lunes, 21 de abril de 2014

EL NUEVO MUSEO TAURINO DE CÓRDOBA

El patio de entrada al Museo Taurino

El viernes de semana santa, visité el Museo Taurino. Fueron días de puertas abiertas, pero para los de mi empresa es día de puertas abiertas todos los días, por lo que no hay que sufrir la vorágine de visitantes de esta semana semifestiva para algunos y de "pasión" para otros. 

El zaguán

Independiente de que tengas o no el mismo gusto de las vacas -haciendo un chiste malo-, es decir que te guste o no el espectáculo de los toros, he de decir que, a mi parecer, es un excelente Museo y estimo que el trabajo ha merecido la pena. Un museo taurino moderno, interactivo, que sin caer en excesivos chauvinismos locales cumple con su objetivo sobradamente. 

El artesonado del hall

Da a conocer un espectáculo, de muchos años enraizado en este país, el de los toros. Por otro lado no merece la pena, siempre desde mi punto de vista personal, el hacer esfuerzos para que desaparezca el espectáculo, las tendencias de la gente son las que marcan las pautas, y el declive es evidente. 

Un pasillo acristalado

A pesar de que sé que corro el riesgo de que ese cabo chusquero del Regimiento "Margaret Thatcher", me llame antiespañol, no me gustan los toros. Pero tampoco me gustan los corruptos; los ladrones; los abusadores; el capitalismo cruel y criminal; los bancos; los empresarios esclavizadores, los que incumplen las normas arrollando además a la policía; y menos aún me gustan los votantes de los anteriores o a los que los representan, porque validan la miseria y toda esa morralla que está acabando con la esperanza de los ciudadanos y el futuro de nuestros hijos y nietos.

Una sala de vídeo

Pero el Museo no es quien marca nada, sólo es un paseo por la historia, por los recuerdos, y tiene su público, para ver en un tiempo pasado lo que fue y lo que es en el presente. Es un mundo especial el del toro, quizás como todos los pequeños mundos en los que estamos inmersos. Con sus luces y sus sombras. Y al ser un espectáculo alrededor del dinero, si no se hace caja morirá de inanición, de muerte natural. 

El hermoso patio central

Se puede criticar la gestión del consistorio. Se puede pensar que es mucho el dinero invertido y mucho el que hace falta para mantenerlo. Se puede estimar que ese dinero hace más falta en otro sitio. Seguro que sí. para eso hay una caja cada cuatro años -lamentable que sea cada cuatro años y no se pueda antes plebiscitar o no a los dirigentes-, con una hendidura central, donde se introduce un papel y se elige con el gesto a los que se cree van a ser mejores gestores.

D. Luis de Góngora y Argote

Desde el punto de vista profesional, sin ambages, es un excelente Museo y tanto en diseño, como en contenido, como objetivo para el que está previsto, como en el marco -el edificio merece la pena sobradamente-, puede recibir un notable alto, reitero siempre desde mi óptica personal. Todo ello sin entrar en ninguna de las consideraciones expuestas anteriormente. Y hay que decir que hay museos para todos los gustos, aunque en esta Córdoba de nuestros amores, se echa de menos el del flamenquín y salmorejo.

Rafael Guerra


EL RECORRIDO

"Planta Baja 
Recorrido inicial

0.-Córdoba una ciudad con aroma taurino. 
Montaje interactivo, con un plano de la ciudad donde se ubican lugares taurinos de Córdoba y su entorno. Lugares como ganaderías, espacios urbanos, plazas de toros, tabernas, tertulias taurinas o comercios especializados.

Sala de trajes de torear

1.- El arte de Torear.

Sala audiovisual. De modo muy plástico se presenta al toro desde que nace hasta el momento cumbre del encuentro en el ruedo.
La figura del torero desde su etapa como bacerrista hasta su consagración como matador. Dos caminos que confluyen en el enfrentamiento atávico del hombre contra la bestia, donde la razón domina a la naturaleza, haciéndola de un modo estéticamente bello, esto es, ofreciendo el toreo como otra expresión del arte.

