martes, 31 de julio de 2012

LA CARRETERA NUEVA

La Carretera Nueva (foto Ricardo)

Cuando vi la fotografía de Ricardo que encabeza esta entrada se me vinieron a la cabeza multitud de recuerdos. Para los niños de la Judería salir a la Carretera Nueva, era salir al campo. Una calle abajo, hacia el sur, teníamos el puente romano y el río. Por el oeste el campo: el Charco de la Pava, despertar de la adolescencia al sexo comercial; Vistaalegre; la “hoyá”; el cine Avenida; un poco al noroeste, la Puerta Almodóvar; entre el cine Avenida y la Puerta, la Huerta del Rey, y agua mucha agua que corría Huerta del Rey abajo, arrimada a las puertas falsas de muchas casas de la calle Judíos y Tomás Conde, que ahora circula por la barbacana de la actual calle Cariuan. Luego, ese gran charco de agua se unía para correr por delante de la casa de Juan Barazona hacia el río, donde de vez en cuando se escuchaban desde la cancela exóticos ruidos como; un rugido tímido de león  (aún era joven y lo criaba la niña), un loro, papagayos, creo que un búho real, y algún mono. En ese lugar hicieron un puente para que pasara el arroyo la Carretera Nueva, que era de relleno y estaba en alto. 

Grabado de Guesdon s XIX. A la izquierda arriba la Huerta del Rey.

El Campo Santo de los Mártires ya lo había rellenado el monarca cristiano, creo que Alfonso XI, tapando los Baños Árabes  Califales, con casi cuatro metros de tierra, y creando así el Campillo del Rey, por eso el nombre de la Huerta de al lado. Luego destaparon los Baños en el 1903, los volvieron a tapar, y los volvieron a destapar en los sesenta, y tuvimos muladar bastante tiempo, afortunadamente el último destape fue en condiciones y es lo que tenemos ahora. Ahí mismo, delante del Garaje Alcázar el “madrileño” un amiguete de correrías, se corto con un cristal al meterse en la charca que formaba el agua de la alcubilla de la Puerta de Almodóvar, camino de la otra Puerta, la de Sevilla, y de otra más la de Los Sacos. El cristal de una botella, le cortó hasta las sandalias de goma, aquellas que te dejaban las ventanitas de suciedad al llegar a casa y quitártelas. Le amarramos varios pañuelos (el que lo tenía) y corriendo para su casa, y de allí a la Casa de Socorro de la calle Góngora, eran las urgencias de la ciudad, y si era menos grave al Manolón de la Farmacia de la Catedral, que también curaba emergencias. 

El mercado de Fleming, antiguo Cine Avenida

El cine de verano Avenida; películas como: la Tonta del Bote, las de Kit Carson (este héroe del oeste americano en blanco y negro, que saltaba desde la planta alta del salón al caballo, alguno de nosotros quiso imitarlo al subirse a la bicicleta y no le deseo a nadie el dolor de la entrepierna si entre ella y el sillín se interponían otros órganos que están separados del cuerpo para su refrigeración), en varias jornadas; el perro Rintintín; la Mula Francis; Stan Laurel y Oliver Hardy, cuando el llorón de Stan decía con su acento característico: 

–Oliver, tengo mucha hambre, llevamos tres días sin comer; ayer, hoy y mañana.  

Luego la modernidad, supresión del cine y creación del Mercado, que antes había sido suprimido de la calles de la Judería. Colegio convertido en Restaurante (Almudaina), bloques altísimos que cedieron por el agua del arroyo, y tuvieron que ponerles inyecciones de cemento, muchas inyecciones, para rellenar con hormigón el socavón del agua. Y un Convento que pasó a edificio oficial.

La Carretera Nueva con textos

Si miramos la fotografía, al fondo de la Carretera Nueva se ve el Casino Militar el de la Avda. de la República Argentina, claro aún no estaba el “Palas”, el hotel Córdoba Palace con su moro y todo. A la derecha campo, la Huerta del Rey encharcada, y la Cruz Roja, a la izquierda al fondo, tímidas casas de la Ciudad Jardín y el Charco de la Pava, y más a la izquierda la esquina de la casa de Juan Barazona, en el borde del arroyo. Y en el centro dos marmolillos que eran los pretiles del puentecillo del arroyo. 

