domingo, 26 de enero de 2014

LA FUENTE DEL AVELLANO, GRANADA

La Fuente del Avellano
(A José Muñoz Martín, mi padre)

"/Al pie del Generalife,/ en las márgenes del Darro,/ hay una fuente famosa,/ la fuente del Avellano./" 

Subida Camino del Avellano

Esta era una de las estrofas de la letra con la que Antonio Molina publicitó la famosa fuente granadina, y que José Muñoz (mi padre) a modo de titulillo empleaba, siempre que le pedías agua: 

-¡Agüita de la Fuente del Avellano! 

Fuente que nunca habíamos visto, y agua nunca bebida. Pluralizo porque estoy seguro que él tampoco había estado en ella. También vivió veinticinco años debajo de la torre de la Mezquita -de los sesenta que lo hizo en Córdoba- y nunca subió a ésta. 

Palacio de los Córdobas

Pues bien, después de un episodio clínico, aparatoso pero sin importancia, que nos trastocó los planes en la ciudad de la Alhambra, de visita a familiares, ocupados unas horas en las urgencias del Clínico, decidimos, una vez recuperados del susto dar un paseo por el Albaicín. Antes de la visita al Carmen de la Fundación Rodríguez Acosta cuya visita teníamos programada. Por aquello de que no mal que por bien no venga. Calle Reyes Católicos, Plaza Nueva, subida en bus al mirador de San Nicolás, elemento fundamental para poder gozar de una maravillosa vista de la monumental Alhambra, para luego bajar callejeando hasta el Paseo de los Tristes o del Padre Manjón (fundador de las escuelas de niños pobres del Sacromonte, llamadas del Ave María), cuya efigie preside delante de la fuente del siglo XVII. 

Una vista del camino

El nombre del Paseo no es, parece ser por lo románticas que pueden ser las umbrías (a esa hora de la mañana) orillas del río Darro, si no porque era el lugar por donde anteriormente pasaban los entierros antes de subir al cementerio de detrás de la Alhambra que, si lo hacían por la Cuesta del Rey Chico o de los Chinos -por su empedrado, no por los que controlan el mercado mundial de la copia- era un verdadero suplicio físico el acompañamiento del finado para los dolientes y amigos. Lo digo porque, el que no haya subido a la Alhambra por el citado camino no sabe lo que son cuestas.

Entrada al abandonado Carmen de San José

Desde el paseo de los Tristes puedes subir la Cuesta del Chapiz a la izquierda, o cruzar el puente del Aljibillo para situarte en la margen izquierda del Darro. Al frente la citada Cuesta del Rey Chico, y a la izquierda el camino de la Fuente del Avellano. A primera vista llama la atención la subida inicial del mismo que es considerable, pero como el piso es bueno no se hace muy dolorosa, bien es cierto que tomándola con filosofía alpina, que es lo mismo que un paso pausado y después otro, por más señas.

Plaza de la fuente

El camino medido por GPS no tiene más de ochocientos metros, pero como una vez subida la citada cuesta inicial, se torna en semillano, bordeando la ladera del Cerro del Sol, y las vistas del margen derecho del río son preciosas, es un -ahora sí- romántico paseo. Comienzas dejando abajo el monumental Palacio de los Córdobas, y arriba del todo, con algo de voluntad puedes ver parte del Generalife. Más adelante, en una curva con mirador, en la que te vigila desde arriba el castillo de la Silla del Moro y cambias la orientación hacia el este, dejando el abrigo del Cerro del Sol, la canalización del aire de la sierra por el Valle del Paraíso se hace sentir a pesar de que la mañana no era muy fría desde luego. Pero la brisa que venía de la blancas cumbres de Sierra Nevada se hacían notar y había que subirse las "bragas" (ojo, la especie de bufanda tubular) hasta el bigote.

