miércoles, 28 de abril de 2010

LA CIUDAD VIVIDA; "EL INICIO DE LA MODERNIDAD EN CÓRDOBA: LA DESTRUCCIÓN DE MURALLAS Y PUERTAS EN EL SIGLO XIX". José Alberto López. Conf. de Al-Qibla


Portada del vídeo de presentación.

Con una afluencia de público notable, teniendo en cuenta el cambio de ubicación de la conferencia sobre la marcha, otra conferencia a la misma hora, que se suponía de más “alcurnia” y obligada concurrencia de la élite de esta ciudad y un partido de fútbol internacional, todo ello en contra, tuvo lugar ayer día 28 de abril la penúltima de las conferencias del ciclo La Ciudad Vivida, de la Asociación Al-Qibla, con el título “El inicio de la modernidad: La destrucción de murallas y puertas en el siglo XIX”, a cargo del joven biólogo José Alberto López.


Introducción de Manuel Ortas .


Como viene siendo habitual, se inicia el acto por parte de la representación del Ateneo de Córdoba, Manuel Ortas, que explica y justifica el cambio de última hora de lugar de la ubicación de la conferencia. Expone desde una perspectiva muy optimista el desarrollo del ciclo, basado en la multitud de referencias recibidas sobre las conferencias, de muchas y variadas personas. Valora por lo tanto muy positivamente el ciclo y, lanza un guante a la asociación diciéndole que no se debe quedar en esto solamente, que se debe importar el modelo a otros sitios, como institutos, colegios, asociaciones, etc. Y sin más prolegómenos le cede la palabra al presidente de la Asociación Al-Qibla, para que presente al conferenciante.

Jerónimo Sánchez presentando al conferenciante .

Jerónimo Sánchez, en su calidad de presidente de la Asociación Al-Qibla, toma la palabra y en primer lugar agradece a las entidades colaboradoras su demostrada colaboración, recoge el guante que le lanzó Manuel Ortas y deja caer que en Córdoba no sólo hay un patrimonio monumental, sino histórico, natural y cultural. Continúa diciendo que el verdadero protagonista hoy es José Alberto López, que es un biólogo aficionado a la historia, que desarrolla una beca en el Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Universidad de Córdoba, y claro podemos preguntarnos:

-¿Éste chico qué hace aquí?

Pero -continúa- es una de las personas con los conocimientos más profundos sobre un tema muy importante, las murallas de Córdoba, que nos ha ido ofreciendo poco a poco, en su extraordinario Blog. Tema del que no tenemos una visión global adecuada. Hoy –dice- nos va a desgranar José Alberto, lo que ha sido la vida y muerte de las murallas. Y abreviando preámbulos le cede la palabra.

Otro momento de la presentación .

José Alberto toma la palabra, y da las gracias a Bodegas Campos y al Ateneo de Córdoba, haciendo hincapié en agradecer a la Asociación Al-Qibla la oportunidad que le ha dado para explicar el desarrollo y fin de las murallas.

Una vista del salón del Refectorio .

Nos traslada al Siglo II a.C., obviando el periodo prerromano de la Colina de los Quemados. Primero habló de la génesis de las murallas. El primer asentamiento romano en el siglo II a.C., luego la ampliación del siglo I a.C. bajando hasta el río y la calle de la Feria por el este, y desde la actual Victoria hasta el río por el oeste. Posterior señaló la ampliación del siglo XIII, la del Alcázar cristiano y la del siglo XIV la del barrio de los Arqueros o Alcázar Viejo.

José Alberto López inicia la conferencia .

Pasamos después a la ciudad de 1850, en la que señala tres grandes escombreras de los restos. Continúa con el grabado de Guedson, en el que artísticamente retrata, porciones del mismo en el plano; la Puerta de Almodóvar; la de Plasencia; la de Osario. Luego sobre el plano de la ciudad sitúa las del Puente; Almodóvar; Gallegos; y Osario. Sevilla y Sacos. Rincón; Colodro; Misericordia; y Plasencia; Andújar; Nueva; Plasencia; Baeza y Martos.

Otro momento de la detallada explicación .

A continuación especificó el estado de la muralla alrededor de 1850, con dibujos sobre el plano de, la Puerta Nueva y la de Baeza, y una torre en las cercanías de la actual Tejares, Gallegos e Hierro. Significó como causas de la degradación, la no utilización como carácter defensivo, control de la salud pública, como herramienta fiscal y la última el urbanismo y la sociedad cordobesa.

Expresiva explicación de José Alberto .

Se preguntó si la muralla era un monumento. Pasó por la exposición de datos sobre el derribo de la Puerta Rincón, todo ello adornado con anécdotas y textos del momento. Citó la Puerta de Almodóvar y de Hierro cuando se abrió esta última, utilizando el Muladar de la Trinidad. Después la apertura de la del Paseo del Gran Capitán. Presentó una fotografía dela de Gallegos en 1865, citando la justificación de su derribo “mezquinas proporciones”, “molestias al público” y “anchura y esbeltez que necesita”.

Durante el animado debate .

Luego nos trasladó a la de Sevilla deteniéndose en su derribo y posterior construcción parándose en la torre adosada que tenía y tiene. Apertura de la calle de Adarve y la del Silencio al exterior en 1868. La abolición de las murallas de la ciudad en la misma fecha. El derribo de las de Plasencia y Baeza, Tejares Colodro y Malmuerta –afortunadamente está no fue derribada-, Mártires (Martos) y los Donceles (Andújar).

Vista de la sala durante el debate .

Hizo una parada en la de Baeza, señalando su belleza sacada de la Web Entretenido, y texto de D. Teodomiro. Luego detalló la de Plasencia, se detuvo en la del Colodro, señalando el incumplimiento de la Comisión de Monumentos de señalar su ubicación con una placa que conmemorara lo que se supone fue la entrada, el inicio de la conquista cristiana. Explico el desarrollo de la Quemada, Escusada o Misericordia, con los movimientos que tuvo la ubicación de la muralla paralelos al crecimiento del Hospital de la Misericordia, posterior Manicomio.