Alexander Fleming en San Jerónimo (foto Ricardo)

Francisco Solano Márquez, admirado maestro de periodistas, que dirigió ese esperanzado, que fue, diario La Voz, a su vez es escritor cronista de la ciudad, entre muchos, tiene un libro fechado en 1985, que se llama “Memorias de Córdoba”, en el que entrevista a ocho personajes de la ciudad, a la vez que deja una preciosa semblanza de esos años y de Córdoba. En una de ellas, Francisco Solano, le hace una pregunta al periodista gráfico Ricardo, en un apartado referido a los visitantes ilustres a los que éste fotografió, sobre Sir Alexander Fleming en su visita a la ciudad en 1949, y éste le dice:

Sir Alexander Fleming, premio Nóbel

“La visita de Fleming a Córdoba -evoca ahora, treinta y cinco años después (la cita es de 1985, ahora hacen 63 años)-, fue de una emoción indescriptible. Recuerdo a la gente sencilla besándole las manos en la Puerta del Puente...; pero él no le daba importancia; los levantaba y los abrazaba. Luego visitó el monasterio de San Jerónimo; le acompañaban muchos médicos cordobeses, entre los que recuerdo a don Enrique Luque y a don Rafael Blanco León.

-A raíz de aquella visita le dedicaron a Fleming una calle en Córdoba.

“La visita de Fleming a Córdoba en 1949 fue de una emoción indescriptible. Recuerdo a la gente sencilla besándole las manos.

-Me voy a tirar un pequeño farol. Le dije yo a don Alfonso Cruz Conde cuando estaban iniciando aquella calle:¿Por qué no le ponen ustedes a esa calle Doctor Fleming?. Y se le puso.”


La Avenida del Dr. Fleming actualmente


Sir Alexander Fleming protagonizó una humana anécdota con Gabriel, el guardacoches de la Mezquita, en la calle Cardenal Herrero, delante del Arca del Agua.

Y desde entonces nuestra Carretera Nueva, la de las gentes de ese barrio, se llama Avenida del Dr. Fleming.


Fotografías de Google y Ricardo.
Bibliografía de "Memorias de Córdoba" de Francisco Solano Márquez, 1985.
Dibujo de Francisco Solano Márquez, de Ángel López Obrero.

domingo, 22 de julio de 2012

MUSEO HISTÓRICO DE BELMEZ Y DEL TERRITORIO MINERO

Panel de la puerta del Museo

Era lógico y obligado que estando en la villa de Belmez, a 71 kilómetros al norte de la ciudad, después de haber visitado el Dolmen Casas de Don Pedro, visitáramos el Museo Histórico de Belmez y del Territorio Minero. Siguiendo las directrices de Paco que había estado allí trabajando unos meses, nos dirigimos al Ayuntamiento, edificio de la segunda mitad del siglo XIX, al lado del cual estaba el Museo, en la C/. Córdoba , 3. Allí nos recibió el encargado del mismo que amablemente ejerció de cicerone, con mucha voluntad, pero para mi gusto demasiado locuaz. Hay que reconocer que el Museo está bastante bien explicado con los paneles y rotulación de vitrinas y utensilios.

Castillo de carbón y latón.

Parece que el edificio tuvo otros usos en su momento, pósito local, etc. El encargado nos dijo que el edificio fue cárcel, pero en este país con la Inquisición, guerra civil, dictadura fascista, etc. ha habido muchos edificios lamentablemente destinados a la retención de personas. Lo cierto es que el edificio es bastante funcional, de dos plantas, con un enorme patio y otras dependencias, creo que ajenas al Museo. 

Sala de instrumental de minería

Sala de la Minería del Carbón, donde podemos ver toda suerte de herramientas de la minería. Paleontología, con multitud de fósiles animales, vegetales y minerales y luego la de Arqueología en la planta alta, donde se encuentran los restos del Neolítico Medio, Edad de Bronce, Iberos, romanos -extraídos de yacimientos cercanos La Loba, Sierra Boyera y La Gata-, visigodos y árabes -cuyo exponente más señalado de estos últimos es el castillo-. 


Taladros y diverso material

“El Museo Histórico de Belmez y del Territorio Minero es propiedad municipal y abrió al público en el año 1998. El hermoso edificio cuenta con tres salas. En la primera de ellas, la de la Minería del Carbón, se expone una de las colecciones relacionadas con el carbón más completas de la provincia: barrenas, lámparas mineras, aparatos de seguridad o herramientas de perforación y voladuras.  


