sábado, 31 de julio de 2010

SAN JUAN Y TODOS LOS SANTOS, TRINIDAD.


Fachada principal de la Trinidad.

La Plaza de la Trinidad es confluencia de varias calles; Hoces, Montemayor -Pastora-, Tesoro, Horno de la Trinidad y Sánchez de Feria -Campanas-. Los edificios más importantes de la plaza son: el Convento, hoy parroquia de San Juan y Todos los Santos, Trinidad, El palacio de los Condes de Hornachuelos –hoy Escuela de Artes y Oficios- y la casa donde vivió y murió Luis de Góngora y Argote, en la esquina de Sánchez de Feria -Campanas-.

Puerta principal de la Trinidad.

El convento fue uno de los cuatro fundados por Fernando III, pagándole éste, de alguna manera bastante generosa, a los frailes que le acompañaron en la conquista, sus servicios. El convento pasó por dos exclaustraciones. En principio la parroquia de la zona era Omnium Sanctorum, o de Todos los santos, que desapareció (fue antes mezquita) y pasó a ser absorbida su feligresía por San Juan, en 1799, que también fue anterior mezquita, de la que aún conserva parte de su minarete. Cuando San Juan dejó de ser parroquia, en 1876, todo pasó al ex convento de la Trinidad, por ser de la orden de los Trinitarios, y pasó a llamarse Parroquia de San Juan y Todos los Santos, Trinidad, conteniendo en un alarde de mezcla sagrada los tres elementos parroquiales que la formaban.

Espadaña con las primeras luces de la mañana .

La construcción actual –tuvo un par de reformas considerables- es de una sola nave de gran altura, con una bóveda en su Capilla Mayor. Ésta es o fue patronazgo de los señores de Zuheros, Marqueses de los Trujillos, en la que tenían su enterramiento. Esta Capilla estaba en el lugar que ahora tiene la puerta principal, que fue cambiada. D. Martín de Córdoba aportó mil ducados y su hija Doña Teresa seis mil y la orden el resto (¿?) para la construcción, Ese hecho obligo a ocupar terrenos de la plaza.

Fachada lateral norte y puerta.

El coro tiene debajo un acceso para subir a él y al órgano. Todos estos edificios tienen muchas historias, concretamente las capillas que se ubicaban en ellos, cuya fundación se configura alrededor de ellas. Una leyenda escrita en Granada en 1654, habla de la Virgen de los Remedios. Un cristiano de quejaba de los malos tratos que le propinaban los árabes en su cautividad. Un día se le apareció la virgen y le dijo que pronto serían conquistados –fíjate, la Virgen preocupada ocho siglos después que vinieran los árabes, por la conquista-, que hiciera un hoyo en un lugar determinado de la sierra, y allí encontraría una imagen suya. Se puso de acuerdo con otros cautivos, fueron a excavar y la encontraron.

Lado oeste, espalda del altar Mayor y ventana de sacristía.

El dueño del terreno ante el hoyo, que no taparon, pensó que habían sacado un tesoro y les reclamo lo extraído, obligándolos a confesar y consiguiendo que le entregaran la imagen. Debemos entender que el propietario de los esclavos sería un personaje árabe. Tiempo después algunos frailes vinieron a Córdoba en 1230 –importante la fecha, pues era todavía bajo el gobierno árabe-, al mando de Fray Miguel Hispano, y compraron la liberación de trescientos cautivos, consiguiendo que le incluyeran en el paquete del negocio, la imagen, que guardaron hasta el 1236 año de la conquista por Fernando III. Éste se la donó después a Fray Luis de Fresa que fue el primer superior que tuvo el convento.

Callejón de entrada a la Sacristía aún húmedo.

La fachada era relativamente pobre, de piedra pintada de ocre, ahora con ribetes bermellón. Un pedestal de jaspe azul, cuatro columnas dóricas y una cornisa de volutas. La puerta de hierro bastante elaborada se corona con dos columnas salomónicas con un nicho que contiene un ángel y dos cautivos, y encima el escudo de la orden de los Trinitarios. La puerta tuvo una reja que hoy no está.

Restos del exagerado riego.

Arriba una ventana y dos ventanucos primitivos, luego se conoce que para conseguir más luz, se repite lo mismo en el triángulo de la cubierta. Dos ventanas pequeñas a nivel de calle, a la izquierda, debajo del cuerpo de la espadaña, que está pintada del mismo color de la fachada, pero que al tener menos fachada impera más el bermellón. Tiene una baranda el primer cuerpo de tres campanas, que corona un campanillo. Abajo, en la fachada, cuatro farolillos y una imagen en azulejos.

Lado este de la bóveda.

La fachada norte tiene tres ventanas casi a la altura del tejado y cuatro ventanillos. Separan la fachada tres largos bajantes de los canalones del tejado, que desaparecen a unos cuatro metros del suelo para hacerse interiores, y un zócalo de piedra. Tiene otra portada lateral, barroca, con hornacina en el cuerpo superior y dos faroles a ambos lados. Tres imágenes en azulejos en la fachada citada a la calle Lope de Hoces.