Fuente del avellano

En esa curva ya se ve al fondo la Abadía del Sacromonte, enorme arriba del cerro, así como el conglomerado de cuevas de este, hoy en día la mayoría turísticas, no como cuando me llevo mi padre la primera vez, allá por los años cincuenta del siglo pasado, que eran viviendas míseras de personas  excluidas -más o menos como estaremos prácticamente la mayoría si sigue el capitalismo criminal apretando las clavijas. Algunos no podemos decir eso de "si Dios no lo remedia", aunque si escuchamos mucho eso de "como Dios manda", hijos de...-. A la izquierda la entrada del abandonado Carmen de San José.

Azulejo en el que se cita a la Cofradía y a Ángel Ganivet

Desvencijados cortijos a la orilla del Darro abajo, junto a sus riberas, algunos minúsculos puentes vistos desde arriba. Riberas de aulagas, lentiscos, algún centenario olivo, romero y almendros, rellenan lo que seguro serían fértiles huertas aterrazadas. Helechos, culantrillos y ombligos de venus, hiedras, higueras, y algún nogal, todos, se nutren de la humedad de la Montaña del Sol que nos vigila y da sombra. 

Caseta de la fuente y reja de la entrada 

Con notable acierto, y rememorando lo que fue la Cofradía del Avellano que fundó Ángel Ganivet y que con motivo de este paseo me ha obligado a investigar, por la cerámica que lo cita encima de la fuente. Parece que aquello era una reunión de la intelectualidad de finales del XIX, una especie de academia helénica, donde hablaban de lo divino y de lo humano, y el agua de la fuente seguro sería lo de menos. Parece que el cenáculo duró poco, porque la muerte prematura por suicidio de Ángel Ganivet, treinta y tres años, cuando estaba de Cónsul en Riga (Letonia), lo disolvió.

Interior de la mina

Este pensador había abandonado el cristianismo pero no la moral, ésta desde luego no era burguesa, sino de ideales, voluntad y valores. En la época que le tocó vivir la política bipartidista, de caciquismo, de apaños entre los partidos turnantes (¿dónde habremos escuchado estas cosas también?), marcaban la pauta. Creía que el atraso de la nación no se solucionaría hasta que las clases menos pudientes no tuvieran acceso a una formación efectiva.

Otra vista del interior

Pero la relación de Ganivet con la Fuente del Avellano se acabó, aunque perduró en el tiempo. La fuente del Avellano fue una de las más famosas de "Graná", no podemos sin embargo olvidar a otras dos Darro arriba Agrilla y de la Salud. Y tampoco la figura de los aguadores con su borricos y cántaros repartiéndola en las fotografías de los Señán, o los dibujos de los románticos. Por otro lado parece que algunos aguadores -somos un país de pícaros- llenaban el agua de sus cántaros en la Fuente del Toro y evitaban subir a la del Avellano.

Camino de la fuente, explanada, caseta y subida a la Acequia real

Y luego las leyendas. Un caminante que pasaba por allí descubrió la fuente que manaba fresca como la nieve. Luego se conoció que sus beneficios eran considerables, una veces su sabor era agrio y otras dulzón. Y con el sabor cambiaban sus efectos, pasión en los corazones o frialdad en éstos. ¿Y qué ocurría? El hada Agrila vivía dentro de una cueva y según su estado de ánimo así era el sabor de las aguas. Cuando la conquista cristiana, el hada se marchó y lloró por su marcha, pero a la vez disfrutó de la belleza del paisaje, entonces las lágrimas fueron a la fuente y el sabor agridulce fue el que perduró.

Caseta de la Acequia real

Esa es la leyenda, la realidad es que parece que sus aguas proceden de las filtraciones que bajan por el conglomerado del cerro del Sol de la Acequia Real que surte al Generalife y discurre unos metros ladera arriba, una surgencia. Por ello, otro de los nombres populares fue el de la Fuente de las Lágrimas. Los caños que vierten al pilar están desde 1827. Hubo un momento en el que el propio cemento, creo que en la Acequia Real, la dejó sin caudal. El agua parece que hoy es potable de la red. Y más allá del rellano, de la plazuela de la fuente, siguen las veredas sinuosas cerro del Sol arriba.