Planta Primera
Recorrido intermedio

2.- El paisaje del Toro.

Del uro al toro de lidia: las primeras ganaderías (siglo XVIII). La bravura del toro de lidia: característica ibérica. Físico y temperamento: la tienta. La dehesa: el entorno del toro de lidia. El mapa del toro de lidia en España. Linaje de las ganaderías cordobeses.

Un hermoso ejemplar de toro

3.- Cinco califas, cinco universos.

El torero el hombre y el símbolo. Lagartijo, Guerrita, Machaquito, Manolete, El Cordobés, //Cañero.

4.- La historia de la Córdoba taurina.

La tradición de festejos taurinos: de Qurtuba a espectáculos caballerescos. De prohibición a fiesta popular. Las plazas:  al compás de la historia de la ciudad. Fuera de la plaza: feria, tertulias, actividades culturales. Prensa, Escuelas y Universidad. De Córdoba a América.

Vista de la pantalla de la sala de proyección circular

5.- La corrida, máxima expresión de la fiesta. 

Espacio Multimedia. El visitante se sentirá como un espectador más de una corrida de toros y participará del desarrollo de la misma, desde los preparativos anteriores al paseíllo, hasta el momento final de una tarde triunfal: la salida a hombros del maestro. Personajes y oficios: Córdoba ha aportado a la historia de la tauromaquia subalternos, picadores, oficios que requieren de perfección y dominio para facilitar la tarea y hacer posibles los triunfos del matador. Se completa esta sala con un interactivos de toreros cordobeses contemporáneos.

Planta Baja 
Recorrido final

6.- La cultura taurina

Inspiración artística. Desde su existencia la tauromaquia ha sido una fuente inagotable de inspiración artística. En esta sala se exponen pinturas y esculturas de Julio Romero de Torres, Vázquez-Díaz, Pellicer, Benlliure, Mateo Inurria, entre otros.

La historia de la Córdoba Taurina

E.- Sala de exposiciones temporales. 

Espacio reservado para exponer los fondos del museo que no forman parte de la exposición permanente.

F.-Espacio taurino multimedia. 

Montaje interactivo que permite acceder a una selección de las piezas más relevantes que constituyen los fondos del Museo Taurino de Córdoba."


TEXTO DEL TRÍPTICO:

"El Ayuntamiento de Córdoba inaugura en 1954 el primer museo en el que, junto a colecciones de otras manifestaciones artísticas tradicionales, como cordobanes y orfebrería, se exponían los fondos de temática taurina que formaban parte del patrimonio municipal. La apertura del mismo supone que familiares de conocidos toreros cordobeses y aficionados de origen diverso enriquecieran estos fondos con aportaciones de bienes, objetos y recuerdos de distinta naturaleza. Esta circunstancia ocasiona que el Museo se configure como lo conocemos en la actualidad, centrado exclusivamente en la manifestación cultural que supone el arte de lidiar toros, profundamente enraizada en la historia de nuestro pueblo.

Los subalternos

Remodelado completamente en sus contenidos, y rehabilitado en su integridad el histórico edificio que lo alberga, ha reabierto sus puertas en el mes de marzo de 2014.

A lo largo del recorrido, el visitante se introducirá en el apasionante mundo de la tauromaquia, en su sentido más amplio, con elementos expositivos que interactúan con el espectador de manera que éste pueda conocer la estrecha vinculación que Córdoba mantiene desde siglos con la fiesta de los toros.

Acceso a los fondos interactivamente

En un lugar preferente está el espacio dedicado a las grandes figuras que la ciudad ha aportado a la historia del toreo: Lagartijo, Guerrita, Machaquito, Manolete, El Cordobés o Cañero, junto con otros grandes espadas cordobeses, que tienen en el Museo su particular santuario, completado con otros espacios dedicados al toro bravo, el otro gran protagonista de la fiesta, a la liturgia de las corridas de toros, o a cómo la tauromaquia se ha hecho presente en las distintas artes plásticas."