La espadaña desde una perspectiva inusual.

Así como la entrada a la sacristía de dos plantas. Para acceder a ésta existe en la actualidad un pasillo entre la pared de la nave y lo que era la entrada a la Intendencia Militar que, creo es la más húmeda de España y parte del extranjero. Llueva o truene, esos escasos metros cuadrados enlosados, reciben la mayor cantidad de agua potable del mundo.

Detalle de la puerta de hierro.

En lugar de barrerlos o fregarlos a fregona cuando proceda, son regados profusamente por un ayudante del titular, con la adición que crea el riego con manga, que genera en los transeúntes una enorme pena por tanto derroche de agua. En alguna ocasión le he referido al regador el derroche, me ha mirado, y ha seguido regando como si no se le hubiera dicho nada. Un "quemasangres" prudente, o que el hombre tiene instrucciones concretas del titular, que será lo más lógico, que no se atreve a incumplir.

Retablo barroco del Altar Mayor.

En la segunda exclaustración fue ocupado por el Ramo de la Guerra, y transformado en cuartel, concretamente en dos, uno de Infantería con entrada por Sánchez de Feria, y otro de Caballería por Lope de Hoces, por la entrada que tenía el Depósito de Intendencia y posterior Zona de Reclutamiento. Ahora está ubicado en el edificio una escuela taller, que es la que está restaurando el Oratorio de San Felipe Neri .

Vsita desde debajo del coro.

En el proyecto parece que está acordada la cesión de parte a la Facultad de Filosofía y Letras, y la otra destinada a la construcción de una Residencia Militar. Tal y como está la situación presupuestaria, ambas cosas se puede considerar que van para largo. Lo único cierto es que de el antiguo convento de la Trinidad, cuarteles de Infantería y Caballería, Depósito de Intendencia, incluidos los hornos, y Zona de Reclutamiento, además del edifico de la antigua Comisaría de Guerra y posterior Intervención Militar, ocupado por la representación sindical del personal civil del Ministerio de Defensa, y otro que tiene unas viviendas y tuvo la Comandancia de Obras, también ocupado, quedan, unos desvencijados edificios que si no tiene el reglamentario mantenimiento, pronto serán una verdadera ruina.

Otra vista de la nave.

En el tiempo de la ocupación conventual en su totalidad, el templo tenía tres naves, que al final hubo que reconstruir por el deterioro. Su remozamiento duró unos doce años y se reinauguró en 1705. Del convento salieron grandes personalidades de la iglesia: Fray Juan de Almoguera, fue arzobispo de Arequipa y Lima; Fray Pedro Fajardo, Obispo de Buenos Aires; Fray Alonso de Herrera, tuvo una cátedra en Salamanca, y un hijo de Bartolomé Sánchez de feria fue fraile de este convento con el nombre de Fray Sánchez de Feria.

Altares a la entrada.

Alrededor del convento siempre existen muchas historias, cuentos y leyendas. Conocida por otra parte la producción considerable de testosterona de la vida monacal, si se observan regularmente las leyes internas y, aunque la liberación de esa hormona puede ocurrir en algunos de forma natural, fisiológica, con aquello de “irsele las cabras”, o poluciones nocturnas que, no son pecado según la autoridad eclesiástica, sin embargo en otros por ser su producción superior era complicada su liberación.

Órgano.

El segundo del convento era posiblemente uno de esos de producción hormonal extra. Cuentan que por la noche desde una de las ventanas que daba a la zona del muladar, se descolgaba por una cuerda desde una ventana, para aliviarse las tensiones testiculares y aliviar a una señora de las cercanías. Un día estando descolgándose de la ventana, al aire, entre la ventana y el suelo, la ronda nocturna que lo vio le dio el:

-¡Alto quién va! –le gritaron pensando que era un maleante.

El fraile con voz grave y tranquilo les contestó:

-¡Soy la segunda persona de la Trinidad, que baja a tomar carne humana. – Evidentemente no mintió en lo primero, era el segundo del convento, ni en lo segundo pues iba a lo que iba.

Una vista de principios del s. XX , entonces tenía reja la puerta.

La ronda creyó que era el hijo de Dios, por aquello de esa composición complicada e incomprensible de la Trinidad sagrada. “El Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios”, pero y el tema del Espíritu Santo como se explica… ¡Que ganas de complicar!. Volviendo a la ronda, no sé si fueron tontos o muy listos, en el ánimo de saber de qué iba la cosa y la dificultad que iban a tener para demostrar determinadas actitudes. Lo cierto es que le dejaron continuar la bajada y el cumplimiento de su sagrada misión de desahogo “testicular”, e incluso le rindieron ciertos honores, dejándolo marchar quedando la ronda en el “primer tiempo del saludo”.

