sábado, 31 de mayo de 2014

CERRILLO, VEREDA DEL PRETORIO (CUESTA DE LA TRAICIÓN), DEL VILLAR, ANTAS Y CERRILLO.

Panel del recorrido (Lagar de la Cruz)

Hoy ha tocado un recorrido circular, Vereda del Pretorio, Cuesta de la Traición y luego un trozo de camino hasta el arroyo San Cristóbal, a lo que llaman abrevadero de San Cristóbal, que tiene un agua cristalina, el collado y el cruce con la Vereda del Villar, que discurre por la ladera noroeste del cerro de San Cristóbal buscando Los Villares, camino de los Morales para pasar por la alcubilla de Antas. Si la subida a la Ermitas es hermosa, esta lo es igual, pero su geología es totalmente distinta.

Señaléctica de la calle Cuesta de la Traición

Tiene un tramo no apto para tobillos flojos, he dicho tobillos, por si se ha entendido otra cosa que también lo está. Siempre me he preguntado que, cuando servía el sendero para bajar los minerales en la Córdoba romana, todas las formaciones geológicas no estarían a flor de piel como ahora.  Hay lugares que parecen un pastel de milhojas inclinado. Era un fondo marino porque en una pequeña explanada se puede observar ese fondo con las ondulaciones propias de una playa arenosa, solidificado.

Recorrido en Google

Yo he partido del Cerrillo -antes el sendero viene en teoría desde la Puerta Praetoria (Osario) y discurre entre urbanizaciones del Brillante, ojo que fueron ilegales mucho tiempo, por tanto que nadie se rasgue las vestiduras con las actuales-, de ese ventorrillo al que muchos hemos subido a tomar café, yo en moto Lambretta con mi novia primero, y luego después con el seiscientos. Aún no se había aparecido la virgen en el eucaliptus. 

Inicio del sendero

1970 a la altura de la huerta de Segovia, un día nos dio el alto la Guardia Civil, Conchi preguntó:

-¿Qué querrán? 

-Seguro que multarnos, algo habré hecho mal. Le contesté. 

Marcial saludo y un buenas tardes fue la entrada del agente. 

-No sabe usted que está prohibido circular en motocicleta con el paquete de lado

Almez

El paquete era mi novia. Yo, que en esta ocasión me sabía el Código de Circulación al dedillo, le dije de carrerilla: 

-Si señor que lo sé, pero también sé que la disposición transitoria equis, dice que debido a que en el caso urbano la mayoría de los paquetes en las motocicletas son elementos femeninos y las molestias que les causaría se les exime de ir a horcajadas. 

-Aprobado, -me dijo el guardia- Pero ha cometido un fallo. No habiendo una solución de continuidad de viviendas en quinientos metros ya no es casco urbano.  

-Pues entonces suspendido. Mala suerte. 

Antes de llegar a la fuente

-No espere, dónde iban. 

-A la venta del Cerrillo a tomar café. Era un domingo de invierno por la tarde.

-Pues continúen sin problema, pero no sigan más arriba y que no se le olvide la definición de casco urbano. -Nuevamente el marcial saludo y la señal de continuar.

-Muchas gracias y buenas tardes.

Luego cuando volvimos ya no estaban. 


La verdad es que esa anécdota no se me olvida, cada vez que paso por allí la recuerdo, y cuando hablaban de la rigidez de la Guardia Civil siempre la contaba. Lo cierto es que trajo tranquilidad a las carreteras, los anteriores ya estaban bastante deterioraros, lo estaba desde luego todo el país con las diferentes mordidas y la pequeña corrupción en todos lugares. Los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo veinte fueron tremendos y los primeros con el estraperlo y las cartillas más. Como nos vamos a quejar ahora de algunos políticos si muchos de sus padres ya habían jugado a eso.

Desprendimientos

Bueno el paseo. El nivel de esfuerzo ya lo dije antes, en algunos lugares es alto, los derrumbes han modificado el paso en algunos sitios, los escalones cada vez me parecen más altos, la piedra suelta en otros hace que peligre el equilibrio, yo di una par de traspiés, lo que pasa es que en esta ocasión llevaba el palo de madera y su firmeza es mayor que el moderno plegable. Pero hay que tener cuidado, una fractura de un hueso a ciertas alturas no es como cuando otro Paco Muñoz pero Ariza (Paquete), me fracturó el cubito y el radio, que se me curó en quince días. 

