martes, 4 de abril de 2017

WA HABIBI DE CAROLE ALFARAH, CASA ÁRABE, XV BIENAL DE FOTOGRAFÍA DE CÓRDOBA

Cartel anunciador

El marco de la casa árabe de Córdoba, en lo que fue la Casa Mudéjar y en su día Museo Arqueológico, es incomparable. La paz que se respira en sus patios escalonados, tanto en el mudéjar como en el andalusí, es maravillosa. La temperatura, el olor del azahar, el sonido cadencioso de sus fuentes, configura una melodía en tres dimensiones que se sale de lo habitual. Necesaria sin duda, después de ver el criminal atentado a los Derechos Humanos que se está cometiendo con el pueblo sirio. 



El ajedrez de la estrategia internacional del capitalismo, ha colocado a Siria en intención de darle jaque mate, pero en realidad quienes lo están sufriendo son las miles de familias, desplazadas, obligadas a errar (verbo intransitivo) llamando a la puertas de la "democrática" y miserable Europa (que ha llenado el mundo de sus emigrantes y refugiados), sin que a sus dirigentes hipócritas, se les mueva un ápice sus conciencias, si es que las tienen.



Como decía después de ver las fotografías, en la exposición Wa Habibi (*) de la comprometida fotógrafa con causas semi perdidas Carole Alfarah, de que se te haga un nudo en la garganta, pensando que lo mismo pueden verse en esa tesitura tus hijos y tus nietos, pero que lamentablemente les ha tocado a ellos, es necesario salir y sentarse en el poyete del patio del pozo y la palmera y dejar que te embargue el olor, y sobre todo la paz que allí se respira. 

El patio de desintoxicación


Cuando ves los rasgos de  Carole, o de cualquier sirio, reconoces en ellos los rasgos de los andaluces, bueno de los descendientes de aquellos altivos y orgullosos sirios, familiares de los omeyas, que trajeron a esta tierra la modernidad y las artes, en una oscura edad media. Para mí estamos más cerca de estos mediterráneos,  que de los pueblos del norte, que también dejaron por aquí descendencia.

Carole Alfarah

Carole delante de su obra
Dice Carole:

"Mi nombre es Carole Alfarah. Nací en Damasco y he vivido allí desde julio de 1981 hasta diciembre de 2012. Inicié mi carrera en 2008 como fotógrafa editorial y documental independiente, una profesión poco común entre las mujeres de la sociedad siria. He orientado mi interés y dedicación a contar historias de hombres y mujeres marginados en mi país. Escogí el papel de mensajera con el fin de difundir la voz de personas y temas silenciados. Cuando estalló la guerra en Siria, no cambié mi posición y permanecí del lado de la gente. De aquellos que quedaron atrapados en la sombra de la guerra. víctimas silenciosas que se negaron a formar parte de su brutalidad. Gente como yo, que detesta la violencia. Hice lo que pude para mantenerme fuerte, pero la guerra fue más fuerte que yo.



La violencia demencial me obligó a abandonar Siria con mi familia. Fue en la Navidad de 2012; nuestro destino era Barcelona, España. Sólo me trasladé físicamente. Mi alma, mis pensamientos, mi corazón y espíritu se quedaron en Siria. Desde que salí de mi tierra, he regresado varias veces por encargo de medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales internacionales, hasta mi último viaje en octubre de 2015. En cada visita a Siria, vi cómo cambiaba el rostro de mi país hasta que fui incapaz de reconocerlo Éste fue el sentimiento más difícil de aceptar.



Pero soy fotógrafa, la cámara es mi única herramienta, ml voz. Por ello he estado documentando la vida durante la guerra, las huellas que dejan los combates, los supervivientes mudos, la silenciosa muerte, los lugares: nuestros hogares, calles, ciudades... Nuestro presente herido y nuestro pasado destruido. Debido a la enorme pérdida causada por el conflicto en Siria, decid¡ reservar y proteger lo que he presenciado para conservarlo en un proyecto en forma de memoria impresa, la memoria de una vergüenza histórica que debe permanecer viva para siempre. Esta exposición invita al público a identificarse con las experiencias de hombres y mujeres que fueron obligados a sobrevivir y perder una guerra que no eligieron."
  


"El 6 de enero de 2012, temprano, una enorme explosión sacudió el corazón de Damasco. El ruido se oyó en toda la ciudad. BOOM. Es un sonido que se produce de repente, luí sonido terrorífico, ensordecedor, que corta la respiración. Le siguen el miedo, la confusión, el pánico. Cuando llegue, encontré una escena dantesca: cadáveres, restos humanos, charcos de sangre... El olor era espantoso: el hedor de los cuerpos y coches calcinados, de los explosivos. Fotografié la sangre en el suelo sin saber a quién pertenecía. Era de un rojo intenso. Lo peor es que alguien había tirado una colilla  ¿Es que nuestra sangre ha perdido su valor? (... )
  


Fui al edificio de al lado para tomar una vista general desde la azotea. En el portal, me encontré con una mujer joven cubierta de hollín. Al dirigir la cámara hacia ella, pronunció mi nombre. Era mi amiga Zeina. Me abalancé para abrazarla y se puso a llorar. Me dijo "tengo miedo, Carole". Pensé en lo que había estado a punto de hacer ¿Es ético fotografiar a las personas en una situación tan extrema, cuando lo han perdido todo y solo les queda su dignidad? Horas después de la explosión, los habitantes de la ciudad intentaron retomar sus quehaceres cotidianos. Pese al intento de continuar con sus vidas, los hogares de todo Damasco estaban heridos y lloraban en silencio."



"Consecuencias del conflicto en curso desde marzo de 2011:
  • 13,5 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria
  • 6,6 millones de desplazados internos
  • 4,8 millones de refugiados registrados
  • 1 millón de solicitudes de asilo en Europa
  • 470.000 muertes estimadas según el Centro Sirio para la Investigación Política.
  • La mitad de los niños sirios han perdido el acceso a la educación
  • 400.000 hogares han sido completamente destruidos
  • La esperanza de vida en Siria se ha reducido más de 20 años
Fuente: Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) Datos actualizados el 31 de julio de 2016"

Sacos terreros para ver la proyección

Libro de denuncia

No hacen falta pies de foto, las imágenes lo dicen todo.

(*) Traduzco Wa Habibi por "Si mi amor."

Fotos del autor de la exposición
Texto de la exposición y web de la fotógrafa.

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