sábado, 29 de enero de 2011

LA INFORMACIÓN EN LA CÓRDOBA DECIMONÓNICA.

Barbería con instrumental del XIX

Si nos trasladamos a principios del siglo XIX o a finales del XVIII, debemos decir que se publicaba muy poco en nuestra ciudad, me refiero a prensa, si a ello le sumamos los niveles de analfabetismo existentes. Por ello la pregunta elemental es ¿Dónde estaban los centros de información? ¿Dónde se canalizaba lo cotidiano para encauzarlo después oralmente? Entre otros menores, los más importantes centros de información estaban en las barberías, eran los lugares por excelencia donde los parroquianos acudían regularmente, y donde siempre había algunos ociosos dispuestos a recibir y trasladar.

Como podemos manejar una máquina virtual del tiempo, en la que podemos a voluntad hacer lo que en lenguaje cinematográfico se llama flashback, o escena retrospectiva, es decir, dar saltos de delante a atrás en la línea del tiempo o flashforward, salto hacia delante al futuro de la narración, nos trasladamos ahora a los cincuenta del siglo XX, en los que seguían siendo los centros de distribución de noticias las barberías. La de mi abuelo Rafael Carreras y mi tío Fernando, era en ese tiempo el centro de información del barrio de la Mezquita. Allí siempre estaba reunida la parroquia y nunca mejor dicho, por la afluencia de curas y canónigos del Cabildo. Cuando se referían a un cura que se decía era homosexual le llamaban con la frase en latín, posiblemente venida de otro cura,  “sum et omnia” que puede traducirse como todo tuyo, evidentemente una traducción patatera. Lo cierto es que si te decían fulano es sumetomnia, todo seguido, ya sabias a lo que se referían. Evidentemente cuando se marchaba el canónigo de turno, es cuando salían a relucir sus inclinaciones sexuales en clave, que justo es decirlo, los mayoritarios eran de lo más hetero. También era lugar de reunión de la ciencia del momento, en las personas de los Enrique Barranco y Don Lorenzo.


Los distintos portavoces estaban siempre dispuestos para el traslado de las distintas noticias generadas allí, o para investigar algunas de las que existían pequeñas dudas. La lectura del periódico local era obligada. En esos años la presente era la prensa del movimiento, con su cabecera con el emblema falangista sacado del de los Reyes Católicos, en esa ansía de recuperar el pasado imperialista en el que se miraba el fascismo. Algunos lunes se leía el España de Tanger, que era un poco más aperturista hasta donde dejaba el régimen. Ello sin olvidar el truculento El Caso, donde la noticia sanguinolenta negra, con su corte de crímenes pasionales, levantaba el estupor. Del local lo más llamativo eran las esquelas mortuorias, valorando la edad de los que se habían ido, y la categoría económica, en función del tamaño de éstas. Las noticias políticas no se podían comentar con la variada clientela, algunas se intercambiaban selectivamente en esa especie de rebotica que eran las escaleras de subida a las viviendas, en el rellano de la bajada al sótano, allí con una escusa determinada se comentaba lo secreto.

Nuevamente hacemos uso del  flashback y nos vamos a las postrimerías del XVIII y comienzos del XIX. En aquellos rincones propiedad de Fígaro, como llamaba mi padre a su cuñado, mi tío, se realizaban múltiples trabajos, además de los normales de rasurado de barba y corte de pelo, sin dejar a un lado el afeitado de la tonsura romana, cuya dimensión no pasaba del tamaño de una moneda de real, un admirable círculo  perfecto, luego estaban las sangrías y la extracción de piezas dentales a lo vivo. También eran una especie de casino, con el juego de damas en una silla, en imitación del tres en raya del circo romano tallado en la losa del asiento, pero este de quita y pon. O inclusive tocar una guitarra. Sin ir más lejos, en una conferencia sobre la guitarra de concierto, basada en la tesis de grado, de un joven profesor de guitarra, Gabriel Muñoz, en el Patio del Palacio de Orive, citó, entre otras cuestiones que Francisco Sánchez Cantero, natural de Cádiz y Paco Díaz Fernández, Paco de Lucena, ambos barberos, fueron de los primeros concertistas de guitarra flamenca de nuestra historia. Luego, también la difusión musical estaba ligada a la barbería, cuidado, y al cante, porque mi abuelo Rafael estaba dotado también del duende del cante flamenco antiguo cordobés, como certificó el escritor Eugenio Noel.

"Zapatero remendón" de Anton Rotta.

Otras noticias de menor calidad que las procedentes de las barberías, se generaban o encauzaban en los portales de zapateros remendones, éstas, no sabemos por qué, estaban en el escalón del rumor o chisme. Posiblemente por la calidad de las corresponsales, la rapidez de su difusión, el no tener contraste, la inferior cultura “periodística” o vaya usted a saber, lo cierto es que eran de bastante inferior categoría las procedentes de esos portales. Otros lugares de importancia pero por encima de la calidad informativa de las barberías era las de las reboticas de farmacia, allí el nivel cultural era mayor; el boticario normalmente un estudiado, el médico, algún prócer o marqués venido a menos, y algún militar retirado o en activo eran los que formaban la tertulia. Como se podrá ver era más elitista. En estos casos el contenido era conocido por el mancebo que se encargaba, casi siempre a medias tintas, de distribuir a otros escalones, el comentario de la trastienda.

La rebotica de G. Ramos

Otros sistemas de corresponsalías eran bastantes eficientes. Algunos parroquianos por dedicarse a la carga y descarga, frecuentaban las paradas de diligencias o vehículos de línea, donde conocían de primera mano la noticia que traía el viajero, o la vicisitud del viaje. Algunas veces un asalto de bandoleros en la ruta serrana, alguna partida de revolucionarios, o el conocimiento de eso tan innato en nuestro país, como han sido siempre las sonadas militares, ocurridas en la capital del reino. Cuando a la barbería llegaba por ese conducto algún periódico capitalino, o mucho más un panfleto revolucionario, se guardaba especialmente, y no a todos los parroquianos se les facilitaba la información.

Con algunas publicaciones políticas pasaba en ese tiempo, como en el nuestro –ahora utilizamos el flashforward-, cuando llegaban las primeras barajas de cartas que, en los cincuenta y sesenta del siglo pasado, habían traído de centro Europa, concretamente de Alemanía algunos emigrantes, y que se enseñaban como los jugadores en una partida ven las suyas antes de hacer un envite. Alguna vez, el nene del cepillo para clientes acabados, pudo ver algún naipe y deleitarse -con previsiones onanistas por su contenido, aún a riego de cegera-, con unas exuberantes teutonas y tetonas a la vez, en pequeñas braguitas que no eran las que veías normalmente en los tendederos de tu casa.

La sacristía.

No podemos olvidar –flashback ahora- los lugares de información como eran las sacristías, donde curas y sacristanes menos, intercambiaban información del barrio y sus menesteres, con el oído siempre alerta y fino del monaguillo conocedor de la mayoría de las interioridades de la casa, y de alguna que otra visita “espiritual” de alguna parroquiana necesitada de “paz interior”. En el verano los lugares de tertulia e intercambio informativo se trasladaban a las puertas de las casas, patios, o a otros centros de reunión públicos, plazuelas, como por ejemplo en el barrio de la Mezquita al recinto del Triunfo de la Puerta del Puente, anexo a San Pelagio, donde los mayores se reunían. 

Fuente del olivo de Lucien.

Otros sitios importantes eran las fuentes donde la mocitas y maduras iban a recoger el agua con sus cántaros, como la del patio de los Naranjos de la Mezquita. En sus colas se comentaba, en la espera del turno, las crónicas especiales del barrio; la infidelidad de turno; el noviazgo iniciado o concluido; el embarazo no deseado; la borrachera de algunos y el maltrato infringido a su conyugue. Es cierto que estas eran informaciones muy localistas o localizadas. Hoy en día esas informaciones de braga y bragueta son mucho más universales, y más lejanos y cercano a la vez,  los intérpretes de cornamentas, abandonos y toda suerte de lances “taurinos”.