Lámparas mineras

Más adelante, en la Sala de Paleontología, podemos observar una colección muy variada de minerales y fósiles animales y vegetales de une calidad y belleza únicos. Sin duda, merece la pena detenernos en la colección originaria de la Cuenca Carbonífera de Belmez y ver de cerca el Neuropteris guadatiensis, sólo existente aquí.


Sala de instrumentos

En la primera planta se encuentra la Sala de Arqueología. Nuestro viaje comienza en el Neolítico Medio, momento en el que los habitantes de Sierra Palacios I construyen sus cabañas con barro secado al sol y ramaje para las cubiertas. La dieta de las gentes de Sierra Palacios I se basará en el trigo y en lo que el ganado produce: leche, queso, huevos y carne. Ya en el Calcolítico se explotan los recursos mineros de la zona y, en el yacimiento del Dolmen de las Casas de Don Pedro, se recuperan algunos fragmentos de cobre trabajados de forma rudimentaria.


Taladros para los barrenos 

Hacia el año 1000 a.C. los pobladores de la zona ocupan una extensión hoy sumergida bajo las aguas del embalse de Sierra Boyera, en el que se recuperan tanto fragmentos de cerámica orientalizante como de época ibérica.


Barrena romana

El Museo Histórico de Belmez y del Territorio Minero cuenta con una interesante colección de época romana. Las excavaciones codirigidas por J. Blázquez y C. Domergue en el yacimiento de La Loba entre 1978 y 1981 ponen de manifiesto que los filones de este yacimiento producían plata, plomo y cobre y que el poblado minero se construyó hacia el año 120 a.C. Además, en el Museo, se exponen piezas de yacimiento como La Gata, Casas Baratas y del entorno urbano de Belmez, entre las que destacamos la célebre inscripción de Quintus Valerius Severinus.”


Fósiles pino y palmera

Es de admirar una pequeña ciudad como es Belmez, 3440 habitantes en 2005, tenga una estructura museística que quieras que no, es un costo añadido al presupuesto municipal. Sus usos están ampliados a otras facetas culturales para poder optimizar su mantenimiento. Desde el museo se organizan rutas por lugares de interés cercanos a Belmez para poder ver los dólmenes, pozos de carbón y restos romanos. 

Helechos

Cuando con motivo de nuestra visita, comienzas a investigar en diversas fuentes, descubres un pasado rico basado en la minería, que depende al final de la globalización maldita, a la que solo interesa el tráfico de esclavos y de capitales. Si el estado controlara las fuentes de energía en lugar de los privados, el carbón seguiría alimentando la central de Puente Nuevo.

Neuropteris guadatiensis

Que dicho sea de paso se construyó para aprovechar la cuenca minera, pero ahora compran el carbón en países extranjeros, donde seguro los mineros estarán más explotados, porque el capitalismo siempre aprieta del trabajador para rentabilizar su producto, nunca cede de sus beneficios. Se me puede decir que así es el comercio, y yo puedo decir que no comparto ese sistema, y que lo público bien administrado daría para todos. Fue también una “burbuja” minera –antes solo conocíamos las de la gaseosas sobrecargadas de carbónico, que nos salían por las fosas nasales-

Planta superior

No se buscaron muchas alternativas, aunque la construcción del embalse puso en regadío muchas hectáreas, pero claro ahí se topaba con los intereses europeos, arranca esto, siembra esto otro, subvenciono aquello –subvenciones que hicieron más ricos a los ricos- y a dormirse en los laureles y cuando se acabaron las subvenciones –que fueron como la droga en la puerta de los colegios- otra vez a sufrir con los cultivos y cabaña ganadera desmantelados. Todo parece estar planificado en un laboratorio mundial por mentes criminales.