Casa donde vivió y murió Luis de Góngora y Argote.

En veintitrés de mayo de 1627 vieron pasar por esa plaza al cadáver de D. Luis de Góngora y Argote, camino de Omnium Sanctorum. En esa plaza también murió en 1868 el bandido Pacheco, José Tirado, que había ido a pedir el indulto al General Caballero de Rodas, y al Conde de Hornachuelos. No le dieron tiempo, fue confiado y tenían los centinelas orden de tirar a dar, y le dieron en la cabeza muriendo instantáneamente. Quedó allí en la plaza hasta que se lo llevaron al Cementerio de la Salud.

D. Luis delante del Palacio de los condes de Hornachuelos (Escuela de Artes y Oficios).

También en una calle aledaña, la de los Hoces, ocurrió el suceso que recoge el libro de Los Casos Raros, se refiere a D. Egas Venegas, que vivía en una casa de esa calle frente al lateral del convento. Corría el año de 1510, el Sr. estaba echado en el balcón y éste, junto con él y parte de la fachada cayo a la calle, quedando sepultado D. Egas.

El suceso lo vieron varios frailes del Convento. Fray Nicolás de Córdoba fue enseguida al coro a rezar por el alma de D. Egas –hubiera sido mejor a mi modo de ver ayudar a desescombrar por si estaba aún vivo- y allí mismo tuvo la revelación “divina” de que al caer se había partido la lengua, que cuando estaba rezando se le apareció D. Egas -el que estaba bajo los escombros aún-, a darle las gracias –la verdad es que sería por señas pues la lengua…-. Esta revelación hizo que acudiera mucha gente allí, entre ella el Obispo Daza que pidió ver el cadáver para certificar la verdad, cuando sacaron el cadáver para llevarlo a Omnium Sanctorum vieron que tenía la lengua partida en dos, y claro… todos tan panchos, y el primero Fray Nicolás.



Vídeo y fotografías del autor.
Fotografía en blanco y negro del A.M.
Bibliografía T.Ramírez de Arellano.

miércoles, 28 de julio de 2010

DECORADOS DE LA HISTORIA DE CÓRDOBA


Casa regionalista de los jardines del Alcázar


Buscando unas fotografías, de antes de 1950, de la fuente del jardín del Alpargate, en el Archivo Municipal, en sus fondos fotográficos, tuve la oportunidad de volver a ver unas imágenes del Alcázar.

Mis recuerdos más antiguos del Alcázar son de cuando era cárcel militar, de las historias que me contaba mi tío Pepe que ejerció allí su profesión de las armas, que cuando ponía de comer a la tropa, según opinión de un viejecito que había servido allí con él, se notaba y le tomaban odio sus compañeros, los tenía a todos en contra. No sisaba nada, al contrario de lo que hacían los demás, el honor y todas esas cosas sublimes del oficio, parece que sólo eran patrimonio de José Gallego.

La casa de los jardines del Alcázar

Entonces se entraba a la Cárcel por la cuesta del mismo nombre, hoy Teresa Jornet. La Avenida que parece que pronto va a ser peatonal no existía, eran huertas, y una de ellas la de Antoñita. Los seminaristas jugaban al balón en un llano de detrás. El 7º Depósito de Sementales estaba en Caballerizas y era un espectáculo ver salir al carro que iba a por el pan de la tropa a Intendencia, tirado por unos fuertes caballos rusos de labranza, con peludas patas. En lo que hoy son los jardines de la entrada, donde está el Miliario, que la ruta Bético-Romana instaló -A la regidora del momento, se le preguntó muchas veces que emplazamiento le parecía mejor para el miliario. No contestó, y una vez puesto dijo que se quitara porque no le gustaba el sitio. Afortunadamente se empleó el mismo método que ella, no contestar, dejar pasar el tiempo, y no se quitó-, había una dependencia municipal que le llamaban el “refugio”, una especie de cárcel de menores, con la que nos amenazaban los adultos, a los que ya no nos daba miedo el tío del saco y el sacamantecas.

La casa sobre la escalera

El restaurante La Almudaina delante de las dos ventanas del antiguo palacio, era un colegio de niñas. Los baños árabes debajo de un esplendido paseo terrizo, con árboles gigantescos a su lado. El llamado mercado de Fleming un cine de verano, Avenida. La Avenida no existía, pero por esa época construyeron en altura la Carretera Nueva, desde los Mártires a Cruz Roja. El Convento "Salus Infirmorum" en todo su apogeo, lo mismo que el garaje Alcázar. La Huerta del Rey un enorme charco del agua de la alcubilla de la Puerta de Almodóvar, camino de la Puerta Sevilla, delante de lo que hoy es la calle Cairuan con su foso. Juan Barazona aún no le había regalado a su niña el león, traído de sus “safaris en África con el Marques del Mérito”.