Cuentan las crónicas que había un tipo en Córdoba, que apodaban El Tío Rayo, ya en la frontera de la vejez pero bien llevada, que era un excelente reportero, por su habilidad en el desplazamiento a pesar de sus años. Si escuchaba un doblar de campanas acudía a conocer la identidad del finado y sobre todos sus posibles, que era lo más noticiable. Si el toque era del código de incendio, raudo y veloz iba al lugar del siniestro y se enteraba de los daños y si estos incluían desgracias para las personas. En época de riadas, conocía de primera mano el nivel de las aguas y trasladaba los datos a la barbería, sin necesidad de fax o correo electrónico y con nulo consumo energético, bueno si compensaba algo la chicuela de aguardiente que se tomaba en la taberna, a la vez que dejaba allí la información que le servía para no pagarla.

El Tío Rayo fue un corresponsal cordobés de calidad, a la vez que hacía de mandadero y corsario interior, servicios por los que recibía alguna retribución dineraria o en especie -comida de sobras- que le permitían poderse fumar un cigarro de a cuarto, o convidarse con sus amigos a unos medios de Montilla. Era un corresponsal poco sujeto a censura gubernativa o cierre de la edición porque de lo difundido oralmente, no quedaba copia. Vaya desde aquí nuestro homenaje a todos esos paisanos nuestros que, mantuvieron la información extraoficial a nivel de calle y especialmente a ese corresponsal desconocido como el Tío Rayo precursor con creces de las corresponsalías periodísticas.

Bibliografía: Según artículo de R. Montis.
Fotografías: Obras de Lucien, G. Ramos, A. Rotta,Urrabieta

jueves, 27 de enero de 2011

HOSPITALES EN CÓRDOBA EN 1752, SEGÚN EL CATASTRO DE ENSENADA.

Hospital de San Sebastián (foto:Artencordoba.com)

En una anterior entrada hablamos de la sanidad cordobesa en 1853, fecha en la que se editó el diccionario enciclopédico-geográfico de Madoz, donde figuraban los datos que recopilamos entonces. Estos son del Catastro de Ensenada. Los datos de la antigüedad siempre están en libros, documentos o en la memoria oral de las personas, no podemos inventarlos so pena que lo que pretendamos sea ficción. Una cosa es la fiabilidad de esos datos y otra la interpretación que cada uno haga de ellos.

Hay que añadir que los hospitales en Córdoba no eran lo que conocemos en la actualidad. Un hospital podría ser una habitación con cuatro camas para atender un determinado segmento de la población, exclusivo, creado por una pía señora o pío señor, normalmente para expiar alguna autoculpa. Mucho pío parece, pero normalmente era así. La inquietud de los gobernantes era mínima, era la caridad el elemento dominante.


En la noche de los tiempos los hospitales diferían de los actuales, su nombre procede del latín “hospidium”  que significa hospedaje. No existía la cultura de la hospitalización, normalmente el enfermo era atendido en su casa, y todo era por dinero, lo que evidentemente casaba perfectamente con el poderoso.  Eran establecimientos de atención a pobres y necesitados sin medios e inclusive sin apoyo familiar. La literatura los ha descrito como; “mansiones de penas” y “sima de la miseria”, eran lugares de sufrimientos y a los que se iba seguramente, la mayoría de las veces para morir

Veinte es en total la cantidad reseñada. Un siglo después sólo cuatro, y siguen aproximadamente los mismos en la actualidad, ciento cincuenta y ocho años después, sin contar las clínicas privadas, que desde luego no tienen la posibilidad de estancia, antes si la tenían. Ciudad Sanitaria, el General, San Juan de Dios, y la Cruz Roja, ah, Los Morales, si se puede llamar a este último aún hospital, y una casa de locos casi sin clientela, afortunadamente, por la política seguida de instalar a los enfermos en pisos tutelados.

La treintava pregunta del Catastro de Ensenada obtuvo la siguiente respuesta:

30ª. Si hay Hospitales, de qué calidad, qué Renta tienen, y de qué se mantienen.

A la trigésima digeron que en esta Ciudad hai veinte y un hospitales:

—el uno, con el título de San Juan de Dios, al que le consideran de renta anual veinte mil reales, que se distribuyen en la curación de enfermos que padecen fiebres continuas o intermitentes, a excepción de accidentes contagiosos;

—otro con el de San Antonio Abad, que le consideran de renta anual tres mil y quinientos reales, que se deven distribuir en la curación de enfermos de malfuegos de San Antón;

—otro, con el título de San Bartholomé, al que le consideran de útil anual once mil reales, que están destinados para la curación de mugeres pobres que padecen fiebres, a excepción de los contagiosos en los quatro meses desde primero de junio hasta fin de septiembre de cada año;

—otro con el título de Jesús Nazareno, que le consideran de renta en cada un año cinco mil y quinientos reales, los que, con las demás limosnas que adquiere, se distribuyen en la manutención de mugeres pobres ympedidas;

—otro del Santo Jesucrispto de la Misericordia, donde se curan enfermos eticomensécticos, el que no han podido adquirir noticia goce renta alguna, y sí que se sobstiene con la limosna que le contribuye la piedad cristiana;

—otro con el título de San Sebastián, al que le consideran de renta anual treinta y dos mil doscientos y cinquenta reales, para la curación y manutención de enfermos de llagas gálicas y combalecencia de uncionados;

—otro con el título de Hospital General, al que le consideran de útil anual sesenta y quatro mil y setecientos reales, para la curación y manutención de pobres enfermos de fiebres y eridas;

—otro que se nomina de Antón Cabrera, al que le consideran de renta anual doce mil y quinientos reales, que se aplican a la curación y manutención de enfermos de humos gálicos en los meses de abril o mayo;

—otro con el título de San Francisco, de combalecientes, al que le consideran de renta anual veinte y cinco mil quinientos y cinquenta reales, que se convierten en mantener los enfermos combalencientes del Hospital General;

—otro con el título de San Jacinto, donde se mantienen pobres incurables, y le consideran de renta anual cinco mil y quinientos reales, con los que, y otras muchas limosnas, se sobstiene el gran número de pobres que hai en él;

—otro con el título de la Caridad de Nuestro Señor Jesucrispto, que le consideran de renta anual diez y nueve mil reales de vellón, que se distribuyen en la curación y manutención de pobres enfermos de heridas y fiebres, a excepción de los accidentes contagiosos;

—otro con el título de San Christóbal y Santa María Magdalena, que oy llaman del Amparo, y está destinado para recogimiento y manutención de mugeres públicas, al que le consideran de renta anual mil y ochocientos reales;

—otro que llaman de Peregrinos, en que se recogen y dan cama a los que transitan por esta Ciudad en romería a los santuarios de España y fuera de ella, al que le consideran de renta anual mil y doscientos reales;

—otro que llaman de los Locos, que tienen noticia se erigió para curación de enfermos pobres vergonzantes, hospedar peregrinos y también para recogimiento y curación de dementes, y que se halla dotado con copiosas rentas y oy no está en uso, y ignoran a qué cantidad ascienden, por percivirlas y administrarlas indistintamente con otras el marqués de Cullera, conde de Santa Cruz de los Manueles y de la Corzana, vecino de la Ciudad de Ecija, como patrono de dicho Hospital;

—otro con el título de San Andrés, al que le consideran de renta anual seis mil reales, que se distribuyen en la manutención de pobres ancianos, aunque tienen noticia ser para incurables;

—otro con el título de Santa María de los Huérfanos, que llaman de los Ríos, al que le consideran de renta anual diez y siete mil reales, que se convierten en alimentar los parientes pobres de D. Lope Gutiérrez de los Ríos, su fundador;

—otro con el título de Nuestra Señora de la Encarnación, que llaman de los Ciegos, al que le consideran de renta anual quatrocientos reales, que tienen noticia se convierten en el culto de dicha ymagen y sufragios por las ánimas de los ciegos de esta Ciudad, con obligación de hospedar a los forasteros que vienen a ella también privados de la vista;

—otro con el título de San Joseph, que están informados se erigió para recogimiento de niños perdidos, lo que no está en uso, ni de presente disfrutan renta alguna;

—otro con el título de San Bartholomé, que se instituyó para havitación de quatro mugeres pobres, que de presente permanecen, y que no les consta permanezca renta alguna, y sí que está al cuydado y dirección de la Cofradía del Santísimo y San Bartholomé de la Parrochial de Santo Domingo de Silos la conservación del citado fin;

—otro con el título de Nuestra Señora de Consolación, al que le regulan de renta anual dos mil reales, que tienen noticia se distribuyen en sufragios por las ánimas de los hermanos de la Cofradía fundada en dicho hospital que dejaron la expresada renta, y en caso de sobrar alguna cantidad, se reparte en limosnas a viudas pobres de cofrades de la misma Cofradía;

—otro con el título de San Bartholomé, que oy llaman del Padre Posadas, el que de último estado está dado para hospedería de los pobres del convento de Scala Coeli y el que no goza de renta alguna.

