lunes, 1 de agosto de 2016

CARTA SOBRE LA GRAN RIADA DE 1876

Foto desde la torre 1862

Reproduzco aquí una carta que figura en el Tomo II de Casos Raros ocurridos en la ciudad de Córdoba, escritos por varias personas y recopilados por Ángel María de Barcia y Pavón en Madrid 1906. Este libro de los casos raros empezó a escribirse en 1618. El obispo de Córdoba Pedro Salazar tenía el manuscrito original o por lo menos uno de los primitivos, y no se sabe la autoría del primer recopilador. El libro está editado en facsímil y es manuscrito, difícil de leer por la caligrafía por lo menos del tomo primero y del castellano en que está escrito.

Riada de 1917 desde la Calahorra

Habla de la gran riada de diciembre de 1876, en un escrito-crónica con un estilo epistolar bastante peculiar, de la época, de una pluma de familia acomodada y aparentemente bastante religiosa. Culpa al río de todo y luego a la Purísima le agradece parar el temporal. ¿Pero entonces si lo paró, quién lo envío, o por qué no lo paró antes? La escribe un tal Aurelio y la envió a Roma no sabemos a quién si a su padre o a un hermano.

Riada de 1917 Santuario de la Fuensanta

"NOTICIAS DE LA GRAN RIADA DE 1876

Estas riadas son un espectáculo siempre grandioso, pero con grandiosidad que espanta y terrorífica, y de resultados funestos para la vida de algunos desgraciados que por sus imprudencias o por actos de una caridad que los hace heroicos, sucumben y mueren de una manera que horroriza el pensarlo, y también funesto para las haciendas de las riberas y sus caseríos. Llevábamos tres años tan escasos de lluvias que los veneros estaban agotados, las arboledas muy castigadas y sin apenas savia para vivir y fructificar, la tierra como un ripio de seca, los arroyos que en todos tiempos llevaban corriente, secos cual las rocas, el río con dotación tan escasa que apenas si tenía agua para moler las piedras de los molinos; estábamos finalmente experimentando una sequía que prolongado un año más hubiera obligado a emigrar en busca de una región más favorecida por los riegos atmosféricos.

Riada de 1917 desde el Arenal

Dios que estrecha pero no estrangula ( y no digo ahoga porque ha estado en un tris que perezcamos todos ahogados;) y viva una andaluzada nos envió el temporal tan abundante de aguas, que no solo sirvió para llenar los veneros, savificar la arboleda acaudalar los arroyos y el río y humedecer la tierra hasta cuatro o cinco metros de profundidad, sino que además sirvió para volver a los arroyos ríos devasta superficie y gran fondo y  a los ríos mares improvisados y destructores.

Riada de 1917 desde Villa Cachonda

El cuatro del corriente a las 8 y media de la mañana empezó con un aguacero torrencial y duró en Córdoba hasta las cuatro de la tarde y hasta el día siguiente en varios puntos de la provincia. Después hasta el día 7, aunque con cortos intervalos de descanso, continuó cayendo agua abundante. El citado día 4 tuvimos al río por la tarde cubriendo los pelambres, crecida muy regular causada por solo la entrada de los arroyos de la sierra en sus proximidades a Córdoba.  El arroyo de Rabanales corriéndose por la alameda de Lope García se enlazó con el de Pedroches y éste desbordándose, inundó la huerta que hay cerca del puente y tomando las cunetas(?) de la carretera de Madrid descendió hasta pasar por delante del cementerio de San Rafael y unirse a las aguas del arroyo de las Piedras, que como recordarás pasa o cruza por debajo del humilladero del Campo de San Antón. Tanto Rabanales como Pedroches y las Piedras cometieron mil entuertos y desaguisados en las tierras que cubrieron al desbordarse y en los terraplenas de las vías férreas, que batieron en fuerza hasta inutilizarlos. 

Riada 1917 desde el puente del Alcaide

El arroyo del Moro, que es el que desciende de la Cuesta de la Traición pasa entre las huertas de la sierra, cruza por el camino antiguo, que tantas veces hemos andado para ir a la Rizafa, llega al paseo de la Agricultura, entra en la Huerta de los Mínimos siguiendo a la del Rey y muere por cima del Molino de la Alegría, o sea entre éste y la Alameda del Corregidor. Este arroyo ha enriquecido su historia con un desbordamiento que inundó la vía férrea de Belméz, la estación de los ferrocarriles, la fabrica harinera de vapor que hay tras la estación y amenazó inundar el barrio del Matadero, no obstante la rotura de uno de sus vallados por la que yéndose cometió sus fechorías, se empeñó en darse cursos nuevos, tomando por la carretera de la Albaida, por el callejón de los Toros y por otras cuantas partes sin importársele un bledo los destrozos que hacía y los sembrados que desembraba.

