domingo, 22 de octubre de 2017

EL CORRAL DE LOS BALLESTEROS, DE RAFAEL GRACIA BOIX

Barrio del Alcázar Viejo desde el norte

He tenido la suerte de que caigan en mis manos unos libros de la colección de Rafael Gracia Boix, que por consideración de Tere Gracia, su hija, me ha regalado mi hermana Loli. Es una obra profusa, mayormente dirigida al estudio de la Inquisición, sin dejar de hacer incursiones en temas de la ciudad o en la novela. Rafael Gracia Boix era Capitán del Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra, del que se retira por edad en 1989. Nace en 1923 en el Arco Bajo, en Córdoba, por lo que parece no hay mejor sitio ni mas cordobés para nacer, bueno para algunos nos parece mejor la Judería, aunque no es cuestión de polemizar.

Rafael Gracia Boix

Fallece en Córdoba en 2001 a los 78 años. Yo tuve la oportunidad de conocerlo personalmente, por razones de mi trabajo y posteriormente cuando hacía pareja con el Tito Pepe (mi querido amigo), su cuñado -creo que ya estaban ambos viudos-, en una ocasión, por el Realejo y unas copas de por medio. Rafael Gracia Boix es autodidacta. Siempre me llamaba la atención, porque no es la regla o por lo menos no es normal, que los que tienen la profesión de las armas, tengan tanta dedicación a la cultura local, es sin duda la excepción, aunque conozco algunas más, cuarenta y cinco años trabajando en Defensa dan para mucho.

Los libros citados

He de reconocer que leí a Rafael Gracia Boix poco, más que nada en sus publicaciones en el Boletín de la Real Academia, de la que fue miembro, pero no había tenido en mi poder ninguna de sus importantes obras, hoy tengo cuatro de su colección y he de reconocer su valía documental y el enorme trabajo que supone ese extenso estudio sobre la Inquisición, que es su buque insignia. Sus libros dedicados al siniestro Tribunal son un medio indispensable de consulta para poder sumergirse en su negros episodios. Todo ello sin menospreciar el resto de publicaciones.

Barrio del Alcázar viejo desde el Sur

Tiene una que se llama Temas cordobeses, en la que hace un estudio profundo sobre diversos lugares de la ciudad y sus leyendas e historia. Dentro de este hay un capítulo dedicado al Corral de los Ballesteros, en la actual barrio del Alcázar Viejo:

"LOS BALLESTEROS DE CÓRDOBA

De gran prestigio y estima debieron de gozar los ballesteros cordobeses ante su rey y conciudadanos para que el cabildo de la ciudad, por medio del veinticuatro Rui Méndez de Sotomayor, entre otras peticiones que le hiciera a Enrique III, una de ellas fuera que les concediera autorización para que, un corral que existía detrás del alcázar nuevo -que no tenía utilidad alguna, según decían- lo poblasen los ballesteros, por lo que el monarca, estando en Villar Pedroso, con fecha 12 de marzo de 1399, dio su consentimiento para que los ballesteros construyeran en dicho lugar sus viviendas y las habitaran con sus mujeres e hijos, con la sola condición de que no impidiesen la libre entrada y salida de su alcázar nuevo. Este documento es de gran importancia, y a su vista y la del ordenamiento de las cortes de Valladolid, a más de otras noticias que hemos dado y seguiremos dando, se pueden sacar provechosas conclusiones, por lo que vamos a intentar demostrar que los ballesteros cordobeses no eran combatientes, sino artesanos.



Es muy significativo que en el mencionado documento por el cual hace cesión del corral, lo mismo que dice "mi vasallo" y "mi alcázar" no diga MIS ballesteros y que haga especial mención e insista en que ha de ser para que los ballesteros de ballesta allí hagan sus casas para que moren con sus mujeres y sus hijos, por lo que entendemos que eran fabricantes de estos artefactos y no les autorizaba a tener en aquel lugar sus talleres, artesanía que por otra parte no era totalmente ajena nuestra ciudad, ya que podría suponer la continuación de una industria tradicional, pues sabemos por Ibn Hayyan, que de los 12.000 arcos fabricados al año en épocas del califato, la mitad los hacía en Córdoba un maestro artesano de origen oriental llamado Abul-l-Abbas, y la otra mitad, Talha el Eslavo, que tenía su taller en Medinat al-Zahra.