Asimismo dijeron que en las diez y nueve jurisdicciones despobladas no hai cosa alguna conducente a esta pregunta.”



Esta fue la relación que se le dio al Catastro de Ensenada. Salvo pequeña duda en alguno, sabemos la antigua ubicación de casi todos, pero en realidad lo interesante es el número, su fin concreto y su renta, lo demás obligaría a una detalla descripción de cada uno de ellos, que conllevaría una gran extensión de la entrada.

Bibliografía: Catastro de Ensenada.
Fotografías: artencordoba.com y la red.

EQUO, VERDE, TODAVÍA VERDE, PERO ÉSTE ES EL COLOR DE LA ESPERANZA




Día 26 de enero 19,30 h. con algo de retraso. El salón de la Escuela de Relaciones Laborales lleno. ¿Qué lo llenó, la curiosidad, la ilusión, la necesidad de algo…? En principio estimo que la curiosidad, allí había algunos residuos de antiguas organizaciones políticas, o antiguos residuos de organizaciones políticas. ¿Qué buscaban? Muchos lo de siempre, pero la verdad es que es dificil precisarlo, pero estaban.

Rosa Colmenarejo presidía y Pepe Larios era un poco el introductor de embajadores, la estrella Juan López de Uralde. Las presentaciones de rigor, y Juan López tomó la palabra. Describió el proyecto EQUO a mi disgusto con demasiados frentes, en un mundo desconocido de cifras, de tantos por ciento. La opinión generalizada es que no tuvo mucha garra, no enganchó. Por eso del titular (idea de Alberto), coincidimos en ello, pero claro él es un profesional. La mayoría queremos algo, necesitamos algo, cambiar el modelo, por eso lo del “color de la esperanza”. Nos resbala lo que hay.

La mesa de la presentación; Pepe Larios, Rosa Colmenarejo y Juan López de Uralde

Un debate con preguntas, algunas más interesantes que otras, como es natural. Tardó el respetable (perdón por la expresión taurina) en calentarse para preguntar. A las mujeres les tuvo que dar Rosa una “regañina” por su escasa participación, esto sigue siendo un mundo de hombres… lamentablemente. Las respuestas; muchas académicas, muchas frías sin garra, como el conjunto. Juntar a doscientos ilusionados, curiosos, desengañados, en esta ciudad no es fácil. Hay caldo de cultivo, pero seguro se fueron con muchas interrogantes.

Juan López durante el debate.

Hay que ver qué ocurre. Yo salí preocupado por mis nietos ¿Qué mundo le dejaremos? Eso está ahí y parece cierto y a uno le preocupa más, lo más directo. Pero sigo diciendo que demasiados frentes. La izquierda al uso sólo tenía la lucha por el cambio de la sociedad, era un cajón de sastre desde luego, pero eso enganchaba. Me pregunto ¿cómo se pondrán de acuerdo todos esos pequeños grupos, casi atómicos, en los que está convertida la lucha ecologista de este país? Que además me pareció que no estaban todos en la sala. Que coctel saldrá de la coctelera. Es bastante complejo. Afortunadamente el enemigo es el común, el capital, siempre esa lacra.

La primera prueba de fuego de EQUO está a la vuelta de la esquina, las elecciones municipales. La verdad es que necesitamos algo que ilusione, que recupere perdidas esperanzas, pero… ¿es este proyecto el que las generará? Muchos interrogantes. Juan López dijo que el fracaso es una opción. Esperemos que no lo sea mucho. Suerte y al... no, al toro no, suerte que el camino es largo. Habrá desde luego que estar atentos, pero de momento… en mi opinión todavía verde ¿demasiado? el tiempo nos lo dirá. 

lunes, 24 de enero de 2011

UN DIVORCIO POR VIOLENCIA DE GENERO Y UNA SEPARACIÓN DE PAREJA DE HECHO DE MUTUO ACUERDO EN EL SIGLO XV

El amor amansando a la violencia (Boticelli)


PODER PARA LA GESTIÓN DE UN DIVORCIO POR "VIOLENCIA DE GÉNERO", (15/06/1494)

Son muchas las curiosidades que se encuentran en el Archivo Provincial y que merecen la pena publicar. Son cuestiones domésticas como las que se viven en nuestros días, que demuestran la enorme similitud de la vida, y que los problemas de la misma en el medievo, son muy similares a los actuales. Como muestra dos de ellas.

"En Córdoua quinse días de junio de noventa e quatro años. Catalina Ferrándes, mujer de Diego Rodrigo de Portechuelo, vesina moradora en Córdoua en la collaçión de Santa Marina otorgó su poder a Alfón Rodrígues de Vaena, vesino desta cibdad, espeçialmente para que pueda paresçer por ella e en su nombre ante el señor obispo desta cibdad e su provysor o vicarios sobre diuorçio e apartamiento del dicho su marido por la mala vida que le da, e pueda presentar todos e qualesquier escriptos e petiçiones e presentar testigos e prouanças e faser todas e qualesquier actas e diligençias que al caso conuengan e sobre la dicha rasón cunpliere e menester fuere e tal e tan conplido poder commo ella tiene. (...)"

Prouança = Prueba que jurídicamente se hace de una cosa.

Catalina Ferrándes, esposa de Diego Ropdrigo de Portechuelo vecina del barrio de Santa Marina, otorga un poder a Alfón Rodrigues de Vaena, vecino de Córdoba para que pueda comparecer en su nombre ante el Obispo o su provisor o vicario sobre divorcios, y apartarse de su marido por la mala vida que le da, y que pueda presentar todos los escritos y peticiones y presentar testigos y pruebas judiciales y hacer cuantas actas y diligencias que convengan sobre la dicha razón y cumpliera tal y como si ella fuere.

Esta es más o menos la traducción "patatera" de ese castellano medieval del año 94 del siglo XV. Como siempre decimos no hay nada nuevo bajo el sol, Catalina, hasta el moño de Diego Rodrigo decide separarse de él de una vez por la mala vida que le da, recurre a un profesional, le otorga un poder para que éste pueda ejercerlo ante la autoridad eclesiástica. Lo curioso es que la Iglesia en esos años no aplicaba como ahora la indisolubilidad del matrimonio, bueno ahora en realidad a artistas y adinerados tampoco, otra cosa es con los pobres.

En Derecho Canónico el Canon 1056 dice: "Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento."


UNA RUPTURA DE PAREJA DE HECHO CIVILIZADAMENTE HACE 532 AÑOS

Un llamativo acuerdo entre una pareja en Córdoba el dos de abril de 1479, cuando faltó la ”affectio maritalis” pero sin ”maritalis”, es decir sin papeles.