Chozos de la abajo de muralla de la Avda. del Corregidor

Esto en los concerniente de los arroyos, más en lo que respecta al río te diré que hemos visto y presenciado una de las mayores crecidas de nuestro amado Betis. El día 6 tomando las aguas de los afluentes por la parte de Jaén y de Segura empezó a empinarse y subirse en zancos; al medio día solo se ven dos hiladas de piedra del murallón de la Ribera; a media tarde están ya cubiertas; a la oración (a las 9 de la tarde) penetra en la Ribera por el molino de Martos, las rampas y los desagües del paseo; a las 12 de la noche cubre los asientos de los poyos y sube cuatro dedos sobre el arranque bajo de los barandales; entra en la calle Consolación hasta las Cinco Calles y principio de la del Baño y de D. Rodrigo, aquí se une con la inundación de la calle Lineros, verificada por el caño de Vence-Guerra, anegando los bajos de todas aquellas casas y extendiendo sus aguas hasta el principio de la calle Candelaria. Por la Cruz de Rastro sube hasta el lugar donde estaban los Arcos y la Cruz.

Otra riada más actual

De la parroquia donde fuimos bautizados, a las 11 y media de la noche es sacado el Depósito llegando las aguas a la cintura de sacerdote y acompañantes. Los arcos del puentes quedan cubiertos a excepción de los del centro que solo dejan ver media vara de boca. El río extendiendo sus aguas desbordadas por cima de las torronteras frente a las Peñas de San Julián, ocupa todos los llanos hasta los Visos, quedando el Campo de las Verdad inundado con una altura muy respetable del liquido encenagado, lo mismo sucede al cortijo del Arenal y al predio de huertas de la Fuensanta. Esta iglesia admite una vara de agua sobre su pavimento. 

 Desde el Molino de Martos

Por la Carrera de la Fuensanta entra el río hasta cerca del Real de la Feria. La cloaca que conduce las aguas de los barrios de Sta. Marina y S. Lorenzo, rebienta (sic) cerca de la Puerta de Baeza y desaloja las aguas del río por la calle del Sol hasta la casa del Marqués de Benamejí. Varios hortelanos del pago de la Fuensanta, a quienes impidió la subida ponerse a salvo, son socorridos por un hombre que con ánimo decidido y muñecas de acero quía un barco contra las corrientes encontradas y poderosas de la inundación, recorre no sin grandes peligros y dificultades el pago de huertas y salva de una muerte segura a 47 personas e infinidad de cerdos. 


Desde el puente nuevo
En la mañana de este mismo día 6 un guarda y un hijo suyo de 8 años, que quedaron aislados en Lope García son salvados  gracias a los heroicos esfuerzos de Amadeo Rodríguez y cuatro hombres valerosos y atrevidos que exponiendo sus propias vidas, van en busca de aquellos infelices, guiando un barco por el espacio de un kilómetro en la gran inundación de dicha alameda; a los infelices los encontraron con el agua hasta la cintura y embriagados y abatidos de congoja hasta el término de no poder hablar. Con ellos salvaron un perro grande y de temida reputación, dejándose el animal coger en brazos de sus salvadores para los que solo tuvo demostraciones del más vivo agradecimiento lamiéndolos y haciéndoles caricias, cuando en otras circunstancias los hubiera destrozado con su colmillos.

Apacible paseo en barca

Varios y no pocos, de los habitantes del campo del Espíritu Santo desoyendo los consejos y la voz salvadora de las autoridades y demostrando su apego a su hacienda o muebles y enseres de sus casas, excesivo e inconcebible en circunstancias tan criticas para su vida, dejan de refugiarse en la ciudad cuando aún les era posible y permanecieron en su barrio no obstante conocer que el río crece y aumenta, que la riada entra ya por todas las calles y tiene cortadas todas las comunicaciones con la campiña y próxima a cerrarse la del puente. 