Otra vista de la explanada de la fuente, a la derecha el Sacromonte

El camino está jalonado en su margen derecha -del camino de ida-, con versos de diversos poetas, cuyas poesías están grabadas en una placas adosadas a unos enormes trozos de mármol que diseñó el arquitecto Antonio Tejedor. La Fundación Albaicín requirió a diversos poetas granadinos para pedirles un poema suyo y la recomendación de alguno de otros poetas. Luis García Montero, Antonio Carvajal, Ángeles Mora, José Carlos Rosales, Justo Navarro y Antonio Muñoz Molina fueron los seis elegidos y estos recomendaron a José Luis Borges, San Juan de la Cruz, Rafael Alberti, Francisco Acuyo, Henry David Thoreau y Emily Dickinson. Doce en total.

Una vista de la catedral desde el camino de vuelta.

Pero he aquí que la subcultura del destrozo, ha marcado las placas de acero inoxidable con pedradas u objetos punzantes y grafiteado horrorosamente los mármoles, como puede verse en las fotografías. Incluso en el de Luis García Montero pintaron amenazas de muerte y le llamaron asesino. Esto desde luego es inevitable y es la firma de lo que no debe ser, es lo negativo de la cultura. Lo contrario del "viva a la muerte" que le espetaron a D. Miguel de Unamuno, sin que se quiera señalar que los grafiteros sean acólitos ideológicos del militar minusválido, ya que en todas partes cuecen habas, aunque Granada... es Granada.

La Abadía del Sacromonte desde el camino

El asesinato de la cultura en la persona de Lorca y la quema del cine Teatro Regio en febrero de 1984 cuando cuando proyectaron el Caso Almería, son dos ejemplos. Un azulejo de la cerámica granadina de Fajaluza decora y recuerda a Ángel Ganivet, encima de la fuente. Es una copia del original que se puso en 1991. Pero no debemos olvidar a Legaza Puchol de Salobreña, autor de la copla, y a que puso voz Antonio Molina que fue lo que más popularidad le dio al paraje y a la fuente.

Fotografía de principios de siglo XX con los borricos aguadores

"Que baja como la nieve,/ el agua del Avellano,/ que baja como la nieve,/ cristalina y con anises,/ fresquita, no hay quién la pruebe,/ el agua del Avellano."


Paseantes aguadores y autoridad a principios del siglo XX

Justo es reconocer que si no es por Conchi no hubiera podido satisfacer mi deseo desde niño de conocer la Fuente del Avellano.

Unos llenado los búcaros y otros marchando

Pascual Madoz en su "Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar" editado en 1850, escribió en su volumen 8  -en el que hablaba de la ciudad de Granada-, sobre la fuente, lo siguiente:

"La Fuente del Avellano ha sido comparada por Chateubriand con la de Vaueluse inmortalizada por Petrarca. Desde la explanada construida en su inmediación se ofrecen a la vista un valle  risueño, una serie muy interrumpida de jardines y casas de recreo, de espesos montes de avellanos, de cabañas pobres, pero de aspecto agradable. La Colegiata del Sacromonte descendía al frente, cual gótica Abadía. Hasta las pendientes de los cerros son fertilizadas por las filtraciones de las acequias, que sus cumbres llevan, y apenas se divisa el suelo, sino álamos corpulentos, frutales, fresca yerba y flores permanentes. 

Tanta frondosidad despierta sensaciones poéticas, creyéndose la imaginación transportada a un rincón de aquel vergel amenísimo, que el génesis nos pinta como obra maravillosa de Dios, para servir de recreación y asilo al padre de los mortales. Como si la Providencia hubiese querido prodigar en estos parajes todos los gérmenes de la vida, nacen en ellos fuentes y arroyos de aguas cristalinas, muy celebrados por su virtud de disipar algunas dolencias, inveteradas; tales son la Agrilla y la Salud. 