"En dos días de abril año setenta e nueve años Cristobal, fijo de Ferrando Sánches, veçino en Córdoba en la collaçión de Santa Marina, e Isabel Lópes, fija de Alonso Ruys de Castro, veçino en la dicha cibdad en la collaçión de Sant Llorente, amos a dos e cada uno dellos dixeron que por quanto avía dos años poco más o menos tiempo que estavan en uno abarraganados syn ayer entre ellos palabras de matrimonio saluo en una compañía de mesa e cama e que por se quitar de pecado amos a dos e cada uno dellos dixeron que fasta aquí les plasía de estar en una compañía e que de aquí adelante que cada uno buscase su vida commo mejor les vinyese. Por ende que se davan e dieron el uno al otro e el otro al otro por libres e quitos commo aquellos que son esentos e non se podían apremiar e otorgaron de lo ayer por firme e de non yr nin venir el uno contra el otro e el otro contra el otro en juysio nin fuera del so pena de dies mill mrs. el que lo contrario (fisiere) para la parte obediente e para lo (conplir) obligaron a sy e a sus bienes avidos e por ayer e amas las partes otorgaron dos cartas en un tenor con renunçios e firmesas bastantes."

amos a dos = ambos

El dos de abril de 1479, Cristóbal hijo de Ferrando Sánchez, vecino de Córdoba en el barrio de Santa Marina, e Isabel López hija de Alonso Ruiz de Castro, vecino de san Lorenzo(¿?) ambos y cada uno de ellos dijeron que llevaban unos dos año abarraganados sin que hubiera habido promesas de matrimonio, salvo comer y acostarse juntos, y que por quitarse de esa situación de pecado, dijeron hasta aquí hemos llegado, y que habían decidido tirar cada uno por un lado y buscarse la vida. Otorgaronse el uno al otro la "carta de libertad" y decidieron no ir uno en contra del otro ni denunciarse so pena de tener que pagar diez mil maravedíes al otro el que lo hiciese. Otorgando para ello unas cartas de renuncia con el aval de sus bienes.

En suma un ejemplo de una separación civilizada hace quinientos treinta y dos años.

Bibliografía: APC.. Of. 14. Leg. 27, Cuad. 5, fol. 48v./ A PC.. Of. 14, Leg. 13, Cuad. 4, fol. 2r.
Fotos de la red: Boticelli, andreu.com.

domingo, 23 de enero de 2011

RELACIÓN DE INSTITUCIONES RELIGIOSAS EN 1752 EN CÓRDOBA

Iglesia del Convento de Santa Clara (Rey Heredia)

Primero empezar diciendo que, en el año 1752 se realizó -ahora se llamaría una encuesta-, un trabajo para elaborar el Catastro de Ensenada que desembocó en las Respuestas Generales, y ello arrojó toda una gran documentación adicional que acompañaba a la investigación.

En la Web del Ministerio de Cultura del Gobierno de España se puede leer el Estudio Institucional del que se extraen los siguientes párrafos:

“El Catastro de Ensenada fue el paso previo a una reforma fiscal, que no se llevó a efecto, cuyo propósito era simplificar las vigentes y complicadas rentas provinciales y sustituirlas por una Única Contribución "a proporción de lo que cada uno tiene, con equidad y justicia". Para conocer la renta real de las personas, lugares, provincias del Reino, era necesario hacer previamente una "averiguación" universal de todos los bienes de los vasallos, sin excepciones, también de los eclesiásticos y de los nobles. El Catastro, se realiza a partir de las declaraciones individuales, que se hacían cabeza a cabeza, tanto unidades familiares, como institucionales. En esto consiste el Catastro: declaraciones de bienes de los titulares, comprobación de la veracidad por la Administración con ayuda de los peritos y técnicos, constitución de los libros donde se registraba todo, cálculo del valor fiscal de esos bienes, establecimiento de los estadillos de resumen de cada pueblo (separando los legos y eclesiásticos) y a su vez de cada provincia. Todo ello para calcular la renta local, la provincial y la del Reino.”

Plano de la ciudad de Córdoba para el Catastro de Ensenada

“…se contaron las colmenas, cada una de las cabezas de ganado; se obtuvieron las tazmías de cinco años; los cabildos, monasterios y nobles tuvieron que desempolvar legajos de sus archivos para hacer copiar y autentificar los documentos en los que figuraban sus ancestrales privilegios; no quedó casa, ni corral, ni tienda sin medir, ni cuba de vino sin cubicar; en muchos pueblos hasta se contaron los árboles".

“Dejando de lado lo que hubiera podido ser y no fue, al no implantarse la reforma fiscal, tampoco entró en vigor un sistema de registro de bienes, lo que entendemos ahora por catastro, en el que se hubieran ido reflejando los cambios por venta, herencia y otros, en las propiedades registradas. Sin embargo, el importantísimo volumen de documentos, a pesar de las pérdidas explicadas anteriormente, permite la más completa radiografía de la Corona de Castilla a finales del Antiguo Régimen.”

Convento de Corpus Christi (Ambrosio de Morales)

Es evidente que todos los estudios que hace cualquier gobierno son casi siempre destinados a la Hacienda pública, y siempre es para pagar impuestos, que se pagarían con complacencia escandinava si se supiera que la gestión es similar al apellido de la complacencia. Pero no siempre es así en estas latitudes, lo que justifica la desconfianza, la picaresca y toda suerte de trabas que seguramente pondrían. 

Por poner un ejemplo: en el bloque donde vivo, solicitamos una subvención para la rehabilitación del mismo a la Junta de Andalucía. Casi siempre he llevado yo el trabajo administrativo de las doce viviendas en comunidad, pues bien, era necesario documentar una serie de requisitos para que la solicitud, que era individual por cada vivienda, se uniera en un solo volumen que contuviera las doce. Uno de los vecinos, parado de los de toda la vida, con una pensión de miseria, por desconfianza se negó a presentar un certificado de Hacienda y perdió las treinta y tantas mil pesetas de la subvención. Otro siendo propietario, que estaba a la cuarta pregunta se negó a firmar la solicitud y perdió también la subvención, y otro que no había presentado ningún papel, al requerir a su Sra. madre de que que pasaba con ellos, la señora se permitió decir que estaban tardando en darle a su niño el importe de la subvención y que posiblemente se lo habría quedado el administrador eventual, es decir el "voluntario" que estaba dedicando su tiempo a averiguarles los dineros a los demás desinteresadamente. Ese es el paño que tenemos.  

Alminar de Santa Clara (Rey Heredia)

Con estos ejemplos de desconfianza del siglo XX, no tenemos nada más que trasladarlos al siglo XVIII, e imaginarnos lo que tendrían que sufrir los Intendentes que tenían que recopilar los datos. No obstante este es un estudio en el que puede uno hacerse a la idea de cómo era la vida en esos tiempos, de una forma aproximada, teniendo en cuenta las cautelas expresadas. Y si esos datos se los tenemos que sacar además a una Institución como la eclesial, apaga y vámonos.

Se hicieron 40 preguntas iguales en todo el estado, y la pregunta 39 que es la que vamos a desarrollar, decía:

30ª  Si hay algunos Conventos, de qué Religiones, y sexo, y qué número de cada uno.

A la trigésima nona digeron que los conventos que hay de uno y otro sexo son, a saver:

1. el Real de San Pablo, Orden de Predicadores, con ciento quarenta y seis religiosos;
2. el de los Santos Mártyres, de la misma Orden, con trece religiosos;
3. el de Santo Domingo Scala Coeli, extramuros de esta Ciudad, de la propia Orden, con doce;
4. el de San Pedro el Real, Orden de San Francisco, de regular observancia, ciento y uno;
5. el de la Arruzafa, extramuros, Recoletos de la misma Orden, cinquenta y dos;
6. el de Capuchinos, con quarenta y nueve;
7. el de San Pedro Alcántara, Franciscos descalzos, con quarenta y siete;
8. el de la Victoria, de los Mínimos de San Francisco de Paula, quarenta y quatro;
9. el de Madre de Dios, del Tercer Orden de Penitencia, con ochenta;
10. el de Nuestra Señora de la Merced, Redemptores calzados, con setenta y cinco;
11. el de Carmelitas calzados, con quarenta y ocho;
12. el de los Descalzos, con sesenta; estos cinco extramuros;
13. el de Trinitarios calzados, ciento y tres;
14. el de Descalzos, setenta y uno;
15. el de San Agustín, con ochenta;
16. el de Valparaíso, Orden de San Gerónimo, con quarenta y nueve;
17. el de San Juan de Dios, veinte y dos; estos dos extramuros;
18. el Monasterio de San Basilio, con treinta y seis,
19. el Convento de San Roque, Orden de Nuestra Señora del Carmen calzado, con veinte y ocho;
20. y el Colegio de la Compañía de Jesús, con quarenta y tres.