Por otra parte si en el ordenamiento de las citadas cortes de Valladolid dispone que los que tengan de veinte mil maravedís para arriba, debían tener cada uno un arnés completo en el que estaba incluido la cota u hojas, piezas con su faldón, quijotes, etc. y los andaluces en especial habrían de tener para armar a un hombre a la jineta. Si los que tuvieren una cuantía de tres mil maravedís para arriba, habrían de tener una lanza, dardo y demás útiles. Y los que poseyeran de dos a tres mil maravedís, estaban obligados a tener lanza y espada, estoque o cuchillo. Los que contaran -ya lo hemos dicho de seiscientos hasta dos mil maravedís, una ballesta de nuez o estribera, etc.; y así continúa hasta incluir los totalmente carentes de medios de fortuna, que estando sanos del cuerpo, debían estar prestos para la lucha, con lo cual nadie, comprendido entre los veinte y sesenta años, estaba exento de participar en las contiendas cuando eran llamados por su monarca y habrían de estar listos para el combate con sus armas bien dispuestas.


Según este ordenamiento, los ballesteros ocupaban un lugar intermedio en el orden de jerarquía económica, por lo que es presumible que ellos darían el mayor contingente de esta clase de tropa, por pertenecer a esta clase social la mayoría de los varones de la población activa, por lo cual creemos que, por muy pocos habitantes que por aquellas calendas tuviera nuestra ciudad, no podrían recluirse en un corral -por muy grande que éste fuera- tantos habitantes y constituirse una enorme "casa-cuartel".


Por otra parte, como es sabido, en aquellos tiempos no existía un ejército permanente de guarnición costeado por el gobierno ni por ningún otro organismo, pues éste fue el ideal que abrigaron los que con su matrimonio realizaron la unidad de España: los Reyes Católicos, quienes intentaron tener a las órdenes inmediatas del poder central una fuerza militar permanente y nacional, ideal que por más que se esforzaron no consiguieron como tampoco el regente cardenal Cisneros, por más que se propuso llevarlo a efecto dando para ello un decreto con fecha 16 de marzo de 1516 que no llegó a tener el debido éxito. Poco tiempo debieron disfrutar los ballesteros de su corral, pues el oficio se fue extinguiendo, como lo demuestra el hecho de que en 1509 sólo existiera uno que vivía en la calle de la Feria, que por cierto le llamaban Maese Luis, y otro, en 1549, perteneciente a la collación de San Bartolomé.


EL CORRAL

El documento que Enrique III dio en Villar Pedroso, no nos aclara la exacta situación del "corral" que cedió a los ballesteros de ballesta, pues analizándolo detenidamente, en él se dice: -posiblemente por desconocimiento del amanuense de la ubicación de ambos alcázares- "que en mi alcázar viejo que es detrás del alcázar nuevo que es un corral despoblado... ", lo cual, se mire por donde se mire no corresponden a ambos emplazamientos, ahora bien, si a la oración la despojamos del pronombre posesivo mi, leeremos que en el alcázar viejo que es detrás del alcázar nuevo y los cordobeses inmediatamente lo relacionamos con el barrio que desde tiempo inmemorial así es llamado y que en efecto se halla detrás del alcázar nuevo o de los Reyes Cristianos en contraposición al alcázar viejo o alcázar califal, en cuya zona estaría enclavado el tan mencionado corral, siendo ésta la opinión unánime de los historiadores locales, aunque no se ponen de acuerdo en el lugar exacto e, incluso, la mayoría, no concretan nada; así, hay quien sólo nos dice que:

Portada del libro

"mucho después de la conquista, fue poblado aquel barrio de ballesteros que hicieron allí sus casas"; otros se limitan a dar cuenta del documento y agregar que el alcázar viejo era un corralón detrás del alcázar nuevo, donde no había casa alguna y quien, el más explícito, "que fue cedido el corralón o terreno existente entre la torre de Belén o de las Imágenes y la Puerta de Sevilla", y, por último, quien supone que este corralón a modo de alcazaba morisca es el que se halla comprendido dentro de los límites que señalamos en el plano en negro, cuya superficie es de unos 15.000 m2. Sea como fuere y donde se encontrara, lo cierto es que por estos lugares existen unos restos arqueológicos que por si algún día la picota no tuviera la debida consideración con ellos -como al parecer sucede-, vamos a intentar describirlos para constancia."


