sábado, 12 de octubre de 2013

LOS PARARRAYOS DE PROTECCIÓN DE LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

Portada del folleto de Dalmau Montero, donde se ve mi casa a la izquierda de la torre.

El pasado martes 22 de octubre, tuve la oportunidad de conocer al que era hasta ese momento un amigo virtual de la red, ya que no habíamos tenido oportunidad de conocernos personalmente. Me refiero a Antonio Moreno, uno de los mayores expertos en cine de nuestra ciudad, que está tratando de publicar su libro de Rodajes Cinematográficos en Córdoba desde primeros del siglo XX. Ha iniciado un programa en una televisión local de cable, PTV, sobre cinematografía que después puede verse en You Tube. 

Vista de las cubiertas en la que se ven los antiguos pararrayos

Pues bien Antonio tuvo la delicadeza de regalarme un folleto de la empresa de aparatos eléctricos J. Dalmau Montero, donde se especificaba la instalación de un servicio de protección eléctrica de la Mezquita de Córdoba, a instancias de D. Ricardo Velázquez Bosco arquitecto de la misma. No pone la fecha pero se puede estimar de principio del siglo XX. Posiblemente la primera protección del monumento. Un verdadero documento de la mencionada instalación, por lo tanto en primer lugar mi agradecimiento público al detalle.

Vista del muro oeste donde se visualizan algunos pararrayos antiguos.

La gran intervención del arquitecto burgalés se realiza en el periodo 1891 a 1907, aunque él trabaja después en la capilla de Villaviciosa. Su fallecimiento se produce en 1923 en Madrid, con ochenta años, pues nació en 1843. De niños hemos jugado muchas veces en los Patios de los Naranjos, como le llamábamos en plural. Y conocíamos todas las bajadas de los pararrayos, que estaban realizadas en ancha cinta de cobre, sabíamos de la leyenda que robaban los pararrayos porque las puntas era de platino.

Vista actual de las cubiertas

Y creíamos que eran como las cadenas de oro de las macsuras. Pero en este caso y según el detalle del proyecto de instalación de la empresa eran de platino. Por otro lado y si habían cincuenta y cuatro conductores y estimásemos que cada pararrayos tuviese medio gramo estábamos hablando de veintisiete gramos de platino. No era por tanto una riqueza inconmensurable.

D. Ricardo Velázquez Bosco

El detalle más significativo que ocurrió en los pararrayos, sin tener en cuenta que en alguna tormenta cayera alguna chispa en ellos y fuese la comidilla del día siguiente, fue la casualidad de que en uno de los de la galería norte, concretamente la parte frente a la calle Céspedes, Santi, un chaval de la calle Martínez Rücker, habilidoso donde los hubiera con el tirador, le disparó a una golondrina o vencejo, y le dio yendo a pincharse en su caída en un pararrayos donde se momifico y estuvo muchos años visible. Claro esas cuestiones eran voz populi y eso significaba que el autor sacara pecho de su hazaña. 

Bola de la cúpula del crucero

Unas letras de la empresa instaladora, publicitando la necesidad de la protección:

"AL PÚBLICO

El número de instalaciones de pararrayos protegiendo edificios contra descargas eléctricas atmosféricas, hechas con arreglo a los modernos procedimientos que la ciencia y la experiencia aconsejan, es muy reducido en España.

Durante los muchos años que llevamos dedicados a esta clase de trabajos, hemos tenido que luchar con la rutina y los prejuicios arraigados hasta en las clases ilustradas, sobre la forma de hacer las instalaciones y la eficacia de los pararrayos.

Vulgarizado actualmente el conocimiento de los fenómenos eléctricos, creemos llegado el momento oportuno de dar a conocer al público la forma científica de proceder en esta clase de instalaciones, que pueden resultar contraproducentes, cuando se proyectan y ejecutan con ignorancia de los principios científicos necesarios.