Foto de rigor José Alberto López, Jerónimo Sánchez y Manuel Ortas .

La alineación del Paseo de la Victoria. El derribo del Torreón de los Donceles y Puerta de Andújar. Después se centró en el deterioro de la muralla oriental de la Axerquía. La de Puerta Nueva, señalando el Arco de Triunfo que se instaló para la visita de la reina Isabel II. Se paró en la última gran pérdida, la de la Puerta Osario, que fue propiedad de los monjes del Desierto de Belén. Intento de restauración y demolición en el año cinco del siglo X a petición de los propietarios. Para terminar citó la investigación y debate sobre un grabado de Vernier, el método seguido por eliminación de las puertas conocidas, por fechas del viaje del pintor a Córdoba que elimina otras, y que la incógnita aún está en el aire.

Un plano del refectorio antes de iniciar la conferencia .

Manuel Ortas toma la palabra y se inicia el debate que siempre se sucede posterior a la finalización de la conferencia. Debate al que no puedo catalogar de fluido, por considerar que los debates tienen que ser precisos, de preguntas cortas y concretas, con voluntad aclaratoria de puntos determinados, para no dar imagen de conferencia paralela. Aunque no fuese así concretamente, por conocer a los participantes, para el espectador exterior, puede aparentar un protagonismo personal al margen de lo importante, que es el conferenciante, al que se le resta ser el verdadero protagonista. Es un problema de moderación en el que se debe cortar, cuando el debate va por esos derroteros que, aunque sean ilustrativos, la mayoría de las veces generan el efecto contrario, máxime cuando se entablan mini debates a dos entre los “preguntantes”.

Siempre me viene a la memoria uno después de la presentación de un libro en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, en la que un “protagonista profesional” se hizo el dueño de la situación que hizo a uno de los autores decir jocosamente:

-¡¡Por favor, nosotros hemos venido aquí a hablar de nuestro libro!!

No llegó, desde luego, a estas latitudes pero en ocasiones tuvo visos de conversación en lugar de petición de aclaración o aporte. Dicho esto, en líneas generales hubo, como siempre, preguntas ampliatorias de los datos aportados, o peticiones de aclaración concretas.

Puede ser significativo que, de un total de una hora y cuatro minutos, dos minutos y medio se consumieron en la introducción de Manuel Ortas, cuatro y quince en la presentación del conferenciante por Jerónimo Sánchez, treinta y seis minutos en el desarrollo de la conferencia, y veintidós en el debate. El debate tuvo siete intervinientes, de los que dos de ellos consumieron más de la mitad del tiempo de todos y ocupó éste el sesenta y uno por ciento del total usado por el conferenciante. Pero esto no es nada anormal, es la tónica habitual que ocurre, no en las conferencias de Al-Qibla, sino en cualquier conferencia.

Una excelente conferencia, bien diseñada, bien expuesta, corta y amena.

Vídeo de la conferencia


Fotos y vídeo de la presentación del autor.

martes, 27 de abril de 2010

LA ACTUAL CALLE DE SAN ÁLVARO


Calle San Álvaro

Esta calle desapareció en más de un cincuenta por ciento, cuando se abrió la Calle Málaga o Cruz Conde, pues se la llamó de ambas maneras, En mi casa se tardó en asumir el nombre de Cruz Conde simplemente por costumbre. Era el nombre que yo oía al nombrarla. Al igual pasaba con la Avda. de Canalejas, ahora Ronda de los Tejares -en el intervalo de ambos nombres se llamo... ya se llamó bastante-, que bien avanzado el franquismo la seguíamos llamando así. Era como una resistencia pasiva a los cambios sin darnos cuenta.

Plano de la calle San Álvaro (Año 1811)
El trazado de la calle Cruz Conde la corta
a la altura de las dos callejas.

Como lo que tenemos es que entendernos, y no estar traduciendo constantemente, vamos a llamar las calles como en la actualidad. En el año 1658 murió en ella el beneficiado de la iglesia de S. Miguel, D. Alonso de Piedrahita y le pusieron ese nombre a la calle, Piedrahita. Este señor fue comisario del “Santo” Oficio. La calle San Álvaro figura como tal en el plano de 1884 y como Abades en el de 1851. El nombre de Abades le vino porque en uno de sus rincones, había una casona donde vivían curas, y la llamaban la Casa de los Abades. Como se dieron cuenta que había otra Abades en plazuela, la cambiaron nuevamente y le pusieron San Álvaro por los primeros años del siglo XIX, en homenaje al fundador de Santo Domingo de Scala Coeli.

Calle San Álvaro desde San Miguel (años 50 del siglo XX)

Tenía dos callejas; la del Herrador y después del Aceite, que es la pequeña que queda a la derecha entrando por Cruz Conde, donde hubo unos billares cuya esquina era la Taberna de Salinas. Esta taberna esquinaba también con Cruz Conde, a donde daban sus ventanas de la planta alta. Recuerdo ir con mis padres a unos reservados superiores y pedir la bebida, para el niño gaseosa, y sacar mi madre la fiambrera de aluminio con los bisteles empanados y la tortilla. En esa misma acera estaban los Almacenes Pedregosa, dónde trabajaba mi primo Cándido Gallego.

Antigua calleja Barqueros

La otra calleja llamada Barqueros, desapareció casi en su totalidad, de la que hoy sólo queda una pequeña parte de ella a la entrada de Cruz Conde, desde las Tendillas, a la izquierda, donde estaba la Sociedad de Plateros y hoy un restaurante y la pescadería.

Calle San Álvaro, dirección S. Miguel

La casona de Abades se llamó después la Casa de Calesas, por encerrar en ella ese tipo de carruajes. Hubo un establecimiento en esa calle que fue la Casa de Baños de D. Enrique Hernández, que traslado allí desde el Campo de la Merced en el que estaba. Este negocio no prosperó y se daba la paradoja que la Córdoba califal, la de centenares de baños públicos, en la única casa de Baños que quedaba en ella no entraba nadie y tuvo que cerrar.

