viernes, 16 de septiembre de 2011

DE APARICIONES MARIANAS, EN LA CALLE CINCO CABALLEROS.

El templete de la Virgen de Fátima

Esta mañana del 14 de septiembre, después del paseo, en esta ocasión en bicicleta, por el parque de la Asomadilla, en el que más de una vez pensé estar subiendo el Tourmalet, o el mítico Ventoux, o por poner una cuesta más cercana, la del Cambrón (ahora del catorce por ciento). Ni con el máximo desarrollo alivié el esfuerzo que, al no llevar el avisador del pulsómetro puesto, no me atreví a efectuar ninguna escapada a mí mismo, y me limité a guardar la honrilla y no bajarme cuando estaba deseando hacerlo, con la esperanza que todo lo que se sube después se baja.

La imagen

Luego, ya camino de encerrar la bicicleta, cerca del Barrio de los Apóstoles –como ven todo va hoy celestial- me pasé por el templete que dedicado a la Virgen de Fátima, está ubicado en el acerado de la calle Cinco Caballeros. Allí, dice Bartolomé Sánchez de Feria, relatando los escritos que dijo haber leído y estar firmados por el Padre Roelas por el siglo XVI, relativos a la aparición por esos lares del Arcángel S. Rafael: 

“y salí poco a poco al campo por alegrarme por la Puerta de Placencia, por aquella parte, que llaman el arroyo del Camello. Hasta unos olivares allí junto, y cabe al camino, a donde me asenté en un valladar muy cansado, y tan sediento, y seca la boca, que comprara yo ben una jarra de agua si hubiera quien me la diera. Y sin acordarme, ni aun por imaginación de lo que me pareció oír en mi cama: ‘Sal al campo y tendrás salud’. Y en esta sazón llegó a mí un olor suavísimo como de Cielo, y oigo juntamente pasos de Caballos, que venían a mis espaldas de ázia la ciudad. Volvi la cabeza, vide cinco caballeros muy apuestos, y hermosísimos vestidos de jubones blancos…”

Plano de 1884 con el detalle de la ubicación primitiva de la Cruz de Roelas

En el plano de 1884 está señalada la Cruz de Roelas, un humilladero a la salida de la ciudad. En este mismo sitio se unían el Arroyo de las Piedras y el de la Hormiguita, posiblemente llamado del Camello, extremo que puede verse en el Blog Puente Mayor que perfectamente lo describe. Aunque la cruz estaría, entre los números  nueve y trece de la Calle Cinco Caballeros. Es cierto que de una forma etérea –ya que estamos como estamos- recuerdo esos caminos, de ir con mi padre cuando me llevaba en su bicicleta BH, en un silloncito en la barra. La Avda. de Carlos III era camino donde lo hubiese, y el que comentamos con los arroyos, era uno entre huertas. Una muy famosa era la de Miraflores, con numerosas especies, que era casi un jardín botánico.

Plano anterior superpuesto a la fotografía aérea de Google

Me acerqué al templete y le pregunté a una señora, a la que acompañaba una joven, que trataba de arreglar unas velas que habían en el suelo, desparramadas. 

—Señora, por favor, podría usted contarme algo de este altar, yo lo conozco pero no se su historia. –Le pregunté abiertamente.

—Si señor, porque a mí es a quien se me apareció la virgen. Y me dijo: “Pon la Virgen en una piedra que esto va a ser una feria”, claro la aparición fue en mi casa y como aquí estaban las piedras pues la puse aquí. –contestó bastante amablemente. En un principio me pareció una mujer  de semblante grave, serio, en ningún momento esbozó ni siquiera una leve sonrisa. Sin embargo la joven acompañante se retiro de nosotros y de vez en cuando se reía cuando la miraba.

Posible base de la Cruz humilladero de Roelas

—Bueno estas piedras pudieran ser las de la Cruz humilladero del caso del Padre Roelas y los Cinco Caballeros. –volví a preguntarle.

