Tiene los ladrillos de esa época preparados en el suelo y una polea en la azotea para subirlos. Arduo trabajo, para los setenta y siete años que tiene, pero justo es decir que lo entretuvimos de su trabajo pues estaba azada en mano.

Cara oeste con un hermoso olivo y detalle del casi nulo sotabanco de la azotea.


Incluso D. Andrés nos abrió después la torre permitiéndonos visitarla en su interior. En el alambor, en la cara este, ha abierto una puerta utilizando éste como salón. Está dotado de una ventana al frente y una cocina campera en el rincón noroeste, con un banco corrido en la pared este. Todo muy sencillo pero funcional y con gusto. Al sur una novísima escalera con baranda metálica, que sube a las dos plantas superiores y azotea, dónde no quisimos acceder para no abusar de la cortesía de D. Andrés, ya que en realidad lo interesante es el exterior.

Entre las dos ventanas de la cara oeste el proyecto de nido del ave protegida.


La torre es la construcción estándar de las torres telegráficas, de mediados del siglo XIX. Esta sólo tiene ventanas en sus fachadas oeste y este. La puerta la tenía en la fachada oeste, por encima del alambor, que D. Andrés convirtió en ventana. Tiene como curiosidad el alambor, unas aspilleras construidas en la guerra civil. En esa zona hubo un frente de guerra estable durante bastante tiempo. La solidez que presenta es considerable, aunque no ha tocado en absoluto el estucado original. Se da la circunstancia que un ave protegida está anidando en el muro, al lado de una ventana y está sacando material de la fachada, y nos ha manifestado D.Andrés que la va a dejar anidar allí. Desde la base de la torre se divisa perfectamente la de Chancillerejo, que está exactamente a 11,250 km. Dice el propietario que desde la azotea se ven las luces del ferial de Córdoba, y como es lógico de la ciudad, y evidentemente miremos para donde miremos el horizonte que se divisa es enorme y hermoso.

Fachada sur, arriba la polea para la reparación de la azotea.


Es digno de admirar el trabajo de conservación del patrimonio histórico que está haciendo un ciudadano con su dinero. Sin ninguna ayuda externa. Él sigue al pie del cañón a pesar de los palos familiares, en cuestión de salud, que le está dando la vida, los que deseamos queden resueltos favorablemente en el menor tiempo posible.

Horizonte oeste. Señalada la torre de Chancillerejo.


A pocos metros de la torre, al igual que en Chancillerejo, existe un vértice geodésico, el de Alcaparral, nombre geográfico de la loma donde están ambas construcciones. El vértice está en la cota de 215,950 m. y el lugar se conoce también por las Mesas del Despelucao, nombre también del arroyo que discurre al sur de la propiedad buscando el Guadalquivir.

Esquema del telégrafo óptico de Mathé(Amigos de la telegrafía).


Esta torre pertenece a la línea telegráfica óptica de Andalucía, que constaba de once secciones y cincuenta y nueve torres, en su recorrido total Madrid-Cádiz. Esta es la número treinta y cuatro. En nuestra provincia hay nueve en total. Empezando por la primera, la número 30, que está en el Cerro de la Cerquilla en Cardeña; 31, Baluarte de la Onza, en Cardeña/Montoro; 32, Torre de la Nava, Montoro; 33, Torre de la Loma, Montoro; 34, la que nos ocupa hoy Villafranca de Córdoba; 35, Chancillerejo, Alcolea; 36, Telégrafo del Palo, Córdoba; 37, Cerro de la Peralera, Córdoba; y 38, Cortijo de la Malpartida, Córdoba. De ahí la próxima es en Écija. Estando las tres últimas, 36, 37 y 38 totalmente desaparecidas.

Versión más usada de las torres telegráficas.