Calle San Álvaro desde Cruz Conde (años 50 del siglo XX)

En cuanto a tabernas, las clásicas de Camilo Aroca y Rafael Biedma. La de Camilo Aroca -Camilo no era el dueño- tenía un patio y numerosos carteles de toros y feria, y láminas del periódico La Lidia enmarcadas en cuadros. Allí se reunía la juventud que salía de serenata o ronda, unos medios de vino y unos boquerones fritos, servían para cargar las pilas de los artistas. También en esta taberna tuvo su sede el Club Mahometano, que era un club de gente con gracia, literatos y artistas. Tenían la norma de invitar a los socios con una tarjeta que decía en “El nombre de Alah (que Dios guarde), le citamos…” Llegó a manos del Gobernador una de estas citaciones y dio órdenes a la policía para averiguar si aquello era una secta, cosa que comprobaron, descubriendo que eran unos “cachondos”. Esta taberna desapareció con el ensanche de la calle.

Calle San Álvaro desde Cruz Conde (Año 1954)

La tertulia de Lagartijo tuvo su lugar en la taberna de Rafael Biedma, su cuadrilla y amigos, charlaban y bebían. De cuando en cuando una gracia del Mohoso. Se comenta que incluso hicieron un gazpacho en un pozo, echando unas arrobas de aceite, vinagre, el pan y los avíos correspondientes. Peroles habituales cerraban muchos actos. Allí se organizó una novillada, de las muchas que organizaba Lagartijo, en la que el cartel estaba constituido por; Pilindo, Manano, el Retor, Botines… En el capítulo de las leyendas urbanas cuentan que, a los “pelotas” en Córdoba le llamaban “agradaores” y uno de ellos se le acercó a Rafael Molina Sánchez y le dijo:

-¡D. Rafael, maestro, si le hubieran dado un billete de cien pesetas cada vez que le han dado una palmada en la espalda, tendría muchos miles de duros!

A lo que contestó el maestro:

-¡Más tendría si me hubieran “dáo” un duro por cada vez que me han “mentáo” a mi madre!

Luego el ensanche y después la alineación definitiva del 1954, nos dejó la calle como está en la actualidad. La taberna La Montillana aún está, ella no es desde luego del tiempo que nos ha ocupado hasta la mitad del siglo XX, pero tiene también sus años. También está la Tipografía Artística, la imprenta que imprimía o imprime, los volúmenes de la Real Academia. Modernos edificios ocupan la acera de la derecha en dirección a S. Miguel y un pasaje que nos lleva a la actual Barqueros.

Vídeo de la calle San Álvaro




Fotografías en blanco y negro y color: Archivo Municipal. Del autor.
Bibliografía: R. Montis y M. Salcedo

domingo, 25 de abril de 2010

LA PIEZA DEL MES DE ABRIL. MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ETNOLÓGICO PROVINCIAL DE CÓRDOBA


Unas piezas de la colección

Como cada último domingo de mes, hoy domingo 25 de abril, a las 13.00 h., con una puntualidad similar a la taurina, tuvo lugar la Presentación de la Pieza del Mes en el Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba. Este mes, la actividad está dedicada a una selección de las más de 300 piezas que se han restaurado con motivo de su próxima exposición en el edificio de ampliación del Museo. En esta ocasión se ha mostrado una representación de la extensa colección de piezas relacionadas con la orfebrería que atesora el museo. El Joyero y platero cordobés Manolo Gómez ofreció a los visitantes su particular visión de la historia de la orfebrería arqueológica en Córdoba.

Doña Dolores Baena presentando a Don Manuel Gómez.

Fue presentado por la Directora del Museo Doña Dolores Baena Alcántara, no sin antes explicar ésta la Pieza del mes y glosar la persona de Manuel Gómez al que catalogó de un excelente colaborador y amigo, y citó sus capacidades en la rama del arte en la que se mueve. Además de ser un estudioso de la historia y de la arqueología en materia de joyas.

Don Manuel Gómez agradeciendo las palabras de la Directora del Museo.

Manuel Gómez agradeció sus palabras y procedió a leer un texto de una entrevista que se hizo a las dos personas que descubrieron el tesoro que nos ocupa hoy, cuando eran unas niñas y estaban cuidando cabras.

Piezas del tesoro de los Almadenes.

Entró con detalle a explicar las técnicas profesionales de elaboración de las joyas, como la del martilleo, para batir los lingotes hasta conseguir que estos tomaran el grosor y forma que requerían, para confeccionar los collares de hilos retorcidos que se llaman torque. Continuó detallando un sistema de fundición a la cera pérdida, una técnica que aclaró a la pregunta de un asistente, que estimaba éste era un novísimo procedimiento de fundición en la joyería, pero sin embargo procedía del siglo segundo antes de Cristo. Por lo que no es tan nueva la microfusión que es como se llama la técnica actual. Detalló el sistema de fundición y los pasos para conseguir las piezas fundidas.

Un momento de la explicación.

Entró también en la explicación de los distintos puntos de fusión necesarios para efectuar las soldaduras y, aclaró que las técnicas actuales eran similares a las antiguas y que sólo habían variado en la mecanización.

Don Manuel Gómez explicando las piezas.

Pasó el público a otra sala de la planta alta, y explicó las dificultades respecto a la elaboración de camafeos. Citando hasta los nombre de los orfebres o tallistas griegos, un padre y dos hijos, que eran los más importantes de la época. Detalló las diversas gemas que se tallaban. Le preguntaron sobre la técnica de extracción del material en las distintas explotaciones mineras, e hizo un extenso recorrido por los diversos métodos mineros. Desde el lavado de arenas del río, al estilo de oeste americano del norte, cuestión que arrancó sonrisas, la explotación a cielo abierto, la de galerías, terminando en el uso de agua a presión en la Médulas de León, dónde esquilmó el impero romano el abundante oro que poseía la península ibérica.

Detalle del colgante.

Explicó la construcción de un tipo de colgante muy similar a la actual filigrana cordobesa, y al igual que en el tema de la fundición y a la pregunta de un asistente, citó que era lo mismo y que la diferencia estaba en la mecanización.

Público asistente.