"HORARIOS
Invierno: Martes a Viernes 08,30 -21,15 h. Sábados: 08,30 - 17,00 h. Domingos y festivos: 08,30 - 15,00 h.
Verano: Martes a Sábados: 08,30 - 15,30 h. Domingos y festivos 08,30 a 15,00 h."

(Nota de 08,30 a 09,30 h. gratuito. Jubilados igualmente)

Fotografías y vídeos del autor
Texto entrecomillado y en cursiva del tríptico 

sábado, 19 de abril de 2014

LA PUERTA DEL MURALLÓN DE LA BAJADA A LA ISLETA DE PELAMBRES

Puerta de acceso a la isleta de Pelambres

Como consecuencia de la publicación de la entrada referida a la Chorrera de la ribera, cerca del Molino de Martos, la arqueóloga y amiga Guadalupe Gómez Muñoz (palabra que no es familia, que más quisiera), que dicho sea de paso tiene unos instrumentos ópticos típicamente cordobeses, de los que gustaba reflejar en sus cuadros a Julio Romero, y que cuando los usa profesionalmente, ve cosas que a los demás se nos escapan. 

Detalle del conjunto de la muralla y puerta con el vano cegado.

Me dijo que había bajado también a esa zona del río el mismo día que yo -una coincidencia- y me habló de un tercer venero, que "el murallón de Wingaerde aún perdura", y que en "el tramo anterior al siglo XVIII tiene algunos parches de reparaciones, pero se observa el sillarejo típico alargado", además de la cuestión "¿qué es ese vano cegado que forma parte de la fábrica del murallón?" , "...que se hizo a la vez que el murallón y su cegamiento parece también bastante antiguo."

Detalle del arco

Además me acompañó una fotografía de la puerta cegada, preciosa. Todo ello en principio me puso en ascuas, y decidí ver lo expuesto esta misma  mañana para poder determinar por donde andamos. Daba para un comienzo de leyenda urbana de esas a las que somos muy dados. Un pasadizo tenebroso que pudiera venir del convento de la calle del Sol, como vía de escape, o de la casa entre el callejón del Cañaveral o Nacimiento, dónde dicen que ahorcaron de la viga a la hija de los Bañuelos. Pero no, nada de eso, me acordé de un simple texto de D. Teodomiro sobre la alcubilla de la Puerta de Almodóvar que decía:

La clave del arco

"A la alcubilla -o sea, la abertura que tiene la atarjea de que antes hablamos- se baja, hace muchos años, por la escalera actual; mas los asientos que la rodean fueron puestos en 1848, llevándolos de la Ribera, donde servían para una bajada que había a las tenerías o fábricas de curtidos, que se conocían por los Pelambres, mejora que realizó el alcalde don Francisco de Paula Portocarrero."

Tercer venero citado por Guadalupe

Pues ya está el vano cegado a posteriori de la construcción del murallón, no era ni más ni menos que el acceso desde la Plazuela del Peso, a la isleta de Pelambres para las "tenerías y los curtidos". Era una zona y época en la que la industria local de los paños y las pieles estaba en su máximo apogeo, como seguía diciendo D. Teodomiro:  

"así como con la Ribera, a donde da el postigo de una casa muy capaz en que está establecida la fábrica de paños y capotes de don José Blancas, en la que los hacen de excelente calidad." 

También un poco más abajo frente al embarcadero nació el industrial por excelencia del paño, Sánchez Peña, que introdujo la máquina de vapor en nuestra ciudad.