Los moradores ofrecen ejemplos de larga edad. El aire purificado con una vegetación lozana, y embalsamado por sus efluvios aromáticos, comunica a la sangre elementos de vida y aleja la muerte del lecho de los moribundos. Los moros africanos venían a este remedio del paraíso y en él desechaban las dolencias contraídas en sus ardientes costas; y el gran cardenal Cisneros, consumido por trabajos arduos, prolongó su vida, recreado en las delicias de los cármenes y aspirando sus aires puros. 

En las huertas que formando escala, se divisan enfrente de la subida que conduce a la fuente del Avellano había jardines y palacios de los reyes y magnates moros, aun quedan vestigios de uno de estos en la casa ruinosa, que subsiste a la derecha del camino del Sacro-Monte, al final de la cuesta del Chapiz, en la huerta llamada del Lavadero. Sobre la fuente del Avellano se lee la inscripción siguiente: 


"Reinando el Sr. D. Fernando VII de Borbón (Q. D. G.), siendo capitán general de esta prov. el Sr. D. José Ignacio Álvarez Campana, y corregidor de esta capital el 5r. Marques de Altamira, la c. de Granada costeó esta obra, comisionando para ella al veinte y cuatro de su ayunt. D. José Marín, año 1830."

LOS POEMAS

He de reconocer que solo tengo diez de los doce señalados, no sé si es que se me han pasado, cosa por otra parte lógica (problemas de DNI) o que no estaban. Tengo que lamentar que los que me faltan son los poemas y placas de Francisco Acuyo y Justo Navarro, los que buscaré por todos sitios para ponerlos.

Antonio Carvajal

POEMA DE VALPARAÍSO
Estallan en la fronda de amor los ruiseñores/ebrios de tanta noche, de tanta melodía./ En el cóncavo cielo se reflejan las flores/ y allí la brisa tenue las riza de alegría./ El agua oculta pulsa sus roncos atanores/ y una lechuza enciende su cruel sabiduría,/ escéptica en el coro de pájaros cantores,/ quieta en el agua ansiosa que va buscando el día./ Sobre la hierba cálida que el rocío aún no moja/ -yerran sus gotas leves por el aire insumiso-/bajo la luna llena, se abre una rosa roja./ Nuestras bocas se besan: la aurora da el aviso/ de un futuro de amores, mientras el sol arroja/ sus primeras semillas en este paraíso./
(Antonio Carvajal)

Rafael Alberti

DE AYER PARA HOY
Después de este desorden impuesto, de esta prisa,/ de esta urgente gramática necesaria en que vivo,/ vuelva a mi toda virgen la palabra precisa,/ virgen el verbo exacto con el justo adjetivo./ Que cuando califique de verde al monte, al prado,/ repitiéndole al cielo su azul como a la mar,/ mi corazón se sienta recién inaugurado/ y mi lengua el inédito asombro de crear./
(Rafael Alberti)


Henry David Thoreau

Nuestras expediciones consisten sólo, en dar una vuelta, y al atardecer volvemos otra vez al lugar familiar del que salimos, donde tenemos el corazón. La mitad del camino no es otra cosa que desandar lo andado. Tal vez tendríamos que prolongar el más breve de los paseos, con un imperecedero espíritu de aventura, para no volver nunca, dispuestos a que sólo regresasen a nuestros afligidos reinos, como reliquias, nuestros corazones embalsamados. Si te sientes dispuesto a abandonar padre y madre, hermano y her¬mana, esposa, hijo y amigos, y a no volver a verlos nunca; si has pagado tus deudas, hecho testamento, puesto en orden todos tus asuntos y eres un hombre libre; si es así, estás lista para una caminata
(Henry David Thoreau)

Emily Dickinson

Si no estuviese viva cuando vuelvan/ los petirrojos, al de la encarnada/ corbata, en mi memoria,/ echadle una migaja./ Y si no os lo pudiera agradecer/ porque profundamente ya me hubiese dormido,/ ¡notaréis que lo intentan/ mis labios de granito!/
(Emily Dickinson)