El camino se va haciendo impracticable

Con una fractura de mayor se inunda el torrente sanguíneo de mucho material de construcción y desecho, y una pequeña partícula te puede causar, como a mi padre, un ictus cerebral que fue lo que se lo llevó. Se había fracturado el humero, se le había soldado muy bien y muy pronto para sus ochenta y cuatro años, pero a pesar de la aspirina, seguro que un pequeño elemento de los citados se le paró en el vaso menos adecuado. Ese día se sintió mal y se echó al lado del sillón donde sentada un año antes había fallecido mi madre. 

Más rocas y algunos plegamientos

Mi madre, Lola Carreras, murió con ochenta años en el 1999, y sin haber sufrido ninguna enfermedad en su vida, echando la cabeza para un lado cuando estaba sentada en su sillón. Mi padre tenía una foto de ella en el sillón y nadie se sentaba en él nunca. A primeros del año 2001, al mediodía, mi sobrino y mi hermana se lo encontraron allí muerto. Muy trágico pero se firma, ninguno estuvo enfermo nunca,  bueno él una apendicitis. Estuvieron juntos cincuenta y cuatro años.

Murete de protección del arroyo

Calle Cuesta de la Traición, el texto oficial del panel:

"Cuesta de la Traición. Longitud del Trazado: 2,1 Km. Duración (ida): 1 hora y 15 minutos. Grado de dificultad: Media. Tipo de Trazado: Lineal.

Este sendero discurre paralelo al cauce del arroyo del Moro, por un antiguo camino minero que los romanos utilizaban para transportar y comercializar los minerales de la Sierra. Estamos en un tramo de la denominada calzada romana del Pretorio, que habría de ser conocida en tiempos más recientes como el Camino de las Diligencias.

Grabado de la calzada de un panel

El nombre de "Cuesta de la Traición" hace referencia al hecho de que este camino era utilizado por los bandoleros para asaltar a los caminantes que lo usaban.

Siguiendo este sendero nos encontraremos con restos de la antigua calzada romana, una fuente pública, la de La Raja, usada como abrevadero para el ganado, auténticos fondos marinos fosilizados (Ripple Mark), etc.

Trozo de calzada (estimo que medieval)

En cuanto a la vegetación, podemos deleitarnos con la mayoría de las especies más representativas del bosque mediterráneo como el pino piñonero, alcornoque, enana, acebuche. lentisco, cornicabra y jara blanca.

La fauna asociada a este ecosistema es la propia del monte mediterráneo como la perdiz roja, jilguero o curruca entre las aves y el letón, erizo y zorro entre los mamíferos."

Otro desprendimiento, esta vez ocupa todo el camino

Está muy frondoso en sus comienzos porque hace galería, por su estrechez y la vegetación. De la fauna poco nada. Lo primero que divisas a la izquierda es dos enormes  y hermoso edificios que están sin uso; el Colegio de la Aduana y el antiguo hotel Mirhab. Un majestuoso almez, que da nombre a la finca está en una puerta. 

Cruce del arroyo al margen izquierdo (subida) similar al del Cañito Bazán

Antes hemos pasado el depósito de Emacsa a la derecha, otro hay más arriba. La vereda del Pretorio está húmeda en ese tramo, es del agua la fuente que está en su cueva vegetal y afortunadamente corre y bastante. Es la Fuente de la Raja, famosa de toda la vida. Muchas veces ha apaciguado la sed de los caminantes y, quién sabe, si la de los obreros que construyeron el camino.

Problemas para los tobillos

El arroyo del Moro en este tramo va por la izquierda del sendero, más arriba lo cruza con una estructura de piedra similar a la que tenía el Cañito Bazán y pasa a la derecha, y después zigzaguea en alguna que otra ocasión, por un lado u otro. Antes bajaba por su cauce desde el Lagar de la Cruz un tubo de PVP, que seguramente es el que daba agua al hotel, ahora no es visible, por lo menos yo no lo he visto. 

Aquí ya es algo mas suave.

Luego llegamos al tramo de plegamientos y en el que se observa lo citado de las ondulaciones fosilizadas de la arena de playa. Eso demuestra que era un fondo marino y que, con las fuerzas descomunales de la naturaleza, subieron hasta esa altura en un momento geológico de nuestra historia. Hay muchos desprendimientos nuevos, algunos dejan un estrecho pasillo para poder pasar, enormes piedras han caído en el sendero y hasta una señal avisa de ello, toda precaución no es poca, no obstante. 