—Efectivamente -me dijo-, estas son las piedras que estaban aquí otra está allí. -Dijo mirando al otro lado de la calle. 

—Se refiere a la columna del centro del jardín. –le dije señalando al otro lado de la calle donde existe una pequeña placita con una columna en el centro.

Pileta excavada en un bloque de mármol

—No, eso es moderno y no tiene nada que ver. –dijo tajantemente, de una manera que me pareció molesta.

— ¿Y el templete quién lo hizo, creo que por el 96 una empresa constructora, no? 

—Sí, le pedimos a D. Pablo Romero que lo hiciera y lo hizo, ya que antes el ayuntamiento no quería que se hiciera. —Esta cuestión de la negativa del Ayuntamiento del 91/95 la conozco de muy primera mano, luego en el periodo 95/99 el ayuntamiento cambió de color, pero esta autorización mariana se hizo, según la fecha de construcción fue en los primeros meses (diciembre de 1999), del mandato de la actual Ministra de Medio Ambiente, entonces alcaldesa Sra. Aguilar.

Placa conmemorativa de la construcción

—Tiene sentido porque esta familia cuando se estableció en Córdoba lo hizo al final de esta calle, creo que con un bar –continué- ¿Señora y esta pileta de mármol? –le dije señalando a un bloque de mármol tallado, que parece un brocal de pozo.

—Pues estaba aquí, yo le planté dentro unas flores, pero Dios en una aparición me dijo: “Quita esas flores y ponle agua, como si fuera una pila de agua bendita”, y es una orden. Como usted comprenderá ante ello yo le quité las plantas y puse agua. –dijo poniendo la mano en el borde de la pileta.

Pileta de "agua bendita"

—Claro ante una orden así… -continué- pero Sra. debe ser para usted una gran responsabilidad tener esa “comunicación directa”, ya que es un problema conocer muchas cosas antes de que ocurran, aunque creo que todo no lo dirá. –pregunté.

—Claro, le voy a decir una cosa, en cierta ocasión me dijo la Virgen..., 

—La Virgen es de Fátima ¿No? –la interrumpí al a vez que con un gesto le pedía disculpas.

Columna, posiblemente de la cruz primitiva, repleta de exvotos

— Sí. …como le decía, el señor que nos hizo esto, me dijo que iba a sufrir un accidente. –me contestó en un tono que considere como confidencial.

—Me imagino que usted le avisaría al Sr. afectado por la revelación. 

—No, porque pudiera pensar que como nos dio para construir esto, le fuéramos a pedir más. Pero se lo dije a la mujer del carpintero (¿?). 

—Para que indirectamente se lo dijera ¿no? 

Velas en el suelo

—Si eso. Luego días después camino de Sevilla sufrió el accidente y una vez que hablé con él me dijo personalmente, que ya sabía lo que iba a pasar porque se me lo habían dicho. 

—¿Y fue grave?

— No, solo un golpe y fractura de alguna costilla. 

Una señora rezando y algo curioso, a la hora que vaya al lugar siempre 
hay en la ventana de enfrente un Sr. sin camisa (si es verano) mirando.

—Sra. eso es grave. –continué- A ese tipo de responsabilidad me refería yo, que usted sepa cosas que van a pasar y no pueda hacer nada por evitarlas. 

—No se lo puede usted imaginar.  

—Mire Sra.… ¿cómo se llama usted? 


—Antonia Moya. –Cuando me dijo el nombre observé que existe un aviso dentro de un plástico que dice: “Donativo para arreglo capilla virgencita. Los donativos se pueden dar a la hora del Santo Rosario o dirigiéndose a Antonia Moya. Gracias”, luego está claro, que es su nombre.

—Mire Doña Antonia, yo no soy creyente, y no creo en esto, si sé de los recursos que puede tener eso que llaman fe en algo, que en el fondo son las potencialidades del cerebro humano, pero lo que no dudo es que usted escuche esas cosas que dice escuchar y tenga esas visiones, eso evidentemente pensando bien. Ya que en esto hay mucho de aprovechamiento. 