Otra vista de la planta superior

Volvamos al Museo. La Paleontología y Paleobotánica, está bastante representada en sus salas gracias a que la fauna y la flora procedente de periodos lejanos se quedaban cogidas “apretadas” en sus tierras, en el subsuelo, y la minería la sacaba a la luz.  Los fósiles eran depositados en las escombreras y colaboradores los traían al Museo. Por ello y gracias a su altruismo se pueden contar con una extraordinaria colección: Del Carbonífero Westfaliense vemos las  siguientes muestras: Lepidodendro aculatum, Lepidodendro lossenii, Sigillaria davreuxII (Brogniart), Sigillaria polyploca (Boulay), Stigmaria ficoides (Brogniart), Calamites cistiis (Brogniart), Calamites sckowII, (Brogniart), Alethopteris lonchitica paripteris gigantea, Asterophyllites caraeforms, Asterophyllites  grandis, Asterophyllites  grandis paripteris gigante, Calamostachys charaeformis, Cycloteris, Mariopteris muricata (Zeiller), Neuropteris guadatiensis, Laveineopteris Aff. Tenuifolia, Lonchopteris rugosa (Brogniart), Palatopteris (Schatzlaranse), Palmopteris (Furcata), Rhacopteris elegans, Zeilleria Ovoldensis. Nos enseño el amable cicerone una camisa de serpiente fosilizada y una cola de lagarto.

Ladrillos

Cuando vemos esos helechos, pinos, palmeras pétreas, la flora fósil ligada a las cuencas mineras del carbón, le comenté a Rafael si hubiera habido más presión a lo mejor en lugar del carbón tendríamos petróleo, otro Valdeajos cualquiera, o para ser más ambiciosos diamantes. Claro la opinión desde la ocurrencia del absoluto neófito. Helechos de ayer, entre 355 y 295 millones de años.  El Neuropteris guadatiensis, de la fotografía. El genero significa helecho, ¿pero y la especie significará de la cuenca del Guadiato? Parece ser único de esta zona. La lista de minerales amplia: Malaquitas, Cuarzos, Berilo, Siderita con Bornita, Pirita, Pirita Cobriza, Antracita, Pliegue de Carbón, Pliegues Kink-Bands, Antigorita (Serpentina Alterda), Milonita de la Falla del Guadiato, Galena, y Fosforita.


Molino

Otra cuestión son los restos arqueológicos, los de mayor relieve son los de las excavaciones de la Mina de la Loba (Fuenteobejuna), entre los años 1978 y 1981, en colaboración entre el Seminario Antonio Carbonell (J. M. Blázquez) y la Universidad de Toulusse-Le Mirail (Claude Domergue). Materiales expuestos: Pesas de Telar, Cerámicas finas, de almacenamiento (ánforas); luego Cucharas de plomo, cordones de bronce. Útiles mineros como cinceles, restos de crisoles cerámicos de fundición; y otras piezas como una piedra molino de mano. Hay dos piezas que se encontraron en un majano del cerro Masatrigo  (Fuenteobejuna). Son un fragmento de escultura togada, y otro de basa con arranque de fuste.

Inscripción de Quintus Valerius Severinus

De la Etnografía minera tenemos: “Del siglo XIX lámparas (Lámpara de Acetileno de llama desnuda y parábola, Lámparas de acetileno de mano, Lámpara Gallo (1880)) y un Portadocumentos de metal. De principios del XX:  útiles metalúrgicos, espátulas y cucharas, cinceles de cantera para trabajo en piedra, lámpara de seguridad de Bencina, Farol Ferroviario de Señalizaciones (1940), Lámparas de Carburo (1910, 1940), y ya de lleno en el XX : Herramientas varias (Alicates, llaves fijas, Lámpara de seguridad de Bencina, Faro de bicicleta iluminación a pilas, Casco minero con lámpara y batería, Juego de Densímetros, Máscara antipolvo, Respirador de emergencia, Medidores de Gas Grisú (Metano),  Placa de Guarda de la Mina “La Pobreza”, Lingotes americanos de plomo,   Maquinaria (trócolas, comprobadores eléctricos 1950, Ciclón de Granulometría-Densidad y Manómetro), Prensa de planos y proyectos y Balanza de Precisión Metálica.”


Texto de la inscripción

El yacimiento minero romano de La Gata fue factoría relacionada con la extracción de material, alguna de las piezas son medio lingote de plomo con inscripción SS, medidas de pesas de plomo y algún fragmento de tubería de plomo. El yacimiento romano de Casas Baratas, es el que más ha aportado. Materiales, como cerámica Sigillata, lucernas, ladrillos (probablemente de mosaico de opus latericium) y elementos decorativos en escayola, algo poco frecuente de encontrar. Del periodo Visigodo hay muy poco, la numismática es la referencia de ese tiempo. Hay un capitel de granito que procede del poblado de Doña Rama. 
Restos romanos

Lo interesante es hacer una visita, de esta forma se amplía el número de visitantes y contribuimos a su continuidad, objetivo principal de todos los museos. En los tiempos que corren de grandes estafas dinerarias toda ayuda es poca, porque la fragilidad de la cultura está mucho detrás de las necesidades primarias.