1. El Convento de Santa Ysabel de los Angeles, Orden de San Francisco, con veinte y una religiosas;
2. el de Santa Cruz, de la misma, con treinta;
3. el de Santa Ynes, de la misma, con veinte y cinco;
4. el de Santa Clara, con treinta,
5. el de Jesús María, Orden de San Francisco de Paula, con veinte y cinco;
6. el de Capuchinas, con veinte y siete;
7. el de Santa Ana, Carmelitas descalzas, con veinte y una;
8. el de la Encarnación Alta, benitas y bernardas, con treinta y seis;
9. el de San Martín, de la misma, con veinte;
10. el del Císter, de la misma, con treinta y dos;
11. el de las Dueñas, de la misma, con quarenta y ocho;
12. el de la Concepción, de la misma, con veinte y dos;
13. el de la Encarnación, de la misma, con treynta;
14. el del Espíritu Santo, Orden Dominica, con veinte y quatro;
15. el de Regina, de la misma, con sesenta y tres;
16. el de Jesús Crucificado, de la misma, con treinta y tres;
17. el de Corpus Christi, de la misma, con veinte y seis;
18. el de Santa María de Gracia, de la misma, con treinta y seis;
19. y el de Santa Marta, Orden de San Gerónimo, con veinte y cinco.

Asimismo digeron que en las diez y nueve jurisdicciones no hai cosa alguna perteneciente a esta pregunta.”

La copia es literal (sic), por lo que las faltas ortográficas son las que son en el modo de escritura de antaño. Y lo curioso de la pregunta es, con la Inquisición en su apogeo, como podrían contestar "de que religiones", suponemos que pretenderían preguntar de que ordenes religiosas.

Vista aérea de Santa Clara (Agustín Moreno)

Veinte conventos de religiosos y diecinueve de religiosas, que arrojan un total de 958 hombres y 551 mujeres (ahora con jota), si a estos les sumamos: 12 dependientes de la Audiencia Eclesiástica, 20 del Tribunal de la Inquisición, 8 del tribunal de la Santa Cruzada, 37 del Cabildo, 98 sacristanes, mozos de coro y acólitos, nos da una cifra de dependientes de la Iglesia de 1674 personas. 

Por otro lado los resultados de la ciudad respecto al personal sanitario, arrojan: 22 médicos, 21 cirujanos sangradores, 20 boticarios y 8 matronas. Un total de 71 personas dedicadas a la sanidad.

La población de la ciudad es difícil de precisar, porque en la pregunta 21ª  se contesta que: “consideran que la compondrá la población de esta ciudad de Córdoba diez mil vecinos, según la reflexión que han podido hacer, porque en su extensión y circunstancias no pueden decir cabalmente su número.”

Dice Aranda Doncel, que aplica en su libro Historia de Córdoba, un coeficiente de conversión de 3,41, obtenido en base a diversos estudios de población, de diferentes años y eso arrojaría una población de aproximadamente 34,100 habitantes. Si estimamos esa población y la dividimos por el personal eclesiástico nos da una relación de uno por cada 20,37 habitantes, si por el sanitario nos da uno por cada 480,28 habitantes, lo que se deduce que la salud del alma estaba mejor atendida que la del cuerpo. No está desde luego nada mal.

Bibliografía: Córdoba 1752 Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada.
Fotografías: del autor, de la Red desconocido el autor y del Catastro.

sábado, 22 de enero de 2011

LA INDUSTRIA DEL PAÑO CORDOBESA DE HACE CASI DOS SIGLOS


En Córdoba fue floreciente la industria del paño, dicen los textos que en la ciudad había no menos de seis fabricas de paños, que surtían al mercado andaluz, y sobre todo daban mano de obra a muchas familias. El paño o fieltro surge de  un conglomerado mediante vapor y presión, de capas de fibras de lana o pelo de algunos animales, sirviéndose de la propiedad que tienen de adherirse entre ellos. No hay trama ni urdimbre. Zapatillas, sombreros, alfombras, capotes y todo tipo de vestuario para el campesinado. Tintados después o no.

D. Francisco Miró, fue el propietario de la más antigua y que se ubicaba en la Fuensantilla. En Regina estaba otra de mucha importancia propiedad de D. Vicente Vasconi. Don Bonifacio Gallego y tenía otra algo menos importante en la calle de San Francisco. D. José Lucas montó otra en una casa, que desapareció y se llamaba del Santo Dios, que estaba detrás de San Nicolás de la Ajerquía en la Ribera, mejor dicho en la calle Badanas. Y en el barrio de Santiago hubo otras dos, la primera en la Puerta de Baeza, propiedad de D. Francisco Ramos, y la segunda la de D. Rafael Blancas en la calle Siete Revueltas.

Como es lógico a lo largo de su vida cambiaron algunas del titular de la propiedad. Una de ellas la que hemos mencionado en primer lugar fue adquirida a D. Francisco Miró por un industrial valenciano que se llamó Francisco también pero Llacer de apellido. Está consiguió un gran auge en su vida industrial durante muchos años. Esta fábrica estuvo a punto de no firmarse su venta por una verdadera tontería, en las clausulas estaba recogido que se incluyera una jaca de Miró, no obstante se le ocurrió al hijo de Llacer dar un paseo en la jaca y Miró decía que como podía utilizar una cosa que aún no era suya. Juró dentro de su cabrero que como pudiese anularía la venta. Se citaron el día de la compra en el notario para firmas las escrituras. Miró llegó antes y, cuando el reloj marcó la hora, las doce de la mañana, al sonar la última de sus campanadas, Miró dijo que el convenio previo estaba anulado porque la otra parte, la compradora no había comparecido, aún a pesar de que llegó cinco minutos más tarde. Los amigos trataron de conseguir retomar el asunto y les costó bastante trabajo debiendo incluirse las oportunas disculpas de Llacer a Miró.


Los valencianos tomaron posiciones en la industria del paño cordobés, muchas otras empresas estaban dirigidas por los mediterráneos, si los obreros eran cordobeses las direcciones de las mismas eran mayoritariamente de Valencia. En aquellos tiempos la industria del paño en España tenía color de la capital del Turia, sobrepasando hasta a Cataluña. Parece ser que la mayoría de los adelantos de las fábricas cordobesas procedían de Bélgica. La maquinaria más adelantada y moderna era adquirida por los industriales en aquella nación europea.

Aquí en Córdoba se confeccionaban, los paños pardos, recios, que podían servir de chaleco antibalas, para las capas campestres, indispensables a la hora de casarse y que era un objeto heredable por las siguientes generaciones. Los finos sin embargo no se prodigaban en la industria cordobesa. También tuvieron fama los capotes de monte cordobeses, versátiles, pues lo mismo guardaban del frío que servían de cama o impermeable a prueba de las más duras tormentas. Tenían fama de duraderos, y aún en algunas familias campesinas tienen en su baúl zahones y chaquetones de coderas manufacturados en los talleres de Regina o la Fuensantilla, también formaban parte estas telas de los hábitos de los ermitaños habitantes del Desierto de Belén.


Los pañeros de nuestra ciudad recorrían las principales ferias ofreciendo su producto que estaba muy considerado en todo el país. Había una de esas ferias, la de Baena que era muy importante para la provisión de paños y calzado. La calle de la Calzada de esa ciudad de la provincia, era donde se instalaban los puestos donde se exhibían apilados los paños, acompañados de los productos citados de calzado, zapatos y botas sujetos de unas largas cuerdas. 

