domingo, 27 de mayo de 2012

AUNQUE CON BASTANTE RETRASO, UNA ALEGRÍA Y UNA PENA


Fachada de la casa de los Guzmanes con la señal en la pared

Ayer por la mañana, durante un paseo matutino y al pasar por el Realejo, me fijé  nuevamente en la retirada de la placa de Varela de la Casa de los Guzmanes. De ese lugar me acuerdo cuando tenía el tacón, y la vista de un solar en ruinas hacía comentar a mi padre, que era una casa que estaba así por un bombardeo de la guerra civil. La motivación decía, porque allí vivió el general Varela, había caído al lado una bomba, porque falló la aviación de los “rojos”.

El tacón del Realejo esquina Isaac Peral

En aquellos tiempos mi padre, posiblemente por la cercanía del conflicto, por la persecución de que eran objeto los disidentes, y porque así era la mayoría de la gente, era muy “nacional”.  Oscuros personajes fueron los actores del guión del levantamiento y represión sangrienta en Córdoba. De ello se puede mirar en el libro de Francisco Moreno. Eran: Ciriaco Cascajo, Eduardo Quero, junto con Cruz Conde, Bruno, Pardo y otros muchos más de tercera división. Lo de Varela fue temporal, vivió un tiempo corto, en el Palacio de los Guzmanes, y continuó después su “cruzada” por el territorio.

La susodicha placa de tres cuartos de siglo

En el Realejo instalaron una placa conmemorativa del protector General Varela, dos veces laureado, por haber vivido allí, simplemente por eso. Claro seguro también le agradecían la limpieza de republicanos y su manto protector. Individuo que mucho antes participó en la tentativa de Sanjurjo, por la que fue detenido y perdonado. Después lo hizo en otra sonada que no sonó, y sin embargo Gil Robles lo hizo General en el 32. Para ser parte importante en el golpe del 36. Luego fue Ministro del Ejército.

El coronel golpista Ciriaco Cascajo

En 1953, con seis años, me llevó mi padre al entierro de otro golpista, el citado CoronelCascajo, que ya era General.  A este personaje lo llevaron en un armón de artillería desde su casa -el “chalet de Cascajo”,  que los latifundistas y la burguesía cordobesa le habían regalado en la Avd. de la República Argentina, esquina  Antonio Maura con Ximénez de Quesada-, hasta el cementerio de la Salud. El recorrido fue por un camino que cruzaba los llanos de Vistaalegre, paralelo con la Avenida del Conde de Vallellano, el suegrísimo, comenzando en el solar de la Diputación que luego se llamó de Rumasa, y que se puede ver en la fotografía.

El llano de Vistaalegre, a la derecha el solar de la Diputación y el camino al cementerio

Los árboles al lado del camino hasta el cementerio estaban en alto, rodeados de un cilindro de tierra para protegerlos, porque toda la zona estaba siendo rebajada. Ese acontecimiento al que me llevó mi padre, seguro que por curiosidad, me permitió ver al Sargento Segura, un vecino, gordo, con correaje y casco metálico, cosa que me llamó la atención acostumbrado a verlo en la taberna La Mezquita, de paisano pasándose del veinticuatro, muchas veces por la piquera.

Cascajo (con gafas), el segundo a su izquierda Quero, en una misa.

Yo no compartía los comentarios de mi padre,  porque recibía otra información distinta en las noches de escucha de la onda corta, en casa de mi tío Pepe, lo mismo de Radio Pekín con el perfecto castellano de sus locutoras, que Radio Moscú, Radio Tirana, Radio Paris, con Paco Díaz Roncero -que se llamaba igual que el famoso orfebre, Paco Díaz Roncero, “Paco el de la Luisa” como le llamábamos, por haber vivido juntos en Medina y Corella, 4. Con él fue mi primer trabajo con nueve años-, o la BBC de Londres, sin descuidar la información del interior que recibíamos de Radio España Independiente, estación pirenaica, aunque transmitían desde Rumania, quejándonos de las interferencias que el régimen le metía.

Varela y Muñoz Pérez (primer Alcalde fascista) por Ambrosio de Morales

Luego al contrario de lo decía Ortega sobre la edad, mi padre fue derivando un poco hacia la izquierda, y se convirtió en un “revolucionario”, bueno es un decir, y hasta criticaba con dureza al “führer” español.  Pues como estaba diciendo, dejando a un lado la “pequeña deriva hacía el rojo de mi padre”, que no pasó de ahí, hoy lo importante es dejar constancia en este Blog de la retirada de ese símbolo. 

