sábado, 13 de octubre de 2012

SE FUE EL PAQUITO "DEL SARGENTO"


De izda. a derecha y de arriba abajo: Pepín "de la jeringuera"; Paquito "de la barbería" yo; Rafalín y Manolín "de Francisca"; Loli "de la Barbería" mi hermana; Rey Gustavo (José Gallego); Conchi "de la casa el Callejón"; otro niño del que no se su nombre; Pepín "de Josefa"; Pepín "de Francisca"; Paquito "del sargento" y el hermano de Conchi. (año 1956)

Ayer día 12 de octubre me llegó la noticia inesperadamente, como llegan esas noticias, Paquito “del Sargento”, Francisco Segura Jiménez, había fallecido, sentado en su sillón con sus cosas, como le pasó a mi madre. Así era como nos conocíamos en los barrios, por el apodo familiar, ya que los apellidos no se empleaban, sólo el nombre y la referencia familiar. Esto variaba muy poco con aquello de “hijo de”. Yo era el Paquito “de la barbería”. Lo primero que sentí era consternación, todavía no había cumplido los sesenta y uno. Después de haber sufrido varios ictus, el primero a los veintinueve años que lo dejó postrado en una silla de ruedas, del que se recuperó y volvió a andar, gracias a su constancia, ayudado eso sí por su mujer. Y creo que también tuvo una embolia posterior. Durante toda su vida mantuvo una fuerte firmeza.

Rafaela Carreras, mi tía; Lola Carreras, mí madre; Rafalín "de Francisca", fallecido; Loli "de la Barbería" mí hermana; el Rey Gustavo de Persia (el Tío Pepe); Pepe Muñoz, mi padre; y Paquito "de la barbería", quien suscribe.

Paquito “del sargento” para nosotros, sus amigos de la infancia, Paco para sus íntimos actuales, siempre fue un nene tímido, muy listo, estudioso, posiblemente marcado por un padre algo autoritario, el sargento Segura, en una época en la que un sargento, después de la guerra civil, era un verdadero personaje en este caso en el barrio de la Judería o de la Mezquita (por llevarle la contraria a D. Demetrio). Cuando yo trabajaba en la imprenta, a principios de los ochenta, tuve ocasión de verlo, después de muchos años,  ya estaba en la lucha, desde el lado de los cristianos, una buena orilla, pero en la lucha por tratar de conseguir un mundo mejor. Nos dimos un abrazo pues habíamos dejado de vernos desde hacía muchos años y me alegré de su recuperación. Me llamó la atención la constancia en someter a su brazo, el que se le había quedado inmóvil por el ictus, a una gimnasia constante para que no perdiese tono muscular me dijo.

Fachada de la Fuensanta

Después lo vi en su graduación, cuando terminó su carrera de Psicología en la UNED. Me dijo que iba a empezar otra. Luego, en el transcurso del tiempo me acordé de una fotografía en la que él estaba cuando pequeño, en una visita a mi casa que hizo “Gustavo rey de Persia” (mi tío Pepe) en una fecha cercana a la venida de los reyes magos. Se la busqué y se la llevé a su casa. Entonces conocí a su mujer. Aquello le gustó y le causó mucha ilusión. Hoy lo he vuelto a ver nuevamente en el Tanatorio, casi con el tiempo justo de salir hacia la parroquia del caimán, la Fuensanta. Estaba sereno como siempre. La frase es como dormido, que pronunció su hermana Mari “del sargento”, amiga de mi hermana Loli “de la barbería”, de toda la vida, y de Trini y Conchi “de la Manolita”, que también estaban en la despedida arropando a su amiga Mari. Se da la circunstancia también, que un hijo de Mari, cuidó a mi padre los últimos días de su vida. Hoy éste tiene encarrilada la carrera de doctor en medicina, con notable aprovechamiento.

El caimán que siempre nos llamaba la atención y la historia del cojo.