Ya cercanos al s.XX las telas de algodón de Cataluña, hicieron cambiar los hábitos y compitieron con la industria cordobesa del paño, esta fue la causa de la desaparición de las fábricas citadas. Sólo quedó como testigo de esa industria las naves, que se destinaron a otros menesteres y las chimeneas como testigos verticales de una industria que estaba desapareciendo. La chatarra de máquinas y telares poco a poco se fue reciclando y desaparecieron también. Tuvo fama un pañero, operario de una de las fábricas que se llamaba Antonet  nombre de “la tierra de las flores de la luz y del amor”. Que heredó las cualidades para la música de esa tierra, fue cantante poeta y compositor callejero, que improvisaba y enmascaraba con el arte musical el mendigo que había quedado de la destrucción de la industria. Dicen que el último de los operarios de las pañerías cordobesas desapareció por los principios del siglo XX, se llamaba Casares pasaba de los ochenta y solo esperaba recogerse en un asilo.

Conocemos el paño. Estás en paños menores. No hay paño que cortar. Eres un paño de lágrimas. No me des paños calientes. Esto está hecho del mismo paño, etc. son algunas de las expresiones relativas al producto que nos ocupa.


Bibliografía R. Montis
Fotos: Ecodiseño, Fab. Bellavista.

jueves, 20 de enero de 2011

EL HOSPITAL DEL CARDENAL SALAZAR O DE AGUDOS

Fachada principal (GMU)

Don Pedro de Salazar y Toledo —malagueño, nacido el 11 de abril de 1630, Obispo de Córdoba de 1676 a 1706, año en el que falleció, que nombró Cardenal de la Santa Cruz de Jerusalén Inocencio XI. Que estuvo en Roma del 1689 a 1692 y participó en los cónclaves de elección de Alejandro VIII e Inocencio XII. Que pertenecía a la Orden de la Merced y está enterrado en la capilla de Santa Teresa, de la Catedral (antigua Mezquita), que él fundó en 1697— estimó la necesidad de la ciudad (¿?) de contar con un lugar, “un colegio donde se acogiesen niños pobres, enseñándolos a cantar y a tocar los instrumentos a propósito, para dotar a la Catedral de una excelente capilla de música” según nos recuerda D. Teodomiro Ramírez de Arellano.

Zaguán

Para ello adquirió la casa que pertenecía a Don Antonio del Corral, y era casa principal de la familia, y encargó a Hurtado Izquierdo la construcción del palacio. Hurtado Izquierdo era entonces Maestro Mayor de la Catedral (antigua Mezquita). Pasado un tiempo, y con motivo de la epidemia de peste en la ciudad, el propio Consejo, el Cabildo ye incluso Fray Francisco de Posadas, le rogaron que reconsiderara la decisión y destinara el edificio para hospital, ya que cada vez habían menos, lo necesitaba la ciudad, y los otros se podían refundir en este mayor.

Escudo del Cardenal

Estimó la propuesta y el ruego y en 1701 se creó una Fundación, aunque todavía no empezó a funcionar como tal hasta 1724, bastantes años después de la muerte de D. Pedro Salazar, concretamente dieciocho. Su “sobrino” Don Pedro Salazar y Góngora, que fue su heredero y también Obispo de la ciudad después (1738/1742), retomó el proyecto.

Mascarón

Eso supuso un aumento de las rentas que mejoró lo realizado. La fusión de otros hospitales más pequeños no se pudo consumar totalmente, por existir dificultades, pero poco a poco, se fueron agregando, primero el de la Fundación de D. Francisco de las Infantas, que se llamaba de Convalecientes, cuestión que obligó a ampliar el edificio.

Fachada calle Romero

La citada ampliación es el cuerpo que va desde el rincón de la puerta falsa, en la calle Almanzor, donde ésta hace un rincón y una pequeña plazuela, hasta la entrada actual de la Facultad en la misma calle —Esta ampliación moderna  absorbió unos solares y una nave donde se fabricaban ampollas para la industria farmacéutica, como pueden comprender ya en nuestros días—. Después se le agregó el Hospital de San Sebastián, y luego el de la Caridad.

Pasillo

El primero en la calle Torrijos y el segundo en la Plaza del Potro. Luego el de Antón Cabrera y otros menores. Este último se llamó también de la Concepción y estaba ubicado en lo que fue la escuela Normal de Magisterio y hoy es la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, se dedicó al venéreo y parece que con suerte pues tenía colgada una tablilla en la puerta que decía: “El que tenga gálico que acuda, que aquí se cura”. Esas incorporaciones entre 1842 y 1850 supusieron un aumento de las rentas que, sumadas, llegaron a los trece mil duros anuales.

Patio principal

En 1853 se incorporó la Orden de la Hermanas de la Caridad de S. Vicente de Paúl. Se mejoraron las instalaciones y se hicieron nuevas enfermerías de convalecientes en el piso alto. Se alicataron muchos departamentos ganando en higiene, y se renovó parte del mobiliario. Cuestiones de índole contable, que partieron dicen de las leyes de la desamortización, hicieron bajar la cuenta de resultados, comparándolo con los años de superávit, a rentas de unos 7.000 duros, la mitad más o menos. En la entrada anterior Sanidad cordobesa en el siglo XIX, se describen los departamentos, aunque cuando habla de once patios me parece se exagera. A la vista del plano de la Gerencia de Urbanismo se vislumbran seis todo lo más. 

Segundo patio

Estaba bien dotado de agua, de la que se llamaba de la Fábrica y desde él se controlaba el paso a la Fuente del Caño Gordo, a la que se recurría en periodos de carencia.  La administración del hospital de incurables de San Pedro de Alcántara pertenecía también al de Agudos, en éste se ocupaban también de la demencia. Decía Don Teodomiro Ramírez que parecían más cárceles de locos que un hospital para curar, a pesar de que se trasladaron muchos enfermos al manicomio de San Baudilio de Llobregat, en Barcelona, enorme manicomio que tuve ocasión de ver, con motivo de una visita a un familiar a finales de los años cincuenta.

Escalera principal

Parece que el número de enfermos era muy elevado ya en el S. XIX. Aumentaron los ingresos con motivo de la guerra de la Independencia y con la agregación de los militares de la plaza al utilizarlo como Hospital Militar. Hubo un tiempo que lo usaban los ermitaños del Desierto de Belén, que tenían una sala anexa, que se suprimió cuando ampliaron la hospedería que tenían en el edificio adosado a la Puerta de Osario.

Cuadro del Cardenal

La ficha de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de la ciudad, dice que: “En 1974 se remodela para la Facultad de Filosofía y letras, y tiene otras ampliaciones en 1981 y 1996. Es un edificio barroco de planta cuadrada, con un patio circundado por una galería perimetral, de dos plantas de altura, tratadas con cerramiento mural apilastrado y con ventanas recercadas y rematadas por frontón. 


Postigo 1778


Tiene entre el patio principal y el secundario una escalera noble de dos tramos” en mármol, con un rellano, en el cual está el retrato del Cardenal Salazar, parece que obra de Ignacio Cobos Guzmán. El otro patio más pequeño está porticado en su cuerpo inferior, rodeado de columnas dóricas y arcos de medio punto. La planta alta es de vanos adintelados, pero es un precioso patio también.

Postigo Mariano Arroyo

Continúa la ficha citada: “Existen dos capillas, una en la planta alta y otra en la baja. Los muros de carga son de ladrillo de gran espesor. La fachada de dos plantas, con ritmo de pilastras dobles enmarcando los huecos que se ven coronados por frontones triangulares y curvos. El zócalo es de piedra y la cornisa resaltada. 


Postigo Joaquin


Tiene una portada de mármol gris con puerta adintelada y balcón superior encajado en un frontón curvo partido, donde se ubica el escudo del Cardenal.” Todo ello coronado por un enorme mascarón. Da paso la portada a un enorme zaguán empedrado de chino, con un gran farol de cristal en su centro y una ventana a cada lado. Una puerta de madera de dos postigos da acceso al pasillo y el patio principal.