Vasijas del yacimiento de La Loba

Sus horarios de visita son de Martes a Domingo, de 10:00 a 14:00, aunque, previo concierto de cita, puede visitarse por la tarde.
 

Ade, la Conservadora del Museo nos ha facilitado, gentilmente, una página para saber más sobre el Museo Histórico de Belmez y del Territorio Minero, así como el teléfono de contacto con la dirección del Museo y la Oficina de Turismo: 957 580 702
 



Fotografías y vídeo del autor, una de la Web
Bibliografía de los textos del Museo.

sábado, 21 de julio de 2012

EL DOLMEN CASAS DE DON PEDRO EN BELMÉZ

Señalización en el yacimiento

Una “expedición arqueológica” muy interesante, aprovechando la horas de frescor del día, la compañía de dos amigos: Rafael Jiménez, Profesor de Geografía e Historia y arqueólogo, y Paco Madrigal experimentado fotógrafo (se nos quedó un tercero pero no pudo por razones de trabajo, aunque nos acordamos de él) y un lugar que poblaron belmezanos de hace más de cuatro mil años. Este lugar es muy conocido a nivel de grupos senderistas porque forma parte de rutas por el precioso valle del Guadiato. Tuvimos algún problema en llegar, a pesar de haber estudiado el recorrido, porque falta un simple indicador que nos dirija a él. Creo que lo principal es empezar por decir que se sitúa en Belméz (Córdoba) en el valle del Guadiato, al que se accede desde la ciudad por la carretera N-432 Badajoz-Granada, después de dejar atrás, si lo visitas desde Córdoba, lugares como el Castillo de El Vacar, el Balneario de Villaharta, y los románticos restos de Santa Elisa.

Plano de planta

Todos ellos paralelos a la pintoresca vía del ferrocarril Córdoba-Almorchón, tan importante en la época de explotación minera de esos lugares. Después se desvía a la derecha el camino a otro lugar importante de la provincia, el Puerto del Calatraveño, que nos lleva al el valle de los Pedroches, foco generador del intenso tráfico que tiene esa carreta, que se iba a desdoblar, pero que seguirá doblada hasta que el capitalismo quiera frenar en su ambición. Luego Espiel, y desde allí la planicie permite ver el esbelto “sky line” de la zona con el castillo, y al fondo la mole de la peña roja que da el nombre a la que fue importante ciudad minera de Peñarroya.

Piedras en la entrada oeste

Pues bien entramos a Belmez, y nuestro objetivo es la Plaza de Toros. Calle Real y camino de ella. Hay dos rutas, si vamos en coche. La primera es muy corta pero tiene la dificultad añadida que tiene dos vados en su recorrido, un río el Guadiato y un arroyo el Fresnedoso.  A la derecha de la Plaza de Toros cogemos un camino que nos lleva a un llano cercano al ferrocarril, dirección sur, pasamos por debajo de la vía y ya estamos en el primer vado del río Guadiato. Este vado está hormigonado y no tiene dificultad, siendo la lamina de agua de unos pocos centímetros, no más de diez en esta época seca.

Entrada este del yacimiento

Continuamos la ruta y se nos presenta el siguiente vado, este el del arroyo Fresnedoso, seco en este tiempo y también el vado protegido con hormigón. Una vez cruzamos el arroyo, una leve subida y a unos escasos doscientos metros, a la izquierda, formando parte de un tímido olivar de regadío, está el recinto, cercado, cubierto con una lámina metálica ondulada con una estructura tipo hangar de aviación y con un cartel indicador.  Si la vista la vamos a efectuar en tiempo de lluvia o de desembalse del cercano pantano de Sierra Boyera, no se puede hacer en turismo normal. Hay que coger la carretera que nos lleva a las aldeas, la 6408 que cruza el Guadiato por el puente unos metros debajo de la presa.