Señalo diversos métodos de construcción de sortijas y varias técnicas de conseguir las bolitas de material de oro o plata, que adornaban diversas piezas. Se detuvo en la explicación de la ley del material que se usaba y la dificultad de trabajar oro de ley superior por su ductilidad –blandura- y punto de fusión más alto. Explicó la diferencia del color del material basada en la aleación de cobre y plata contenida.

Público asistente.

Citó una teoría de que la talla de las miniaturas la realizaban los miopes, por su capacidad de ver más cerca, pero que no consideraba acertada porque ya se conocía la lupa. Manifestó que la pieza que parecía un pendiente consideraba que no lo era según su teoría y su similitud con unas piezas que conocía cubrecabezas de otras civilizaciones.

Una vitrina con joyas.

En suma un ameno recorrido por la joyería o platería de hace más de veinte siglos y una nueva pieza del mes ofrecida por el Museo Arqueológico y Etnológico provincial.

Una serie de sortijas.

Un vídeo del Acto


Don Manuel Gómez leyendo el fragmento del artículo sobre las descubridoras del tesoro.

Fotografías del autor.

viernes, 23 de abril de 2010

UN PEQUEÑO PERIÓDICO CORDOBÉS DEL SIGLO XIX, “EL ANDALUZ"


FirstNews el periódico más pequeño del mundo según Guinness.

Hubo, allá por las últimas décadas del siglo XIX un periódico en Córdoba que se llamó “El Andaluz”. Este medio fue quizás uno de los más pequeños -en tamaño- que vieron la luz por estos lares. Era una época en la que el cortar y pegar noticias de otros periódicos era un uso habitual, la tijera sustituía la mayoría de las veces a la pluma.

Estaba, acogiéndonos a las medidas de ese tiempo, que dicho sea de paso diferían poco de las actuales, editado en medio pliego. Era como la cuarta parte del cuádruple que utilizaba su contemporáneo “Diario de Córdoba”. Como era habitual la cuarta plana se usaba para anuncios, la mitad de la primera y segunda para el “folletín”, sección indispensable en ese tiempo y, una vez distribuido todo el espacio, quedaba para unas pocas cuartillas.

A pesar de su pequeñez tenía, como es lógico, director y dos redactores. Se imprimía en una imprenta propiedad del padre del director, en la calle del Cister (Carbonell y Morand hoy). Allí estaba la redacción que se componía de una mesa de trabajo, tijeras, tintero y plumas, así como un bote de cola. Por el mobiliario podría caber en el rellano de la escalera, no por eso dejaba de reunirse a diario el equipo alrededor de la mesa para diseñar el número a bajar a máquinas.

D. Emilio Arroyo, era el director y propietario, joven y entusiasta periodista. Todos los días su primera labor era leer los diarios nacionales El Imparcial y El Globo, y todos los locales. Recortando y pegando, casi siempre superaban el espacio destinado para ello y había que seleccionar después, pues siempre sobraba.

De los dos redactores, uno de ellos, Emilio López tenía una habilidad especial para versificar o comentar satíricamente un suelto o un artículo, utilizando sus naturales dotes de ingenio y ocurrencia. El otro, que se llamaba Nicolás Montes, que también trabajaba en "El Adalid" –la competencia, si se podía llamar así- para preparar cualquier noticia o suceso trágico, por las cuestiones ya repetidas de espacio, sólo disponía de diez o doce líneas.

Tenían una máxima, en el "Breviario de Estilo", que seguían a rajatabla, cada vez que se referían a cualquier parroquiano, lo conocieran o no, le anteponían el “nuestro querido amigo D. Fulano”, es decir asumían de esta manera “amistad manifiesta” con cualquiera, que fuese noticiable. Eso consideraba D. Emilio era, dar un toque de cercanía con los lectores.

En la sección folletinesca, empezó a publicar una colección de trabajos en verso y prosa, de consagrados literatos, y "El Adalid", que lo tenía siempre en el punto de mira, a pesar de no ser competencia, procurando ridiculizarlo riéndose de sus colegas. Una vez publicó lo siguiente:

“Nuestro buen colega El Andaluz ha tenido el buen pensamiento de coleccionar en un folletín buen número de buenos artículos y poesías de nuestros buenos escritores. Le felicitamos por su buen acierto”.

Siempre conseguían cabrear a D. Emilio y su pequeño periódico, cuando decían de "El Andaluz", que su tirada era tan pequeña que le llevaban los números a los suscriptores en una petaca. Todos los días cuando terminaban el trabajo, la redacción al completo intercambiaba impresiones que, fruto de su positividad, siempre eran muy optimistas, aún a pesar de los resultados pésimos y las reiteradas alusiones jocosas, con mucha inquina a veces, que les dedicaba "El Adalid", que ellos consideraban lo justo. Charlaban del momento político; Emilio López decía algunos versos y chascarrillos; y Nicolás discutía todo.

Cuando disponían de liquidez en la caja, cosa rara de disponer, el director invitaba a unas copas de vino. Cuando los fondos eran exiguos o no existían, que era lo normal, lo pagaban a escote. Así que los periodistas eran como el sastre Campillo, que ponía la aguja y el hilo y encima no cobraba.

Algunas veces invitaban a algún ilustre paisano a la tertulia de la redacción, al que trataban de ganar para la causa periodística y conseguir así colaboradores. Una vez invitaron a “su querido amigo Don José Bófar", que trabajaba la herrería, pero que dominaba bien el verso, por lo publicado en otros medios. El director dudaba de la capacidad de Don José y quiso ponerlo a prueba. Echando mano de su habilidad para componer, le escribió a vuela pluma lo siguiente:

¡Vamos a ver, amigo Pepe Bofár,
si te atreves a hacer en un momento,
en la rítmica forma que tú quieras
unos pocos de versos.

Yo como ves, los hago de tal modo
que, al acabar, cuando la pluma dejo,
todos pueden decir: ¡Es un poeta!
muy malo, por supuesto.