Un Sr. rezando y el Sr. de la ventana.

—Son apariciones, y de cerebro y fe nada. Dos miomas no se quitan con pensar; o una operación de corazón; o una fractura de la cadera; o... –cortó el relato, me supongo de una serie de curaciones inexplicables que comentarán seguramente las personas beneficiadas.

—Señora, no le puedo dar la razón, pero verá que no le llevo la contraria, por lo que le he dicho, la capacidad del ser humano es grande, puede haber errores médicos, etc. ¿Y la Iglesia que dice de esto? –cambié el tercio- porque la Iglesia oficial no se moja nunca en estos asuntos. 

—Nada, a mi me ha ayudado sólo un cura, que ya ha muerto, a escribir mi libro. –me dijo.

—Sí como a la Señora García de Cuenca ¿la conocía? –pude comprobar que no le hizo mucha gracia la mención y continué con lo del libro- Mire, eso me interesa, donde puedo adquirirlo. –le pregunté.

—Está agotado. Hice doscientos ejemplares para los conocidos y amigos, y luego otros doscientos pero no queda ninguno. 

—Qué lástima ya buscaré un ejemplar. –En este momento se acerca un motorista, interrumpe la conversación, y dirigiéndose a mí dice con una confianza que me hizo suponer que me conocía:

—Hola, que estás con la santera.  

—Pues si estoy hablando con Doña Antonia. –le contesté un poco molesto por la interrupción sin pedirla, aunque en principio pensé que venía en plan protector.

—Oye tú sigues trabajando allí donde estabas, y a propósito ¿cómo era tu nombre? -Era una pregunta tipo Gila,  o de diálogo para besugos. Entonces dije, me conoce, y creo que se refiera al Ayuntamiento, pero ni siquiera sabe cómo me llamo. 

—Pues me llamo Paco Muñoz. Y lo del trabajo fue eventual y hace veinte años. –le dije volviendo en seguida a mi conversación con la Sra. Antonia. 

—Eso Paco, que no me acordaba, adiós. -y se marchó. Sinceramente no sé de quién se trataba. Bajito, con un casco integral, sin bajarse de la motocicleta, soy incapaz de relacionarlo con nada, bueno haciendo una gracia me pareció la hormiga atómica, por el conjunto. Lo cierto es que, como el que se pone en la foto sin llamarlo, me estropeo la conversación imprudentemente. Doña Antonia, la santera, en ese momento, hacía ademán de marcharse, por lo que comprendí que la conversación tocaba a su fin. Le di las gracias por su amabilidad, y aunque evidentemente me quedé con las ganas de preguntarle más cosas, me marché yo también. Luego volví para hacer una serie de fotografías. A ella no le pedí una foto porque no lo consideré oportuno.

Me llamó la atención la cantidad de personas que se acercaban se ponían a rezar y se marchaban después. Estuve tentado de preguntarle a un Sr. si estaba allí por algún hecho concreto, pero al verlo tan en trance creí oportuno no molestarlo. Cuando tocamos esas cuestiones íntimas, algunas dolorosas a las que el ser humano se agarra como a un clavo ardiendo, no me parece oportuno hurgar en ellas. Estuve a la espera que se dirigiera a mí pero no lo hizo. Luego una señora se arrodilló y también murmuraba seguro que rezos, y otra y otra.

Estas cuestiones son verdaderamente delicadas, evidentemente yo no puedo aceptar la conferencia con Dios y con la Virgen, porque primero tendría que aceptar su existencia, que no. Espero que la santera no sea una persona de las que dice San Agustín: 

“Los que desean revelaciones merecen ser engañados por el demonio”,  O aquello que: “todos los místicos son de sentir, pero las revelaciones que se pretenden y se desean, son sospechosas” 

La fotografía del exvoto de una Sra. que me hizo pensar en Dolores Ibarruri, pero nada más lejos.