 Inundación en Villa Cachonda

Estos infelices cuando ven sus casas y todo el barrio invadido por las aguas, cuando la noche extiende su oscuridad y la inundación sube más y más se sienten poseídos de un pavor tan grande que empiezan a pedir con ayes y gritos un auxilio para salvar sus vidas, que por la oscuridad era de todo punto imposible prestárselo. En esta noche triste e imponente llueve a cántaros y la rejuela de S. Lorenzo, no dando paso a las aguas por no admitirlas el río, deja  que crezcan los arroyos y que penetren en las habitaciones bajas de las casas de aquel barrio, de las que con peligro, son retiradas muchas personas cuando en sus habitaciones  media la inundación un metro de altura.

Riada y el embarcadero

El día 7 amanece y el río se conserva invadiendo el Campo de la Verdad, la Ribera y las calles indicadas. Los aislados en el barrio del Espíritu Santo han izado una sabana como bandera reclamando auxilio eficaz y pronto. Desde el puente, por cima del arranque de la Calahorra se lanzan unos cuantos barcos contra las deshechas y fuertes corrientes que a causa de las calles y desviaciones se producen  en el barrio, y a fuerza de brazos y de inteligencia penetran en las calles y recogen las personas aisladas. Muchos habían pasado la noche en los tejados; a muchos refugiados en la Iglesia, punto más elevado y en donde la riada dejó la señal de su altura en el tercer escalón de la portada; con gravísimo peligro lograron abastecerlos de panes y quesos.

Las barcas de la Ribera en el embarcadero

En la madrugada el tren mixto ascendente de Málaga al entrar en el puente de hierro del Guadalquivir, cubierto hasta los raíles, descarrila y la máquina y dos vagones caen al río sepultándolos la aguas; por fortuna solo un niño de tres años es la victima de este desastre; acaso a su madre azorada al tirarse del tren al avía, se le marcharía el hijo de entre sus brazos y caería por el terraplén hasta las aguas.

 Los areneros en el río 1961

A la oración desciende el río hasta el nivel del paseo de la Ribera; durante la noche baja dos varas; el día de la Purísima en el que gracias a ella amanece despejado el cielo y huido el temporal, baja otras dos varas; el 9 al medio día descubren los Pelambres las bocas de sus pozos altos, y ayer 10, el río camina sosegado y tranquilo con una vara de agua más de su ordinaria dotación y sin conciencia ni remordimiento del robo que ha hecho a las empresas de los ferrocarriles llevándose 175.000 traviesas (o duros) que estaban depositadas en Menjíbar y en Córdoba en una altura de 15 metros y a una distancia de trescientos del nivel ordinario de las aguas del río; sin conciencia ni remordimiento de las muchas heredades y fincas que ha destrozado; muchos animales grandes y chicos tales como yeguas, mulos, credos, lagartos y culebras que ha sofocado y arrastrado; los muchos chozos y zahúrdas que ha llevado al mar; y por último, y es lo más sensible, las personas que ha hecho victimas de su enfurecida creciente. De estas sabemos de 4; un barquero en Almodóvar, el niño ya nombrado y dos que en un barco caminaba a su segura perdición.

Riada de 2010

En las calles, las casas y en el barrio ha dejado un barro o limo que dará bastante trabajo su limpieza. El Triunfo y los tejados y la torre de la Catedral han servido de miradores para que los cordobeses desparramaran su vista por el vasto espacio ocupado por la crecida; pocos habrán dejado de acudir a esos miradores siempre cuajados de curiosos. Nuestro hermano Rafael, continuamente ha estado visitando todos los puntos invadidos, viniendo cada día dos o tres veces a mudar su pantalones y cazado, chorreando agua y lodos; papá cuando salía de la oficina y comía, tomaba el camino del río; mamá las niñas; Antonia, Francisca y yo también nos hemos puesto chorreando por curiosear la crecida. Se concluyó gracias a Dios y él quiera que no volvamos a presenciar espectáculo tan imponente y terrible.

Molino de San antonio en la riada de 2010

En Sevilla según noticias de un viajero que vino ayer en el primer tren, después de cuatro o cinco días de estar incomunicados con esa capital, porque las aguas han penetrado hasta la plaza de San Francisco y la calle Sierpes, el barrio de Triana fue desde un principio inundado, y toda su vega. Ya iremos recibiendo noticias de lo que se ha permitido hacer en su broma nuestro río por los pueblos y capitales que cruza.

(De una carta de mi hijo Aurelio fechada el 11 de diciembre de 1876 recibida en Roma cinco días después)"

Desde el paseo de "Colecor" 2010

Fotos del autor, prensa 1917, AMC y desconocidas
Bibliografía Casos Raros de la Ciudad de Córdoba

6 comentarios :

Juan Miranda dijo...