La casa ya derribada

El colegio de niñas del Sr. Obispo en Amador de los Ríos, y el Seminario un hervidero de vocaciones sacerdotales, que luego derivaron por otros derroteros. El futuro laboral del español pasaba por ser cura o miembro de la Benemérita. El colmo de la inquina sutil contra las familias de rojos, pasaban por redimirlas haciendo religiosos a sus hijos, es decir metiéndoles el enemigo dentro, en el propio núcleo. La justificación era; tú te metes y luego te sales y ya tienes los estudios. Yo siempre mantuve que no era posible la convalidación de esos estudios en la vida laica. Para que te podía servir por ejemplo, la oratoria, sí, para meterte a charlatán en la Puerta Gallegos. Aunque el saber no ocupa lugar.

Los estanques en construcción.

Las imágenes del Alcázar son muy interesantes. Sobre todos las de la construcción de los actuales jardines y estanques, y el derribo de la construcción regionalista, que en algún lado he leído, o lo he soñado, se llamaba la casa de Baños. Está construcción ocupaba el espacio que hoy tiene un jardín encima del enorme chorro de agua que alimenta los estanques de los peces. Estos si estaban entonces. Era un palacete llamativo que se derribó. El majestuoso eucalipto que se alimenta seguro, de esa fuente, sí estaba.

El primer estanque construido.

Los jardines actuales eran la huerta y el llano de los espectáculos, antes lo fue de los Festivales de España. También un llano para jugar a la pelota los seminaristas. En la parte del jardín que si estaba antes, junto a una de la torres de la Cárcel, de esas que dejaban ver unas ventanas tapiadas para que la luz que entrara fuese la mínima, había una gruta con estanque e imagen, hasta milagrosa, como no podía ser menos, a modo de gruta de Covadonga. Un día de estos iré a ver qué queda de esa gruta, pues hace tiempo la vi durante un festival flamenco.

El segundo estanque en marcha.

Cuando hoy día nos visiten los turistas, pensaran la de vestigios del pasado que tenemos, y lo bien que están conservados, los bonitos jardines de reminiscencias árabes, en un edificio cristiano, tipo estanques de la Alhambra con chorritos. Pocos desde luego podrán pensar que son fruto de la década de los cincuenta del siglo XX. Hay que reconocer que lo diseñaron con gusto. Todavía ni Cristóbal Colón, ni los ultra católicos monarcas Isabel y Fernando, ni otras horteras estatuas –para mi gusto desde luego- estaban ocupando espacio en el recién creado paseo de cipreses. Son unos patrióticos conjuntos escultóricos que, cargaban la tinta sobre el periodo cristiano, obviando los siete siglos anteriores. Bien es cierto que el edificio fue durante un tiempo residencia de los soberanos de Castilla, con leyenda que habla de las molestias auditivas que le causaba a la señora Isabel el ruido del agua de la noria de la Albolafia y que, o así debía de repelerle el liquido elemento, o era muy fina de oído, o el nivel de contaminación acústica era cero, o el engrase del eje dejaba que desear. Molestia que contrastaba con el culto al agua de los de los siete siglos anteriores, vamos los españoles y cordobeses de antes de 1236.

El llano de los espectáculos.

Fueron los años cincuenta del siglo XX, una época de reparaciones y grandes proyectos turísticos. Murallas, Alcázar, Avenida del mismo nombre, Puente Nuevo, Corregidor, Vallellano, Puerta Sevilla, de Almodóvar que se salvó, Aguas Potables, etc. El suegrísimo Conde de Vallellano dejó su impronta y colaboró intensamente con su yerno alcalde desde su Ministerio. Nuestra ciudad que ha carecido de una Exposición Iberoamericana y una Exposición Universal en el mismo siglo, ha tenido un Fernando Suárez de Tangil y Angulo, conde consorte de la Condesa de Vallellano, que ha suplido las dos exposiciones, en plan pobre sí, pero algo es algo. La Avenida más enorme de esta ciudad, la que pensábamos que para qué siete carriles, y los jardines a ambos lados llevan su nombre.

Plano de Vista Alegre la referencia el Eucalipto de la esquina de la Avd. del Aeropuerto, el camino al cementerio y el solar vallado de la Diputación a la derecha.

Esa avenida cortó en dos los llanos de Vista Alegre, que iban desde la Huerta del Rey, hasta la carretera Puesta en Riego por un lado, con sus refugios antiaéreos incluidos, y desde el solar de la Diputación, luego de Rumasa, hasta el cementerio de la Salud, con el enorme pilar abrevadero de Vista Alegre en medio, por el otro. Paralelo a la avenida citada, circulaba antaño el camino del Paseo de la República Argentina al cementerio de la Salud, por donde un día circularon en un armón de Artillería, los restos del sedicioso número uno de la ciudad, el entonces coronel Cascajo, luego General, el día que le llego su hora, como a todos, incluidos los de San Martín. No se me olvidará la figura del Sargento Segura –un vecino-, con correaje y casco, en el desfile.