Más restos de pavimento

El arroyo del Moro, símbolo de nuestra ciudad, tiene en su curso un muro que aún perdura y no sabemos si fueron los que crearon el sendero, los romanos, los que lo construyeron para proteger éste.  En algunos lugares se observan aún restos de la calzada, aunque me atrevo a opinar que no es romana ya si no medieval.

Torta de hormigón citada en el texto

Panel sobre las calzadas romanas:

"Las calzadas romanas fueron obras de ingeniería que permitieron la expansión del imperio romano favoreciendo el comercio y el desarrollo de la civilización en toda la cuenca mediterránea.

Llegada al Lagar de la Cruz

Las calzadas romanas tenían un espesor de 90 a 120 cm. y estaban compuestas por tres capas de piedras argamasadas cada vez más finas, con una capa de bloques de piedras encajadas en la parte superior. Según la ley romana toda persona tenía derecho a usar las calzadas, pero los responsables del mantenimiento eran los habitantes del distrito por el que pasaba. Este sistema era eficaz para mantener las calzadas en buen estado mientras existiera una autoridad central que lo impusiera.

Señaléctica de la distancia a la Vereda del Villar

La Calzada Romana del Pretorio partía de la Porta Praetoria, actualmente Puerta de Osario, situada en la muralla norte de la ciudad romana de Corduva, presentando en sus primeros tramos un pavimento enlosado que enlazaba la ciudad con zonas mineras de extracción de cobre y plomo argentífero, situadas en el entorno de los ríos Guadalnuño y Guadiato, así como otras explotaciones de los términos municipales de Villaviciosa de Córdoba, Villanueva del Rey y Fuente Obejuna.

Panel del recorrido en el Lagar de la Cruz

Más tarde en tiempos de la Mesta se utilizaría para el trasiego de ganado, desde el valle del Guadalquivir hacia la sierra, considerándose entonces como vía pecuaria y actualmente conocida como Vereda del Pretorio. Esta vereda al llegar al Lagar de la Cruz, se abría en varias veredas que se diseminan en la sierra cordobesa."

Ya vamos camino del abrevadero de San Cristóbal

La variedad vegetal es amplia. Algunos árboles cortados están sobre el margen izquierdo (hacia arriba), es la zona más frondosa y de mayor desnivel. En algún lugar puedes ver el mirador de la carretera de Villaviciosa. Más arriba, un desalmado seguramente, derramó todo un resto de hormigón de una hormigonera desde la carretera, a la altura del Km. 9, que llegó hasta el sendero dejando allí la torta de hormigón que la naturaleza se está encargando de camuflarlo. 

Se divisa el valle del Guadalquivir

Como el beneficio de la duda hay que aplicarlo, me dijeron, que cuando pasa un tiempo determinado las hormigoneras deben vaciar el hormigón porque se solidifica y hay que tirar la cuba. A lo mejor este conductor se le pasó el tiempo y dijo aquí mismo, antes la naturaleza que mi cuba. Lo que no tiene escusa es que no lo limpiaran después, y más que no lo obligaran a ello.  

Los grandes surcos

Luego el Lagar de la Cruz, el toponímico nos habla de vides de antaño. Ahora la gente le dice Assuan. Cuando subíamos en bicicleta por la carretera de Villaviciosa, había un pozo que daba un agua muy fresca, cubeta y soga. Aquí se acaba el Sendero del Pretorio, otro panel lo señala y dirige al del Villar. Lo primero la prohibición. Coto de Caza y un cartel que dice 

Abrevadero de San Cristóbal

"PROHIBIDO/ EL PASO CMO/ PRIVADO PAR-/ TICULAR. SIGA/ POR VEREDA PUBLICA EL/ PRETORIO A 30 MT. Y una flechita. "

En Andújar hubo una vez un servicio del Ayuntamiento que multaba los letreros públicos mal redactados, éste está fatal.

