martes, 23 de septiembre de 2014

FUENTE Y ABREVADERO DEL CORTIJO MESA DE LA MARQUESA

Vista lateral del abrevadero

Mirando los planos para la entrada del aprisco o casilla, visualice, un par de detalles en el mismo, que me llamaron la atención. Dos fuentes y abrevaderos que no conocía y no sabía si existirían aún. La primera de ellas, después de consultar todo lo que pude sobre la materia y no encontrar nada, está en una vertiente de la Mesa de la Marquesa sobre el arroyo Pedroche, entre el Puente de Hierro y el cortijo de la Trinidad.

Aérea de Bing donde se observa en el centro el abrevadero

El lunes salimos Paco Gamero y yo, a dar un paseo sin rumbo fijo, pero con la mente puesta en el abrevadero. Hicimos una primera aproximación por el camino y llegamos al Cortijo de la Mesa de la Marquesa, nos recibió un mastín negro que sacaba la cabeza por una ventana, y le acompañaba en el dúo un ruidoso pequeño, digo pequeño por el tono, que lo tenía de tiple mientras que el mastín era tenor.

Preciosa formación rocosa de la cornisa de la mesa de la Marquesa

Pasamos el cortijo (no procede detenerse en él, por tener prevista otra en otra entrada exclusiva que se basará en los cortijos de la meseta) y nos dejamos caer por la vertiente oeste de la meseta. La meseta lo mismo que la de la Palomera y todas las mesetas de la zona, de fondo marino levantado, poseen una cornisa rocosa que las culmina. Y unos notables espacios de fósiles marinos.

Frontal del abrevadero

A partir de esa cornisa está la empinada ladera, y al fondo está el causante de la zanja entre mesas, el arroyo de Pedroche en este caso. El desnivel como he dicho es considerable y el terreno no es cómodo para moverse, por tener piedra suelta y ser en ocasiones peligroso. Algunos torrentes temporales, de época de fuertes lluvias, a pesar de ser cortos en su recorrido, son notablemente profundos. 

Los juncos denotan humedad

Recorrimos la ladera a diversos niveles pero no descubrimos nada. Nos volvimos. Vuelta a pasar por el patio del cortijo y a escuchar el dúo canino, que se iban a dejar el pellejo, uno en la ventana y a quedar afónicos los dos (al pequeño no lo veíamos), y decidimos visitar la cantera. Entramos el vehículo en un llano, donde existe un pozo moderno de una profundidad considerable, que inspeccionamos.

Otra vista de los pilones colmatados

En ese momento llegó un señor que nos dijo que iba a cerrar la cancela. Le dijimos que la habíamos visto abierta y que días atrás yo había  entrado el coche y no había habido problemas. A partir de ahí le preguntamos lo que buscábamos y nos dijo que efectivamente era por donde habíamos buscado, y nos señaló amablemente  el lugar exacto. Antonio López es arrendatario de diversas cortijadas, de las que estuvimos hablando. 

Más juncos en el lateral

Sacamos el vehículo de la finca y andando volvimos al cortijo, después de haber visitado un albercón del cortijo de San Diego, y escuchado en este caso el coro, de (parecían) cientos de perros de reala. Al llegar al cortijo, Emilio, que bajaba de Torreárboles nos preguntó dónde estábamos, lo recogimos en la antigua N432 y vuelta a la carretera para los tres poder buscar el abrevadero y fuente que nos preocupaba.

El abrevadero desde el sur

Ya los tres, volvimos a saludar al mastín cada vez más profesional que nos enseñaba, en esta ocasión que pasamos más cercanos de su ventana, unos preocupantes dientes. Lo preocupante hubiera sido que, la ventana hubiese cedido, y el enorme ejemplar negro salido de su encierro. Mejor no pensarlo. Intenté dialogar con él pero fue imposible.

Abrevadero y la traza de arrastre de material desde arriba

Siguiendo las instrucciones de Antonio, iniciamos cada uno, a una altura distinta de la ladera, la búsqueda en dirección a la Trinidad, cerca de la cual llegamos. Ante lo fallido de la búsqueda decidimos volvernos, pero Paco Gamero encontró a la vuelta lo que no habíamos visto a la ida. Una abrevadero de dos pilones tallados, colmatado y lleno de vegetación.

Entrada de la mina del abrevadero

Le hicimos los honores fotográficos de rigor, y Emilio y Pancho subieron a la cornisa buscando la mina de agua que serviría a la fuente y abrevadero. Ahora una vez que se sabe el lugar exacto, es comodísimo hasta encontrarlo en la fotografías aéreas. Las coordenadas son 37º55'15.43"N, 4º46'15.70"O. 

Cornisa donde está la mina

Otro ejemplar de nuestro patrimonio abandonado del que habrá que precisar su antigüedad, y sobre todo cuidar. Se puede acceder también desde abajo y se evita el mastín y su compañero. Sendero de la margen izquierda del arroyo Pedroche entre la cantera del Puente de Hierro y la Trinidad.

Formación rocosa del camino



Fotografías y vídeos de al autor y Bing
Bibliografía del autor.

2 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Magnifico relato. Veo con gran alivio que los juncos no han sido sustituidos por la plaga de los Carrizos de la Pampa. Éstos han invadido la zona norte, y es tal su invasión, que están acabando con los prados. En algunos sitios ya no puede pastar el ganado. Espero que algún gilipollas, no lo lleve a Andalucía como flor ornamental, porque luego pasa lo que pasa. Un abrazo y muchas gracias.

Paco Muñoz dijo...

Gracias A ti Paco, no sabía que teneis por Euskadi una invasión argentina. Aquí como sabes están en luagres donde hay algo de humedad, y ya ni siquiera los usan las jeringeras.
Un abrazo.