Cruz Roja, carretera Nueva (Fleming) y Avd. de Vallellano.

Es importante ver como la ciudad se va transformando, y lo que nos pueden parecer vestigios bien conservados del pasado, son unos simples decorados de la historia de Córdoba, muchas veces acertadamente, pero a gusto del arquitecto y la línea argumental del momento político, que si bien restauró, en otros casos dirigió la piqueta.

Restos de la casa adosada al torreón frente a la Puerta de la Cárcel.

Gracias al Archivo Municipal, y sus fondos fotográficos, podemos conocer de primera mano la evolución de determinados lugares de nuestra Córdoba. La labor del personal del Archivo es encomiable, y lástima que colecciones privadas de categoría no cedan unas copias a este organismo para que estén a disposición de los cordobeses.

Ruinas de las casas adosadas a la muralla del río.

Fotografías del Archivo Municipal

CAMINITO DE LINARES...


Fachada principal del Santuario de la Virgen de Linares

/Y un romero te pinto,/ con vestido de lunares,/ y otro de ti se prendó/ la mañana que te vio/ caminito de Linares,/y así te piropeo:/

Eso decía la canción de Ramón Medina que me evoca siempre el Santuario de Linares. A once kilómetros de Córdoba dirección a la Loma de los Escalones, por el antiguo camino romano Córdoba a Mérida. Antes había que pasar por ese "pueblo" uniforme, frío como aquellos de colonización de la seudo Reforma Agraria del franquismo, enquistado en lo que fue un bosque de encinas.

Fachada principal de la Ermita

Con un "monumento funerario" posiblemente por las encinas, que quiere aparentar un arco de triunfo pero se queda en frío mausoleo. El calor era sofocante, a pesar de ser las diez de la mañana. Un perro de lanas, provocador como todos los pequeños, me quería comer a la vez que arrancar el amarre del cancel de la entrada al santuario donde estaba sujeto, y otro grande, negro, más calmado, más seguro de su superioridad o quizás ya plantilla, así como tres gatos fue el recibimiento antes de que la señora santera apareciese detrás de la cortina de acceso a la santería.

Evitando el sol para fotografiar la fachada

-Buenos días. ¡Uf. Que calor! –dijo secándose la frente con el delantal.

-Buenos días. Como todos los veranos ¿no? Deseo hacer unas fotos, ¿Es posible? –le pregunté.

-Claro pero por fuera, para hacerlas dentro hay que tener autorización del Hermano Mayor. –contestó aclarando de antemano mi segunda pregunta que no hice desde luego.

-De acuerdo no se preocupe, ya se la pediré cuando lo vea. – le dije, y era cierto no sé si mí vecino es hermano mayor o menor, o hermano simplemente, pero cuando lo vea le referiré el hecho ya que es una persona bastante tratable.

-Puede usted darse un paseo por detrás y hacer fotos de la atalaya. –dijo la santera volviéndose a su casa.

-De acuerdo señora muchas gracias. –concluí.

Recorrido circular al santuario buscando la mejor perspectiva y fin del trabajo. Me despedí de la señora, le dije nuevamente gracias. Ya no volvió a salir y no la oí si contestó. El perro negro me rondaba tranquilo pero… “Líbreme Dios de las aguas mansas, que de las bravas me libro yo.”, o aquello otro de “Los toros…, bravos” hay que tener cautela con todos los tranquilos.

Vista del local de la Hermandad u Hospedería

El lugar del emplazamiento del Santuario de Linares es hermoso, a la orilla del arroyo del mismo nombre, en la encrucijada del camino romano de la Loma de los Escalones, en una altura del Cerro de San Fernando, terreno de la finca de la misma denominación, en el que la vertiente este da al cortijo de Navalagrulla, desde donde existe una vereda hasta aquí. Los orígenes muchos ciertos y otros en el terreno de la leyenda.

Espadaña

Si parece que la atalaya es una fortificación del siglo IX, y que en el siglo XIII, Fernando III, instaló aquí su campamento para asaltar Córdoba. Luego lo de que traía una imagen, por aquello de que todos los guerreros trataban de estar encomendados a sus dioses respectivos, ya tiene más lecturas, que si el nombre es porque el capellán era de Linares, o se llamaba Linares de apellido, qué más da. Desde mucho tiempo atrás existe la tradición y ésta puede que le haga bien a los que la siguen y con eso es suficiente.

Atalaya

Alrededor una serie de historias y curiosidades, de curaciones milagrosas, de días de fiesta, de romería, de canciones, de peroles, amores, etc. y todo lo que rodea el esparcimiento sano. En la cima del cerro de enfrente, el de la explotación minera, que tiene una pequeña cantera abandonada de tiempo inmemorial, un hincha del equipo nacional de fútbol, impregnado de esa fiebre de españolismo, estimo que temporal, ha colocado una bandera española. Subir allí se la trae.