Collado parta iniciar la bajada hacia los Morales

Una cadena en el camino, a la derecha se bifurca y este ramal llega hasta el segundo depósito en altura que tiene la empresa de aguas. Ahora el camino es más suave, ligeras bajadas y subidas, pero el piso es aceptable, salvo que en una curva te encuentres un ciclista. Mira que por afinidad soy partidario, pero algunos van como curro por su casa sin pensar en que algunos vamos andando. Dos enormes frenazos me han dado hoy, y sin embargo un tercer ciclista me avisó de que pasaba. No me he encontrado nadie andando. 

Camino de la Vereda del Villar  hacia el cerro de San Cristóbal

Lo de los buenos días similar que en el camino de las Ermitas, en este caso con los ciclistas. Una lanza en favor de los propietarios, los caminos, con las motocicletas, los cuatro ruedas -que no sé cómo se llaman-, están materialmente destrozados. No sé si las bicicletas de montaña también destrozan. Grandes surcos impiden muchas veces andar por ellos, hay que sumar el daño del agua, pero el agua haría un surco no tres o cuatro, lo que pasa es que si están hechos varios el agua se encarga del resto.

Estos tres surcos no los hace el agua, el agua haría el más cómodo para ella

Ahora el valle donde está lo que se llama el Abrevadero de San Cristóbal. Antes había panales de abejas, hoy no los he visto. La fuente también corre. El valle es precioso, hacia el noroeste está el complejo de comunicaciones de Canal Sur, TVE y Telégrafos, y alguna emisora local. Hacia el este es el camino que tenemos que seguir, al norte el cerro de San Cristóbal, y hacía el sur el arroyo que pasa luego por el venero de Antas y después por la Huerta de Hierro. En algunos mapas le llaman erróneamente del Moro.

Piedra suelta en el camino de bajada

Panel sobre el abrevadero de San Cristóbal:

"Debemos diferenciar el tratamiento de los caminos públicos y las vías pecuarias, aunque puedan coincidir en su trazado total o parcialmente.

Las vías pecuarias, con sus diferentes niveles jerárquicos diferenciados básicamente por su anchura (cañadas, cordeles, veredas y coladas), desde la Edad Media han representado un valor fundamental para la economía y las comunicaciones del país, correspondiendo a aquellas "rutas o itinerarios por donde discurre o ha venido discurriendo tradicionalmente el tráfico ganadero".

Los Morales y otra vez el valle.

Jurídicamente las vías pecuarias son bienes de dominio público, competencia de las comunidades autónomas y por tanto imprescriptibles e inembargables.

Por otra parte los caminos vecinales de Córdoba han constituido durante siglos las vía de comunicación principal de la población con otras localidades, núcleos poblados, centros religiosos, cortijos y fincas de labor, así como diferentes zonas del término municipal. Su gestión corresponde al gobierno local.

Más surcos en el camino

Precisamente en este sendero  coinciden el camino de la Cuesta de la Traición con la Vereda del Pretorio en su inicio y el camino de los Morales con la Vereda del Villar en su parte final.

Un elemento complementario fundamental a estas vías ha sido siempre la presencia de puntos de agua a través de fuentes, alcubillas y abrevaderos. Este abrevadero conocido como "Abrevadero del arroyo de San Cristóbal" es buen ejemplo que se conserva en nuestros días.

A la derecha para el venero de Antas

Además de los abrevaderos, las vías pecuarias también estaban dotadas de otros elementos que facilitaban el transito del ganado, los descansaderos, majadas y chozos para que el ganado y los pastores trashumantes pasaran la noche: estrechamientos para el conteo de ganado conocidos como contaderos; los puentes sobre los ríos y arroyos, y los mojones o hitos de señalización."

Fuente antes de llegar a Antas

Ahora hay que subir hacia el collado, perfectamente definido geográficamente, que nos permite ver ya el valle del Guadalquivir. A la izquierda unos metros antes de llegar al collado, está el sendero que, como dijimos al principio, discurre por la ladera noroeste del cerro de San Cristóbal, buscando la salida a la Conejera para seguir al poblado del Villar, todo ello según los textos. 

Puente del venero de Antas

En esa zona más al norte de donde estamos, y siguiendo el sendero citado del Villar, hay una urbanización, dónde hace muchos años ayudé a uno de mis mejores amigos, Miguel Serrano, el antiguo sacristán de San Juan de Letrán, a hacer la cimentación de su casa. Compró un rocoso terreno, con vistas a la altura para las comunicaciones -éramos radioaficionados activos entonces-, pintó en el suelo con cal unos surcos, me dio una picola, y me dijo: 

-Aquí hay que cavar. 

