jueves, 29 de octubre de 2015

APEADERO DE LAS PINEDAS (LA CARLOTA)

El que parece es el único residuo físico del Apeadero de las Pinedas

A pesar de una fina lluvia quise visitar la estación-apeadero de las Pinedas, puse el GPS en marcha y me dirigí hacia allí. Primero paré en las fuentes de Las Pinedas, ya que el apeadero (no sé porqué) está en la confluencia con la calle Baldío, extrarradio del Departamento, a unos tres km. dirección Córdoba. El antiguo apeadero de las Pinedas, como tal, no existe ya, el único testigo es un poyete de piedra que parece estaba allí cuando el ferrocarril de Marchena a Córdoba estaba en funcionamiento.

 Vuelo de 1956, solo se divisa el ventorrillo

 Vuelo de 1977, ya no funcionaba la línea aún el ventorrillo en el cruce

Vuelo Google 2004, el ventorrillo es chalet y hay dos mas

He de reconocer que el territorio en la fértil meseta es precioso. Una llanura en la cota de alrededor de los doscientos m.s.n.m, con innumerables minifundios. Esta zona de la campiña cordobesa en el límite con la sevillana, no tiene grandes extensiones de propiedad. La organización administrativa, responde a la que se trajeron, posiblemente, los antiguos colonos de sus países de origen. Las Pinedas es el séptimo departamento de los diez que constituyen el ayuntamiento de La Carlota. En 2014 tenía 286 habitantes.

 Á la izquierda el área de descanso, dirección Córdoba

 Area de descanso

Mesas y bancos

Allí estaba el apeadero de las Pinedas, en su lugar, actualmente, existe un área de descanso de la Vía Verde de la Campiña. Esa misma mañana estuve hablando con un amable lugareño que me señaló claramente por donde pasaba la vía del ferrocarril, a pesar de que manifestó que era joven entonces. Me comentó que en la esquina había un ventorrillo que ahora es una casa, un chalet, una parcela. Tampoco existía la que ahora es vecina del antiguo trazado de la vía.

Lugar de las vías dirección Córdoba (no es Vía Verde este tramo)

Lugar de las vías dirección La Carlota (tampoco es vía Verde)

Allí la Vía Verde y una estrecha carretera que lleva al pantano, son lo mismo. En las máquinas del tiempo que son los vuelos de 1956 y 1977, podemos ver la ubicación del apeadero en el del 1956 y la inexistencia ya en el de 1977 (dejó de funcionar la línea en 1969). Creo, personalmente, que el ferrocarril, a pesar de que dicen era muy caro, cumplía una función social muy importante. Es un transporte que contamina menos que el automóvil y su infraestructura es más barata de mantener que la carretera.

El banco de piedra
Casa en el lugar del antiguo ventorrillo

Es verdad que en este país se apostó por la carretera y se abandonó el ferrocarril, por ello toda la amplia zona de la campiña que cubría su trazado, se debió ver muy abandonada cuando dejó de funcionar. Lástima a pesar del tiempo transcurrido. Un poyete de piedra, un panel deteriorado y una rústica zona de descanso con mesas y bancos es lo que queda del apeadero. Un cartel, dirección suroeste, que dice 11 km. a La Carlota; y otro en la dirección contraria, noreste, que señala: a Guadalcázar 6 km., a Vachillón 21 y a Córdoba 25. 


Panel deteriorado del Área de Descanso

Fotografía de Google (Aún no están crecidos los árboles)

Continué unos metros dirección Córdoba, y llegué al "pantano" (así lo llaman los lugareños) del El Hecho, que alimenta el arroyo del Escorial. Es teóricamente grande, lo que pasa es que el largo estío lo ha dejado casi listo, pero si miramos la fotografía aérea de hace unos años lo vemos casi en su plenitud. La propia Vía Verde hace las veces de dique, y antes de llegar a él un aviso de badenes justifica el rebosadero del "pantano". No es muy antiguo porque en el 1977 no estaba.

