lunes, 5 de septiembre de 2011

DOÑA PEPITA Y LA EMPRESA DE AUTOBUSES DE CORDOBA

Recreación del personaje para subir al autobús.

Un personaje entrañable para los miembros de la plantilla de Autobuses de Córdoba, S.A., por lo menos a finales de los sesenta y principios de los setenta, era Doña Pepita. Siempre que hablábamos de ella lo hacíamos de una forma muy cariñosa. Doña Pepita era una señora, bajita, regordeta, que en invierno usaba una especie de gabán, y nunca abandonaba su bastón, y en ocasiones un paraguas, cuando las inclemencias del tiempo lo aconsejaban. Algunas veces llevaba una cartera y siempre su bolso negro. Se subía en el autobús en los lugares más variopintos. Era profesora de guitarra y daba clases a domicilio, por lo que andaba toda la ciudad.

En una anegada Fuensantilla, a la derecha Ronda del Marrubial.

Yo nunca supe donde vivía, pero sí de su exquisita educación. Jamás poníamos reparos a recogerla incluso fuera de la parada habitual, bien porque había llegado tarde a la misma u otra causa. E inclusive, si fuese necesario, le abríamos la puerta delantera, y en ocasiones incluso le ayudábamos a subir. Todos pensábamos que ganaba un buen sueldo con sus clases, porque en aquellos tiempos que un billete de autobús costaba una cincuenta pesetas, cuando ella abonaba el suyo, daba una propina para el cobrador y el conductor de, ¡veinticinco pesetas!

Ollerias hacia la Torre de la Malmuerta.

Siempre actuaba igual, había veces que se subía en distintas líneas. Luego en cocheras, en la entrega de la recaudación siempre el comentario, de que la habíamos subido en tal o cual línea, de que si había dado propina, etc.. Era desde luego una persona especial, y no por la propina, que nunca venía mal, pues estábamos hablando de doce cincuenta pesetas para cada uno de la tripulación. Luego, como siempre, el inexorable paso del tiempo, hizo que dejáramos de verla, posiblemente, ya que su edad, que entonces era avanzada –podría calcularle cerca de los setenta-, le haría cumplir su ciclo vital. Yo dejé la empresa en el setenta y dos del siglo pasado, y nunca no la volví a ver.

Giro en Cruz Conde desde Tejares, en navidad.

Días pasados, en una reposición del programa de una televisión local, dedicado a personajes de nuestra ciudad, que dirige esa dulce locutora de agradable, cadenciosa y pausada voz, como es Matilde Cabello, otra institución de la empresa, del flamenco y de ayudar a la gente, como es Rafael Guerra, habló de Doña Pepita y me hizo recordar esa entrañable señora. La empresa de autobuses de Córdoba en esa época era una empresa privada, de unos gallegos. En el año setenta y dos estaba sustituyendo a todos sus cobradores, por conductores perceptores -creo recordar que le llamaban así-. Como es lógico, aún no se había municipalizado la misma.  He de decir para finalizar, que la fuente de las anécdotas en ella es inagotable.

5 comentarios :

Lansky dijo...

El historiador británico Tony Judt (Posguerra; Sobre el olvidado siglo XX, etc.) que murió el año pasado de ELA (horrible enfermedad que te deja primero tetrapléjico, luego mudo, finalmente te mata porque acaba con todas las neuronas motoras, incluidas las que mueven el diafragma y te permiten respirar), utilizó sus últimos meses de vida para escribir un libro de recuerdos que aquí han titulado (mal a mi juicio) El Refugio de la memoria(The Memory Chalet), pues bien tiene un capítulo dedicado a los autobuses de Londres que él tomaba a finales de los 60 que es genial. Todo el libro lo es, y admirable.

Anónimo dijo...

Como el autobús de la primera foto,
era el que por primera vez vimos pa
sar los niños de los años 50,en las
Margaritas,con su estela de humo.
Iba hasta las Tendillas,al igual que otros pocos que coincidían en la plaza y su origen eran los dis
tintos barrios.Lo que contaminaban,
incluido estela,era poco,por su ta
maño y poca frecuencia(cada hora).
Hoy día,después de la "hazaña" del
alcalde Ocañas(I.U),al peatonalizar
Cruz Conde,sin preocuparse de la
movilidad de los mayores del cen
tro histórico,ya no hay contamina
ción por autobuses,ahora los mayo
res se podrán morir tranquilos,es
perando algún autobús que le lleve
a un centro médico.Además resulta
muy entretenido ver las vueltas que
dan los coches,que entran incautos
en el Centro y no pueden salir de
él,por la cantidad de señales con
tradictorias,so pena arriesgarse a
perder puntos.Todo un legado de la
izquierda unida.
En las ciudades civilizadas,el ser
vicio en los centros históricos se
hacen con microbuses,poco conta
minantes y con baja frecuencia.
Gracias Paco,por avivar los recuer
dos.

Paco Muñoz dijo...

Lo buscaremos por ahí Lansky, merecerá la pena leerlo, pero en el fondo son muy similares las empresas de autobuses, yo conozco la de Barcelona y sobre todo de la de Córdoba, en la que trabajé en dos empleos distintos, cobrador y otro.

Paco Muñoz dijo...

Una pregunta que no viene a cuento ¿Por qué justificas los escritos siempre a izquierdas?

El autobús que llegaba a las Margaritas era el número 3 y venía del Sector Sur (Barrio de la Guita), acababa en las últimas casitas del Patronato San Rafael de los militares. Por lo que las personas que vivían en Figueroa debían continuar su camino hasta allí, por esa extraña curva que hacía el camino.

Has hablado de la peatonalización de Cruz Conde, personalizada en el Sr. Ocaña, y no has mencionado la de las Tendillas que hizo el Sr. Merino. Pero bueno será cuestión del subconsciente, también le echan la culpa de todo lo que pasa en este país al Sr. Zapatero, que tiene mucha desde luego, la primera y más criminal haber abandonado su ideario.

No creo que tenga que coger ningún anciano del centro un autobús para ir a un centro de salud. En todo caso a la Ciudad Sanitaria y con salirse o a la Victoria, o a Tejares, ya está. Sin embargo no cuentas que así la movilidad de los mayores, es mucho más segura, y los nietos de los mayores, eso sin contar con las personas que desgraciadamente tienen que ir en silla de ruedas, y que ningún desalmado, que hay algunos en la familia automovilista, los lleve directamente a donde no deben ir de momento.

Pero es cuestión de criterios, antes los ciudadanos de esa calle querían la peatonalización y los comerciantes no, y ahora es al contrario, a saber.

Yo he sido siempre partidario de la peatonalización y lo seré siempre, y soy automovilista también, aún. Pero admito que tu lo seas del automóvil solamente.

Saludos Carlos.

Anónimo dijo...

No Paco,yo en Córdoba,voy siempre a
todos los lugares andando o en bi
ci,pero la ciudad ideal es la que
sabe hacer convivir perféctamente
y de una forma equilibrada al pea
tón,al ciclista y al automovilista
sin excluirse.Pero la verdad, lo entendrias si vivieras en el cen
tro y la necesidad que tenemos de un servicio de bus,que por la cate
tada de Cruz Conde ha sido elimina
do.Las Tendillas,es la prolongación
de la catetada,osea que no me caso
con nigún partido.