El “sospechoso” Bofár cogió una cuartilla y le escribió, como trovador alpujarreño, de esa poesía dialogada que es el trovo, tipo de “combate” intelectual, una redondilla que decía:

“En vano me haces el “bú”
con tu sátira ingeniosa;
yo escribo en verso y en prosa
tan ligero como tú”

Demostrando "Al Andaluz" con su acertada y rápida respuesta, que los trabajos eran suyos.

Al igual que su pequeñez fue corta, también lo fue la existencia de "El Andaluz", y cuando cerró, la mosca cojonera de " El Adalid" le dedicó un epitafio.

“¡Murió! De su vida breve
casi nadie se dio cuenta.
¡Pobre enano de la venta!
¡Que la tierra le sea leve!

Así era el mundillo de la prensa, cuando éste era el único medio de llegar a los ciudadanos. Esos rifirrafes de pluma servían para ganar unos clientes, simpatías o rechazo, pero mantener viva la llama de la creación y la atención periodística.


De un artículo de R. Montis publicado en 1928.

miércoles, 21 de abril de 2010

LA CIUDAD VIVIDA; "DE HERNÁN RUIZ AL CARDENAL SALAZAR". Ana Cristina Cuadro. Conferencias de la Asociación Al-Qibla


Manuel Ortas, la conferenciante Ana Cristina Cuadro y Jerónimo Sánchez

Manuel Ortas, en representación del Ateneo de Córdoba, hace la presentación habitual de todos los miércoles y aprovecha para explicar una vez más la mecánica del debate posterior a la finalización de la conferencia, de la Serie la Córdoba Vivida, ésta dedicada al siglo XVIII, “Desde Hernán Ruiz III al Cardenal Salazar”. Cede la palabra a Jerónimo Sánchez para que haga la presentación de la conferenciante de hoy.

Manuel Ortas, presentando la conferencia.

Jerónimo da la gracias a todos por su presencia y al igual que en todas las anteriores conferencias la hace extensiva al Ateneo de Córdoba y Fundación Bodegas Campos por su patrocinio y colaboración, además de por el incomparable marco. Dijo a continuación que para él presentar a Ana Cristina Cuadro era un enorme placer, por muchas razones, y que hacer un breve currículo de su carrera, a pesar de que como había dicho de otros ponentes tenía una insultante juventud, es complicado. Continuó diciendo que la ponente es una de las pocas especialistas cordobesas en el tema de la Inquisición. Con varias becas nacionales y extranjeras a lo largo de su carrera. Actualmente desempeña un puesto de profesora de enseñanza secundaria en la ciudad de Ecija. Dijo que lo más importante de su currículo es lo que no dice, y es, su importantísima honestidad científica y que es muy buena amiga de sus amigos. Dijo tener que agradecerle el estar hoy aquí para dar una charla que estima será muy interesante, basada en la Edad Moderna pero sobre un momento de esa época que es el siglo XVIII, material muy trabajado por Ana Cristina. De ese mismo tema la Fundación de la Capitalidad Cultural, le encargo un volumen, un monográfico, sobre este siglo, que se puede encontrar en la actual Feria del Libro. Sin más preámbulo –dijo- le cedo la palabra.

Jerónimo Sánchez presentando a la conferenciante Ana Cristina Cuadro

Ana Cristina Cuadro trazó un escenario en el que situó a una serie de viajeros y autores que venían a Córdoba en esos años, y a los que se le enseñaban sólo los sitios más usuales y tópicos; Mezquita y poco más. Se deba la paradoja que la plaza de la Corredera, única plaza porticada de Andalucía, equiparable a la Mayor de Madrid o Salamanca, guardando las distancias, no se enseñaba, no formaba parte de ninguna ruta, lo que es de deducir que así estaría la misma para no querer enseñarla.


Una vista del respetable

Continuó haciendo una semblanza de los distintos monarcas contemporáneos del siglo XVIII, que reinaban en el país, y que por una u otra razón tenían puntos en común con la historia de los acontecimientos que se sucedieron en Córdoba. Luego describió una serie de calamidades que, si soy sincero a mí me dejaron “hecho polvo”, tenía una sensación similar a la que sientes cuando por alguna razón, estás más tiempo del deseado en un hospital de visita. Piensas que el estado normal de la gente es la enfermedad cuando es todo lo contrario. La realidad es que el panorama descrito tenía poco de halagüeño y esperanzador, sólo al final y durante el debate y a expensas de la pregunta de un oyente, cerró la puerta de la desesperanza y cito algunas grandes obras modernas efectuadas en la ciudad. Esto no quiere decir que no tuviera verosimilitud lo que exponía, es que no estamos acostumbrados a escuchar posiblemente las verdades del barquero así de directas.


Ana Cristina Cuadro

Sin salir el corazón del puño, donde se nos había metido a alguno, siguió hablando de las penurias de una población escasa, diezmada, miserable, que ya habían citado algunos autores. La miseria y las grandes diferencias de la pirámide social, con un opulento clero, para no perder la costumbre, y una decadente nobleza, pero asquerosamente rica, y por contrapartida un pueblo enfermo, débil, sufriendo todas las calamidades conocidas y otras nuevas.

Ana Cristina Cuadro en el transcurso de la charla

Se paró citando algunas anécdotas, de una ridícula y esperpéntica monarquía y sus problemas endogámicos. Cuando citó los datos clínicos del informe del embalsamamiento de Carlos II, uno de ellos, que ocurrió el 2 de diciembre de 1700 concretamente, dijo:

“Le han hallado todas las entrañas, hígado y bazo de tan mala calidad que era imposible vivir, sin sangre, con una piedra en la vejiga, y el corazón consumido y seco que ha manifestado bastantemente el trabajo que ha padecido Su Majestad [...] de los dos testículos tan solo apareció uno y era negro como el carbón.”

A la vista del informe lo importante era saber cómo había vivido algún tiempo. Comentó la inmensa superstición a la que estaba sometido el pueblo, y posiblemente también los poderosos. Superstición controlada por el poder eclesiástico en su beneficio, ya que eran personajes santos a los que se invocaba, teniendo por lo tanto las “patas de cabra” todas las bendiciones necesarias. Como el asunto del cráneo por el que hacían pasar el agua para santificarla y librar a los campos de las plagas, cráneo de un individuo fallecido en 1040, que llevaba casi setecientos años otorgando favores.