Luís, el amigo cura, al que le había prestado la parroquia el titular para despedirlo, tuvo muchas veces que toser durante el acto, para tratar de aliviar el nudo en la garganta, que le atenazaba. Habló de la vida eterna y de todas esas cosas en las que los cristianos creen, y que seguro les sirven mucho. Se leyeron unos textos referidos a la última cena de Jesucristo, todos bellos y con profundo mensaje, como la señalización del camino a seguir, con la diferencia que yo les resto el aspecto divinidad y los dejo en ser humano simple, bueno no tan simple, pero no por ello dejan de ser hermosos. La cuestión para mí es que Jesucristo no era Católico. Y ahí creo está la diferencia. Citó Luis, la frase que había pronunciado Ana, la mujer de Paco, para ellos -Paquito “del sargento”, para mí-, que decía: -Luis, ahora “palante” -como lo decimos los andaluces. Y la frase encerraba esa capacidad de encaje que tienen los cristianos en los momentos difíciles.

Otra cosa a tener en cuenta en la Fuensanta, las riadas, y hasta donde llegó el agua.

Leyó también un texto otro luchador, Antonio Granadino, que fue cura y que no quería dejar de serlo, pero la gerontocracia vaticana impedía la mezcla del sacerdocio con el amor y se casó. Luego, lo más emocionante fueron unas palabras de la hija de Paco, para sus muchos amigos  -Paquito “del sargento”, para mí-. Entre el dolor, que muchas veces le impedía hablar, expresó lo que sentía por su padre y el modelo que había sido para todos, de fortaleza, de abnegación, de “tozudez”, como cariñosamente dijo el oficiante, y al final pidió para su padre un aplauso que, durante más de dos minutos las personas asistentes le dedicaron a Paco en su despedida. Me parece que ese aplauso expresó todo lo que sentíamos por él, las personas que allí estábamos en el protocolo cristiano de despedida. Imposible que no se te hiciera un nudo con aquello, aunque algunos lo intentábamos disimular.

Desde este momento Paco, para todos -Paquito “del sargento”, para mí-, estará en el cielo de los cristianos buenos, y en el mío, que es el recuerdo agradable de las buenas e integras personas que se lo merecen. Hasta siempre “Paquito del sargento”.

Fotografías del autor
Bibliografía del recuerdo

6 comentarios :

Manuel Marcos dijo...

Los escalofríos del tiempo, Paco, que llegan siempre sin avisar, sin puntos ni comas ni nada. Un abrazo.
Salud

Paco Muñoz dijo...

Que bien expresado Manuel, "escalofríos del tiempo" inexorables, "sin puntos ni comas" como tus escritos. Significa que la generación en puestos de salida es la que es, sin remedio. Lo que pasa es que cuando hay un adelanto como en este caso a lo que consideramos normal, descontrola. Muchas gracias.

José Manuel Fuerte dijo...

No tengo la menor duda, leyendo tu entrada, de que has sentido la desaparición de este amigo tuyo, porque no deja de ser una parte de ti, como siempre pasa, así que quiero expresarte mis condolencias y mi apoyo moral, ya que en estos casos es lo único que nos queda.

Ha sido bonito el homenaje que le has dado, y eso es de alabar.

Como bien tú dices, si existe el paraíso cristiano, que allá este, pero mientras tanto, por si acaso, quede en tus recuerdos la memoria de este amigo tuyo.

Un abrazo

Paco Muñoz dijo...

Es cierto José Manuel, son muchas cosas alrededor. Muchas gracias por tus palabras. Ellos, su familia, creen en eso y es una buena cosa. Para mí la memoria es lo único. Un abrazo.

fus dijo...

Paco, me imagino, que tu amigo esté donde esté, se sentirá orgulloso de que a pesar del paso de los años, tengas esos buenos recuerdos de su persona. Hace unos años yo perdí a un gran amigo de 50 años y se el dolor que produce su perdida.
Pero la vida sigue y tu como siempre escribes de maravilla.

un abrazo

fus

Paco Muñoz dijo...

Pues si amigo Paco, fue un cristiano de los buenos. Uno no es cristiano y mucho menos bueno, aunque algunos amigos de Torremolinos (buenas personas también) piensen de otra manera.
Un abrazo Paco y muchas gracias por tus palabras.