lunes, 22 de agosto de 2016

ALFONSO GÓMEZ SANDOVAL, ESCULTOR, UNA PLACA EN LA ANTIGUA CALLE DEL BAÑO

Placa recuerdo a Alfonso Gómez Sandoval

Paseábamos mi hermana Loli y yo el otro día por nuestro barrio, el de la Mezquita, camino de casa de nuestro primo Paco Gallego y nos detuvimos en la antigua casa de los Condes de Cañete de las Torres, la de Antonio Velasco y María Borza, a la que mi madre Lola Carreras había entrado (y yo con ella) muchas veces a peinar a la propietaria. Al intentar entrar, Paco Encinas, sin dejar el puro, el que fue puntillero de la Plaza de los Tejares, le dijo a mi hermana que estaba cerrado el negocio. Eso nos permitió fijarnos que, en la pared de esa casa número 11 de la antigua calle del Baño, actual Pablo de Céspedes, está aún una placa que pasa desapercibida normalmente, por los paseantes, por su dificultad de lectura, en recuerdo a un escultor y arquitecto, D. Alfonso Gómez Sandoval, que tiene también una calle dedicada en Córdoba, que va desde el cruce de Almorávides y Huerto de San Agustín a Ángel María de Barcia, en la Axerquía cordobesa. La calle la titula el callejero como Alonso Gómez de Sandoval, y en la placa está esculpido Alfonso Gómez de Sandoval, Alonso es la castellanización del nombre germánico Alfonso, y es propio del castellano antiguo suprimir la letra efe. La placa dice: 

Casa número 11, de la calle del Baño, actual Céspedes

"En esta casa murió el día 26 de octubre de 1801 el notable escultor y arquitecto Alfonso Gómez Sandoval, autor de la popular imagen de San Rafael que hizo en su juventud y renovó aquí en 1796. El Ayuntamiento de Córdoba su patria, por iniciativa de un ciudadano que descubrió la última morada del ilustre artista y que en ella fue renovada dedica este homenaje a su memoria". 

Un poco farragoso el texto. Entiendo que esculpió la estatua de San Rafael en su juventud y en 1796 la reformó. El ciudadano que menciona fue Enrique Romero de Torres, que descubrió la casa donde murió y hay que entender que, en esta misma casa, cinco años antes fue reformada la estatua de San Rafael.

San Rafael del Juramento

Alonso Gómez de Sandoval, nació el treinta de julio de 1713, y fue bautizado en la parroquia de San Pedro el siete de agosto del mismo año. Era hijo de Francisco Gómez y de María de Sandoval. D. Teodomiro Ramírez de Arellano se equivocó en la iglesia del bautizo, citando a San Lorenzo en la referencia de los Paseos, por confundir a Alonso con su hermano. Alonso fue lego en los Padres Trinitarios, allí pintó y dibujó todo lo que pudo por todos sitios. Un obispo, D. Pedro de Salazar y Góngora, lo vio y desde entonces fue su mecenas para sus estudios de arte.

San Rafael desde un patio de la plaza.

Con 29 años, el veintisiete de marzo de 1742 se casa con la señora Doña Juana García Ramírez. Tuvieron tres hijos, Rafaela, José y Encarnación, muriendo esta última. El 31 de marzo de 1763 fallece Juana y es enterrada en la Catedral. El 29 había hecho testamento. Alonso, el 8 de septiembre de 1764, año y medio después del fallecimiento de Juana, se casa con la aristócrata Teresa de Góngora y Barroso, hija de Gaspar de Góngora y de doña Ana Barroso y Torquemada. Alonso Gómez tenía 50 años y Teresa 30. Tienen cuatro hijos; Rafael (después fue fraile); Manuel; María Antonia y Rafaela.

Antigua de la Plaza de los Aguayos

Fue D. Alonso Gómez un prolífico autor, trabajó en muchas parcelas del arte, en ocasiones diseñando para la platería, aunque su fuerte fue la imaginería religiosa. El triunfo de la Plaza de Aguayos fue una de sus obras, La Marquesa de Santaella y Condesa de Hornachuelos lo financió en 1764. D. Teodomiro Ramírez de Arellano llamó estrafalario al monumento y Ponz en la crónica de su viaje a Córdoba citó no quererlo ver siquiera. Al igual que el comentario de Ponz sobre la fachada del Convento de la Merced, con el que coincidían Ramírez de Arellano y de las Casas-Deza: "...no quisiera haber visto la decoración exterior del gran Convento de la Merced porque es uno de los más grandes disparates que ha mal parido nuestro siglo, gasto desgraciado que ha hecho, según me han dicho, un padre general de esta Orden. La cosa podría remediarse con facilidad picando los malos ornatos y quitando tanta chafarrinada como toda aquella extensión de la fachada que presenta a la vista de todos. Por lo demás no se hable de los retablos de la iglesia, particularmente del mayor, cosa desgraciada...".   Al final el repaso también a Alonso Gómez.