Plano de la atalaya y el ábside

El arroyo viene corto de caudal pero sigue siendo agradable en ese lugar. Esa construcción de tejado con mucha inclinación, más propio de otras latitudes más al norte, al lado del santuario, está remozada. Forma parte de la propiedad también.

Restos de piedras posiblemente originales

Al buscar en el plano del Catastro me llamó la atención que la ermita no está catalogada como de uso religioso ¡qué raro! La cantina del aguardiente mañanero para matar el gusanillo, que está a la izquierda de lo que se llama la Hospedería, tenía su azulilla puerta cerrada a cal y canto. La realidad es que con el calor que hacía pocos gusanillos se pueden matar, están todos muertos.

Dorso de la espadaña

No voy a entrar en el contenido interior del santuario, ni religioso ni arquitectónico porque existe una página Web de la Hermandad muy completa que se extiende en esas cuestiones, sólo tocaré algunas curiosidades. Sí, recordar que en la primavera, en el primer domingo de mayo, se celebra el acto multitudinario de la Romería, el día de campo por excelencia.

Es curioso, se llaman romerías cuando debían llamarse así sólo las visitas religiosas a Roma, pero bueno. Lo cierto es que alrededor de lo religioso está siempre lo profano, posiblemente en mayor medida, y lo mundano y laico es un vehículo utilizado por la autoridad religiosa para encausar los sentidos. Siempre todo esto es según mi percepción de las cosas y desde un, creo, laicismo y agnosticismo convencido, pero respetuoso por ello con las creencias de los demás.

Otro plano de la espadaña y el ábside

De todas formas el sabor de las canciones, evocadoras de tiempos pasados, de juventud, de historias de amor, siempre ocupará un espacio en la memoria de las gentes. Los molestos cohetes que anuncian la romería “una mañana florida de mayo”. Los caballistas. Las coloridas carrozas llenas de guapas cordobesas y menos guapas, porque no. Claro eso no es tan evocador en la soledad de una mañana horrorosamente calurosa de finales de julio, en estas fechas hay que hacer un esfuerzo de voluntad muy grande. Pero hay queda.

Ábside

Otra vez a pasar por esa ciudad, imitación a las ciudades americanas del norte de similares casas, cruel atentado a la zona, de estereotipada arquitectura, con un arco feísimo, hortera, como los gustos arquitectónicos de nuevos ricos o parcelistas que quieren aparentarlo, que pone que el constructor ha donado a la ciudad de Córdoba, sin que se lo haya pedido nadie, y que supone que el mantenimiento del mismo será del Ayuntamiento, de todos los cordobeses, como las calles donadas por patrióticos y aristocráticos próceres del siglo XIX.

Curiosidades

Como he manifestado, existe una completa página Web que recoge muchas anécdotas, actividades y fotografías. He seleccionado de entre ellas algunas que me resultan significativas. Una de ellas la primera fotografía de la imagen que existe del fotógrafo malagueño Oses de 1881. Y otra en el que se ve un grupo de personas en 1885 también del mismo artista.

Vista de la explanada

Luego está la anécdota del vaso del Obispo. Este vaso parece ser que fue un regalo, que la Hermandad le hizo al Obispo José Proceso Pozuelo y Herrero, con motivo de una visita de éste al Santuario, y luego cien años después lo encontró el Sr. Ruiz Tamajón en el Rastro de Madrid. El Cronista, ya desaparecido, D. Miguel Salcedo, escribió un relato sobre el hecho concreto del vaso del Obispo.

Azulejo conmemorativo de 1991

Para terminar el exvoto del Dr. D. Gonzalo Antonio Serrano de 1717. Es un relato curioso de un atentado en la calle La Pierna. Antes se llamaba la calle de la Pierna a parte de la calle Barroso, y el grabado está situado delante de la actual Bodegas Pozo y en la esquina de lo que fue Casa Adriano, al fondo se ve la curva para acceder a la Plaza de San Juan. Determina lo que dijimos antes, a este Sr. por su devoción y creencias seguro se le activaron mecanismos de regeneración de las heridas que, si hubiera sido gallego y dicho “me morro”, se hubiera muerto de la herida en la mano. El texto es difícil de leer por eso está traducido. Dice así:

El fútbol llegó hasta el cerro de enfrente

“En Córdoba, año de 1717, día 18 de julio el Dr. D. Gonzalo Antonio Serrano, saliendo de la calle de la Pierna, al volver para Santa Ana, alevosamente fue acometido y herido en la mano derecha de una cuchillada por uno que le esperaba detrás de la esquina, acompañado de otro. Luego que recibió el golpe, invocando el nombre de la Virgen Santísima de Linares, aun que el alevoso le tiro otras dos cuchilladas, la una en un brazo, que totalmente le cortó hasta la camisa, la otra en la cabeza. De ninguna de estas recibió lesión en la carne y la de la mano aunque con nervios y huesos cortados fue sano en tan breve tiempo que, admirados los ciudadanos lo tuvieron a milagro, y a su devoción se puso ésta Año 1717”

Existe publicada en la citada Web un texto del Fuero de Córdoba que le otorga Fernando III a la ciudad, en 1241, teniendo en cuenta que posiblemente sólo afectaría a los castellanos y leoneses que traía con él, ya que los cordobeses fueron los conquistados. De todas formas hay algunos párrafos que no tienen desperdicio.