Escalera de acceso

Una vez en ella esperamos llegar al cruce con la 6407, que cogemos hacia la izquierda y que nos acerca a cortijo que hay a la izquierda donde comienza un camino que en Google le llaman "camino a la Vega del Fresno". Desde ahí el camino nos lleva al yacimiento en las cercanías del arroyo Fresnedoso, que en este caso está a la derecha del camino después de bajar una pronunciada cuesta. Si no queremos dar el rodeo de unos cinco kilómetros por la 6407, hay un cruce de una pista a la izquierda, nada más pasar el puente del Guadiato, de piso regular que nos lleva antes del cruce del vado del arroyo. Esta pista se empleaba para llegar a la carretera desde las cercanas canteras.

Entrada al dolmen

El cercado del yacimiento tiene una puerta sin candado, que nos permite la entrada sin problemas. Cuatro cipreses jóvenes delimitan las esquinas. La orientación del Dolmen es este oeste. Como está semienterrado tiene unas escaleras en el lado este para acceder a él. Unos paneles en sus paredes interiores nos explican su historia. Nosotros hablamos con un campesino que conocía su descubrimiento.

Vista desde el lado suroeste

Había –nos dijo- una necesidad de allanar un pequeño montículo para seguir con la siembra de olivos y la máquina se encontró con esas enormes piedras. Dieron aviso a las autoridades para que valoraran aquello. Se da la circunstancia que posiblemente algunas de la piedras tuviera parte de ella en superficie, porque tiene pintado toscamente en su cono la frase, “coto de caza” , cosa que es difícil de ver pero que Rafael Jiménez vio. También nos habló el campesino del problema laboral, en una zona que fue rica por la minería, que tienen esperanzas con una mina de estaño que están valorando. Que el carbón de la cuenca que alimentaba la central de Puente Nuevo ahora lo compran en el extranjero por resultarles más barato que el local, eso es la globalización beneficios para las empresas y hambre para los pueblo. Esa cruel palabra que se llama competitividad, crecimiento, en un mundo finito. Nos dijo también que unos japoneses han comprado bastantes hectáreas de terreno para sembrar pistachos. 

Vista desde el lado noroeste

Nos explicó que como consecuencia de su poder adquisitivo al cambio de los yenes por euros. Es muy curioso a tantos miles de kilómetros de su isla. El hombre siguió con su trabajo que había detenido con nuestra conversación, porque estaba preocupado por la sequedad del terreno, que pretendía limpiar en evitación de fuegos, y sobre todo para obligar al ganado caballar a cambiar el lugar de pasto. Nos habló también de la intrincada red de tuberías que existe para el regadío en la zona desde que el pantano de Sierra Boyera permitió convertir la explotación de secano del la zona. Los ocres de la temporada, previos al otoño, contrastaban con los verdes del cauce del río Guadiato, arroyo Fresnedoso  y la zona regable, todo ello con la presencia en el horizonte noroeste de la silueta del Castillo.

Esquina noroeste

“Ocupado desde el Neolítico Medio (Sierra Palacios l, Dolmen de las Casas de Don Pedro), BELMEZ y su entorno, poseen una secuencia estratigráfica arqueológica de mas de 6.ooo años. Es durante el Calcolítico cuando los pobladores de esta zona de la sierra norte comienzan a explotar las minas de forma rudimentaria y primitiva: era el principio de la metalurgia. Mas tarde, el hallazgo de las piezas de oro de Bujadillo y la recuperación de fragmentos cerámicos orientalizantes bajo las aguas de¡ embalse de Sierra Boyera indican que, hacia el I Milenio aC., existieron importantes asentamientos en esta zona, cuya ocupación debió prolongarse en los períodos Ibérico y romano.

Pasillo interior

Durante la Época romana, el territorio de BELMEZ, vivió uno de sus momentos de mayor esplendor. Todo parece indicar que hacia el siglo I aC, romanos procedentes en su mayoría del sur de Italia, llegan hasta aquí con la intención de explotar los recursos mineros de la zona: Las minas de la Gata, la Pastora, el Nogal, la Nava, el Paredón, el Rosalejo, la Parrilla o, las Víboras, son los ejemplos más interesantes. La importancia de BELMEZ en época romana es tal que algunos investigadores han querido situar en su casco urbano, el Municipio de Mellaria que distaba 56 millas de la Colonia Patricia Corduba.

Pilar central

Siglos más tarde, en la Edad Medía, Idrisi, cita la fortaleza de Benaidar como un punto relevante en el camino que unía Córdoba con Badajoz. Este hecho podría indicar que, el castillo de BELMEZ, pudo tener sus orígenes en época califal y se levantó para defender los accesos a Córdoba por esta zona del alto Guadiato.