Rincón de la muralla 

Y relativo a la construcción del murallón D. Tedodomiro, el imprescindible, a pesar de que se le criticaba de mitómano, decía lo siguiente:

"Sigue el barrio hasta la casa contigua a la salida de la calle de Valderramas. En esta dirección había una calle muy estrecha llamada del Peso de la Harina, y desapareciendo para la construcción de la muralla una fila de casas cuyos corrales daban al río quedó expedito al tránsito público. En su principio formaba una plazuela que decían de las Peregrinas, y otro tramo seguía al molino, llamándose Bajada al Molino de Martos.", "En aquel frente hay dos barreras o callejas sin salida, una dicha del Cañaveral, por uno que había en ella, y otra del Nacimiento, que tuvo comunicación con la del Tinte o Góngora.". 

Trozo de muralla antigua enlucido

Esta última se llamó también del Portichuelo, actualmente del Aceite, y en ella existía una casa propiedad de un Venegas que luego marchó con Ximénez de Quesada a Colombia. En la citada casa ahora propiedad de la familia de José Antonio y Carmen, esa bonita que se adorna para patio, aún está el portichuelo del paso a la Ribera desde la Calle del Sol. Ahora a mirar planos. El de los franceses, de 1811, determina perfectamente la Plazuela del Peso, el rincón de la muralla, y el islote de Pelambres, y el de 1851 detalla hasta el extremo de dibujar las piletas para la limpieza de las pieles. 

Otros dos trozos de muralla antigua, bajada de carros al molino

Claro ¿qué ocurrió? cuando el murallón primitivo estaba en la ruina, que nos permitió conocer Wingaerde, el acceso al río era cómodo, pero cuando se construyó el actual murallón ya no se podía bajar a efectuar las labores del curtido y elaboración de las pieles, entonces se determinó construir a su vez una bajada posiblemente con rampa que permitiera el acceso de los animales para carga a Pelambres. Hemos estimado que pudiera ser parecida a la que hay en la casa del Baño frente a la cárcel del Alcázar. Luego esos asientos al desaparecer la isleta, se los llevaron a la alcubilla de la Puerta de Almodóvar. Por esa razón ya no figura la isleta en el plano de 1884, y posiblemente por esos años se cegó el vano de la puerta citada.

Venero del canal principal del Molino de Martos

La zona es rica en patronímicos relativos a la industria, calle del Tinte, que a propósito mi suegro José Carnago Rodríguez, continuó la industria del tinte, heredada de su padre, en su casa familiar llamada del Tintorero en la calle Mucho Trigo. La isleta estaba bien surtida por agua, por ser necesaria para el curtido y la limpieza de las pieles. El tercer venero estaba en el centro exacto de la isleta de Pelambres y siempre ha tenido caudal. Luego la salida de esos veneros además de la posible natural, pudiera estar derivados allí como necesidad para esa industria.

Plano de 1811 de los franceses con datos añadidos aclaratorios

Por lo tanto, tenemos un primer venero casi en el embarcadero, el de la Chorrera que también estaba en la isleta, y que tiene tallada la salida en el sillar, éste que ha apuntado la Arqueóloga Guadalupe Gómez Muñoz, y un tercero que está en el canal de entrada al Molino de Martos, total cuatro. Ninguno deja nunca de correr y con un caudal considerable, y es de pensar que están surtiendo al lugar desde por lo menos los siglos citados. 

Plano de 1851 donde podemos ver las piletas en la isleta de Pelambres

Por lo tanto, gracias a la Arqueóloga, Guadalupe Gómez Muñoz, a su vista profesional, y a la casualidad creo, hemos aclarado una curiosidad más de la ciudad, salvo que otra mente más privilegiada y conocedora de la cuestión nos rebata estos extremos y entonces, mi gozo en un pozo.