"Pantano" El Hecho. Arriba a la derecha arroyo El Escorial

Baden del desagüe

Fotografía de Google con el "pantano"casi lleno

No he podido encontrar ninguna fotografía del mismo, deberá haberla pero yo no la he encontrado. Sólo la indefinición analógica de la fotografía de los americanos, del vuelo de 1956, nos señala burdamente el apeadero de las Pinedas. Pero seguro que una mejor fotografía estuvo en las memorias de todos los usuarios del siglo XIX, y los de principio y mediados del XX, han utilizado esta línea de ferrocarril, y lo más probable es que estas líneas activen esos recuerdos.



Fotografías y vídeos del autor y Google

6 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Bonito e interesante cuaderno de viaje. Paco, ¿Tú crees que las vías verdes deberían de existir? Yo creo que la mayoría de ellas no. Como enseñas en tus fotos hay tramos, que están ocupados por agricultores. Cuando se expropiaban tierras para los ferrocarriles, caminos, y carreteras había una clausula de Regresión. Es decir, que una vez finalizado el servicio par la que fue expropiada la tierra, haciendo los trámites necesarios pasarían a sus antiguos propietarios. Claro, era y son, tan complicados los tramites que no se quieren molestar en recuperarlos. En aquellos tiempos y ahora igual, expropian a los pelados, a los “Señores no” Cuantas veces hemos ido por carreteras, o por tren y decimos, ¡menuda vuelta estamos dando! Los “Señores” decían “a mí, no me cortas la finca o fincas” Tengo recuerdos de la Carlota, concretamente del 7º Departamento. De ahí eran unos vecinos, y amigos, que se apellidaban. Reider y Schmidt, los conocía fonéticamente, así que los he buscado en Internet. Tenían toda una retahíla de apellidos alemanes. Vamos, bastantes más de 8, jaja. Otro recuerdo era el de los discos dedicados de radio Córdoba “dedicado a fulanita o fulanito de arte de zutanito o menganito del 7º Departamento de la Carlota.
Los ríos y arroyos tienen dos estiajes, uno temporal que es el del clima, y otro permanente que es el de las bombas de regadío. Así que van más secos que la mojama. Menudas bombas usan, son de tal magnitud y profundidad que el acuífero del Guadiana conocido como acuífero 23 está en peligro. En peligro no, agonizando, tal es así, que han tenido que llevar agua superficial a las Tablas de Daimiel. Bueno, no me enrollo más que me he salido del tema. Un abrazo, salud y República.

Paco Muñoz dijo...

Gracias Patxi. En este caso no creo que haya ocupación, a mi no me lo ha parecido los terrenos de la vía están, pero por una razón que desconozco no corresponden en ese tramo a la actual vía. Yo creo que si esos terrenos se dejan sin uso entonces si los usurpara un vivo, y si son del estado pues que los utilicen los ciudadanos. Y efectivamente, partiendo de la Jota aragonesa de Ricardo Solanas, los que más se oía en los Discos Dedicados eran los departamentos de la Carlota. Esta mañana he estado viendo un plano de la Carlota y se ven la distribución de terrenos una inmensa cuadrícula que le llaman suertes, es muy curioso. Como en la América de los Usa para los colonos, con esas carreras de caballos. Y en cuanto a los acuíferos nada que añadir, llevas razón.
Salud Patxi.

Pepe Serrano dijo...