Pavimento y señales coloreadas de las piedras

El primer testimonio escrito del que tenemos constancia sobre BELMEZ, data del 31 de diciembre del año 1245 y dice que el rey Fernando III concedió a la Orden de Calatrava la villa de Priego, a cambio de los castillos de Cuzna y Belmez, en la sierra de Córdoba. Mas tarde, en el año 1315, Alfonso XI, le concede el título de Muy Leal Villa, a la que luego, Felipe 11, añadirá el de Muy Noble Villa. Sin embargo, BELMEZ, comenzará a vivir de nuevo momentos de prosperidad hacia finales del siglo XIX, cuando la mina de Cabeza de Vaca inicia su explotación. A partir de entonces, su cuenca, genera materia prima que se empleará para motores de vapor del ferrocarril, grandes barcos, bombas de desagüe o fundición. Sus diez castilletes que se dispersan por la geografía de su término municipal y algunas de las piezas que pueden contemplarse en su museo, son muestras evidentes de la importancia que esta población tuvo entonces.”

Cubierta

Sobre el Dolmen

Está datado sobre uno 4.300 años. Es uno de los monumentos megalíticos más antiguos de la provincia, cronológicamente se pueden datar el neolítico medio en el Valle del Guadiato.  Se excavó en los años 1987 y 1989, se declaró BIC en 1996. Tuvo otra intervención en 2001 y se puso en valor en 2007. Al ponerse en regadío los terrenos del arroyo Fresnedoso se arrasó parte del túmulo de la cámara funeraria del Dolmen. Entonces se realizó una excavación con carácter de urgencia a lo largo de dos campañas, primero la parte funeraria con una zanja que se abrió en el lado oeste, y luego en 2001 la cámara y el corredor así como el gran túmulo. Se documentó la ocupación previa a la construcción del sepulcro.

Curiosidad observada por R. Jiménez "Coto de caza"

Los trabajos descubrieron dos tipos de arquitecturas megalíticas: Menhires y Dolmen, que estaban perfectamente delimitadas, a partir del relleno de las zanjas en las que se insertaron primeramente los ortostatos (grandes bloques pétreos). Se supone que los primitivos constructores hace 4200 años que ocuparon los aledaños del arroyo Fresnedoso deciden la erección de un Menhir, extraen un gran bloque de piedra y lo insertan en el terreno verticalmente, calzándolo para evitar su caída.

Ruta roja corta

Luego se levanta otro Menhir y relacionados los dos aparece un suelo rojo, dos fosas y tres hogares, así como muchos restos de materiales. Parece que en ese tiempo los menhires actuaban como señales geográficas de propiedad. Posteriormente estos se integran en una estructura funeraria. En el interior de la fosa se encontraron una piedra de molino, nódulos de hematites (oxido de hierro), cerámicas y útiles de hueso. El pavimento de losas y piedras se eligen por su color rojizo o coloreado con cinabrio, o también ennegrecidos por el fuego. Eso conforma los dos colores rojos y negros, misma combinación cromática que había al suroeste de los primitivos menhires.

Ruta azul media

Sobre el pavimento y junto a la pared había restos óseos de dos individuos posiblemente del sexo femenino. Un ajuar de puntas de flechas y láminas de silex, una vasija y cuentas de color verdoso de pizarra. Este ajuar está en el Museo Arqueológico y Etnológico Provincial de Córdoba. Al arrimar más bloques al lado de los menhires formaron una cámara de 2,2,m. de larga por 1,4 de ancho. Para soportar la cubierta se puso otra central a modo de pilastra, y para el cierre del conjunto  se dispuso un gran bloque de piedra quedan un estrecho paso.

Ruta amarilla larga

Esta es la modesta crónica, con visos científicos rogando disculpen la posible escasa rigurosidad. Un monumento de hace 4300 años, que los hombres con su esfuerzo levantaron primero para el asunto de la propiedad, y después para guardara sus muertos seguro que de un nivel superior. La diferencia es escasa con nuestros tiempos. Lamentar la escasa señalización, pero es un asunto que se puede subsanar con unos simples postes. quiero señalar que no será por falta de dinamismo de la alcaldesa del municipio, cuestión que tiene perfectamente demostrada, y no me importa en absoluto que se me ve a el plumero en este sentir, pues han sido bastantes años, más de treinta, de compartir formación política con ella, años de los que me siento muy orgulloso aunque ahora esa militancia sea de corazón..