Una reseña a la Línea telegráfica de Andalucía del siglo XIX

“Fue la última línea de torres telegráficas en construirse y también en dejar de prestar servicio. En 1847 se construyeron las primeras torres hasta Aranjuez. En 1850 la línea telegráfica llegaba hasta Puertollano (Ciudad Real) y en 1851 hasta Cádiz; pero en 1853 se amplió con una última torre en la Isla de León (actualmente San Fernando, de Cádiz), para mejorar la comunicación con el Departamento Marítimo. Durante el año de 1857 las torres se fueron sustituyendo por los postes de la telegrafía eléctrica. En 1850 se estableció otra [línea de telegrafía óptica] igual desde Madrid a Cádiz y se repitieron las instrucciones. Pero los telégrafos ópticos cedieron su puesto a los eléctricos cuando apenas se habían levantado para aquellos las torres que al efecto fue necesario construir, y que hoy subsisten todavía en las referidas líneas, poco menos que abandonadas, reduciéndose a ruinas y sin haber vuelto a pensar en ellas, hasta que por Real orden de 17 de agosto de 1868 se dispuso la enajenación de las máquinas existentes en las mismas. Los telégrafos ópticos sólo estaban destinados al servicio del Gobierno y a ellos han sustituido los eléctricos comunes, los cables submarinos con los semáforos y el teléfono." (Marcelo Martínez Alcubilla, Diccionario de la Administración Española, Tomo VIII, edición 4ª.Madrid 1887. Página 853)

Plano de ubicación.


Otra torre telegráfica que gracias al esfuerzo y el peculio privado se está manteniendo en pie para las generaciones venideras, en este caso el de D. Andrés Gómez. No es pedir por pedir, pero considero que es obligación de las administraciones cuidar de su patrimonio histórico. A lo mejor si fuese patrimonio religioso no existiría esa indiferencia.




Fotografías del autor.
Bibliografía de Wikipedia y Amigos del Telégrafo.
Datos geodésicos del Ministerio de Fomento.

martes, 25 de mayo de 2010

JARDÍN DE ORIVE, OASIS EN EL CENTRO DE LA CIUDAD


Jacaranda (Jacaranda mimosifolia)


El Jardín de Orive es un espacio en el centro de la ciudad merecedor de todos los elogios. Su variedad vegetal, su pasado, la sala de Exposiciones, el Palacio de los Villalones, el agua, sus paseos, su frescor. Un oasis en el centro del desierto de cemento que es la ciudad. Y un pulmón para regenerar el aire contaminado de la antigua Vía Augusta, dirección Puerta de Roma.

Cresta de Gallo (Eritrina crista-galli)

Su variedad vegetal va desde la hermosa Jacaranda (Jacaranda mimosifolia), pasando por los naranjos (Citrus)variados, de los que tiene varias especies, el Almez (Celtis australis) majestuoso, su Palmera canaria (Phoenix canariensis), el Pino carrasco (Pinus canariensis), los granados (Púnica granatum), el Kaki (Diospyrpos kaki), y la espectacular Cresta de Gallo (Eritrina crista-galli). Todo ello sin olvidarnos de otras especies más corrientes y una gama de rosales exquisita.

Flores del Cresta de Gallo (Eritrina crista-galli)

Su pasado; desde el circo romano, desde la perspectiva del templo de Claudio Marcelo, al lado de la Vía Augusta, con la paralela llegada del acueducto que surtía de agua a la Córdoba romana. Luego barrio almohade, como lo atestiguan sus restos. Huerto de San Pablo, en la dominación cristiana. Desamortización y compra por los Villalones, hasta la adquisición por el Ayuntamiento.

Perspectiva de la Sala Capitular


Su antigua noria de un rico pozo. Testigo de susurros de enamorados y furtivos besos. Frontón en su patio, ahora cesta de baloncesto y multitud de paseos variados en espera de aperturas que deben ser próximas hacia Capitulares. Juegos infantiles y, hasta el sonido cinematográfico de las noches de verano del Coliseo San Andrés, su vecino de pared. Los residuos de San Pablo con la Sala Capitular, sala noble de exposiciones donde las halla. Su plaza recoleta con la fuente.

Parte trasera del Palacio

Esperemos que un mantenimiento acertado, y una discreta vigilancia, impidan que se deteriore, más de lo justo e inexorable. Ya tuvo episodios de vandalismo el acceso al pozo, y alguno de los servicios. Son inevitables las marcas de los grafitis en las paredes, muchas de ellas groseras, que no pueden competir con las delicadas y agradables del mismo entorno en otros patios. Los grafitis son excelentes artistas cuando hacen arte, nada más.

Palmera, cipreses y otras especies arbóreas.

Esta primavera está maravilloso el Jardín de Orive, el color es insultante, la jacaranda le da el toque distinto, de finura, y la Cresta del gallo lo hacen único, con su tronco sujeto con ladrillos.
Jardín de Orive, oasis de luz, color, aroma e historia en el centro de la ciudad.


Unas hermosas rosas.


