sábado, 21 de julio de 2012

EL DOLMEN CASAS DE DON PEDRO EN BELMÉZ

Señalización en el yacimiento

Una “expedición arqueológica” muy interesante, aprovechando la horas de frescor del día, la compañía de dos amigos: Rafael Jiménez, Profesor de Geografía e Historia y arqueólogo, y Paco Madrigal experimentado fotógrafo (se nos quedó un tercero pero no pudo por razones de trabajo, aunque nos acordamos de él) y un lugar que poblaron belmezanos de hace más de cuatro mil años. Este lugar es muy conocido a nivel de grupos senderistas porque forma parte de rutas por el precioso valle del Guadiato. Tuvimos algún problema en llegar, a pesar de haber estudiado el recorrido, porque falta un simple indicador que nos dirija a él. Creo que lo principal es empezar por decir que se sitúa en Belméz (Córdoba) en el valle del Guadiato, al que se accede desde la ciudad por la carretera N-432 Badajoz-Granada, después de dejar atrás, si lo visitas desde Córdoba, lugares como el Castillo de El Vacar, el Balneario de Villaharta, y los románticos restos de Santa Elisa.

Plano de planta

Todos ellos paralelos a la pintoresca vía del ferrocarril Córdoba-Almorchón, tan importante en la época de explotación minera de esos lugares. Después se desvía a la derecha el camino a otro lugar importante de la provincia, el Puerto del Calatraveño, que nos lleva al el valle de los Pedroches, foco generador del intenso tráfico que tiene esa carreta, que se iba a desdoblar, pero que seguirá doblada hasta que el capitalismo quiera frenar en su ambición. Luego Espiel, y desde allí la planicie permite ver el esbelto “sky line” de la zona con el castillo, y al fondo la mole de la peña roja que da el nombre a la que fue importante ciudad minera de Peñarroya.

Piedras en la entrada oeste

Pues bien entramos a Belmez, y nuestro objetivo es la Plaza de Toros. Calle Real y camino de ella. Hay dos rutas, si vamos en coche. La primera es muy corta pero tiene la dificultad añadida que tiene dos vados en su recorrido, un río el Guadiato y un arroyo el Fresnedoso.  A la derecha de la Plaza de Toros cogemos un camino que nos lleva a un llano cercano al ferrocarril, dirección sur, pasamos por debajo de la vía y ya estamos en el primer vado del río Guadiato. Este vado está hormigonado y no tiene dificultad, siendo la lamina de agua de unos pocos centímetros, no más de diez en esta época seca.

Entrada este del yacimiento

Continuamos la ruta y se nos presenta el siguiente vado, este el del arroyo Fresnedoso, seco en este tiempo y también el vado protegido con hormigón. Una vez cruzamos el arroyo, una leve subida y a unos escasos doscientos metros, a la izquierda, formando parte de un tímido olivar de regadío, está el recinto, cercado, cubierto con una lámina metálica ondulada con una estructura tipo hangar de aviación y con un cartel indicador.  Si la vista la vamos a efectuar en tiempo de lluvia o de desembalse del cercano pantano de Sierra Boyera, no se puede hacer en turismo normal. Hay que coger la carretera que nos lleva a las aldeas, la 6408 que cruza el Guadiato por el puente unos metros debajo de la presa.

Escalera de acceso

Una vez en ella esperamos llegar al cruce con la 6407, que cogemos hacia la izquierda y que nos acerca a cortijo que hay a la izquierda donde comienza un camino que en Google le llaman "camino a la Vega del Fresno". Desde ahí el camino nos lleva al yacimiento en las cercanías del arroyo Fresnedoso, que en este caso está a la derecha del camino después de bajar una pronunciada cuesta. Si no queremos dar el rodeo de unos cinco kilómetros por la 6407, hay un cruce de una pista a la izquierda, nada más pasar el puente del Guadiato, de piso regular que nos lleva antes del cruce del vado del arroyo. Esta pista se empleaba para llegar a la carretera desde las cercanas canteras.

Entrada al dolmen

El cercado del yacimiento tiene una puerta sin candado, que nos permite la entrada sin problemas. Cuatro cipreses jóvenes delimitan las esquinas. La orientación del Dolmen es este oeste. Como está semienterrado tiene unas escaleras en el lado este para acceder a él. Unos paneles en sus paredes interiores nos explican su historia. Nosotros hablamos con un campesino que conocía su descubrimiento.