Plano de 1884 de Casañal donde ya no existe Pelambres

Dibujo de Guesdon 1860 en el que se ve la puerta abierta
(gentileza de Guadalupe Gómez Muñoz)

La anécdota de hoy:

El lugar tiene un canal a la derecha en el sentido del molino, que se bifurca a la izquierda a la salida del muro donde estaban los trampolines, por lo que no es posible llegar al molino sin cruzar cuando menos uno de ellos. Yo tenía intención de acercarme para ver una entrada en el muro pegada al molino pero desistí por una posible caída y consiguiente mojada. Llovía en ese momento. El otro ramal se dirige al muro nuevo, bordeando el molino, para entrar por el túnel principal uniéndose al que viene del otro embarcadero y salida del arroyo de Santa Matilde. Todos llevan una poca de agua y el fondo es un lodazal, además de tener un desnivel considerable de aprox. un 45% y un par de metros de profundidad. 

A esto que viene un individuo, ligero de paso, casi corriendo, desde el embarcadero. Al verlo venir derecho para mi de esa manera me puse en guardia y traté de recordar las clase de kun-fu que me dieron en el Servicio Militar en 1968, un sargento que no sabía kun-fu pero como parecía japonés, pues eso. 

Me dio la impresión que el Sr. era un perturbado (a lo peor los niveles de incienso soportados estos días superaron lo normal). Le dije amable y diplomáticamente: 
-Buenos días Sr. 
No hubo contestación creo que generó un gruñido. 

No había duda era un perturbado, pero no quise precisar más. Cruzó el primer canal, lo perdí de vista, pensé se ha quedado clavado en el barro, pero no hice nada por averiguarlo, todo lo contrario me alejaba disimulando, silbando el Puente sobre el río Kwai, dirección embarcadero. Miré para atrás lo vi salir a gatas, y cruzó el segundo. Me pregunté cómo pasaría el principal que llevaba más agua. No lo sé porque lo perdí de vista. Lo curioso es que iba vestido de bonito.


Cuento "El bañado en los Pelambres" (facilitado por Guadalupe Gómez)
Pelambres: Mezcla de agua y oxido de cal con el que se pelan los pellejos


La chispa la encendió Guadalupe Gómez Muñoz, Arqueóloga 
Fotografías y vídeos del autor.
Bibliografía de D. Teodomiro Ramírez de Arellano.

viernes, 18 de abril de 2014

LA CASA DEL CORONEL (AL QUE NO PODEMOS ESCRIBIR)

Desde dentro de lo que fue la casa

No hay que dudar la fascinación que han vuelto a levantar en mi los paisajes de la zona de Trassierra. Me quedaban en la cartera, entre otras, una serie de fotografías de un lugar, la llamada Casa del Coronel, Zahurda del Coronel, en algunos planos. Un escueto panel informativo, semiborrado, cuarteado o arañado, da una somera información sobre el lugar.

El panel informativo

" Casa del Coronel
Esta casa en ruinas estuvo destinada a la fábrica de paño. En su origen, sin embargo, fue un eremitorio y su entorno constituyó un lugar de retiro y oración para anacoretas. Aquí nace el arroyo del Coronel cuyo curso vinculado a la pluviosidad, desciende en paralelo al arroyo Bejarano hasta desembocar muy próximos al río Guadiato. Junto al arroyo es posible identificar restos del acueducto de Valdepuentes."

Paneles señaléticos 

Y el mencionado libro, de Bartolomé Olivares -el poeta del Bejarano-, "Andar por la Sierra de Córdoba", es más escueto aún si cabe, teniendo en cuenta además que el texto del panel está entresacado de aquí:

"Aquí podemos observar una amplia y hermosa panorámica de Los Riscos y del Pico de Pedro López. Siguiendo un poco el curso del arroyo que nace junto a la casa, y que recibe también el nombre de Coronel, encontramos más restos del Acueducto de Valdepuentes."

Las ruinas desde el suroeste

La realidad es que es poca la información, una fábrica de paño, en la época que en cualquier sitio había una. El paño que es un tejido de algodón tupido, normalmente grueso, y que habitualmente se usaba para prendas de abrigo. La cercanía tenía la materia prima el ganado lanar, la industrialización no había llegado y las máquinas de vapor primero y eléctricas después estaban sustituidas por la manualidad. Por lo tanto un simple telar era una fábrica de paño.