Ana Cristina Cuadro en plena conferencia

Hizo una parada algo más amplia con el terremoto de Lisboa, además de otros. Hablo de las consecuencias del primero en la ciudad y provincia. Y relacionó la causa del mismo con la marcha de una plaga de langostas que estaba asolando el campo cordobés. Riadas, sequía, Heladas, nevadas, rayos, vientos huracanados, plagas, enfermedades, viruela, peste… y explicó lo que entonces se consideraba la teoría de las “miasmas”, que no eran sino los efluvios de la descomposición de muchos cientos de cadáveres a poca profundidad en los anexos de la iglesias. ¡Uf! Hasta que llegó la modernidad de mano de los ilustrados franceses que los prohibieron y sacaron a la fuerza fuera del casco urbano. Citó el gran problema de Santa Marina por el estado insalubre que presentaba con los cadáveres.

Se generalizaron sonrisas, que eran necesarias para romper el estado emocional de algunos, que de seguir explicando el siglo XVIII, hubieran acabado por tirarse por los barandales de la Ribera, como aquél que al suicidarse dijo desde lo alto de pretil al público que lo miraba:

-¿Queréis algo para Sevilla? -Y se tiró.

Digo se generaron sonrisas, cuando comentó el encamamiento de un rey, ya en las últimas, con una momia de un “santo”, algo parecido a lo que dijo un asistente a la conferencia ocurrió con un señor, apellidado Franco, que dormía con el brazo incorrupto de "Tere de Ahumada", y se restableció, el rey, el otro hacía falta mucha reliquia para mejorarlo.

En fin, una etapa de la ciudad que no merece volver a recordar, que como es natural tocó a los mismos de siempre, y que la orondez clerical –siempre me acuerdo del cantar de Goma Espuma “si los curas comieran chinos del río no estaría tan gordos los tíos joíos”- seguro no sufrió esos avatares en la misma medida, seguro no por la cercanía con lo celestial, sino con el tintineante sonido del dinero y el poder. Un total de una hora y veintiún minutos; tres de presentación, cincuenta y seis de exposición y veinte de debate.

Ana Cristina Cuadro


Video de la exposición











Fotografías: Paco Muñoz.

martes, 20 de abril de 2010

LA SINAGOGA

Vista de la planta alta

Uno de los grandes monumentos olvidados de esta ciudad, aparentemente, es la Sinagoga. La visita a la misma, genera siempre la impresión de visitar sólo una pequeña sala rectangular, vacía, con una serie de yeserías incompletas en las paredes que, al público medio, le dice poco. Pero la realidad no es así, junto con las dos de Toledo es una de las tres del país, y por las inscripciones que contiene, quizás una de las más importantes de Europa. Hay que reconocer que cuarenta años de dictadura filofascista, y la fobia de aquella mezcla imposible y explosiva de los males a combatir, como era la manida “confabulación marxistojudeomasónica”, así del tirón sin separaciones, generaba un cierto rechazo.

Entrada

Pero hay que decir que nos estamos refiriendo a un lugar sagrado y respetable por ello, de una comunidad de cordobeses que contribuyeron con su trabajo artesanal, en la mayoría de las veces, al florecimiento de esta tierra de alguna manera. Y que después fueron expulsados injustamente de ella. Porque ésta era su tierra, y mucho más quizás que la de los conquistadores castellanos. Aunque sus descendientes hagan con el pueblo palestino, como hicieron otros pueblos con ellos, sin que esto tenga conexión alguna, sólo la justificación de que, el género humano tiene menos arreglo cada día que pasa.

Entrada vestíbulo

Volvamos a nuestro monumento. La comunidad hebrea que quedó en la Córdoba conquistada, bajo el control de los cristianos, vivía recluida en lo que hoy llamamos judería, que era una especie de gueto amurallado con puertas posible de controlar. Allá por el papado de Inocencio IV, que tuvo lugar de 1243 a 1254, la mencionada comunidad comenzó la edificación de una Sinagoga. El clero del momento, presentó sus quejas al obispo Don Gutierre Ruiz de Olea (1246/1249), el cual se dirigió al Papa, manifestando que se consideraba escandaloso el tratar de edificar un edificio alto y ostentoso en las cercanías de Santa María la Mayor, que hasta hacía poco, menos de una veintena de años, era la gran Mezquita Aljama de los musulmanes.

Vestíbulo desde dentro

Mil años después, no el clero sino otras gentes, hicieron campaña contra la construcción de otro edificio, en las cercanías de la Sinagoga. Éste no era sagrado, aunque llevase como título, el órgano de visión del Príncipe de los Creyentes, o lo que es lo mismo, "El Ojo del Califa", basándose simplemente en el mismo principio mojigato-arquitectónico-religioso. Nada más alto que la casa del dios de los cristianos. La incomprensión, y la ridiculez, no se ha perdido en este pueblo aunque hayan transcurrido mil años. Esto no deja de ser, como se puede comprender, una opinión muy personal, ya que a mí me gustaba el proyecto y no veía contradicción en su desarrollo.

Escalera primera planta

Don Inocencio IV a la petición de Don Gutierre, redactó una Bula o interdicto eclesial y se paralizaron las obras, Bula que también contenía orden de derribo de lo edificado. Vamos, la Gerencia de Urbanismo vaticana, que tenía el control de la Córdoba conquistada. Como contrapartida enquistaron, con el poder y las leyes de su parte, primero Santa María la Mayor, que pase, pero después el incomparable templo cristiano en la inigualable –a partir de ese momento algo menos- Mezquita Aljama musulmana.

Muro occidental

Como Don Gutierre Ruiz de Olea pasó a Arzobispo de Toledo en 1249, posiblemente no se derribara por eso lo construido. Unas cuantas décadas después, ya en los comienzos del siglo XIV, durante el obispado de Don Fernando Gutiérrez de los Ríos (1300/1325), la comunidad judía edificó la Sinagoga que ha llegado hasta nuestros días. Su construcción está datada en 1314-1315, bajo la dirección del alarife mudéjar Yishaq Moheb, concretamente empezó la obra el 20 de septiembre de 1314 y acabó en primero de septiembre de 1315. Posteriormente, durante el reinado de los Reyes Católicos, se sucedió la expulsión de los judíos. Ya durante el reinado de Enrique IV el Impotente, como presagio de lo que sucedería después, habían sufrido éstos, en Córdoba, en 1474, los avatares de una sangrienta persecución.