Otra entrada que me ha encantado Paco. De hecho Cordoba de una manera periódica siempre ha estado marcado por las inundaciones. En mi caso particular asi ha sido. Como sabes nací en Luque, con dos años mis padres se trasladaron a Cordoba, mi padre, exconbatiente de la zona roja, de la quinta del biberon, en el pueblo no le daban trabajo " aqui no hay nada para ti, rojo" así que a probar fortuna a Cordoba, aunque al final encontró trabajo en Toledo, quizá porque alli no lo conocian, era albañil. Pero en Cordoba, precisamente en Villa Cachonda nos alojabamos en una infravivienda, mas bien choza, que allá por el año, 1963, se llevó el rio en una de sus riadas, aún recuerdo como si fuese ayer como los soldados nos sacaban en brazos a mi y a mis dos hermanas, para entonces mi padre habia muerto, la guerra, el campo de concentración posterior y la mili en Africa lo habian dejado muy tocado. Y allí tienes una viuda con tres hijos en la calle. Por mediación de un señorito donde mi madre limpiaba, nos dieron una casa pequeña, de las de un solo dormitorio en Cañero, pero era una casa y allí en aquel barrio fui muy feliz y conservo multitud de amigos, que el año pasado hizimos un reencuentro despues de casi 50 años que algunos no nos veiamos. Mira como las riadas cambian a veces la vida. No te canso mas, es una historia mas de esa Cordoba que nos enamora. Gracias Paco por tu paciencia.

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Muy buen trabajo, Paco.Recuerdo que los maestros nos llevaban año sí, y año también, a ver las riadas y como consecuencia de ellas se inundaba el Campo de la Verdad.
Sobre estas cosas, Lucas Mallada, en su obra Los Males de la Patria (1890) decía:
“Un país tan desgraciado como el nuestro, donde los gritos de dolor por las inundaciones ahogan las angustias causadas por las sequías, y donde a los ardores de un sol abrasador suceden las lluvias torrenciales que todo lo arrasan…”
Un abrazo, salud y República

Paco Muñoz dijo...

Juan muchas gracias. Vaya historia que has sufrido y principalmente tu padre y tu madre. Y quieren esta gentuza que se pase página, podrás perdonar por el tiempo pero no podrás olvidar nunca las penas pasadas. Villa Cachonda era un verdadero drama, un fangal cuando llovía y un erial en verano. Lo he frecuentado mucho de chico, pues tenía amigos allí e incluso una nena que me gustaba mucho pero que los hermanos me calaron y asustaron. Pocas veces he ido a cine Benavente, ese que entrabas con un piojo y salías con veinte. Han editado un libro muy interesante sobre el barrio de Cañero, "La Barriada de Cañero" Editorial Utopía. www.utopialibros.com, del amigo Ricardo (antes Punto Reklamo), ya va por dos ediciones, es un manual de consulta interesante. La del 63 me acuerdo perfectamente, lo que dice la carta de bajar (mi calle era Cardenal Herrero, la de la puerta del perdón) al Triunfo y ver el trajín en el puente, yo tenía 16 años. No recuerdo bien si estaba hecho el murallón y el agua salió por el alcantarillado. Es una triste historia pero hay que contarla siempre, es para ti un orgullo, de tu padre y de tu madre.
Un abrazo Juan.

Paco Muñoz dijo...

Gracias Paco. Muchos autores han reflejado ese ir y venir de la gente al río a ver las riadas. Y me facilitaste el libro en cuestión y que frase más lapidaria, ese autor parecía que era profeta. Aunque este país es siempre igual.
Salud compañero porque a muchos nos hace falta, y República cuando la traiga el "buen hacer" de los Borbones que ha sido siempre quienes la han traído.

Juan Miranda dijo...

Gracias Paco, no. no olvido, por mis padres y por mi propia dignidad. El libro que me dices lo conozco, de hecho lo recomendé en una pagina que administro en Facebook, rerlacionada con Cañero : https://www.facebook.com/Gente-de-Ca%C3%B1ero-The-Masters-496358687206156/?ref=aymt_homepage_panel

Te la recomeindo que nos sigas, ahora está un poco parada, pero prometo darle caña otra vez.

Un cordial abrazo

Paco Muñoz dijo...

Amigo Juan, ya está el seguimiento hecho en la página, no la conocía, si veo que esta mi admirado amigo, una de las plumas más incisivas, criticas y de calidad literaria sin duda de Córdoba, y como no Lucas León, otro escritor de categoría.
Muchas gracias.