¿Ventana, puerta tapiada, hornacina?

El paño naturalmente está muy ligado a nuestro lenguaje habitual. Cuando se conoce un asunto se dice "conocer el paño". Cuando se está en ropa interior "Estar en paños menores". Cuando tenemos mucho trabajo del que ocuparnos "Hay mucho paño que cortar". Cuando escuchamos a los demás y consolamos "Somos un paño de lágrimas". Y si pretendemos suavizar algo "Damos paños calientes". "El buen paño en el arca se vende", ante la necesidad de no publicitar lo bueno, lo que es dudable porque no se sabría entonces. Por lo que se deduce que había mucho paño que cortar.

Un muro interior

Pascual Madoz sin embargo no cita ninguna industria del ramo en su diccionario, por lo que debemos deducir lo insinuado, que era una industria muy artesanal y localizada. Primero porque no había fuerza motriz barata, y agua suficiente para el teñido y lavados correspondientes. Esto es posible que sea como lo del eremitorio, u hospitales de antaño, un eremitorio no tenía por qué tener una plantilla determinada, lo mismo que el hospital podía serlo con tres camas y un específico fin.

Habitación interior

Como lo que nos interesa es la Casa del Coronel, he de decir que he buscado trabajos sobre la misma y casi todo nos dirige al mismo texto apuntado, fábrica de Paño y antiguo eremitorio, es decir unas habilidades y retiros que podían realizarse en cualquier sitio. Pero ¿quién era el Coronel? no he encontrado nada, a pesar de haber remirado los boletines de la Real Academia -esa que fundaron los napoleónicos a su paso por esta, en 1810-, y otros lugares donde mirar, aunque seguiremos buscando. La zona es muy usada a pesar de su poca población desde los romanos. Evidentemente la graduación militar no puede venir de ellos ni del califato, por lo que tenemos que irnos a los siglos XVIII o XIX.

La construcción mayor en pie

También fue zona de lagares, los toponímicos lo atestiguan, y rosales, para fabricar los aromas del Califato ¿pero, lagares islámicos? seguro que fueron posteriores por aquello del vino, aunque el califato fue distinto en muchas cosas. La casa del Coronel, no sabemos de qué regimiento, está en los baldíos, terreno improductivo o comunal como apuntó Manuel Trujillo, en un pequeño raso. Llano libre de árboles. Rodeado de los resistentes alcornoques, que superaron todos los fuegos gracias a su fuerte cubierta protectora.

Una esquina

Allí continúan las ruinas, con actuaciones definidas de épocas recientes, con abrazos vegetales embarazados en sus muros, difíciles de desembarazar sin destruirlos. No sabemos cuánto tiempo duraran esos restos de muros en pie. Se me olvidaba, desde allí se ve el Pico de Pedro López, inconfundible con su mesa de granito arriba, pero lo curioso es que el nombre del banquero da un nombre a una montaña, el Banco o Banca del robo del butrón desde la Corredera, el de la calle  antes Carreteras, el mecenas del Gran Teatro, el padre de la pía señora apodada "la del amor que huye", esposa del apuesto Conde de Cañete de la Torres, D. Antonio Velasco, que de su segundo matrimonio, el amor de  su vida, María Borza, dejó un nieto en Trassierra, mi amigo Jerónimo. 

Más ruinas

Y en la Ordenanza de Caminos también es citada, unas veces como Casilla, otra como Zahúrda.

"Camino n° 29.
"El que partiendo de la casa del lagar del Bejarano, atravesando por el raso de la Casilla del Coronel y Huerta del Caño, se incorpora a la carretera municipal de Córdoba a Trassierra en terrenos del lagar del Rosal."