Muro sur y planta alta

Desde 1492, fecha de la errónea y miserable expulsión, no volvió a haber casamientos en la Sinagoga, lo que se debe entender como un cese definitivo de su uso. Una vez eso sucedió, el edificio fue destinado a Hospital de Hidrófobos, llamado de Santa Quiteria. La rabia era un mal muy frecuente en esa época. Luego, en 1588, se consagró como ermita bajo la advocación de San Crispín, patrón del gremio de zapateros y, cosa curiosa, ese era el artesanado más importante de la zona durante el periodo judío. Otro elemento más de las sustituciones de una religión por otra, como Zeus por Júpiter, o los dioses menores romanos -por ser los más cercanos-, a los santos o patronos cristianos, que no me atrevo a decir católicos.

Muro oriental y tabernáculo

Luego se usó como parvulario o escuela, hasta su declaración como Monumento Nacional, en 1885, después que, con motivo de unas obras por una serie de humedades, aparecieran en un rincón una yesería con unas inscripciones hebreas. D. Rafael Romero Barros las estudió, con el concurso del padre Mariano Párraga, y gracias a esos trabajos y otros posteriores, y las gestiones de Fidel Fita, Francisco Cárdenas y Francisco Fernández González, que fueron quienes encabezaron el escrito de solicitud de declaración a la Real Academia de la Historia, como hemos mencionado unos renglones arriba en 1885.

Tabernáculo

De ese periodo existen una serie de escritos curiosos, como uno en el que se le reclamaba al obispo de Córdoba, la incautación de una serie de dependencias del edificio que se había quedado con ellas y que se negaba a devolverlas. Posteriormente hubo denuncias en la prensa por el estado de abandono en el que se encontraba el monumento -no es nada nuevo en esta ciudad-. La primera reparación la realizó el arquitecto Félix Hernández en 1928. Hubo otra en 1977 y, la reapertura definitiva que se realizó en 1985, año en el que se celebraba el 850 aniversario del nacimiento de Maimónides.

Menorá

El lugar de ubicación de la Sinagoga es la casa número 20 de la calle de los Judíos. A ella no se puede acceder directamente desde la calle. Primero hay que pasar un pequeño patio, a cuyo costado derecho se encuentra la puerta de acceso, no sin antes atravesar un pequeño vestíbulo, en cuyo lado derecho está la escalera de acceso a la primera planta, o tribuna de las mujeres. El lado sur es el que contiene una puerta dintelada que da paso a la Sal de Oraciones. No hay que hacer un gran esfuerzo para imaginar la rica decoración que ofrecería en los momentos de mayor esplendor. Todo el zócalo se ha perdido hasta una altura de unos dos metros, más o menos, ignorando si estaba de yesería también o de azulejo, muy característico del mudéjar cordobés. Ahora está el ladrillo visto de su fábrica.

Muro norte

La parte alta aún conserva una rica yesería en bastante buen estado, cuya bóveda se imagina de rico artesonado. Esta ha sido sustituida por una de madera. En la tribuna de la primera planta, a la que no se permite subir por el mal estado de su piso, existe según dicen algunos textos, una pequeña colección de restos arqueológicos. Esta sala que se llamaba el matroneum o galería para las mujeres, tiene tres arcos que dan a la sala de oración. La Sala de Oración en su lado occidental tiene un pequeño nicho polibulado, que se cita como posible ubicación de la bimah, estrado pequeño desde donde se realizaría la lectura de los textos sagrados. En este mismo lugar, cuando fue ermita, se supone estaba el retablo de Santa Quiteria. En su lado opuesto, oriental, está el tabernáculo, espacio reservado para la Torá y coronado de un arco. En su interior está ahora situada la menorá o candelabro de siete brazos, que simboliza según la tradición judía a los arbustos llameantes que vio Moisés en el monte Sinaí.

Primeras inscripciones descubiertas

Uno de los elementos más importantes son sus inscripciones, que la hacen como dijimos arriba, una de las más importantes de Europa. En los listones que enmarcan las puertas del muro sur, existen unos fragmentos del salmo 122. Y en ese mismo muro restos de libro de los proverbios. En su lado norte hay unos versos del Cantar de los Cantares. Fidel Fita tiene un excelente trabajo de la descripción de toda la epigrafía. La sala que es casi cuadrada, tiene unas dimensiones de 6,95 m. por 6,37 m. y la altura de su cubierta alcanza los seis metros. Un estudio llamado "Sinagogas Españolas", cuyo autor es Francisco Cantera, afirma que entre la Sinagoga y la muralla, encontró vestigios de lo que supuso sería la madrasa o escuela Talmúdica. Actualmente se explican los textos de los distintos muros, en unos paneles explicativos que tiene adosados la pared y que están avalados por el catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras, Jesús Peláez, que hemos transcrito al final.

Texto solicitud nombramiento Monumento Nacional

Hasta que se abrió al público en la Sinagoga vivía una familia, en las dependencias que existen a la izquierda del patio de entrada, y que ahora son la oficina del monumento. Un matrimonio y dos hijos, creo recordar, uno de ellos el mayor era íntimo de mi primo Paco. El otro más pequeño pero unos años mayor que yo, estaba un poco atrasado. A éste la crueldad de los chavales le habían puesto un apodo, el “sinagogo”, que creo era extensivo a la familia. Los chavales mayores nos llevaron un día al solar de la Diputación, lo que luego fue el del Rumasa, al otro lado del hotel “Palas”, porque nos iba a enseñar el “sinagogo” sus atributos sexuales y, porque está feo señalar pero... o bien porque uno con la edad de ocho o nueve años no podía presumir de nada –ni ahora tampoco desde luego-, o porque lo que le faltaba de conocimiento al “sinagogo” le sobraba de tamaño peneal. La verdad es que la impresión que nos llevamos todos fue fuera de lo normal. A partir de ese momento era elemento de comparación, “que eres más largo que la p… del sinagogo” y eso que no estaba en su máximo apogeo el día de la exhibición.