Postigo Carlos Pérez

Como todos los grandes palacio o caserones, no podía librase éste de leyendas de aparecidos, que las tiene desde luego y bastantes. Carriles macabros en el suelo de algún aula, creo que la V, para dirigir las camillas al depósito de cadáveres. Voces en la noche, niños que lloran, corrientes de aire gélidas que amedrentan al más pintado, son algunos de los fenómenos paranormales que algunos atestiguan haber observado, y puede que sí. Estos grandes edificios con múltiples pasillos, ventanas y puertas a muchos sitios, y sobre todo con muchos años, generan toda clase de ruidos y de fenómenos inexplicables, o que son difíciles de explicar, que se encuadran popularmente en lo paranormal. 

Plano de la gerencia

Tiene el edificio una curiosidad que atestigua la antigüedad de sus ventanas. En los postigos de madera de éstas, están grabados los nombres de muchas personas que estuvieron allí, con expresión del año. No sabemos si salieron después por su pie o en la camilla por los raíles, para engrosar el Libro de Fallecimientos del municipio. Hay algunas fechas que podemos relacionar con la guerra de la Independencia y otras más antiguas.

En una fotografía adjunta podemos observar un nombre: Mariano de Arroyo, con la característica caligrafía de ahorro de grabado o de la época, Una letra eme que es a su vez a y erre. Una a que también es ene, en el nombre, y en apellido la a adosada con la erre. Todo ello da para escarbar en las muchas historias y pesares de quienes escribieron allí sus nombres.

Bibliografía: Arte córdoba, Gerencia de Urbanismo de Córdoba y Teodomiro Ramírez de Arellano
Fotografías del autor y Gerencia.

Dedicado a M. Harazem, un buen amigo estudiante de la Facultad que creo no acabó, 
pero que no le hace falta, pues tiene un dominio de la narrativa extraordinario. 

martes, 18 de enero de 2011

LA SANIDAD CORDOBESA EN 1838.

Antiguo Hospital de Cardenal Salazar

Me gustaría exponer unos datos de un documento publicado en las primeras décadas del siglo XIX, que relaciona una serie de establecimientos de beneficencia que existían entonces en Córdoba. Concretamente nos remitimos al año 1838. Refiere el documento que, antes había muchos hospitales en la ciudad, como “prueba evidente de los sentimientos filantrópicos de los cordobeses” y continúa diciendo que, “en favor de la humanidad doliente”, y a medida que las rentas que a ellos estaban destinadas disminuían, empezaron a desaparecer, quedando reducidos a cuatro en el citado año.

Hospital General o sea del Cardenal. Este grandioso edificio principio a construirse en el año 1704 por el Cardenal D. Pedro Salazar, obispo de Córdoba, habiéndose abierto en el de 1724. Tiene 8 grandes enfermerías en el piso alto y 9 en el bajo; 8 habitaciones altas y 12 bajas para sirvientes; 2 cocinas, una de ellas de grande estensión (sic); 11 patios, otras tantas fuentes, 20 jaulas para locos, una botica, 2 graneros grandes y dos pequeños. La capilla, que era la mezquita particular de Muhamad Almanzor Hagib de Isem II, conserva varias inscripciones árabes, aunque muy borradas por repetidos blanqueos que ha recibido; enfrente de ella hay un oratorio con dos altares, dedicado a Ntra. Sra. de la Concepción. Esta casa está destinada para enfermedades agudas y mal venéreo, y uno de sus departamentos para locos y dementes, sosteniendo de ordinario unos 100 enfermos y 28 locos, entre los cuales se cuentan 8 mujeres. Para el gobierno interior del establecimiento hay un rector, un capellán, un médico, 2 cirujanos, 6 practicantes y los sirvientes necesarios para el servicio de los enfermos y limpieza del edificio.”

Como vemos se está refiriendo en la descripción al que se llamó después Hospital de Agudos, hoy Facultad de Filosofía y Letras. Tuve la oportunidad de ver el Libro de Fallecimientos del Ayuntamiento, como consecuencia de la búsqueda del de mi bisabuela que ocurrió en el año 1933, cien años después de lo que hablamos, y la mayoría de los fallecidos reflejados en el libro estaban referidos al hospital de Agudos como lugar del fallecimiento, a pesar de que ya habría llovido desde la descripción anterior. Menciono esta anécdota para tratar de imaginarme como sería una estancia en el establecimiento en 1838. No obstante las cuentas de este establecimiento eran buenas. Tenía una renta el Hospital General de 66793 reales y unos gastos de 58836, y el de Agudos 359339 reales de rentas y 215473 de gastos. Lo que en conjunto eran rentables.

Restos del Hospital de la Misericordia o Casa de los locos

Hospital de la Misericordia. Fue fundado por una cofradía en el siglo XVII y está destinado para enfermedades crónicas contagiosas: sostiene ordinariamente sobre 67 enfermos, para cuya dirección y servicios hay un rector capellán, un médico, un cirujano, 2 enfermeros, 3 enfermeras y los demás sirvientes indispensables para el aseo y cuidado del establecimiento.”

Ahora nos referimos al que estaba ubicado en la antigua Casa de los Locos de la Avenida de Ollerías. Del que sólo queda en pie parte de la capilla, lindante con la antigua muralla de la ciudad. De este no tenemos las cuentas. Pero la realidad es que cuando despotricamos de la Seguridad Social, que poco a poco el liberalismo feroz está tratando de desmontar -para llevarnos al lugar de dónde los demócratas americanos quieren salir o mejorar-, con las privatizaciones y la propaganda a las compañías de seguros médicos, debíamos mirar lo que era la beneficencia de antaño, y no dejarnos caer en manos de los “sentimientos filantrópicos de los cordobeses”, y luchar con todas las fuerzas posibles para que eso no llegue.

Hospital de San Jacinto o de los Dolores

Hospital de San Juan y San Jacinto. Su fundación debida al hermano Pedro del Castillo, tuvo lugar en el año de 1596, siendo su instituto asistir a 30 enfermos incurables, que son los que sostiene por lo común. Para el Gobierno de este establecimiento hay un rector capellán, y para el servicio de los pacientes 10 hermanos y 24 hermanas, las cuales guardan clausura y visten hábito talar. En su bella Iglesia se venera a Ntra. Sra. de los Dolores, estando establecida en ella la congregación de Siervos de María.”  

Ni que decir tiene que estamos hablando del ubicado en la plaza de Capuchinos, y ahora es residencia de ancianos. En este caso sí tenemos las cuentas 30917 reales de rentas, y 42569 de gastos, siendo deficitarias éstas. Sin ánimo de polemizar, parece que la gestión laica de los dos primeros era más correcta.

Residencia de Jesús Nazareno (Google)

Hospital de Jesús Nazareno. Fundóse por el R. Sacerdote Cristóbal de Sta. Catalina por los años de 1673, destinándolo para la asistencia de mujeres impedidas y ancianas, Socórrense en él en la actualidad 62 enfermas, las cuales se hallan distribuidas en dos piezas bastantes capaces. Para el servicio y gobierno de esta casa hay un capellán, 8 hermanos, de los que uno es el presidente y 34 hermanas que también observan clausura y visten hábito talar.”

Ahora nos trasladamos al actual Jesús Nazareno en el barrio de S. Agustín, actualmente residencia de ancianos. También tiene déficit en sus cuentas, las rentas son de 44142 y los gastos de 49641 reales. Este era el panorama de la sanidad en 1838 en Córdoba, en los establecimientos de Beneficencia. Comparado lo que ocurría hace ciento setenta y tres años en la sanidad cordobesa, con el servicio Andaluz de Salud vemos que estaba a años luz, con los defectos y cuestiones mejorables de este último. 

Creo que no es necesario reiterar la necesaria lucha que debemos tener la ciudadanía para que, la sanidad pública y universal que tenemos, una de las cosas buenas de la dictadura, no se transforme –como parece que pretenden algunos- en el modelo americano, que la administración del Tío Sam, gobernada por los demócratas del Sr.  Obama quiere retocar, y cuya reforma propuesta, a la que le están poniendo todas las trabas posible los republicanos, no es ni mucho menos comparable a una ínfima parte de lo que tenemos los españoles.