Fotografías y vídeos del autor

Bibliografía del tríptico y la red

miércoles, 18 de julio de 2012

GEMOSOLAR, PLANTA DE ENERGÍA SOLAR EN LA CAMPANA (SEVILLA)


Torre receptora de la central Gemasolar

La pasada semana, durante un viaje que hice con un amigo a Dos Hermanas, tuve la ocasión de fotografiar la planta termosolar de La Campana (Sevilla) Gemasolar, que se divisa desde gran parte del valle del Guadalquivir. Ya tuve ocasión de comprobarlo antes desde una visita a Palma del Río y Peñaflor. 

Ambos miran al sol y de él toman su energía

En 2008 surge Torresol Energy, multinacional española (¿?) de la fusión entre Sener Grupo de Ingeniería S.A., propietarios del 60% y Masdar, compañía de energías alternativas de Abu Dhabi que dispone del 40%.  La compañía opera en todo el mundo y en España tiene tres plantas. La que nos ocupa, Gemasolar, y otras dos en S. José del Valle (Cádiz), llamadas Valle 1 y Valle 2, que parecen desde el aire una sola.

El toro "patrio" detrás de las adelfas no para de mirar a la torre

Las tecnologías son distintas aunque parecidas. Gemasolar concentra los rayos del sol de unos helióstatos en una torre receptora por donde circulan unas sales de nitrato fundidas que se calientan alcanzando la temperatura de 565º, luego bajan estas sales al intercambiador de calor para generar vapor de agua y mover las turbinas. En principio ambas centrales son limpias, digo en principio porque no hay motivos para decir de momento lo contrario.

Vista desde el espacio

En condiciones de baja radiación solar, estas sales calientes se almacenan en tanques que permiten seguir con la generación de energía durante la noche, por lo que se consigue el tan deseado almacenamiento de la energía, cosa imposible en otro tipo de centrales. No es mi intención entrar en cuestiones de profunda tecnología, no por falta de ganas. Evidentemente mis conocimientos son bastante limitados.

Otra vista aérea de la central

Las otras dos centrales funcionan de forma parecida, en este caso están compuestas de unos espejos parabólicos que concentran la luz del sol en una tuberías por las que circula un aceite térmico que permite alcanzar temperaturas de unos 400º. En los momentos de baja radiación se calientan también las sales y almacenan el calor en unos tanques que generan vapor.

Desde la distancia

En todas las centrales térmicas el sistema es el calor para generar vapor, así de simple, en las nucleares generan el calor las barras de uranio, en las del carbón el combustible fósil y en otras, otros tipos de combustibles. En las hidráulicas las turbinas son movidas por la fuerza del agua. Luego tenemos las eólicas en las que el combustible es el viento, y en las fotovoltaicas la luz. 

Sistema de espejos parabólicos y tubería central de Valle 1 y 2

En ninguna de las expuestas se puede almacenar la energía. En las eólicas paran o ponen en marcha, en función de la demanda, más o menos generadores. Y las fotovoltaicas de noche no funcionan (salvo aquellas en las que ocurría que seguían generando energía por la noche con motores de gasoil, por la herencia del Lazarillo de Tormes), claro estas podrían cargar baterías de corriente continua pero lo que interesa es la corriente alterna.

Vista aérea de Valle 1 y 2 en S. José del Valle (Cádiz)

En Gemasolar, 2600 heliostatos en una superficie de 185 hectáreas, generan 19,9 Megavatios (MW) de energía. Y las de espejos parabólicos Valle 1 y 2, generan 50 Megavatios (MW) cada una en un campo de 510 mil metros cuadrados de superficie. Una verdadera mega obra de ingeniería de la que debemos sentirnos satisfechos. 

Vista de la torre y de los helióstatos 

Gemasolar,  pues representa una piedra preciosa desde cualquier sitio que se la mire, vista desde Google es un diamante tallado o lo que es lo mismo un brillante el que se ve desde el cielo, eso sí hay que mirarlo con las precauciones adecuadas pues con el sol no se debe jugar. 

Fotografías del autor, Google y la empresa.
Bibliografía de la empresa.