Antonio Muñoz Molina
  
La calle de mis mejores recuerdos infantiles se llama Fuente de las Risas. En la penumbra de las casas el barro de los canteros y los botijos tenía una superficie prometedora de frialdad, y como el agua era tan trabajosa de obtener se administraba con una precaución en la que había algo de respeto religioso, como el que inducía a nuestras madres a besar el pan que se había caído de la mesa después de recogerlo.
El agua de los veneros de las huertas discurría encauzada por acequias de frescor y de sombras, se labraba la tierra, se alisaba hasta dejarla porosa y sin grumos, se esparcía la simiente o se trasplantaban tallos frágiles de hortalizas, y cuando llegaba el agua por primera vez a los canteros, en el riego del atardecer, se levantaba un olor denso de polvo recién humedecido, de tierra empapada y oscura, en la que ya estaba surgiendo, gracias al agua el misterio de la fertilidad.
(Antonio Muñoz Molina)


José Carlos Rosales
  
CASA ESCONDIDA
Una casa sin dueño, perdida entre los álamos,/ ha dejado que el agua de la lluvia incansable/ habite sus estancias, derribe los aleros./ Un camino rodea la morada sin dueño:/ desconchones y grietas, la polilla callada/ que estará en algún sitio, y el estrago del tiempo/ ocupándolo todo en la casa escondida./ Nadie busca la historia de tanta ruina inútil:/ todos pasan de largo y alguien hace una foto,/ sólo el agua se queda sin hacerse preguntas./
(José Carlos Rosales)


Ángeles Mora

SUMMERTIME
Compañera del Río./ Vecina de la higuera./ Equilibrista en el árbol/ que acerca las orillas./ Amiga de la arena/ y del mosquito,/ de la zarzamora/ visitante en el huerto prohibido,/ con la venia del sol/ y del durazno./ Exploradora del cañaveral./ Desaliñada, ay,/ tú, luminosa./
(Ángeles Mora)

Juan de la Cruz

¡Oh, cristalina fuente,/ si en estos tus semblantes plateados/ formases de repente/ los ojos deseados/ que tengo en mis entrañas dibujados!/
(Juan de la Cruz)


Jorge Luis Borges

LAS COSAS
El bastón, las monedas, el llavero,/ la dócil cerradura, las tardías/ notas que no leerán los   pocos días/ que me quedan, los naipes y el tablero,/ un libro y en sus páginas la ajada/ violeta, monumento de una tarde/ sin duda inolvidable y ya olvidada,/ el rojo espejo occidental en que arde/ una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,/ láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,/ nos sirven como tácitos esclavos,/ ciegas y extrañamente sigilosas!/ Durarán más allá de nuestro olvido;/ no sabrán nunca que nos hemos ido./ 
(Jorge Luis Borges)

Luis García Montero

CONTIGO
En estas soledades,/ aprende los secretos/ del agua y de los árboles./ Cuando mires al fondo,/ descubre tu mirada,/ el color de tus ojos./ Si la fuente te ha dicho/ lo que nunca escuchaste/ en medio de los gritos,/ a la ciudad regresa/ con todas tus palabras./ Que los demás te esperan./ 
(Luis García Montero)


   

Fotografías del autor, de la Internet y de Bing.
Bibliografía de Internet

11 comentarios :

Nefer dijo...

Se te ha quedado chica Córdoba Paco? :) Qué maravilla esos caminos de subida a la Alhambra y el Generalife...ese paseo de los triste y esa cuesta de los chinos...

Paco Muñoz dijo...

Nunca Sonia, lo que pasa es que el cincuenta por ciento de mis hematíes son de allí (mi padre). La realidad es que Granada tiene un encanto romántico especial. Pues tengo mucho guardado que no es lo habitual de la visita. Muchas gracias y saludos.