Vamos que sean sinceros, porque seguro que los beneficiados, los que han dejado sus exvotos lo son. De ellos no podemos dudar, y son muchas las fotografías, flores, regalos, incluso una placa grabada, en función de la solución o el poder adquisitivo del beneficiado. Hay una fotografía que al pronto me pareció la de Dolores Ibarruri, cosa que me llamó la atención pero no es. Lo que de verdad está claro es la enorme soledad, en la que, los seres humanos, muchas veces se sienten, y la necesidad dentro de su pequeñez, de buscar donde agarrarse para la solución del problema que le acucia.

Mi estimado amigo Molón Suave, del blog el Cuaderno Escarlata, dijo en cierta ocasión que, a ningún indio (de la India o piel roja, porqué no) se le ha aparecido nunca la virgen, o a un chino, o a un indígena del Amazonas. Siempre las apariciones son deseadas y basadas en las enseñanzas previas de la infancia. El modelo de aparición coincide con lo reflejado en la liturgia habitual de cada lugar, con la enseñanza recibida o inyectada. 

En fin, desde el respeto a lo que se haga desde el corazón, si no existe ningún tipo de interés, que cada uno saque sus conclusiones, compare esto si quiere con el film “Año Mariano”, con el Escorial, o con una ONG del necesario amparo a la soledad de los humanos y, guardando las distancias, piense que una cosa así serían los comienzos de Lourdes o Fátima, de la que esta es “sucursal”, o incluso los comienzos de la Iglesia Católica o cualquier otra confesión, basada en visiones de alguien más o menos sincero, o lo que es peor, más o menos listo. Pero en realidad, desde la barrera de la distancia y el escepticismo, se me quedan muchos interrogantes en el tintero. A saber: Una construcción privada en un lugar público como es un acerado. ¿De quién es la propiedad? ¿Quiénes son los responsables? ¿Está cubierto por algún tipo de seguro, aunque las iglesias al uso lo están? ¿Hay transparencia en las donaciones?
Fotos del autor y aéreas de Google
Bibliografía de la calle.

10 comentarios :

Lucasjm dijo...

Me ha recordado esto al famoso programa de principios de los 90 "¿la máquina de la verdad? no lo recuerdo bien, se que lo presentaba Julián Lago. Pues bien, en uno de esos programas contaron la historia de una señora que había visto apariciones de la virgen y todo el negocio que había montado en torno a ello. En otra ocasión, una señora decía tener las marcas de los clavos de Cristo en las manos y sangraba.

Paco Muñoz dijo...

Lucas me acuerdo de ese programa, que en el fondo era otra cuestión parecida y pactada. En este mundo de las visiones hay mucho aprovechado/a, no dudo que alguien sea sincero, pero alrededor está quien monta el negocio
Mira este video de la Pelicula "Año Mariano" http://youtu.be/t1I4H3O66Xo de Karra Elejalde, un punto.

@pepejavier dijo...

¡Ay, Don Francisco! Justo frente a ese templete y algo por encima de esa buena señora viví algunos años.
Increíble las animadas y concurridas sesiones de cánticos y rezos.
Y cierto que el templete, como construcción en sí, goza de innumerables anomalías urbanísticas. Pintoresca estampa la del marido, perpetuo observador de la Virgen desde la ventana de la cocina.
Y tantas otras historias...mundanas, humanas, nada de divinas.
Un abrazo

Paco Muñoz dijo...

José Javier, que interesante, luego el observador penitente es el esposo de la señora Antonia. Yo no he pasado una vez por allí que no estuviera siempre mirando por la ventana, a las horas más dispares. Ahora tiene sentido esa observación. Lo que tu no sepas entonces de ello. Mi hijo Paco estuvo en el taller por debajo de la Carnicería bastante tiempo también. Cuando quieras amplias los datos y si no quieres hacer lo publico me los pasas por correo al 7fmc@wanadoo.es. Un saludo y gracias.

Anónimo dijo...