En el apeadero de Las Pinedas terminaba nuestra aventura ferroviaria en el Marchenilla desde Córdoba y comenzaba a la vuelta.Aquello se llamaba y se llama Barriaga y es como un anexo de Las Pinedas. Allí vivía un tia mía, hermana de mi padre, que estaba casada con un descendiente de los colonos centroeuropeos que poblaron la zona en la época de Carlos III, proyecto que llevó a cabo Pablo de Olavide secundado por Thurriegel que cobraba por cada colono que traía. Genéricamente se les llamó a todos alemananes, aunque en realidad había además de esa nacionalidad, franceses, suizos, italianos e incluso españoles de otras provincias. Yo también tengo un ramalazo de sangre centroeuropea, a pesar de que presumo ser cordobés de pura cepa. Pero bueno, vamos a los del apeadero que me enrollo. Recuerdo que llegábamos bien por la mañana o a la caida de la tarde, dependiendo de la hora de salida. Ya sabes, los madrugones a los que hacía referencia en tu anterior artículo de Las Tablas. En aquel tiempo a la llegada o salida del tren el apeadero era un hervidero de personas que esperaban o montaban viajeros o mercancías. A veces iba acompañado de mi madre, otras de mi padre. Pero este no era nuestro destino final. Aún teníamos que ir andando hasta el Cortijo de El Ochavillo, curiosamente pertenece al término municipal de La Rambla, por caminos y trochas, los paerones que dividían las hazas de tierra, hasta llegar a la casilla de la parcela que tenían mis otros tios en medianería con mi padre. Eran tierras heredadas de mi abuelo Serrano. Poca cosa, entre ambos eran diez fanegas. Como presente mi padre solía llevar media arroba de Montilla-Moriles que en parte era consumida en el camino cuando nos acompañaba Agustín, un gran amigo de mi padre aficionado a la cacería y que curiosamente se hablaron de usted hasta el final de sus días. Lo mismo que ahora, que cruzas dos palabras con la cajera del super y te ha soltado dos tús como catedrales. En cierta ocasión bien por olvido natural o acrecentado por los efectos provocados por el zumo de Noé, Agustín dejó su escopeta en el camino hasta que se dió cuenta y hubo que volver a recuperarla. Yo no tenía problema, mi padre me llevaba en curumbillos. La llegada ya te puedes imaginar, sin previo aviso, noche cerrada, mi tía madrina encomendándose a la Virgen del Carmen y a preparar comida y cama. Si era verano no había problema, dormías en la era y al raso. En otra ocasión al llegar al apeadero de Las Pinedas estaban esperando para comunicar a mi padre que mi tía había sido hospitalizada en Córdoba, vuelta para atrás y yo me quedo allí con mi otra tía. Estoy varios días y posteriormente me lleva al Ochavillo, donde estuve otros dias más. Como la ropa que llevaba era para un día, mis primos, mayores que yo, bromeaban y me decían que me iban a devolver metido en un costal. Bueno Paco, del apeadero bien poco te he hablado, pero estos son los recuerdos que me vienen a la mente ligados al mismo.

Paco Muñoz dijo...

Pepe muchas gracias, nada que comentar porque es una historia de tu propiedad. Demuestra como se vivia, primero en tren y luego andando hasta el destino.
Un fuerte abrazo y nuevamente gracias.

Manuel Delgado Milán dijo...

Paco: De las Pinedas era mi padre. Allí nacieron mis dos hermanos mayores. Y una hermana, la única hija de mis padres, la mayor, se le murió con cinco años a mi madre volviendo de llevarla al médico...en el marchenilla.
Después de eso mis padres se fueron a Ochavillo, al pueblo no al Cortijo del que habla Pepe.
Desde allí fuimos un día a las Pinedas, toda la familia, a ver a una tía moribunda de cáncer, de la que tengo gravados sus gritos de dolor. Nos dejó "la catalana" en la Fuencubierta. Andamos por la vía hasta las Pinedas. Después de la visita, fuimos al apeadero y cogiendo el marchenilla a Guadalcazar donde tenía otra tía y mi abuela que murió con ella a los 96 años. Casi no se paraba, pero iba tan lento que no había problema.
El "Jecho", el Baladio son lugares de la geografía emocional de mi familia.
Mi padre se ganó la vida vendiendo higos chumbos en la Corredera que llevaba cada día en el marchenilla y con el dinero volvía con sardinas y boquerones que volvía a vender en las Pinedas, Las Provincias y la Chica.
Cuando estudiaba en la Carlota me quedaba muchos fines de semana con mis tíos en las Pinedas. Allí tengo a mis primos y muchas familia en los cementerios de allí y Guadalcazar.

Paco Muñoz dijo...

Querido amigo Manolo, muchas gracias. Cuánto me alegro haber reavivado tus recuerdos y que cercanos están estos. Es muy emotiva la historia como todas las de las personas que malvivían como podían. Qué diferencia coger tu coche y poder ir donde quieras, no como en aquellos tiempos. Entrecomillas el Hecho, como seguro se pronunciaría. Pero que zona tan bonita y fértil. Coincidencia con el cortijo del Ochavillo, esta misma mañana me lo ha aclarado Pepe, que no era la Aldea, sino el cortijo. Hoy he puesto en una entrada dos bonitas fuentes que de seguro te traerán muchos más recuerdos de las Pinedas. Muchas gracias por tu aportación.
Un abrazo.