Vista desde el lado suroeste

Había –nos dijo- una necesidad de allanar un pequeño montículo para seguir con la siembra de olivos y la máquina se encontró con esas enormes piedras. Dieron aviso a las autoridades para que valoraran aquello. Se da la circunstancia que posiblemente algunas de la piedras tuviera parte de ella en superficie, porque tiene pintado toscamente en su cono la frase, “coto de caza” , cosa que es difícil de ver pero que Rafael Jiménez vio. También nos habló el campesino del problema laboral, en una zona que fue rica por la minería, que tienen esperanzas con una mina de estaño que están valorando. Que el carbón de la cuenca que alimentaba la central de Puente Nuevo ahora lo compran en el extranjero por resultarles más barato que el local, eso es la globalización beneficios para las empresas y hambre para los pueblo. Esa cruel palabra que se llama competitividad, crecimiento, en un mundo finito. Nos dijo también que unos japoneses han comprado bastantes hectáreas de terreno para sembrar pistachos. 

Vista desde el lado noroeste

Nos explicó que como consecuencia de su poder adquisitivo al cambio de los yenes por euros. Es muy curioso a tantos miles de kilómetros de su isla. El hombre siguió con su trabajo que había detenido con nuestra conversación, porque estaba preocupado por la sequedad del terreno, que pretendía limpiar en evitación de fuegos, y sobre todo para obligar al ganado caballar a cambiar el lugar de pasto. Nos habló también de la intrincada red de tuberías que existe para el regadío en la zona desde que el pantano de Sierra Boyera permitió convertir la explotación de secano del la zona. Los ocres de la temporada, previos al otoño, contrastaban con los verdes del cauce del río Guadiato, arroyo Fresnedoso  y la zona regable, todo ello con la presencia en el horizonte noroeste de la silueta del Castillo.

Esquina noroeste

“Ocupado desde el Neolítico Medio (Sierra Palacios l, Dolmen de las Casas de Don Pedro), BELMEZ y su entorno, poseen una secuencia estratigráfica arqueológica de mas de 6.ooo años. Es durante el Calcolítico cuando los pobladores de esta zona de la sierra norte comienzan a explotar las minas de forma rudimentaria y primitiva: era el principio de la metalurgia. Mas tarde, el hallazgo de las piezas de oro de Bujadillo y la recuperación de fragmentos cerámicos orientalizantes bajo las aguas de¡ embalse de Sierra Boyera indican que, hacia el I Milenio aC., existieron importantes asentamientos en esta zona, cuya ocupación debió prolongarse en los períodos Ibérico y romano.

Pasillo interior

Durante la Época romana, el territorio de BELMEZ, vivió uno de sus momentos de mayor esplendor. Todo parece indicar que hacia el siglo I aC, romanos procedentes en su mayoría del sur de Italia, llegan hasta aquí con la intención de explotar los recursos mineros de la zona: Las minas de la Gata, la Pastora, el Nogal, la Nava, el Paredón, el Rosalejo, la Parrilla o, las Víboras, son los ejemplos más interesantes. La importancia de BELMEZ en época romana es tal que algunos investigadores han querido situar en su casco urbano, el Municipio de Mellaria que distaba 56 millas de la Colonia Patricia Corduba.

Pilar central

Siglos más tarde, en la Edad Medía, Idrisi, cita la fortaleza de Benaidar como un punto relevante en el camino que unía Córdoba con Badajoz. Este hecho podría indicar que, el castillo de BELMEZ, pudo tener sus orígenes en época califal y se levantó para defender los accesos a Córdoba por esta zona del alto Guadiato.

Pavimento y señales coloreadas de las piedras

El primer testimonio escrito del que tenemos constancia sobre BELMEZ, data del 31 de diciembre del año 1245 y dice que el rey Fernando III concedió a la Orden de Calatrava la villa de Priego, a cambio de los castillos de Cuzna y Belmez, en la sierra de Córdoba. Mas tarde, en el año 1315, Alfonso XI, le concede el título de Muy Leal Villa, a la que luego, Felipe 11, añadirá el de Muy Noble Villa. Sin embargo, BELMEZ, comenzará a vivir de nuevo momentos de prosperidad hacia finales del siglo XIX, cuando la mina de Cabeza de Vaca inicia su explotación. A partir de entonces, su cuenca, genera materia prima que se empleará para motores de vapor del ferrocarril, grandes barcos, bombas de desagüe o fundición. Sus diez castilletes que se dispersan por la geografía de su término municipal y algunas de las piezas que pueden contemplarse en su museo, son muestras evidentes de la importancia que esta población tuvo entonces.”