Fotografías del autor.

lunes, 24 de mayo de 2010

ZITMAN EN ESPAÑA “Cornelis Zitman, Escultor”




"He encontrado en la escultura un refugio, y la utilizo para crear, en forma íntima, personajes y situaciones cuya presencia ilusoria se deriba de una realidad de la cual me siento privado, excluido y que me acobarda al mismo tiempo. La escultura responde en mi casa a una necesidad de narrar como un escritor lo que descubro y observo a mi alrededor. Cormelis Zitman, 1968"


Exposición

En el marco incomparable de la Sala Capitular de Orive, se está exponiendo una singular exposición escultórica, que estará expuesta desde el 6 de mayo hasta el 26 de junio. Merece la pena visitarla por su originalidad, a mi desde luego me ha impactado por ello. Dice Cornelius en su Web :


"En la vida social caraqueña de los años 50, era habitual salir a reuniones, noches mundanas, cocktails. Eran clases sociales acomodadas, intelectuales, burguesas, que recibían calurosamente. Siempre tenían unas indiecitas que hacían todas las labores de la casa y nos ofrecía una bandeja de aperitivos con una educada sonrisa.

Un día me perdí en una de esas casa y abrí la puerta de la habitación de una de las sirvientas. El cuarto estaba vacío, sólo una cama amueblaba el reducido espacio. Imaginar la vida de esas pobres indias fué lo que me llevó a hacer la Cama pequeña y después la Cama grande."



"CORNELIS ZITMAN (1926)

Hijo de una familia de constructores de Leiden, asistió a la Academia de Bellas Artes de La Haya. Cuando en 1947 la defensa del imperio colonial holandés amenazaba con llamarlo a las filas, huyó a Venezuela. Allí montó una fábrica de muebles y siguió dibujando en sus ratos libres. Durante su estancia de tres años en la isla de Grenada, Zitman comenzó a crear esculturas inspirándose en la población nativa. A Continuación vivió otros tres años en Holanda, aprendiendo las técnicas de fundición con el escultor Starreveld.

En 1964 la Familia Zitman se estableció en un antiguo molino de caña de azúcar ubicado en las colinas que rodean Caracas. El trapiche se ha convertido en un lugar casi mítico dónde sus esculturas –la raza zitmaniana- han evolucionado junto a la arquitectura y la voluptuosa naturaleza del entorno.

La primera obra escultórica de Zitman se exhibió en 1968 en el principal museo de bellas artes de Caracas. Poco después el escultor recibió una visita de Diana Vierny, la famosa modelo de diversos artistas que había establecido una próspera galería de arte en el Paris de las posguerra y fundó el Musée Maillol en 1995. La visita de Vierny no sólo desembocó en la adquisición de muchas de sus obras, sino que marcó el comienzo de su carrera internacional, ya que organizó exhibiciones de su cher sculpteur por todo el mundo.



Mujeres sentadas

El arte de Zitman no se constituye en lo simbólico sino en la alegoría; inventa mitologías contemporáneas. Sentarse, estar sentada, se convierte en una fenomenología de la presencia en el mundo. La mayoría de sus mujeres están esperando o parecen esperar a alguien o algo. Relaciona la espera con una acción. Esperar, estar sentado, es una de las grandes claves del comportamiento humano.