Yo obediente empecé a dar golpes en la roca, y como le dijo la lima a la serpiente de la fábula, mella en la roca nada de nada.  

Alcubilla de Antas

Dos o tres horas después Miguel me miró y me dijo: 

-Paco, yo creo que esto no es lo nuestro. 

-Creo que llevas razón Miguel. 

Le contesté y abandonamos la obra. Luego contrató un amigo bastante bruto por cierto, que con un pico de verdad y un botijo al lado le hizo la cimentación de su futura casa de campo.

La hermosa casa citada

Pues bien, el camino de los Morales ahora, se pone cómodo porque es cuesta abajo. pero peligroso por los enormes surcos y el desnivel, y el polvo de granito suelto. En un punto se puede cortar por una trocha, pero decidí seguir por la parte de las curvas que, a pesar de ser más larga me daba más garantías, lo empinado del atajo y lo destrozado que está no me ofrecía una buena bajada. 

Bajada a la calle complicada

El valle del Guadalquivir se presentaba tan hermoso como siempre. La laguna de las canteras de Pedroches destacaba por su turquesa intenso. A lo lejos también la cárcel de Chancillarejo. La mole del Hospital de los Morales a la izquierda, aparecía también majestuosa. Una vez abajo en lugar de salir a la carretera decidí coger a la derecha por un sendero que lleva a la alcubilla de Antas. 

Portada de la finca citada

Antes estuve fotografiando una fuente seca, con abrevadero lateral, que no la tengo datada, es decir, no se su nombre. Después la vegetación de ribera y mucha caña, del arroyo de San Cristóbal, él había llegado abajo antes que yo, así lo está haciendo toda la vida. Pero reiterar para los mapas, se llama San Cristóbal no del Moro.

Confluencia con la vereda del Pretorio

Un estrecho puente camuflado con la vegetación nos permite ver la alcubilla de Antas, el venero está al margen derecho del arroyo unos metros arriba. Cruzarlo el puente y buscar la bonita casa de estilo oriental que estaba en las postales antiguas. Mucho tiempo fue ruina y pudimos admirar lo que era su interior. La torre de inspiración árabe, con la chimenea, y sobre todo la portada de acceso que la han respetado. 

La atenta y curiosa mirada de la cabra

Una casa verdaderamente preciosa. Mucho cuidado al bajar a la calle desde el camino, no es un acceso fácil. El chalet de enfrente tiene agua para dar y regalar su sonido lo delata. Al final de la calle una curva y el Sendero del Pretorio nuevamente. Las explotaciones a ambos lados escalonadas en terraza, naranjales abandonados y palmeras infectadas del picudo rojo.


Una cabra curiosa me miró interesada y luego otras más, que me parecía me preguntaban: 

-¿Dónde vas a estas horas con el calor que ya está haciendo? 

El caso es que le hablé, le dije una tontería, que luego después me dio vergüenza si me hubiera oído alguien: 

-¿Qué pasa cabra, que haces? 

Lo que demuestra que el que estaba como una cabra no era ella, que no me contestó. Posiblemente por eso, por su extrañeza al hablarle, me miró más fijamente, A las otras curiosas, no les dije nada.

Esta es altiva y desinteresada

Más abajo una pista de tenis de la época de Santana, abandonada. Dos paso de peatones cebreados, en la calle Cuesta de la Traición, que por una parte salen de la acera de la izquierda pero como en la derecha no hay acera, va uno a un zarzal y otro a una pared. Se conoce que al trabajador le han dicho aquí y aquí los ha pintado sin discutir. 

Un paso de peatones directo a la zarza

Yo tengo experiencia en estas cuestiones pero en materia de señales de tráfico, dar el ingeniero un plano del lugar de la señal, y éste estaba pegado al tronco de un árbol por lo que la señal se quedó detrás, y el empleado no se molestó en decirle al ingeniero oiga que parece que aquí hay un error, la puso. De tebeo ambas cosas.

Otro paso de peatones directo a la pared

Cerrillo nuevamente, Hacienda El Cerrillo y el ventorrillo cerrado. Fin del recorrido circular. Unos siete kilómetros partiendo de la cota 360 mts. hasta la máxima, según mis artilugios de 580 mts. un desnivel de 220 mts. y dos horas de recorrido. No muy cansado pero reitero el nivel es en muchos lugares del sendero del Pretorio en la Cuesta de la Traición de un nivel complicado.