Cubierta

Sobre el Dolmen

Está datado sobre uno 4.300 años. Es uno de los monumentos megalíticos más antiguos de la provincia, cronológicamente se pueden datar el neolítico medio en el Valle del Guadiato.  Se excavó en los años 1987 y 1989, se declaró BIC en 1996. Tuvo otra intervención en 2001 y se puso en valor en 2007. Al ponerse en regadío los terrenos del arroyo Fresnedoso se arrasó parte del túmulo de la cámara funeraria del Dolmen. Entonces se realizó una excavación con carácter de urgencia a lo largo de dos campañas, primero la parte funeraria con una zanja que se abrió en el lado oeste, y luego en 2001 la cámara y el corredor así como el gran túmulo. Se documentó la ocupación previa a la construcción del sepulcro.

Curiosidad observada por R. Jiménez "Coto de caza"

Los trabajos descubrieron dos tipos de arquitecturas megalíticas: Menhires y Dolmen, que estaban perfectamente delimitadas, a partir del relleno de las zanjas en las que se insertaron primeramente los ortostatos (grandes bloques pétreos). Se supone que los primitivos constructores hace 4200 años que ocuparon los aledaños del arroyo Fresnedoso deciden la erección de un Menhir, extraen un gran bloque de piedra y lo insertan en el terreno verticalmente, calzándolo para evitar su caída.

Ruta roja corta

Luego se levanta otro Menhir y relacionados los dos aparece un suelo rojo, dos fosas y tres hogares, así como muchos restos de materiales. Parece que en ese tiempo los menhires actuaban como señales geográficas de propiedad. Posteriormente estos se integran en una estructura funeraria. En el interior de la fosa se encontraron una piedra de molino, nódulos de hematites (oxido de hierro), cerámicas y útiles de hueso. El pavimento de losas y piedras se eligen por su color rojizo o coloreado con cinabrio, o también ennegrecidos por el fuego. Eso conforma los dos colores rojos y negros, misma combinación cromática que había al suroeste de los primitivos menhires.

Ruta azul media

Sobre el pavimento y junto a la pared había restos óseos de dos individuos posiblemente del sexo femenino. Un ajuar de puntas de flechas y láminas de silex, una vasija y cuentas de color verdoso de pizarra. Este ajuar está en el Museo Arqueológico y Etnológico Provincial de Córdoba. Al arrimar más bloques al lado de los menhires formaron una cámara de 2,2,m. de larga por 1,4 de ancho. Para soportar la cubierta se puso otra central a modo de pilastra, y para el cierre del conjunto  se dispuso un gran bloque de piedra quedan un estrecho paso.

Ruta amarilla larga

Esta es la modesta crónica, con visos científicos rogando disculpen la posible escasa rigurosidad. Un monumento de hace 4300 años, que los hombres con su esfuerzo levantaron primero para el asunto de la propiedad, y después para guardara sus muertos seguro que de un nivel superior. La diferencia es escasa con nuestros tiempos. Lamentar la escasa señalización, pero es un asunto que se puede subsanar con unos simples postes. quiero señalar que no será por falta de dinamismo de la alcaldesa del municipio, cuestión que tiene perfectamente demostrada, y no me importa en absoluto que se me ve a el plumero en este sentir, pues han sido bastantes años, más de treinta, de compartir formación política con ella, años de los que me siento muy orgulloso aunque ahora esa militancia sea de corazón..









Fotografías y vídeos del autor

Bibliografía del tríptico y la red

4 comentarios :

Rafael Jiménez dijo...

Como siempre, exhaustiva y sustanciosa tu crónica, amigo Paco. Además muy útil para quienes se aventuren a visitar el dolmen, que espero sea mucha gente. Un abrazo.

Paco Muñoz dijo...

Rafael muchas gracias, si podemos colaborar en algo mejor.
Un saludo

Vértice dijo...

He visitado varias veces este dolmen y la verdad por muchas vueltas que le he dado, me cuesta trabajo el verlo y he visto muchos, muchos dolmenes.
En una de mis visitas tuve la oportunidad de hablar con su descubridor y fue muy interesante lo que me contó acerca de su descubrimiento y como se encontraba.
Un saludo.
Paco la entrada curra y genial como siempre.

Paco Muñoz dijo...

Emilio, sabía que habías estado allí primero porque ¿dónde no has estado tu de la provincia? lo que no comprendo es lo que dices "me cuesta trabajo el verlo". Nosotros hablamos con un compañero de la finca, e incluso la máquina que lo destapó era la que usaba en ese momento.
Muchas gracias.
Un abrazo.