Incautación Obispo




Escrito declaración Monumento Nacional



Nicho derecho del Tabernáculo donde se depositaba la Torá

INSCRIPCIONES
Traducidas de la obra "La Sinagoga" de Jesús Pelaéz, Ediciones El Almendro.


Muro sur, puerta de entrada

Muro sur

Puerta de entrada.

Línea vertical del lateral derecho del muro, de abajo arriba. Terminando en una roseta (Salmo 84, 2-3)

1 “¡Qué delicia es tu morada,
señor de los ejércitos!
se consume mi alma
anhelando los atrios del Señor,
mí corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.”

Línea vertical del lateral izquierdo del muro, de arriba abajo. Comenzando por una roseta. (Salmo 13,5-6)

2 “Pues yo confío en tu lealtad,
mi corazón se alegra con tu salvación
y cantaré al Señor
por el bien que me ha hecho
Amén y Amén.”

Las inscripciones que encuadran los balconcillos están muy Maltratadas pero se pueden rastrear algunas palabras.

Línea horizontal de arranque del arco del balconcillo derecho y siguiendo la lectura de derecha a izquierda hasta llegar a la línea horizontal sobre el balconcillo central. (Salmo 122)

3 “Desead la paz a Jerusalén: Los que quieren vivan
tranquilos, haya paz dentro de tus muros, tranquilidad
En tus palacios. En nombre de mis hermanos y compañeros, te saludo con la paz, por la casa del Señor,
Nuestro Dios, te deseo todo bien.”

La inscripción continúa por el lateral izquierdo del balcón central hasta el final del muro hacia la izquierda bordeando los balcones (Salmos 102, 13-14 y 57, 2-3)

4 “Tú, en cambio Señor, reinas siempre y tu fama pasa
de generación en generación. Levántate y ten misericordia de Sión, que ya es hora y tiempo de misericordia.

“Piedad, Dios mío: piedad, que me refugio en ti, me
refugio a la sombra de tus alas, mientras pasa la
calamidad, invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace
tanto por mí.”

La inscripción que enmarca la puerta de entrada. Lateral derecho, de abajo arriba, terminando en una roseta. (Prov. 8,34 e Is 26,2)

5 “Dichoso el hombre que me escucha, velando.”

Parte superior, de derecha a izquierda, terminando en una Roseta.

6 “junto a mis puertas cada día, guardando las jambas
de mí puerta.
Abrid las puertas que entre un pueblo”.

Lateral izquierdo, de arriba abajo.

7 “justo que conserva la lealtad.”

Muro occidental

Muro Occidental

En este muro hay un arco ojival y la inscripción que lo e
nmarca en la parte superior, de derecha a izquierda, parece aludir al Cantar de los Cantares (4,4) y dice lo siguiente:

1Estoy construido como torre del Mesías, Dios…”

En el lado derecho hay algunas letras hebreas aún sin descifrar. En el lado izquierdo quedan restos de tres palabras.

Muro norte

Muro norte

En el muro norte bajo los cinco arcos de medio punto hay dos filas de inscripciones que continúan desde el muro occidental.

Línea superior del muro norte, de derecha a izquierda (Sal. 95,6; 132,7; 99,5)

1 “Entrad adoremos y postrémonos, doblemos la rodilla
(¿) ante el Señor, Creador nuestro.
Entremos en su morada, postrémonos ante el estrado
de sus pies.
Ensalzad al Señor Dios nuestro, postraos ante el estrado
de sus pies: Santo es Él.”

Línea superior del muro occidental y sur, de derecha a izquierda (Sal. 100,1 b.2ª;86,9; 95,1)

“Servid al Señor con alegría, entrad en su presencia con
vitores.
Todos los pueblos [que has crea]*do vendrán a postrarse
en tu presencia, Señor, y a honrar tu nombre
Venid, aclamemos al Señor, demos vitores a la Roca que
Nos salva.”

*Esta expresión está en el centro de la línea inferior y no en la superior que es a la que corresponde.

Línea inferior del muro norte, de derecha a izquierda (Sal. 29,2; 96,9 y 66,4).

Cursiva
2 “Aclamad la gloria del nombre del Señor, postraos ente
el Señor en el atrio
Tiemble en su presencia toda la tierra.
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen ante
ti, canten salmos a tu nombre Sélah.”

Línea inferior del muro occidental, de derecha a izquierda (Sal. 22,28)

Lo recordarán y volverán al Señor todos los confines
del orbe en su presencia se postrarán todas las familias
de los pueblos porque el Señor es Rey, él gobierna a los pueblos”.

Muro oriental


Muro oriental

En esta inscripción se cita al fundador de la Sinagoga Yishaq Moheb y al año de su creación.

La inscripción dice lo siguiente, escrita de derecha a izquierda:

1 Santuario provisorio y morada de Testimonio que
Terminó Yishaq Moheb, hijo del Señor Efraim Wadawa
el año setenta y cinco. Así que vuélvete,
oh Dios, y apresúrate a reconstruir Jerusalem”.

A izquierda de la cámara, debió de existir una inscripción que
Se ha perdido en su totalidad.

El arco que encuadra la cámara dice así:

Lateral derecho, de abajo arriba. (Sal. 138,2)

2 “Me postraré hacia tu santuario y alabaré tu nombre por
Tu lealtad y por tu fidelidad, pues supe-…”

Parte superior, de derecha a izquierda. (Sal. 138,2; 27,4)

3…ra promesa a tu fama
Una cosa pido al Señor y es lo que…

Lateral izquierdo, de arriba abajo (Sal. 27,4)

4busco habitar en la casa del Señor toda mi vida,
Contemplar la belleza del Señor examinando su templo.”

Lo marcado en negrilla y bermellón son los textos que se conservan.

Fotos del autor.