Hacienda de El Cerrillo

Fotografías y vídeo del autor.
Bibliografía de los paneles.

viernes, 30 de mayo de 2014

OTRA SUBIDA A LA ERMITAS

Fotografía de 1900 cuando repartían comida a los pobres  en la puerta de la Ermitas

La  mañana del 29 de mayo he subido otra vez a las Ermitas, que también es camino de toreros que comienzan. No hay ningún pío motivo para ello, es un lugar bonito y un paseo agradable. Me he cansado es la verdad, y dado cuenta de que el carnet de identidad no perdona. El cayado ayuda, trato de ser comedido y no arriesgar, cada paso en su sitio, una torcedura o una caída es complicado. Me doy cuenta que hacer los caminos solos es mejor que mal acompañado. Pero sigo comprobando que el educado saludo de buenos días o buenas tardes, va desapareciendo, yo lo fuerzo siempre que puedo, pero creo que hago el tonto.

La fuente de la Ermitas

Todo el recorrido lo he hecho amenizado por la cadena Ser. Es la única emisora que oigo en la "era facha", bueno conservadora y corrupta, es la definición. Antes era adicto a RNE, pero desde su deriva a la derecha y con el control estalinista -esto sí que es estalinista-, del Gobierno, ha desaparecido de mi dial, están bloqueados junto a los del TDT Party, o las radio Party, que son lo contrario del Primperan en cuanto a sus tertulianos y comentaristas. Curioso, el diario monárquico ABC dice que el gobierno debe vigilar la deriva a la izquierda (es de risa) de TVE, será Mariló, aquella Sra. que trabajaba en canal Sur, seguro que por recomendación de su marido, y por el cartel que le estuvieron haciendo "peloteramente" al Presidente de la Junta. Eso es lo más cercano a la izquierda -que tampoco la considero- que veo.

Cartel indicador del sendero

El arroyo destila, porque no es correr, un hilillo de agua. Algunos derrumbes. La habilidad que hay que tener para sortear a algún ciclista desesperado bajando, porque subiendo no son peligrosos, de todas formas son admirables. Yo he llenado la cantimplora en él alguna vez, pero este año es malo de agua. Casi arriba, a la derecha abajo -parece un trabalenguas-, siempre busco al seiscientos entre la maleza, y no puedo evitar el preguntarme como llegó hasta allí. Desde luego es un esqueleto. Pero yo lo he hecho un símbolo personal.

El tímido torrente

No puedo remediar tampoco acordarme de mi amiga Tere Alcántara a la que me encontré un día en el puente de madera, no me puedo olvidar de lo buena persona y cumplidora que era, que me lo demostró cuando se fueron mi padre y mi madre, y no puedo tampoco dejar de lamentar que cuando le tocó a ella, bastante joven por cierto, me enteré cuando había ya pasado todo. Todo el camino, Macarena, la locutora, me parece que es la de "Hablar por hablar", comentaba sobre el mundo del taxi -no sé que le pasará a la Sra. Nierga-. 

El puente casi al final, ya hemos pasado el seiscientos

Se me vino a la memoria una vez que cogí uno y el taxista era un enamorado del General de atiplada voz, unitesticular, del que llevaba una ristra de estampas en el salpicadero como otros las llevan de San Cristóbal, claro cada uno busca la protección de quien quiere, pero además me hizo tal proselitismo de su persona, que me obligó a decirle:

-¡Pare por favor! cuánto le debo, me bajo aquí -sólo habíamos andado unos metros- que no sigo en su coche. 

Me preguntó el porqué y le dije:

-Mire yo no tengo, primero el porqué estar viendo a ese personaje y mucho menos oyendo su panegírico sobre él.

Despotricó le pagué y me bajé. A la mierda.

Cruce de caminos y distancias

No entré al recinto, los adultos euro y medio, no estoy por la labor. No había precio para los jubilados. Y no estoy de acuerdo en el pago de ciertas cosas y a ciertas instituciones. Por esa razón no disfruté del asiento de Trevilla ni del paisaje desde el balcón. Me limité a asomarme al balcón del lado del camino a ver el tejado de lo que fue en su momento el molino de aceite, que siempre lo relaciono con mi amigo Pepe Toscano, creo que él fue en su juventud gestor del mismo. Hasta la cuesta del sexo, he visto llegar el alpechín. 

