jueves, 13 de noviembre de 2014

EL CORRAL DE COMEDIAS DE ALMAGRO

El Corral de Comedias de Almagro

Almagro, el feudo de los Calatrava, y a su vez es el símbolo de las comedias, dramas y tragedias del Siglo de Oro de la literatura española. Lope, Calderón, Góngora, Quevedo, Lope de Rueda, Moratín, Cervantes, Tirso, etc. etc. una larga lista que demuestra la calidad literaria de ese tiempo. Plaza Mayor de Almagro, otro monumento de la ciudad, emplazamiento del Corral, Leonardo de Oviedo presbítero de San Bartolomé el Viejo pidió permiso al ayuntamiento en 1628 para construirlo en el patio del antiguo Mesón del Toro. Es el único teatro que permanece activo, sin haber sufrido grandes modificaciones, desde hace cuatrocientos años. En origen era algo mayor que los 622 m2 que tiene ahora.

Plaza Mayor de Almagro, al fondo el Ayuntamiento

Parece que la primera representación que se dio en él fue en 1629 y estuvo a cargo de la Compañía de Juan Martínez. En el siglo XVIII se prohibieron los Corrales y se convirtió en el Mesón de la Fruta, y en el XIX tomó el nombre de Posada de las Comedias. Parece que en el 1950 se encontró una baraja española pintada a mano datada a principios del siglo XVIII, A partir de ahí se consideró que podía haber existido en el lugar un Corral de Comedias.

Lateral de la Plaza Mayor

A partir de ese momento se iniciaron obras en él, encontrándose el escenario prácticamente intacto, la expropiación del lugar fur un hecho, pues eran de varios propietarios las parcelas. En 1952 se inauguró el Corral nuevamente y hoy es uno de los espacios escénicos más singulares del teatro español. Para acceder a él nos encontramos con un zaguán empedrado, y la Cruz de Calatrava en la entrada, cosa lógica en el feudo de la Orden.

Entrada al Corral de Comedias

Las tres partes que no son escenario están sustentadas por 54 pilastras de madera con sus zapatas correspondientes. Una basa de piedra la separa el suelo para la protección de la humedad. Arriba dos cuerpos formando cobertizo del patio central. El equivalente al ambigú (que antiguo es uno), se llamaba Alojería, y estaba situado a la entrada, debajo de la primera cazuela, lugar donde se situaban las mujeres, en la parte opuesta al escenario.

Un pozo en el patio

Había una figura que se llamaba el apretador, similar a los apretadores de metro en Tokio, que las apretaba para que cogieran más. Los alojeros estaban cerca y vendían frutos secos y aloja, una bebida a base de miel agua y especias, que cada uno de ellos mezclaba con vino a pesar de que estaba prohibido el alcohol en el corral.

El escenario

En los laterales había estrados o gradas, que ocupaba el público, pero seleccionado; militares, funcionarios o comerciantes, de distinta capa que el pueblo llano que ocupaba el patio. Le llamaban el Patio de los Mosqueteros "...concurren en ellos con su capa, espada y daga y todos se llaman caballeros, hasta los zapateros, y éstos son los que deciden si la comedia es buena o mala; y a causa de que la silban o aplauden, son llamados Mosqueteros, de suerte que la fama y opinión destos poetas depende dellos..." 

Patio y al fondo la Cazuela de las Mujeres y la Alojería

Los palcos o aposentos privados, eran como los actuales proscenios, eran alquilados por familias nobles y estaban dotados de una celosía y entrada especial para que nadie los viera, así podían en ellos llevar a los elementos femeninos estando en total anonimato. Su alquiler era por determinados periodos de tiempo, era como una suscripción de temporada. Como dijimos antes la moral de la época obligaba a separar a las mujeres del pueblo, y el lugar que hemos mencionado se llamaba la cazuela. Encima tenía un corredor para ocuparlo instituciones civiles o eclesiásticas.

Los aposentos con celosía para evitar ser vistos

Detrás del escenario estaban los camerinos, la parte frontal del escenario tenía un corredor con tres balcones que se asoman al mismo. debajo el foso y los enseres de los cómicos, y algunos artilugios mecánicos teatrales muy curiosos. A la derecha del escenario está una puerta de salida de los cómicos. Salvo los autos sacramentales todo se llamaba comedia, independiente de ser ésta drama o tragedia.

Vista del escenario desde un aposento

La temporada teatral empezaba el domingo de resurrección y acababa el miércoles de ceniza. No se podía fumar por el riesgo de incendio. Duraba entre cuatro y seis horas la representación, en los meses de octubre a abril empezaban las representaciones a las dos de la tarde, a las tres en primavera, y a las cuatro en verano. La función se dividía en:  "Loa, primera jornada (acto), entremés, segunda jornada, jácaras o mojigangas, tercera jornada y baile final."