No creo que le moleste a nadie. También hay una mezquita en colon. Lugares de rezo que no ofenden a nadie. Por cierto San Pablo era Saulo de Tarso, no creyente, que perseguía a Jesús hasta que tuvo una aparición en la que se convirtió.

Paco Muñoz dijo...

Normalmente no contesto a los mensajes que no tienen un correo electrónico que los identifique, y por eso son anónimos. Muchos son insultantes y algunos hasta amenazantes. Este es educado, cuando menos y voy a hacer una excepción . Normalmente todos vienen del mismo sitio o elementos fascistoides o integristas religiosos. Luego está que los anónimos al no tener correo que los identifique, no reciben la respuesta, por lo que le respondes a nadie.

A mí particularmente no me gustan las manifestaciones religiosas en la calle, porque considero que los lugares de culto y rezo no son ese lugar sino los recintos destinados a ese menester, y más en un estado aconfesional.

Un dato, la mezquita de Colón que se llamó el Morabito, se construyó en la guerra incivil, para que rezaran las gentes que trajo el Gral. Franco a matar españoles ¿qué paradoja verdad? un lugar para que rezaran los asesinos de nuestros compatriotas. Luego se le dio a la comunidad musulmana. Tampoco comparto esa utilización.

En un país como he dicho, aconfesional no deben existir en la calle manifestaciones de ninguna religión, estas deben tener sus lugares al efecto, por una simple razón, el rezo, y las creencias de las personas son una cosa muy íntima.

Y para terminar decirle que esto parte de una manifestación personal, muy personal, pues es la opinión de una persona. Se ocupa la calle con un templete que incumple toda norma urbanística. Y se celebran actos referidos a una religión determinada. Es cierto que las personas están necesitadas de muchas cosas y buscan un clavo donde agarrarse, pero... Al Padre Roelas se le aparecieron también personas, yo opino (tengo derecho a opinarlo) que estaba bajo los efectos del pan de centeno. Y dichoso Saulo de Tarso.

corduba dijo...

Don Francisco, me ha encantado leer tan surrealista diálogo con la señora santera.
Me he acordado de una frase que dice un amigo mío: "desde que los móviles tienen cámara, se aparecen menos las vírgenes".

Un saludo.

Paco Muñoz dijo...

Corduba Bueno procuraba no ofender a nadie con las preguntas, ahora con eso de las ofensas a los sentimientos religiosos, se olvida mucho el resto de los sentimientos de los que no somos religiosos, o por lo menos no lo expresan en público. Nunca se es más de nada por publicitarlo más alto. Es surrealista porque es surrealista en sí, el asunto.
Un saludo

Eyeopener dijo...

Estado aconfesional, no es lo mismo que Estado Laico. Ud. confunde los dos. En el Estado aconfesional, perfectamente se puede hacer uso del espacio público para fines religiosos (sean cual sean las religiones que lo soliciten). A usted un templete en medio de la calle, por mucho que quiera alegar "su derecho al sentimiento ateo", le molesta tanto como a un musulmán le pueden molestar las procesiones de Semana Santa, o al cristiano los rezos musulmanes en el mentado morabito. Pero aquí, solo cabe la fórmula "ajo y agua". No le gusta el templete, mire para otro lado cuando pase por ahí.

Paco Muñoz dijo...

No sé de dónde saca usted que España es un estado aconfesional, eso no es cierto, en la realidad es un estado confesional encubierto, pero ese es otro debate. A usted le parecería bien que alguien montara un chiringuito de cualquier secta religiosa (para mí lo son todas) en la puerta de su casa. Por otro lado las únicas denuncias de atentado a los sentimientos religiosos son de los católicos, no de los laicos. Y le digo otra cosa a mí no me quita el sueño el templete ni las supersticiones de nadie. Eso si no puedo dejar de recordar otros tiempos al pasar por allí, a pesar de comprender la sinceridad de las personas que tratan de que se les resuelvan los problemas agarrándose a cualquier cosa.