La explanada al frente las canteras del Rodadero de los Lobos

"Disfruté" la lápida de agradecimiento de la comunidad de carmelitas descalzos, al orondo director de la caja antaño de la Iglesia, por las dádivas a que era aficionado. Antes en ese lugar, ahora está dentro, estaba la de Fernández Grilo. "...aquellas casitas blancas como palomas..." Desde allí los tejados de las famosas naves de Colecor, símbolo de la inutilidad de la institución municipal y de algo más, que no se si lo sabremos algún día, también eran una enorme mancha blanca.

Una de las muchas lápidas de este Sr. con notable jubilación

Otra contradicción cordobesa más, como lo de los Olivos Borrachos, con la sede de Álcali, el Cementerio de la Salud y Vistaalegre con la Once. El mayor deudor del consistorio cobra un sueldo de los cordobeses y opina además en el pleno. Esta ciudad puede, como decía Carlos Cano de Andalucía, tener un premio Nobel y un Paquirrín (ahora se llama de otra manera) a la vez, sin alterarse. 

Los precios

Luego la vuelta, fui testigo de la primera subida de un chavalín con su padre. Estuve hablando con ellos un rato, felicitando al iniciado y continúe la bajada, ahora eran las plantas medicinales de la que hablaban en la radio, interesante. Coincidió el entrevistado que la función de estas era distinta en cada tomador de ellas, a mi también la Valeriana me pone nervioso. Pero fue muy interesante la entrevista. La natural pregunta sobre la afrodisíacas, y la natural respuesta, el mejor afrodisíaco son la juventud. Aunque gracias a la farmacopea, esta vez industrial, se ha alegrado la vida a muchas parejas, lo garantizo. 

La marca de mi catalejo de T. Harris & Son

Las Ermitas era un lugar que siempre me había llamado la atención de niño. Desde la azotea de nuestra casa del barrio de la Mezquita, las veíamos siempre en el horizonte. Mi madre siempre me decía cuando subía a por la ropa que veía el monumento iluminado por la noche, luego ampliábamos esa vista con el catalejo, un artilugio inglés del siglo XIX. de la casa T. Harris & Son de Londres, de latón y madera de roble, que aún poseo.

El catalejo

Podíamos ver nítidamente los contrafuertes de la plazoleta y el monumento iluminado. Aún no lo había roto el cielo con un rayo que le cortó la cabeza, que luego estuvo mucho tiempo en el rincón del zaguán de la iglesia, a la derecha. Creo que tengo una foto de la cabeza cortada pero está en la bolsa de las analógicas. Iglesia en la que, aunque algunos no se lo crean, ayudé a cambiar en cierta ocasión alguna que otra luminaria con una escalera, bueno para ser mas exacto sujeté la escalera. 

Esquina de lo que fue el molino de aceite

Nunca hicimos fotografías desde mi casa, bueno no teníamos una cámara para ello, salvo la Kodak de box de mi padre. Otra visión que recuerdo desaparecida del horizonte de nuestra sierra, que también se divisaba desde mi casa, era Pino Gordo, inconfundible, creo que fue cortado. Ya ha desaparecido Pino Gordo del "sky line" noroeste de la ciudad.

Equilibrio inestable

Ahora la bajada por la llamada Cuesta de los Pobres o la Trocha, extremando el cuidado con las piedras sueltas. Y para acabarlo de empatar, es decir para que se te caiga el alma al suelo, casi al final vi como subía un contemporáneo mío, despecherado y corriendo. Luego se acerca el horizonte ya nuevamente en el camino, y se presenta la zona del Patriarca y el valle imponentes y preciosos abajo. Hoy no estaba el día muy claro y no se veía más allá de la cuesta del Espino.


La cuesta de los pobres

A los cordobeses no nos hace falta el yoga o meditación transcendental, la subida a las Ermitas tiene los ingredientes necesarios para tranquilizar el espíritu, y darle castigo a la estructura muscular y circulatoria. Y sobre todo las vistas de lo que fue ese mar antiguo cuyos residuos son las marismas de Doña Ana. Claro hay que evitar los rigores del horario veraniego. 

Fotografías del autor y una del archivo