“Mando, e otorgo, que ninguna viuda nin virgen non sea dada a marido sin su grado, por poderío de ningún ome.

Otrosí mando que ninguno non sea osado de forzar ninguna de las mujeres mala ni buena, cualquier que sea, nin en la cibdat, nin fuera de la cibdat, nin en carrera; e si alguno forzare, o robare alguna mujer, sea muerto por ello en aquel lugar”.

Otros preceptos son todo lo contrario, pero hay que tener en cuenta que son leyes de conquistadores sobre los conquistados.

Epílogo

Es un bonito paseo, en coche, en bicicleta y andando, no recomendado en este tiempo. Y si no le funciona bien la sesera como a algunos, hay que hidratarse bien para evitar complicaciones.



Fotografías del Vídeo y parte de la Bibliografía de la Web de la Hermandad.
Resto de fotografías del autor.

domingo, 25 de julio de 2010

LA CALLE DE LA MARQUESA VIEJA


Rótulo antiguo de la calle.

La otra mañana después de la decepción del artilugio de última generación, esa arma letal y silenciosa contra las cucarachas, decidí hacer unas fotos de la calle de la Marquesa de la Puebla Vieja, la actual Pérez de Castro, pero debajo de cualquier ladrillo te sale un asunto digno de investigar cuando menos.

La calle de la Marquesa Vieja es la actual Pérez de Castro, tiene entrada por la Plaza de Ramón y Cajal, en esa entrada es donde únicamente queda el pequeño azulejo con el nombre antiguo, y acaba en Madera Alta, que es la actual Eduardo Dato, político conservador que fue asesinado por fomentar la represión a la clase trabajadora a favor de los patronos y darle el apoyo que le dio a la aplicación de la Ley de Fugas en Cataluña, o por lo menos ese fue el motivo que dieron a su muerte sus asesinos. También Evaristo Pérez de Castro, fue otro político que fue Presidente del Consejo de Ministros 1820/21. Pero esa no es la cuestión.

Antiguo cementerio de Omnium Santorum.

Esta calle, como hemos dicho, empezaba en lo que fue el cementerio de la antigua y desaparecida Iglesia Omnium Santorum, a partir de ahí a la derecha se abre una calle, o azucaque moderno, que en un tramo se llama Pérez de Castro y cuando hace un ángulo de noventa grados, Duque de Fernán Núñez. Continuamos hacia la calle Madera Alta. A la izquierda se incorpora Montemayor, algo más adelante se abre una plazuela que se llamó del Menado, de los Guzmanes y Marquesa Vieja como la calle principal. En esta plazuela había una calle sin salida hasta que en 1887 se abrió la actual Duque de Fernán Núñez, uniéndose a Concepción. A la izquierda de la plazuela citada se abría una calleja que ahora se llama González López y antes se llamó del Cuarto y que desembocaba en Madera Alta.

Calle de la Marquesa Vieja o Pérez de Castro.

Esta calle de la Marquesa Vieja, circundaba el antiguo Convento de la Concepción, que daba nombre a la calle, y que ocupaba toda la manzana, junto con el Convento de San Felipe Neri. Después de la conquista, grandes extensiones de terreno se habían repartido por Fernando III a sus nobles. Estas grandes posesiones urbanas luego las cedieron los propietarios a órdenes religiosas y surgieron patronatos para seguir estos disfrutando de la propiedad.

Calle Pérez de Castro que desemboca a Duque de Fernán Núñez.

Pero vayamos por partes. En la calle Montemayor, esquina a Pérez de Castro, existió un Juzgado que cumplía como Registro Civil. José Muñoz, mi padre, que llevaba a su hijo a todos sitios, cosa no muy normal en el estilo de los cordobeses de ese tiempo, me llevó un día a solicitar una partida de nacimiento a ese organismo. Todavía existía muy acentuado el espíritu de los artículos de Larra con el “vuelva usted mañana”. Después de esperar una cola, un señor detrás de una ventanilla, que a mí me resultó siniestra, con un bigote de hormigas como lo define un amigo, cuando nos tocó se dirigió a nosotros en un tono agrio:

-Que quiere usted.

-Buenos días, quiero solicitar una partida de nacimiento a nombre de mi hijo, es para el ingreso en la Universidad Laboral, aquí tiene el Libro de Familia, su nombre y datos. –le dijo mi padre en un tono de ruego.