Triunfo de la Plaza de los Aguayos

Como se ve no se andaban con chiquitas los paisanos, aunque no hay nada nuevo bajo el sol, en materia de extraer quirúrgicamente trozos de epidermis, o lo que es menos fino, "sacarle a alguien las tiras de pellejo". Su obra más conocida, no la mejor, pues si nos atrevemos a rebuscar en ellas veremos que hay algunas de mucha categoría, eso sí la mayoría de índole religiosa, es el San Rafael de la iglesia del Juramento. Hay que reconocer que su negocio artístico estaba dirigido a ese estamento de la sociedad y la verdad es que, salvo algún contratiempo sin importancia, pagaba bien la iglesia. Y luego estaba la vida eterna, por lo que había que estar a bien con ella.

Retablo de la Iglesia de la Merced una vez restaurado

La renovación de San Rafael la efectuó en 1795, él tenía 82 años. En ella le ayudó su hijo, además de otro personal del taller. Hay una cosa que me llama la atención de, esa casa -como hemos dicho- a principios del siglo XX, fue propiedad de los Condes de Cañete de las Torres, cuyo título tiene antigüedad de 1870. Alonso Gómez, seis años después de la renovación del San Rafael, el 28 de octubre de 1801, falleció. Doña Teresa lo siguió el 5 de julio de 1803 y fue enterrada en la Catedral. De él dice D. Teodomiro Ramírez de Arellano, al referirse a la Iglesia de los Padres de Gracia, delante de actual Rescatado: "En el centro está sepultado el ya dicho escultor, con una losa en que se lee: Aquí yace Don Alonso Gómez de Sandoval, célebre escultor, natural de esta ciudad, en la que floreció con grande aceptación. Falleció en 28 de octubre de 1801 á los ochenta y ocho años y tres meses de su edad. Requienscat in pace."

Retablo de la capilla de los Mártires Iglesia de San Pedro (foto cofradía)

Y esto es todo lo que da una placa recordando el fallecimiento de un escultor cordobés, en la antigua calle del Baño (por ser de acceso también a los Baños de Santa María), actual de Céspedes, en una pared una puerta más abajo de la del jardín, en el número 11.

Lápida en la capilla del Rescatado de los Padres de Gracia

ALGUNOS DOCUMENTOS RELACIONADOS

Partida de nacimiento de Alonso Gómez de Sandoval

"Alonso Thomas Theodomiro.-
En el año del Salvador de mil sietecientos trece a siete de agosto yo, el infrascripto Rector de esta Parroª de mi Sr. S. Pedro de la ciudad de Córdoba bapticé en ella a Alonso Thomas Teodomiro que nació a treinta de julio próximo pasado hijo de Francisco Gómez y de María de Sandoval y Rojas, su legítima mujer, habitantes y vecinos de esta ciudad, mis parroquianos en el cementerio, fue su padrino que lo tuvo y exhibió Don Tomás Sánchez, parroquiano de la Magdalena a quién avisé el parentesco espiritual que contrajo y lo firmé siendo testigos el Licenciado Pablo Carrasco y el Licenciado D. Pedro Soriano, presbíteros.
Juan Bautista de Luque y Reina. 
Rubricada.
Archivo Parroquial de San Pedro. Córdoba.-Tomo 9 de Bautismos.-Folio 140."

Partida de Defunción de la esposa de Alonso Gómez

"Juana García Ramírez.-
Murió y fue sepultada en esta Catedral en treinta y uno de marzo de mil setecientos sesenta y tres, Doña Juana García Ramírez, mujer de Don Alonso Gómez Sandoval, vecino de esta ciudad, doy fe.-Francisco de Olmos. 
Rubricada.
Archivo de la Parroquia del Sagrario de la Catedral de Córdoba.-
Libro 9 de Defunciones.-Folio 88."