Muévenos también a ello, el haber llevado a cabo la instalación de pararrayos más importante que existe en España y acaso en Europa: la de la Mezquita Catedral de Córdoba.

El proyecto se debe al ilustre arquitecto D. Ricardo Velázquez Bosco, bajo cuya dirección hemos ejecutado las obras.

En él se han armonizado las dos tendencias actuales, de protección por barras y protección por puntas pequeñas, con empleo de cable y cinta de cobre según han requerido las alturas y las líneas del edificio.

En este folleto describiremos a grandes rasgos esta instalación, que consideramos como modelo en su ejecución y en su proyecto, por haberse estudiado científicamente la aplicación de nuestros sistemas a las líneas generales del edificio."

Pararrayos de la bola de la cúpula del crucero.

Texto de la empresa J. Dalmau Montero de Barcelona y Madrid.

"Instalación modelo de pararrayos que hemos ejecutado en la Mezquita Catedral de Córdoba.

Un monumento de la importancia de éste y que había sufrido algunas descargas atmosféricas que produjeron hasta el incendio de una de las cúpulas, necesitaba estar dotado de una instalación de pararrayos que después de bien estudiada fuese realizada con elementos de calidad y forma especiales adecuada al objeto a que se destinaban.

El ilustre arquitecto D. Ricardo Velázquez Bosco fué encargado del proyecto de esta instalación, y previo Concurso-Subasta fuimos designados por el Ministerio de Instrucción Pública para llevarla a cabo.

La instalación comprende principalmente tres partes: los órganos de recepción de las descargas atmosféricas, los órganos de conducción de estas descargas y los órganos de dispersión.

Los órganos de recepción los constituyen las barras, haces de puntas y coronas de puntas, distribuidos convenientemente en todos los tejados, cimborios, cúpulas, lucernarios, etc.

Pararrayos de San Rafael

Todos estos órganos de recepción van unidos por una red horizontal de conductores de enlace, formando una red metálica de anchas mallas sobre toda la cubierta del edificio. Esta red está formada por veintiocho conductores en la dirección del largo del edificio y cuarenta y seis perpendiculares a éstos, unos y otros enlazados por especiales piezas forma + y soldados perfectamente.

Todos los conductores de la red parten y mueren en un conductor general que rodea todo el edificio.

A su vez, de este conductor perimetral superior, parten cincuenta y cuatro conductores en dirección vertical, que adosados a las fachadas terminan en otro conductor general que en una zanja y colocado dentro de una tubería de gres rodea también el edificio, y sigue por dentro del Patio de los Naranjos paralelo a sus cuatro fachadas para recoger los conductores de bajada de los cuerpos de edificio que forman dicho patio y los que bajan de la torre.

Instalación de bajada por la esquina suroeste de la torre

Ocho pozos hechos con fábrica de ladrillo y de profundidad suficiente hasta encontrar capa de agua permanente, albergan las placas de tierra y van cubiertos con una tapa registro.

La protección de la torre se ha hecho colocando una punta sencilla con platino en el extremo de la cruz central y otras ocho puntas en los remate,, de piedra. Lleva seis conductores de descarga verticales y a ellos están unidos, como lo están a los del edificio principal, todas las canales de plomo para desagüe de tejados, tuberías, etc., etc.

Instalación de bajada por la esquina suroeste de la torre

Esta es, a grandes rasgos, la descripción de tan grandiosa instalación. Para terminar y poderse hacer cargo de la importancia de ella, diremos que se han empleado ochenta y dos barras con puntas múltiples de platino, noventa y cuatro barras con puntas sencillas de platino, cuatro mil quinientos noventa y cinco metros de cable de hierro galvanizado, dos mil trescientos diez metros de cinta de cobre estañado y demás material accesorio, como soportes, tubos, guarda-bajadas, aisladores, etc., y que el importe neto total de esta instalación ha sido de cincuenta y cuatro mil ochocientas cuarenta y siete pesetas."

