jueves, 6 de agosto de 2015

EL ACUEDUCTO ROMANO DE LOS MILAGROS, MÉRIDA

Una vista del Acueducto de los Milagros

Ya tuve ocasión de citar a Mérida en otra entrada, relativa al Embalse romano de Proserpina, en la que agradecía a mis nuestros amigos, Antonio y Paqui, su hospitalidad, y en esta citaré un esbelto acueducto, cuya función principal fue la de suministrar agua a la capital de la Lusitania, desde el ocaput aquae o punto de captación, que era el embalse. La longitud total del trazado es de unos doce kilómetros, teniendo en cuenta que en línea recta es de unos cinco, y la diferencia era en base a obtener la inclinación adecuada que permitiera la continuidad en el tiempo de la obra.

 Desde abajo de un contrafuerte

Vista de algunos contrafuertes

Los primeros metros iban por galería subterránea, abovedada de ladrillo de dos metros de altura por uno de anchura. Parte excavada en la roca. Esta conducción desembocaba en una piscina limaria de decantación, desde la cual y para cruzar el cauce del río Albarregas se construyeron las arcadas (arquationes), que finalizaban en una zona que se llama Calvario, desde donde se distribuía por la ciudad (castellum aquae). La zona de arcadas, cuya altura total es de unos veinticinco metros en la zona más profunda (cauce), tenía una longitud de unos ochocientos veinticinco metros.

 Detalle de los pilares
Sección de un pilar

Pilar rectangular del tercer sector con cambio de dirección

Unos macizos pilares, aunque elegantes lo componen. Se alternan cinco hiladas de sillares de granito, y otras tantas de ladrillo. Distintas arcadas van entrelazando los pilares. Su núcleo es opus caementicium. Todos los arcos son de ladrillo, a diferencia del de Segovia, salvo el que cruza exactamente el cauce del río Albarregas que está construido con nueve dovelas de granito, perfectamente elaboradas. En pie quedan unos setenta y tres pilares.

 La entrada en la ciudad

El cauce del Albarregas

Los sillares se unen entre sí con grapas de madera. En los sitios más altos tienen contrafuertes ataludados en su lateral. En la parte de río existen tajamares. Podemos dividirlo en sectores, en función de los ángulos direccionales que toma su recorrido: El primero, antes de su primer cambio de dirección constaba de tres pilares rectangulares, y uno de ellos estaba tan en ruina, que fue el que le dio el nombre de los milagros.  Actualmente esta restaurado y sin problemas.

 Detalle de la esbeltez de la obra, al fondo el puente romano

Desde una pasarela del río

El segundo sector es el más importante en cuanto a longitud y esbeltez. En este los pilares están reforzados con contrafuertes, y es que la que presenta más altura. Esta altura sería mayor si se conservase el especus o galería superior. Tiene tres alturas de arcos, todos ellos construidos de ladrillo, salvo el citado de piedra del cauce del río. Y el tercer sector consta de un gran pilar inicial donde se cambia de dirección, bajando paulatinamente su altura para introducirse en la ciudad.

 Más arcadas

Y otras

Estas obras causan admiración y se consideraba un milagro, como no podría ser de otra manera en este santo país, que se conservara en pie, y de ahí su nombre Acueducto de los Milagros, que es con el que se conoce la obra. Su datación en cercanas excavaciones frente al Ninfeo, han determinado que sería de la época de los Flavios o Claudia, por lo que nos iríamos al siglo I d.C. Hay otra segunda arquatio que es el acueducto de San Lázaro, al noreste de la ciudad, de similar fábrica, pero modificado en la edad media, por lo que no tiene nada que ver con el mundo romano.

 La inquilinas de los pilares que viene (no sé) por San Blás

Otras

El cauce del río Albarregas contiene un hermoso parque fluvial, que permite disfrutar de la esbeltez del acueducto desde el mismo. Verdes prados y jardines determinan un conjunto que hace resaltar más la obra. Las cigüeñas son los inquilinos oficiales de los pilares del acueducto. En el fondo hacia el oeste está el puente romano, de notable robustez y en un perfecto estado de conservación, teniendo en cuenta las actuaciones habidas sobre él. Todo esto no se visita al ir a Mérida, pero son obras que merecen la pena ver.

El puente romano

Lo que queda de San Lázaro, a su derecha el medieval

Fotos del autor
Bibliografía de la red

2 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, amigos. Magnífico trabajo y muy bien ilustrado. Los ingenieros romanos principalmente Vitruvio crearon un estilo de construcción que se sigue utilizando. Tal es así, que la obra magna de nuestra ciudad, LA MEZQUITA, está construida con el mismo sistema que este acueducto. En la sala de oración, vulgarmente llamada bosque de columnas, estas han sustituido a los pilares a hueso del acueducto, pero los arcos de entibo son iguales. Espero que por esto no me caiga una “caponea” como cuando en el instituto Seneca dije que gracias al construir la Catedral dentro de la Mezquita podíamos disfrutar de ambas joyas de la arquitectura. Si no me agacho aquel cabrón me había arrancado la cabeza con la hostia que me tiró. Cuando se tranquilizo la cosa le pregunté: Me puede usted decir donde están las Mezquitas mayores de Jaén, Sevilla y Málaga. Bueno, no me enrollo más. Un abrazo, salud, y República

Paco Muñoz dijo...

Gracias Patxi. Es cierto se me olvido de que fueron los precursores arquitectonicamente hablando de las arcadas posteriores de otras civilizaciones, sobre todo la resolución de la altura. Es cierto que nunca hay mal que por bien no venga, en este caso tenías razón.
Salud y calor de cojones con el polvo (del desierto) que tenemos en Córdoba Patxi.