Partida de Casamiento de Alonso Gómez

"Don Alonso Gómez con Doña Teresa de Góngora.—En Córdoba en ocho de septiembre de mil setecientos sesenta y cuatro, habiendo precedido en esta Iglesia Parroquial y en el Sagrario de la Santa Iglesia Catedral las tres monitiones que manda el Santo Concilio de Trento y no habiendo resultado impedimento yo, el Rector de esta Iglesia Parroquial de Santo Domingo de Silos con licencia del señor provisor y Vicario general de este Obispado, desposé y casé in facie eclesie y dí las bendiciones nupciales a don Alonso Gómez Sandoval, vecino de esta ciudad de Córdoba a la collación de la Catedral, viudo de doña Juana María Ramírez, con doña Teresa Barroso de Góngora, hija de don Gaspar de Góngora y de doña Ana Barroso y Torquemada, su mujer, natural y vecina de esta ciudad, mis parroquianos, fueron testigos.
Archivo de la Parroquia del Salvador de Córdoba.—Folio 75.—
Libro 3 de Santo Domingo."

Partida de defunción de Alonso Gómez

"Don Alonso Gómez.-En Córdoba en veintiocho días de octubre de mil ochocientos uno, habiendo recibido los Santos Sacramentos, murió don Alonso Gómez, casado con doña Teresa de Góngora y en dicho día fue llevado su cadáver al convento de Trinitarios Descalzos, en donde fue sepultado, testó, de que doy fe. 
Rafael De Soto Cuadrado. 
Rubricada.
Archivo de la parroquia del Sagrario de la Catedral de Córdoba.
Libro 8 y 9 de Defunciones"

Partida de defunción de Doña Teresa de Góngora

"Doña Teresa de Góngora.-En Córdoba a cinco días de julio de mil ochocientos tres, murió doña Teresa de Góngora, viuda de don Alonso Gómez y al siguiente día fue sepultado su cadáver con entierro de madrugada en esta S. I. Catedral, testó, de que doy fe. 
R. de Soto y Camacho.
Rubricada.
Archivo de la parroquia del Sagrario de la Catedral de Córdoba.
Libro 8 y 9 de Defunciones."

Fotos del autor y de Internet
Bibliografía Paseos por Córdoba y Artículo Sr. Valverde en el Brac

2 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenos días, amigos. Paco, muchas gracias por descubrirnos esa Córdoba que no conocíamos, y que tanta riqueza de personajes y edificaciones tiene. Me ha gustado mucho esto: “Eso nos permitió fijarnos que, en la pared de esa casa número 11 de la antigua calle del Baño, actual Pablo de Céspedes, está aún una placa que pasa desapercibida normalmente, por los paseantes, por su dificultad de lectura…”
Al hilo de esto cuento una “anerdota” que decía mi buen amigo Fidel.
El año pasado estuvimos en Roma y me llamó mucho la tención una placa que había en la puerta de una casa. Como es natural en mí le saqué una fotografía. Cuando me encontraba en dicho menester, acertó a pasar por allí un coche de una de las incontables clases de fuerzas del orden que tiene Roma. Pararon y me preguntó con cara de mosqueo que porque fotografiaba la casa. Le indiqué que me había llamado la atención la plaza donde decía de quien había sido la casa. Se miraron los dos polis, no salían de su asombro, y me dijeron que no la habían visto nunca. Se despidieron y se fueron riendo. Con esto quiero decir que hay cosa interesantísimas, pero no las vernos. Un abrazo, salud y República.
P/S: No sé italiano, ellos se esforzaron y me hablaron en castellano.

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias, Sólo con que escarbes un poco en el encalado de cualquier pared te sale siempre algo.

En la pared de mi casa había otra de Blanco Belmonte (entrada que tengo semipreparada, está la he estado viendo toda la vida). Antes los ayuntamientos eran muy dados a recordar a los ciudadanos donde habían nacido o muerto sus hijos ilustres. En este caso fue nacido.

La anécdota es muy usual, la gente no mira la paredes ni las plantas altas, arrasa con la vista, cuando mira, a la altura de sus ojos, de ahí los métodos para venderte lo que quieran en los supermercados. Si tu miras el universo por encima de la línea visual normal, es otro mundo, de arquitectura, de curiosidades, distinto del habitual. Es lo mismo que el complejo de gatos de mirar desde el tejado las azoteas de otros edificios.

En la torre de la Malmuerta está la que había que leer montado a caballo, para conseguir el tesoro, ni en una escalera te lo permite ahora, el mal de la piedra se la ha cargado, por lo tanto la leyenda de que se abriría el lugar del tesoro, ya para los restos, con lo bien que vendría, por lo menos para borrar otra esculpida en la pared de la torre dedicada al fundador de la Falange. En fin.

Salud compañero que cada vez nos hace más falta.