Bibliografía: Diccionario Histórico Estadístico.
Fotos del autor y Google.

lunes, 17 de enero de 2011

MESONES, POSADAS, FONDAS Y CASAS DE HUESPEDES EN LA CÓRDOBA DEL S. XIX

Posada del Potro (Ed. Arribas)

Desde el principio de los tiempos, Córdoba ha sido cruce de caminos entre el norte y el sur, el este y el oeste. Asentamientos de grandes civilizaciones, que dejaron su impronta en grandes monumentos, pasados periodos de mucha prosperidad y otros de decadencia, los últimos cantados por los escritores románticos.  Ello fue motivo para que en todas las épocas florecieran establecimientos de hospedaje de toda índole. Hoteles, mesones, posadas paradores, fondas, y el último escalón quizás más humanizado, la casa de huéspedes.

Posada del Sol (patio)

La posada ha sido siempre el establecimiento por excelencia para el hospedaje circunstancial. En la época de referencia, s. XIX e incluso la primera década del s. XX, este tipo de establecimientos variaban muy poco de los de antaño, traduciendo el antaño por varios cientos de años. De las más afamadas y conocidas eran las de El Potro y del Sol. La primera recibe su nombre de la plaza que la contiene y la segunda de la calle donde se ubicaba. La de El Potro ya la citó D. Miguel de Cervantes y Saavedra en su obra, vecino por otras señas del barrio en temporadas cuando su labor le trajo a esta ciudad. La segunda la de El Sol, por sus ilustres visitantes, entre los que podemos citar a Cristóbal Colón, en la época de sus ajetreos de la preparación del viaje a las Américas, al creador de los Tres Mosqueteros, Monsieur Dumas, o Chateaubriand. En ambas posadas había habitaciones especiales que separaban a los “ilustres” de; rufianes, arrieros, trajinantes, mercaderes, etc. que eran los habituales. 

Lugar donde estaba la Posada del Sol (c/.Magistral González Francés)

La posada del Sol estuvo activa hasta casi los años setenta del siglo pasado. En ese lugar datado como hemos comentado en el s. XV, estuvo la Alcaicería o mercado de la Seda, y el antiguo Hospital de San Sebastián, que después se trasladó a los aledaños del palacio episcopal, y que después fue Casa de Expósitos, Maternidad y Casa Cuna, y hoy en día tiene repartidas sus dependencias entre el Palacio de Congresos, la filmoteca de Andalucía y un tablao flamenco. 

Posada del Potro

Había otras tan antiguas como las señaladas, por los alrededores de la Plaza Mayor o la Corredera, por ser las calles más frecuentadas, mercado, alhóndiga, industrias diversas, y otras en la vía de penetración a la ciudad desde el este, y que era la que partiendo de la Puerta de Baeza discurría pos Santiago D. Rodrigo y Lucano para adentrarse luego camino de la Catedral de Santa María, pasando por la Mancebía, es decir una ruta que contenía el descanso, el placer y el perdón de los pecados.

Ambiente en la Posada del Potro

En la zona de esa vía citada tenemos la posada de Vencesguerra, en la calle D. Rodrigo, que toma el nombre del famoso caño ya citado en siglos pasados que parece fue un cloaca romana. La de la Herradura en Lucano, también vigente en los sesenta del s. XX, ahora aparcamiento, con acceso por Lucano y la Ribera. Entre las citadas hubo otras dos desaparecidas a finales del s. XIX, que se llamaron La Espada y La Madera. Volviendo a la Corredera, allí estaban las del Toro, la de la Puya, y S. Antonio. Cercanas la de S. Rafael en la calle Pedro Muñoz y la de las Yerbas en la calle del Juramento.

Hotel Suizo

Hubo otros lugares más actuales, con otro “visíto”, como el Mesón de San Antón en el campo de este nombre; el de San José, en la Plaza de Colón; así como el de la Merced, que se ubicó en la calle Alfaros. Las posadas cordobesas no tenían singularidad que las diferenciara de las de otras poblaciones. Sus características esenciales eran; grandes entradas con portalón, patios enormes, asiento de obra en estos últimos, empedrados, pajar y inmensas cocinas, pilón abrevadero y destartalados habitáculos, salvo los especiales. Emblemas en sus fachadas, en las que algunas tenían imágenes de San Rafael, disecadas cabezas de toros, en la del Sol una imagen del astro rey pintado, etc.

Hotel Simón al lado de San Hipólito

Luego estaba la parafernalia que las rodeaba de, aventuras y leyendas, que a medida que se las contaba se iban incorporando a la historia real. O en la mayoría de las veces no se podía discernir la realidad histórica de la leyenda, la mayoría con resultados trágicos. Como la del Potro con el mesonero descuartizado por orden de Pedro I de Castilla, que se pierde en la noche del tiempo. O la de la de San Rafael, en la que unas bestias derribaron una pared y, en el hueco que dejó el derrumbe, apareció un cadáver que por sus ropas se pudo identificar, resultando ser un miembro de la familia apellidada Barrena que había desaparecido hace mucho tiempo de su domicilio. También el de Vencesguerra sucedió el asesinato de la Tizná, por su antiguo y celoso amante.

Etiqueta del Hotel Simón

Simón Amposta, a mediados del s. XIX creó un parador que se convirtió pronto en uno de los más solicitados, Con el favor del público fundó una fonda que se ubicó en la calle Gondomar y después dio el salto al famoso Hotel Simón, que estaba en el Gran Capitán, en el edificio que ahora es el BBVA, y fue uno de los importantes de esta ciudad. Otra famosa fonda fue la de Rizzi, italiano afincado en Córdoba, que estaba en la calle Ambrosio de Morales, donde estuvo el café suizo. Tenía todas las comodidades del momento. Daba, por un lado a la calle de la Feria, entrada fácil donde podían parar los carruajes en la puerta, y por la citada de Ambrosio de Morales, usando la primera se evitaba la subida escalonada de la Cuesta Luján.

Hotel Suizo

En la calle Ambrosio de Morales, donde tenía D. Francisco Lubián su sastrería, hubo otra pensión cuyas propietarias eran dos hermanas, tenían una ganada fama de pulcritud y profesionalidad con la clientela, y se conocía la casa como la Casa de las Mariquitas. Su clientela era estable y formal, militares retirados, pensionistas y algún sacerdote, y en ella gozaban de una cierta tranquilidad familiar. Fue de las más renombradas pensiones por las virtudes patronales expuestas.

Los hermanos Putzi, en 1860 construyeron una fonda, en parte de un solar denominado de la Encomienda, del antiguo convento de los Caballeros de Calatrava. Durante la construcción de los que se llamó fonda u Hotel Suizo después, estuvo provisionalmente en la calle Diego León 5. En ella se alojó el príncipe marroquí Muley el Habbad, embalador del Sultán de Marruecos, allá por  el mes de noviembre de 1861.  Luego terminada la construcción fue un edificio noble que ocupó lo que hoy es la plaza de las Tendillas, con fachada a Diego León y a la calle Paraíso que hoy es, en un tramo, Duque de Hornachuelos. Tenía un patio con arcos y columnas y capiteles árabes, del antiguo convento. Los capiteles se labraron, según las inscripciones, por un tal Abderraman Ban Mohamad.

Este fue el más famoso alojamiento de la ciudad durante bastante tiempo, en el centro de la misma. Gran comedor, suntuosa escalera y todas las comodidades del momento. Genaro Cavestany, escritor, lo cita en su obra “Memorias de un sesentón sevillano”, narrando un rapto del hijo del propietario de la Fonda Madrid de Sevilla, diciendo que el Suizo y la Madrid eran las mejores de España. Finalizar con la fonda Oriente del Paseo del Gran Capitán, propiedad de los hermanos Reynaud, desaparecida como todas las citadas.

Ya en el siglo XX se llenó Córdoba de establecimientos hoteleros de toda índole de gran calidad la mayoría, que se ha culminado en el siglo XXI, con hoteles de cinco estrellas.

Fotos del AMC, Ed.Arribas y otros,una del autor.
Bibliografía según artículo de R. de Montis 1918.