Escenario y aposentos

Como hemos dicho hombres y mujeres no podía asistir juntos, salvo los aposentos de los nobles que no se sabía, se suponía. Los niños tenían prohibida la entrada. Los precios eran curiosos, se pagaba a la entrada, para la hermandad o beneficiario, y otra para sentarse. El total de la compañía difícilmente llegaba a percibir el veinte por ciento de lo recaudado, por lo que los cómicos eran muy pobres.

Escenario desde un lateral

Había un mantenedor del orden, un individuo armado de un garrote que templaba gaitas cuando alguno se exaltaba. Y el citado apretador. al no existir aforo todo el que había conseguido entrar tenía derecho a sentarse, en bancos o gradas. No había aseos, por lo que la higiene debía ser de pena. Los ilustrados del XVIII empezaron a prohibir las representaciones, por esas razones de higiene y los incendios, así como los problemas de orden público. 

El patio de los mosqueteros y los pasillos laterales

Luego la opera derivó a los nobles y burguesía que no querían estar en esos lugares incómodos, a unos lugares cerrados y con una mejor acústica. La mayoría de los corrales desaparecieron, o se convirtieron en mesones o posadas, que ya lo habían sido antes. Este espacio de Almagro tiene un carácter internacional y en julio se celebra el Festival de Teatro Clásico que es el que mantiene vivo el Corral de Comedias.

A la izquierda la cazuela de la mujeres

Almagro no es solo el Corral, las propiedades eclesiásticas y de los Calatrava son muy importantes. Nosotros nos hospedamos en un anexo del Convento de la Asunción de los Calatrava, la Hospedería, regentada por unos jóvenes emprendedores, con algunos fallillos sin importancia, subsanables con voluntad. La cafetería tiene un espacio en un patio-huerto que fue claustro. Y la cocina no está nada mal. Claro existen otras instalaciones hoteleras de más altura y precio. En Almagro todo está cerca. Nosotros configuramos un grupo de tres o cuatro parejas, y contratamos a América, una simpática guía turística que nos llevó por lo más elemental de la ciudad.

El pozo desde otro ángulo

Para los cordobeses Almagro es una ciudad cercana, que merece la pena visitar. Lo esencial se puede ver en un día, y si se contrata una visita guiada mucho mejor todavía. Puede uno establecer un recorrido cultural dejando para la gastronomía el resto del tiempo, pues el lugar está bien dotado de tapeo manchego: los morteruelos, famosas berenjenas, migas, gachas, perdices, ajoariero, calderetas, duelos y quebrantos, gazpachuelos, olla podrida, salpicón, pistos, quesos, flores, natillas, y el riego, vinos manchegos de uva tempranillo que en el lugar se llama Cencibel

Fotografías del autor
Bibliografía de Wikipedia y América de Almagro.

2 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Paco, con este trabajo me has enviado a mi niñez. He estado muchas veces en Almagro, al que iba desde El Moral de Calatrava, lugar en el que tengo familia. En aquellos años el Corral de Comedias estaba bastante estropeado, como casi todas las cosas de este País. Has mencionado los productos de y creo que falta uno; los espectaculares pasteles de merengue, eran como los alemanes de Córdoba, pero a lo bestia. Cierro los ojos y aún percibo el sonido de los bolillos, y el mormullo de las hermanas, este era el tratamiento que se dispensaban los habitantes del Campo de Calatrava. Ahora los abro y veo que mientras ellas hacen encajes, a su lado están los hermanos haciendo cuerdas de esparto con un ojo, porque el otro lo tienen cerrado por el humo del cigarrillo que sostienen en la comisura de los labios. ¡Ah! ¡Qué tiempos aquellos! Un abrazo y gracias.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias y me alegro Patxi. Me imagino que coincidiría con algún traslado de tu padre. Tengo amigos de tu profesión y les pasaba lo mismo que a los militares, aunque sea mala comparación. Los traslados estaban a la orden del día. Es cierto, los pasteles de merengue, los probamos. Claro lo del encaje de bolillos ahora será sólo en ocasione y para los turistas, en tu tiempo lo verías al natural. Otra cosa que no he comentado es lo de la temperatura, fue en septiembre y hacía calor, en este verano atípico, pero me imagino los inviernos, que aunque no nieve regularmente en esos páramos se tiene que notar el frío. Mi padre era de esos de los cigarrillos en la comisura, y lo curioso es que no se tragaba el humo, supongo que sería peor. Un abrazo Patxi.