Y así lo hace Rafael Gracia Boix, detallando las murallas que van desde la actual Avd. del Dr. Fleming hasta las Caballerizas pasando por la torre de Belén, que describe con toda suerte de dibujos en cada una de sus plantas, así como la torre del paño de muralla que discurría desde la citada Avd. del Dr. Fleming hasta la calle Caballerizas Reales, haciendo esquina y que hoy es una casa particular. El resto del estudio, intenso y detallado, forma parte de ese volumen citado en el que se puede consultar. Lo importante es que el rey cedió a los ballesteros de su ejército, tipo suizo, un lugar para poder asentarse con sus familias y ese lugar parece que fue el actual barrio del Alcázar Viejo o la "casaerviejo" en el argot cordobés.

Obra de Gracia Boix:
Guía e itinerarios Artísticos-Turísticos de Córdoba. / Los puentes califales de Madinat al-Zahira./ La Sinagoga de Córdoba./ Notas sobre el Castillo de El Vacar./  El Real Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso en Córdoba./ Colección de Documentos para la historia de la Inquisición en Córdoba./ Autos de fe de la Inquisición. / Autos de fe y causas de la Inquisición de Córdoba./ Relatos inmorales (novela)./ ¡¡Ouh Amérrica!! ¡¡Amérrica!!./ Lucena y la Inquisición./ La Inquisición en Sueros./ Brujas y hechiceras de Andalucía./ La Inquisición en Espejo./ Los fundamentos de la Inquisición española./ Violaciones en el desván./ La Inquisición en Benamejí./ Temas cordobeses./ Córdoba y la Instrucción Pública en la primera mitad del siglo XIX.

Fotografías del libro de R.Gracia Boix y Google
Bibliografía y textos del libro citado.

4 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Magnífico trabajo. No conocía la inquietud que tenia nuestro protagonista sobre “La Santa Inquisición” Es más, no tenia referencias de él.
La inquisición tenía tanto poder que ni Constitución de Cádiz (1813) pudo con ella, es más estuvo vigente hasta 1834 con, digamos, con distintos nombres, Juntas de Fe. Que seguían haciendo las mismas barrabasadas de siempre, como condenar y desposeer de los bienes a los “Culpables” Ese era su negocio, desposeer para engrosar las posesiones de “La iglesia” de la madre que los parió.
Hay una historia que siempre me ha llamado la atención, y os cuento: Las Brujas de Zugarramurdi, hoy un gran negocio.
En 1610 un grupo de mujeres fueron condenadas y ejecutadas acusada de brujería, cuando el delito de de esta mujeres era querer decir misa.
En el Navarra y País Vasco hay unas mujeres, generalmente solteras, que se dedicaban al cuidado de las iglesias, eran las sacristanas; en Eusquera Serora. La muy Machista iglesia Católica Apostólica y Romana se vio seriamente amenaza, pues date, las causaremos de brujas, las quemamos y problema resuelto.
Un abrazo, salud y República

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias Patxi. Es un verdadero erudito en la materia, los casos recopilados sobre el Tribunal de la Sangre, como escribió Ortega y Frías, tenían tela. Ya en la época romana pasaba lo mismo con las propiedades de los condenados (caso de la familia Marii). Sigue vigente en el Vaticano con un nombre más eufemístico. Un abrazo.

Juan jose dijo...

Buenas tardes,también recomiendo su libro sobre el monasterio de San Jeronimo que me hizo descubrir esa joya escondida en la sierra cordobesa.

Paco Muñoz dijo...

Juan José, en primer lugar muchas gracias por tu presencia, y en segundo corroborar tu recomendación, merece
lam pena poseer, o cuando menos leer esa obra de Gracia Boix sobre el monasterio.
Un saludo