Tubo de bajada a la toma de tierra

Hoy esta instalación ha desaparecido en su totalidad, y ha sido sustituida por un nuevo sistema de protección, el pararrayos PDC (pararrayos con dispositivo de cebado no electrónico), que es el sistema que está instalado. Solo dos (me queda la duda si la capilla del cardenal tiene alguno otro) , uno en la bola de la cúpula del coro y otro en el San Rafael de la torre sustituyen a los cincuenta y cuatro anteriores, que han estado casi un siglo prestando servicio a la protección del edificio.

Perspectiva de bajada de la torre del pararrayos

Parar terminar añadir que la pulcritud del trabajo de Velázquez Bosco era tal, que no se atrevió a reparar una de las puertas del lado este de la Mezquita, por no tener elementos de juicio previos antes de la ruina, que permitieran a la restauración ser todo lo fiel posible a lo que había.

Fotos del archivo y del autor
Bibliografía del folleto de la casa Dalmau.
Agradecimiento a Antonio Moreno Bello

8 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, amigos. Paco, Curiosa historia las que nos traes hoy. No he tenido más remedio que reírme leyendo la propaganda, pues me ha hecho recordar la insistencia del Vendedor de Pararrayos de Herman Melville. No tengo noticias de una torre haya recibido un rayo, antes de tener instalado uno de eses artilugios, denominados pararrayos. De ahí la creencia popular de que los pararrayos son los que atraen los rayos. Vamos, que hay la misma posibilidad de que le caiga un rayo, como que me toque la lotería a mí que no juego. Que más da Golondrina, vencejo o avión, menuda puntería se gastaba el muchacho. Un abrazo

Rafael Arjona dijo...

Tus explicaciones, Paco, son siempre redondas. ¡Y cuidado que el tema puede ser árido! Pero es que te lo bebes por los datos y noticias paralelos que incluyes. Por cierto, no sabes la envidia (sana) que me produces cada vez que cuentas cosas de tu infancia. Yo no tuve la oportunidad de compartir la calle con otros niños de mi edad y eso es algo que pesa toda la vida. El problema de tener una madre superprotectora. Síguenos ilustrándonos y entreteniéndonos. (Y dándome envidia también, ¡qué carajo!)

Paco Muñoz dijo...

Rafael muchas gracias, pero tú eres un artista, no hay nada más que leerte. Admiro mucho tu capacidad literaria. Yo jugué pero también fue un niño protegido, quizás viejo antes de tiempo, con muchos traumas, por haberme metido a jugar con cosas como la radio, la telegrafía, las válvulas electrónicas y cuestiones raras para los demás, estaba desfasado con los tunos de la calle, y más de una vez he cobrado, y no más por saber quitarme de enmedio a tiempo. Siempre trataba de liberarme de mi madre. Fíjate a ti te doy envidia y tú me das a mí, nunca estamos contentos con lo nuestro. Ah, y una cosa me autocensuro en muchas cosas, aunque no lo creas soy un tímido patológico. Un abrazo.

Paco Muñoz dijo...

Gracias Patxi todo viene como consecuencia del regalo de mi amigo y conocer los detalles del proyecto, es de primero de siglo XX la propaganda. La verdad es que es posible eso que dices, pero allí han caído varios en la Mezquita. El efecto eléctrico de la puntas si es cierto, otra cosa es atraer que ya es más difícil. En cuanto a la ornitología estoy pez. Ayer mismo iba dando un paseo, había estado en la exposición de la Casa Árabe, que está en la calleja sin salida de la calle Velázquez Bosco (Se llama Samuel de los Santos Gener), y me encontré a un amigo Rafael El Sevi, que vivía en la calle Blanco Belmonte esquina Céspedes y me acordé y hablamos del Santi citado. Corroboró lo dicho. Lo que pasa es que al final me contó una leyenda urbana, a la que no tuve más remedio que decirle que eso era un cuento. Me dijo que un amigo monaguillo, lo había metido en la Mezquita en un subterráneo y llegaron hasta la Calahorra (fíjate que imaginación) seguro que entraron a un sótano oscuro y el monaguillo le dijo por esa puerta se va a la Calahorra y el estuvo. Circulan muchas leyendas urbanas y si son de pasadizos tenebroso mejor. No llegó la sangre al río porque es una buena persona, aunque yo debía haberle seguido la corriente y no ser tan seco. En fin la imaginación al poder. Un abrazo tocayo.