Aérea de la zona

El camino descrito con el n°29 en las OM-1884 se encuentra recogido completamente por la cartografía catastral de 1899, con el nombre de Camino de Alhondiguilla al Bejarano, transcurriendo entre la Casa del Bejarano y el acceso a la carretera de Córdoba a Trassierra a la altura del descrito anteriormente para el camino n° 25. pasando junto a la Zahúrda del Coronel y la casa de Valderrama."

El abrazo vegetal

El Coronel de nuestro malogrado García Márquez, hoy fallecido (El comandante Fidel se está quedando sin amigos por la edad) no tenía quien le escribiera, pero por lo menos sabíamos quien era, en este caso no le podemos escribir a éste porque no sabemos ni siquiera quién es. Ni si era tan valeroso ante su mujer como el de la novela que al final cuando le pregunta su mujer: 

-Dime ¿qué comemos? -él se arma de valor y le contesta: 

-¡Mierda! 

Ya es echarle valor.

Más restos

Fotografías del autor
Bibliografía Andar por la Sierra de Córdoba, Ordenanza de Caminos.

miércoles, 16 de abril de 2014

LA CHORRERA DEL MURALLÓN DE LA RIBERA, MOLINO DE MARTOS

Fotografía del río y la muralla

La ribera ha sido siempre una parte fundamental de la ciudad, el embarcadero se ha cantado en los versos de ese poeta cordobés asesinado en su juventud con un hijo pequeño, por la intransigencia nacionalcatolicista, simplemente por ser amigo de Federico García Lorca, y tener cultura, José María Alvariño el tipógrafo de La Voz: 

1657 dibujo de la muralla de Wingaerde

"/...¡Que vaivén, que ir y venir/ de gente al embarcadero!/ (te punzaban las miradas /porque punzaban tus pechos).", Cuando el enamorado del poema Maldición de la Ribera, cruzaba a su amada en la barca para que "/Bajo nuestros pies gemía/ la muerte de los helechos./ (Las ranas hacían caprichos/ y solos de violonchelo)./ Y entre caprichos de ranas/ que movían el silencio/ donde la arena era fina/ fueron finos tus lamentos.../"

Salto desde el trampolín del Molino de Martos


/Al pasar la barca,/ me dijo el barquero:/ Las niñas bonitas / no pagan dinero./

.../¡Que me envidien los mocitos/ y me maldiga el barquero!/Ellos que iban por verte/ y el que no quiso dinero/cuando pasabas la barca/ ¡ayunan de tu salero!/

Las barcas y el muro que impedía el paso por la banqueta

Embarcadero, barca, barquero, Ribera, Campo de la Verdad, río... un todo integrado en la ciudad, en el verso de Alvariño el amor y su culminación en la otra orilla, mucho antes el Tablazo de las Damas, donde las señoras se bañaban al atardecer, que incluso la leyenda urbana dice que adelantaron los mozos el reloj para que aún hubiese luz del día y poder verlas. Y muchos etcéteras que hacen que el río Guadalquivir, que es antes que Córdoba, mucho antes que ella, fuese fuente de la misma. La Puerta de la Pescadería, el Paseo de la Ribera, el Molino de Martos, la Puerta del Sol, la Puerta de Martos. 

El embarcadero

Luego más reciente, si se pueden llamar recientes los años cincuenta  y parte de los sesenta, las grandes modificaciones del meandro de Martos, voladura del azud de Martos y modificación por aluvión del curso. Playa; casetas; competición de natación; aterrizaje del Sikorsky, murallón de enfrente -que se corrió el hormigón, por bañarse la hormiga desnuda delante de él (a saber el cemento que llevaría la mezcla)-; 

La chorrera o lo que queda de ella

el de la Ermita; la desaparición de los huertecillos , la isleta de pelambres de todos los planos, la de los curtidos; el rellenarse la profundidad de las torvas del Molino -dicen que siete metros-, del que nos queda una fotografía, dicen que manipulada, no lo sé, de los saltos de trampolín. 