-¡Bien!,Tienequevenirpasadomañanacondostestigos, luegolaexpedición tardaráunosdíasmás. –dijo sin levantar la vista siquiera para mirar a mi padre, sin respirar, sin pausas dejando a la vez el libro de familia encima de la repisa interior.

- Sí señor ya lo sé, pero por favor ¿podría mirar usted dentro del libro de familia, por si existe alguna posibilidad de que estuviese antes? –le rogó mi padre en un tono delicado.

El señor del bigotito de hormigas, levanto la vista, ahora si lo miró, volvió a coger el Libro de Familia forrado de papel de periódico para su protección y lo abrió. Una fotografía de Jaime Balmes, que era la que había en el anverso del billete de cinco pesetas se dejó ver. Estos billetes eran del cincuenta y uno, evidentemente emitidos por la Dictadura. El funcionario sacó el libro de familia de la repisa y dejó caer su contenido en un cajón que cerró. Ahora con una sonrisa algo más amable, que dejó entrever un colmillo dorado, y algo de más cortesía le dijo a mi padre:

-Bueno venga usted mañana a primera hora, y no le hacen falta los testigos. Buenos días. –Ahora recalcó las palabras y las pausó adecuadamente.

- Muchas gracias y con Dios. -Le contestó mi padre y nos fuimos.

Cuando alguien hable de países sudamericanos o africanos, de las "mordidas", u otros en los que aún no hayan pasado a los temas de alta corrupción, deberá saber que es cuestión de tiempo, o sólo con preguntar a quién haya vivido en la década de los cuarenta y cincuenta del siglo XX, cuando estábamos recién salvados de las “hordas rojas” y aún éramos “la reserva espiritual de Occidente”, que se lo dirá.

Lugar donde estaba el Juzgado de Primera Instancia o Registro.

El mencionado convento de la Concepción comenzó a derribarse en 1887, antes había pasado a propiedad de su antiguo patrono el Duque de Fernán Núñez. Se había quedado un inmenso solar en el centro de la ciudad. El derribo era fruto de la desamortización. San Felipe Neri estaba en poder del ramo de la Guerra. El enorme solar no tenía salida con ese tamaño y se pensó en la parcelación. Se recurre a una forma en nombre del progreso y la comunicación, a crear un azucaque con salida, una nueva calle que se proyecta que enlace la de Concepción con la de la Marquesa Vieja o Pérez de Castro, con ello se permite la parcelación de solar del Duque. Dicho solar se divide en doce parcelas de distinta superficie, que por su ubicación y consiguiente precio sólo pueden ser adquiridas por familias pudientes de la nueva burguesía. De entre los propietarios que las adquieren, y como para muestra sirve un botón, figura el Sr. Conde de Torres Cabrera.

Plazuela de la Marquesa Vieja, de los Menado, de los Guzmanes, etc..

Ahora sigue una demostración de cinismo, aprovechamiento y sumisión del consistorio. El Duque de Fernán Núñez cede gratuitamente la calle al Ayuntamiento, el cual la empiedra y dota de los servicios necesarios. Además tiene que expropiar una casa que faltaba para la total apertura a la salida a la plazuela de la Marquesa Vieja, según figura en un pleno del 25 de junio de 1891, que era propiedad de la Sra. Viuda de Illescas. Como la señora no estaba de acuerdo con el justiprecio, protesta y al final le pagan 8675 pesetas del siglo XIX.

Del Cuarto o González López.

La “donación” costó al erario público un pellizco considerable, entre la urbanización de la calle y la expropiación de la casa –ahora viene lo de la sumisión-, pero todo ello fue acogido por los señores capitulares con muestras de júbilo y gratitud para el Duque, hasta el extremo de que, en sesión de 24 de mayo de 1890, fue aprobada la moción de “perpetuar la memoria de un acto tan patriótico“ instalando dos rótulos con el nombre del Duque de Fernán Núñez en las entradas de la calle. "Vivan las cadenas".

Tramo de Pérez de Castro que se llamó Empedrada por ser de las primeras en estarlo en la zona.

Un ejemplo evidente de cómo no hay nada nuevo bajo el sol, de cómo la desamortización, el negocio inmobiliario y la especulación iban de la mano, y bendecidos sus flecos por el erario público, vamos que no es de ahora. No sólo hace el Duque el negocio del siglo, sino que además se le inmortaliza con una placa. En ciudades costeras se nombran avenidas, plazas y estatuas, con nombres y efigies de próceres hombres de negocios.

Calle del Duque de Fernán Núñez, motivo de la patriótica acción.

Buscando en los orígenes de la calle de la Marquesa Vieja, que pudiera ser de cualquier familia oriunda de Castilla, venida con “san” Fernando III, te encuentras historias que merecen ser conocidas.

Bibliografía: Córdoba en el siglo XIX. Cristina Martín.
Fotografías del autor.