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, amigos. El trabajo es magnífico. No se te ha quedado chica Córdoba. Con el cariño y empeño que le pones a estas cosas, se te quedaría chico “El mundo mundial” Un abrazo.
P/S: Supongo que es Conchi la que dice lo del agua. El agua potable, es bien escaso, de la que en la escuela decimos: el agua es un líquido inodoro, incoloro e insípido. Un profesor–que era un tumba litros–añadía: que sirve para lavarse, y algunos guarros hasta se la beben. Esa agua, hace unos 50 años estaba a unos 400 metros, ahora está a más de 900 de profundidad. Por lo tanto, los veneros son más que sospechosos.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias Paco. Hay dos carteles que dicen que el agua no es potable, y sin embargo en otro sitio he leído que el ayuntamiento la puso de la red. Mi opinión es que no lo es, a la vista de cómo está por dentro la alcubilla o la mina. En Córdoba tengo unos amigos expertos que han analizado el agua de muchos veneros en el campo y la mayoría están contaminados. Y tu profesor seguro que es el que decía que Montilla se merece ser la capital de España. Un abrazo Paco.

marti dijo...

Ya veo que haces colonialismo arqueológico-costumbrista y te trasladas a hacer estas descubiertas. Así de paso das un nuevo sesgo al blog. Pensé que dirías algo del Palacio de los Córdova-en Granada lo escriben así- ya que fue construido por la familia de Gonzalo Fdez. de Córdova - a la granadina- Antecedentes cordobeses, por tanto, y enlace con lo del agua del maestro- Montilla capital de lo que haga falta-
La verdad es que es un sitio muy bonito, descuidado- lo dejas muy claro- e ignorado en los hábitos de los granadinos

Paco Muñoz dijo...

Estimado Marti, muchas gracias por tu presencia y comentario. El viaje pretendió ser en principio de visita a familiares en Pinos Puente, y algo de nostalgia turística, pero se torció por problemas de salud, que afortunadamente se resolvieron, con unas horas en el Clínico. Luego teníamos prefijada la visita a la Fundación Rodríguez-Acosta y el museo Gómez-Moreno (está planificada la visita en grupos reducidos y prevista de antemano con horario previo), dicho sea de paso una de las guías es cordobesa. Claro que visitamos el Palacio de los Córdova (con uve) y su colección de planos de la ciudad y fotografías, ya que es el también el Archivo Municipal, Tengo material gráfico amplio previsto para otro momento, lástima no haber podido mirar algo más el contenido del Archivo. Del mismo modo visitamos también la Madraza, la Casa de los Tiros, el Bañuelo, además de disfrutar de un amplio paseo romántico nostálgico por el Albaicín y Sacromonte. Se estrujaron bien el par de días. Un abrazo.

José Manuel Fuerte dijo...

Veo que extiendes tus redes fuera de Córdoba, lo cual me alegra, y en especial cuando se trata de la hermosa Granada.

Efectivamente también mis padres comentaban lo de la Fuente del Avellano cuando, por ejemplo, le decías que tenías sed, y comentaban: "espera que voy a la fuente del avellano y te la traigo fresquita". Yo no entendía entonces, pero era simpático.

Tenemos una próxima visita pendiente a tierras nazaríes, así que tomo nota de este lugar. Gracias por enseñárnoslo.

Un abrazo

Paco Muñoz dijo...

José Manuel muchas gracias, Granada es muy especial. Y tiene mucho de desconocido, pasa como con Córdoba, las personas solo ven lo exterior.
Un abrazo.

Jose dijo...

Hola Paco, nos ha encantado tu artículo. Habla de este lugar con un cariño especial y centrándose en lo humano. En cierto modo nos ha emocionado. Hemos dado con el porque estamos documentándonos para una visita guiada que recorrerá ese lugar.
Gracias dedicar tiempo a escribir esto.

Paco Muñoz dijo...

José muchas gracias por tus palabras, para mí Granada están especial como Córdoba. Mi padre me decía de pequeño cuando le pedía agua,-Toma agüita de la fuente del Avellano. Y por que Granada es muy especial."dale limosna mujer, que no hay en la vida nada, como ser ciego en Granada".un saludo

Paco Muñoz dijo...

Como la pena de ser ciego en Granada.