El otro venero

Ahora un panorama distinto, semiselvático, del que se le ha hecho lo que consideramos un "chapuz", pero que algo es algo. Un apaño que cuando el río Grande de Al-andalus, diga aquí estoy yo, volverá a rellenar canales y nuevamente la vegetación hará de las suyas, porque aquí no se mantiene se chapucea. Pues bien de todo eso que queda. Poco. 

La piedra colorá

El Molino ha cambiado, las murallas de enfrente no están, la de la Ermita tampoco, ni playa ni trampolín, eso sí el embarcadero sigue, y las argollas en la rampa para amarrar las barcas en las riadas, y las barras de niveles de la CHG, robadas muchas con la marca de los 8 metros debajo de los barandales.

Primer listón de medida del nivel del río

Y sobre todo lo que queda de la Chorrera, la ducha de muchos bañistas del río. He visto por algún lado una fotografía de ella una caja rectangular pero no la he podido conseguir, debemos hacer un esfuerzo para imaginarla en otra de poca definición donde la señalo. . Una fuente inagotable de agua dulce. Un venero del que se desconoce (por lo menos este profano) su origen. Se puede intuir su camino, la curvas de nivel del plano de 1884 pueden hacer imaginarse algo, pero es demasiado intuir. 

Segundo listón y medio

Pero allí está y sobre todo los ocho metros de murallón, una de las obras que más duraron en esta ciudad. Ya Wingaerde la pintó en 1657 derruida cerca de Martos, era la primitiva muralla del río. Luego hasta la Cruz de Rastro y su Puerta del Sol, pues la romana de ahí al Alcázar estaba ya, en ruina pero estaba. Después Isasa colaboró en llegar a la Cuesta de la Cárcel.

Tercer listón superior

En esa pared de la muralla hay que fuentes de agua, una inmediatamente antes de entrar en el túnel del canal principal, debajo de la escalera, otra que estaba dentro del Molino, la ducha de pago. Esta del muro y otra más pequeña entre la chorrera y la esquina del embarcadero, que tuvo un muro para impedir pasara por la banqueta, que lo podemos ver en una fotografía. 

La higuera

La perspectiva desde abajo, es grandiosa, la calcarenita de sus sillares nos permite, aquejada del mal de la piedra, ver claramente su almejar fósiles, testigos del posible mar de Tetis. Y una higuera centenaria enquistada entre las piedras que no se resigna a morir. Todo es increíble.

El murallón

Pero la Chorrera sigue manado agua clara, cristalina, puede que contaminada ¿Pero qué es lo que no lo está en este mundo? Y un buen caudal, pienso que como siempre. Y los demás veneros también. Recomiendo precaución quien quiera pasar a ver la perspectiva del muro, que es impresionante desde abajo. 

Los fósiles de calcarenita

La banqueta ahora tiene el lodo seco y no hay problema, pero estos días de lluvia era peligroso. Un salto al canal de la chorrera y ya está uno en la masa de limo de relleno inmensa, fértil, como la del Nilo, del aluvión de las riadas. 

Una perspectiva distinta desde enmedio del río




Nota: Mi amigo Patxi, cordobés de toda la vida aunque viva en Euskadi, es un pozo de sabiduría y curiosidades, me comenta -al hilo de las escalas de medición del nivel del río, que en este caso hay tres la primera en el rincón de la banqueta, la segunda en la rampa, y la tercera en la rampa también que acaba en el barandal-, lo siguiente:

"Nos has mostrado las mediciones del caudal del río, y las has denominado listón de medida del nivel del río. Creo, que su nombre es Nilómetro. Aunque es su origen, el Nilómetro era un pozo para medir los caudales del Nilo, y así saber los impuestos que tenían que pagar los campesinos en la época faraónica y posterior a esta época. Así, que, por analogía, a las mediciones, pozo o no, se les denominó Nilómetros."

Fotografías del autor y Archivo Municipal