Cronología
1926 Cornelis Zitman nace el 9 de noviembre en Leiden, Holanda, en una familia de constructores.
1941 A los 15 años ingresa en la Academia de Bellas Artes de La Haya.
1942 Estudia Pintura Libre en la Academia de Bellas Artes de La Haya.
1947 En desacuerdo con las acciones políticas holandesas en Indonesia, rehusa hacer el servicio militar y abandona su país, al que ama profundamente. Llega en septiembre a Venezuela en calidad de marino de un petrolero sueco y se establece con su hermano, para entonces empleado de la Shell.
1948 Llega de Holanda su prometida, Vera Roos, con quien se casará el 15 de octubre.
1949 La pareja se instala en Caracas. Viven de pequeños trabajos, diseño y pintura de letreros y dibujos de construcción. Trabaja en una fábrica de muebles de la que se convierte en director. La fábrica se llama Tecoteca y prospera rápidamente.
1951 Trabaja ocasionalmente en pequeñas esculturas, como Mujer sentada, realizada en Coro, en 1948. Con ella obtiene el Premio de Escultura del Salón de Artes Plásticas en Caracas.
1958 Exposición en la Galería de Arte Contemporáneo de Caracas. Experimenta una crisis existencial que desemboca en la decisión de abandonar la fábrica y comenzar una nueva vida. Se instala en la isla de Granada con su mujer y sus dos hijos. Retoma la pintura y afirma su carácter de escultor. Allí conoce a Daniel y Suzanne Rothenberg, de Boston, quienes se convertirán en amigos y coleccionistas de su obra.
1961 Viaja a Boston, Estados Unidos, para participar en una exposición de pintura y diseño en la Galería Gropper. Ese mismo año, regresa a Holanda con el deseo de estudiar las técnicas de fundición, para fundir sus propias esculturas.
1964 Trabaja en la fundición de Pieter Starrevelt en Amersfort, Holanda, y regresa a Venezuela.
1967 Obtiene el premio de escultura «Julio Morales» en Valencia, Venezuela.
1968 Gran exposición individual en el Museo de Caracas. Conoce a Alí Piñango, un joven venezolano de 15 años, amigo de su hijo Lorenzo, que será su mano derecha hasta el día de hoy.
1969 Conoce a Dina Vierny, quien visita su taller, y a Biaggio Campanella, escultor y fundidor italiano que, hasta su jubilación en 1998, será su principal fundidor.
1971 Exposición de esculturas y dibujos en la Galerie Dina Vierny de París. Obtiene el Primer Premio de la Primera Bienal de Escultura de Budapest.
1972 La obra de Zitman alcanza un gran éxito en la Feria de Arte 72 de Basilea.
1973 Exposición de dibujos en la Galería d’Eendt de Amsterdam.
1974 Exposición de dibujos y esculturas en la Galería d’Eendt de Amsterdam. Un museo holandés y el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas adquieren varias obras. Realiza una escultura de gran formato, Les Girls, para The Mall at Chesnut Hill de Boston.
1975 Exposición de dibujos y esculturas en la Galería Doblug de Oslo.
1976 Gran exposición retrospectiva de la obra escultórica en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.
1977 Exposición de dibujos y esculturas en la Galerie Dina Vierny de París. Exposición en la Galería Monte Avila, Bogotá, junto con Botero y Wiedemann.
1979 Exposición de dibujos y esculturas en las galerías Sindin de Nueva York y Tokoro de Tokio.
1980 Exposición colectiva ‘11 Escultores’ en el Museo de Arte de Maracay, Venezuela.
1981 Exposición de dibujos y esculturas en la Galerie Dina Vierny de París. Obtiene el premio de adquisición del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, Bienal de Artes Visuales de Venezuela, Caracas.
1982 Invitado de honor del Salón de Arte Nacional del Museo de Arte de Barquisimeto, Venezuela. Obtiene el premio especial Korato Takamura Grand Prize Exhibition, del Museo Hakone de Tokio, Japón.
1983 Exposición individual de esculturas y dibujos en el Museo de Arte de Maracay, Venezuela. Recibe la visita del Dr. Theo Scholten quien, diez años después, inaugurará el Museo Beelden aan Zee de Scheveningen, Holanda.
1984 Exposición colectiva ‘Arte en Bronce’ en la Galeía Artehoy, Venezuela.
1986 Exposición individual de esculturas y dibujos en la Galería Tokoro de Tokio, Japón.
1987 Expone 40 esculturas y 20 dibujos, con el montaje del arquitecto Domingo Álvarez, representando a Venezuela en la Bienal de Sao Paulo, Brasil.
1988 Exposición de la representación venezolana en la Bienal de Sao Paulo 1987 en el Museo de Bellas Artes de Caracas, Venezuela.
1988-1989 Exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, Colombia.
1989 Exposición en el Musée Campredon de L’Isle sur la Sorgue, Francia.
1995 Conoce a James Mathison, joven escultor venezolano y a José A. Fernández, otro joven artista. En el taller de fundición de ambos serán tratadas las esculturas de Zitman a partir de la jubilación de Campanella. Continúa exponiendo en Venezuela y presentando su obra en ferias internacionales hasta el día de hoy.
2006 Gran exposición retrospectiva en el Museo Beelden aan Zee de su país natal.
2008 Exposición “Zitman y su Tribu”, en la Casa Museo de Venezuela en España, Beas, España.
2008 Exposición “Zitman en España”, en el Museo de Huelva, Huelva, España.
2009 Exposición “Zitman en España”, en la Sala Santa Inés, Sevilla, España.
2010 Exposición “Zitman en España”, en la Sala Orive, Córdoba, España."

Sala Capitular de Orive


Vídeo de la Exposición.





Textos de la exposición.
Fotografía de Cornelius Zitman y en el taller de su Web, resto de fotografías y vídeo del autor.