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, amigos. Paco, cuando yo era chaval allá´ por los finales de los 50, principios de los 60, corrió la siguiente noticia: “un monaguillo de la Catedral ha encontrado un pasadizo entre ésta y la Torre de La Calahorra” Verdad para algunos, fantasía para otros. Esto es parecido el acertijo que hay por la margen izquierda del Nervión: Había una pareja revolcándose por un prado; acertó a pasar por allí un señor y metiéndose la mano en el bolsillo sacó un duro y les dijo: “Que se quede con el que la tenga dentro “También puede ser lo que tú dices: que fuese un sótano, cosa que no sería difícil, ya que los Visigodos los hacían debajo de sus iglesias y pudieron dar con alguno que quedó de la Basílica de San Vicente. Que sí, que fue derribada, para ampliar la mezquita, pero después de pagar un montón de dinero, además de alguna que otra indulgencia religiosa, como permitir la reparación de las iglesias que se habían visto dañadas durante los primeros años de ocupación. Claro, que tenía que estar en la axarquia. Un abrazo

Paco Muñoz dijo...

Es que las leyendas urbanas comienzan por algo. En la mente de un niño, que lo bajan a un lugar oscuro y le dicen por ahí se va a tal sitio, y el sitio es cual, pues ya está la fantasía y las ganas de aventura hacen todo lo demás. Esa es mi opinión. Claro que partes de que puede haber pasadizos, no lo dudo, pero la gracia es uno que cruza el río y llega hasta la Calahorra y otro hasta Medina Azahara, y la pregunta es ¿Para qué? ¿Con qué sentido? Una salida oculta de cualquier fortaleza, es lógica, pero una salida a siete u ocho kilómetros, aceptaría una salida hasta la orilla del río, pero te imaginas el calibre de la obra hasta el otro lado. En fin. Saludos.

werrybee dijo...

Vaya Paco, se me había pasado esta entrada, no sé de qué forma pues sigo todo lo que publicas. Antes que nada agradecerte que me menciones y que hables del programa de cine en PTV, la verdad es que me hace mucha ilusión, además de compartir mis investigaciones con la audiencia, primero por la tele y luego por internet. Fíjate como al final ha sido buena idea darte el folleto, has tardado poco en publicar una entrada y darlo a conocer. Dalmau Montero también fabricaba telégrafos: uno de ellos aparece en mi colección de fotos, así que lo único que me queda es demostrar que la fotografía se hizo en Córdoba, con lo cual posiblemente estariamos frente al primer telégrafo instalado en la ciudad. Un fuerte abrazo.

Paco Muñoz dijo...

Gracias a ti Antonio, la mención es obligatoria y ojalá lo hagamos también por la publicación de tu libro. Entonces queda dicho lo de la fabricación de telégrafos por la empresa Dalmau (este es el patriarca de la saga https://www.google.es/search?q=empresa+Dalmau&oq=empresa+Dalmau&aqs=chrome..69i57.3328j0j1&sourceid=chrome&ie=UTF-8#q=empresa+Dalmau+Montero+electricidad ) que también era óptico. A mí me da la impresión que el siglo XIX fue uno de los mejores para las invenciones, parece que estaba todo por hacer y por eso se disparó la inventiva, o quizás mejor dicho los descubrimientos. Todos los grandes descubrimientos parece parten de ahí y desde ese punto de una forma logarítmica crecen. Un abrazo Antonio y nuevamente gracias.