Quitando la placa 

La placa de Varela se quitó en septiembre del año pasado, por personal de la empresa que quiere construir en el palacio un hotel de cinco estrellas, y ha estado allí casi tres cuartos de siglo. Yo simplemente quiero dejar constancia de ello en este Blog, a pesar de faltar poco para un año de su retirada. Distintos medios ya lo comunicaron en su momento: Diario Córdoba; El Día de Córdoba; El Plural, ArsOperandi... y de ahí la alegría.

La señal en la pared

Ya no está, aunque su marca para los que la hemos visto mucho tiempo, y soñado con su desaparición, se ha quedado marcada en nuestras neuronas.  La Ley obligaba a la desaparición de los símbolos fascistas, que había muchos, pero nadie se mojó en los muchos años de gobierno municipal de la izquierda, y esa es la pena, que durante el mandato de un gobierno municipal de derechas, ha desaparecido. Es evidente que no ha sido por su iniciativa, pero lo importante es que ha desaparecido.

Ya en el suelo

Alegría por su desaparición y pena porque la izquierda no ha sido capaz de actuar en su momento, con arreglo a las leyes vigentes. Claro, la deriva de la izquierda municipal por el compadreo final, que la desvirtuó, y acabó en transfuguismo, fue al contrario de la de mi padre, derivó hacia el rosita, sin que valga el juego de palabras. Y esas pequeñas cosas son las que le han hecho perder credibilidad.

La entrada de carruajes del palacio

Bienvenida sea la retirada –aunque tarde- del símbolo del horror fascista.

Fotos del autor, de ArsOperandi y del AMC
Bibliografía de los medios y de la memoria. 

14 comentarios :

Anónimo dijo...

Un artículo precioso, saludos desde Montilla.

Paco Muñoz dijo...

Gracias J.
Saludos

Diego Diaz Fernandez dijo...

Se que te vas a reir pero gracias a tu articulo he salido de un error. He vivido algunos años en la calle Rejas de Don Gome y esta zona era paso habitual mio y habia visto siempre esa placa pero por no pararme a leer el texto integro y quedarme con las letras grandes VARELA, pensaba que era en memoria del autor de la obra Pepita Jimenez, al leer tu articulo he comprobado y efectivamente lo habia confundido con el autor egabrense Juan VALERA, espero que alla donde esté me sepa perdonar tan craso error. Un saludo

Paco Muñoz dijo...

Diego, como me voy a reír si a mi me pasan cosas peores. Lo mejor que tiene eso, es que tu postura demuestra que a la gente no le interesa esas cosas y eso es bueno. Va diferencia de un personaje a otro, y creo que D. Juan no te tendrá en cuenta la confusión.
Un abrazo Diego.

Lansky dijo...

El 'tacón' que mencionas en las dos primeras fotos es lo que en otros sitios llaman 'guardacantón' o me confundo?

Paco Muñoz dijo...

El tacón es, cuando se procede al alineamiento de una calle, lo sobrante, en este caso eran una serie de casas (las de la derecha de la foto)que desaparecieron.
Guadacantón es otra cosa, una protección para los carruajes.
Saludos Lansky

Lansky dijo...

...retranqueo, sé lo que es un guardacantón: la esquina d emi pajar tiene uno entre la calle de la Estación y la calle Nueva, cone sa finalidad, sí.

Paco Muñoz dijo...

Lo que se quita en el retranqueo, correcto. No dudo que sepas lo otro, pues dudabas si eso era a lo que me refería.
Un abrazo.

Lansky dijo...

Siempre mandas saludos o abrazos, y a mí siempre se me olvida. De los dos para tí y disculpa

Paco Muñoz dijo...

Con las personas que quiero trato de ser cariñoso. No hay problema. Me doy por besado.

Lansky dijo...

muy honrado, te dejoe ste enlace:

http://www.lansky-al-habla.com/2012/05/parte-de-guerra-ii-sos.html

Paco Muñoz dijo...

Es buenísimo. Real donde no se puede quitar ni poner ni una coma. Enhorabuena, debe ser muy bueno el aire de tu pueblo, porque te deja las neuronas sin ninguna carga extra.
Un abrazo

Paco Madrigal dijo...

Paco buena entrada, como todas. Cuando me instalé en Córdoba, Septiembre de 1963, y al vivir en la Calle Muñices, lo primero que ví fué ese dichoso cartelito de marmol.

Un saludo.

Paco Madrigal

Paco Muñoz dijo...

Ya ha estado años Paco.
Saludos