martes, 21 de noviembre de 2017

EL EXPERIMENTO DE ENRIQUE DE VILLENA EN LA CÓRDOBA DE 1410

Don Enrique, Marqués de Villena

En estos tiempos en los que afloran los puentes que estaban debajo de las aguas en los pantanos y otras edificaciones, por la pertinaz sequía. Sería importante conocer métodos para que el agua llegara a los sitios que debe, independientemente de que nosotros cuidemos y no derrochemos tan preciado líquido. Prueba de su riqueza es que los capitalistas, siempre al salto para atesorar y controlar la riqueza, tratan de hacerlo con ese bien público a sabiendas que en el futuro será oro líquido.

Fondo seco de un pantano

Buscando otras cosas, me he encontrado un artículo de Gil Montero, publicado en los Boletines de la Real Academia de Córdoba, que habla de la curiosidad de que en 1410, se hizo un experimento en Córdoba, por el famoso y olvidado Marqués de Villena, que realizó aquí porque en Castilla hubiera sido sospechoso de tener relaciones con el diablo. No estaría de más que estas cosas fuesen ciertas. Así se podrían hacer fértiles los desiertos y acabar con muchos problemas. Aunque los agricultores seguirían seguro, quejándose del clima, porque nunca llovería a gusto de todos.

La preciada agua

Por otro lado tampoco ha servido de mucho los métodos religiosos, en Madridejos me contó un vecino -bruto desde luego-, que al Cristo le restregaron la boca con bacalao, y luego le pusieron una jarra de agua delante separada de él. No sé si casualidad, pero lo cierto es que un metro de agua llenó esa noche la ermita. La realidad es que se rompió una presa romana y la zona de Consuegra y Tembleque,  junto con Madridejos, la asoló una inundación. La trágica inundación de septiembre de 1891. Sin embargo a un obispo, en otro lugar, le pidieron insistentemente sacar una procesión para hacer rogativas para el agua, y el obispo cansado les contestó: -Sacar el santo si queréis, pero el tiempo no está para llover.

Detalle de como quedó Consuegra con la inundación

Dice la crónica  11 de septiembre de 1891: "Con un golpe de agua quedó la señal y el légamo quince pasos dentro del camino de Cebrián más arriba de la carretera del Puerto y por el lado del pueblo llegó el agua al paseo de Santísimo Cristo tanto que dentro de la ermita se puso un metro de altura, la cual, la que no salió por sí sola, la sacaron con una bomba por estar la ermita algo más honda del nivel del terreno."

Estado de un puente en la inundación de Consuegra 1891

Pero volvamos al Marques de Villena y al artículo citado de Gil Montoro. Decía que en Córdoba se produjo un aguacero artificial en el siglo XV. Estos ensayos fueron realizados en la Córdoba de ese tiempo que hacía trescientos años había dejado de ser el centro del universo conocido. Ante unas veinte personas de la ciencia, entre los que se encontraban judíos y mudéjares, Enrique de Villena realizó el experimento.
Dibujo de Enrique de Villena

Una de sus obras

En 1410 el infante Fernando marchó a Andalucía, acompañado de su esposa, para guerrear con los árabes. Villena fue con ellos hasta Sevilla. Y entre febrero y septiembre de 1410, en uno de sus recorridos científicos, llegó a Córdoba decidido a experimentar lo que no hubiera podido hacer en Castilla, por aquello de la brujería y el chumarrascar brujos. Tuvo una reunión de ciencia con veinte colegas "obrantes... del mercurio vulgar" y se dispuso a realizar el experimento, crear una nube y provocar el aguacero.

Grabado representando el experimento

Grabado representando a Enrique de Villena

Los datos y documentos relativos al experimento desaparecieron, junto con lo mejor de su extensa biblioteca, sólo se conoce una carta en la que elogiaban el éxito de su experimento -cuya autenticidad sembró dudas- por parte de sus colaboradores, a los que contestó con otra posiblemente más enfática. Ninguna de las comunicaciones aclara el método empleado ni las sustancias, ya que el Propio Enrique de Villena las ocultó a los presentes.

Método de crear lluvia

Decían que Villena hizo: "envermexecer el sol, ansí como si fuese eclipsado, con la piedra heliotropía... e tornar llover dentro de la cámara con el baxillo de arambe e forma de calentador". Heliotropía no es un producto químico, es una acción, la de mudar o alejar el sol, y el baxillo fue el instrumento para fundir o sublimar no sabemos qué. Lo cierto es que este asunto no se investigó lo suficiente, o poco y todo se quedo en el baúl de los recuerdos y Villena fue, a lo peor, injustamente olvidado.

Regando las nubes

Muchos siglos después se ha intentado de todo, tirar cohetes a las nubes, regarlas de gases, ahora que se puede volar sobre ellas. Dicen que en unos famosos laboratorios de General Electric, se creó en una cámara una nube artificial y se consiguió la sublimación o condensación. En Nueva York se sometió a altas temperaturas yoduro de plata, creando una nube y se la elevó hasta chocar con la verdadera y se consiguió crear llovizna. Hasta el cien en una película de Superman, argumentó el control del clima.

Otro método de lluvia artificial

Por lo tanto, no podemos olvidar la misiva citada, de los colaboradores del Marqués. Con los conocimientos actuales se puede dudar menos del experimento de 1410 en Córdoba,  de Enrique de Villena que,  con la piedra "heliotropía", "el baxíllo de arambre", ante los veinte sabios cordobeses, hizo "envermexecer" el sol y creó según ellos la lluvia. Verdad, mentira, leyenda, ahí está la historia y lo referido, que cada cual lo crea o no lo crea.

Fotografías de la red, desconozco su autor
Bibliografía BRAC artículo de Gil Montero

2 comentarios :

PATXI GUERRIKABEITIA dijo...

Buenas tardes, amigos. Paco, tenemos la costumbre de tildar de mentira, en aquellos tiempos brujería, lo que no entendemos. Allá por 1964, comentando en clase lo del Cristo que “llora” cuando le arrimabas una cerilla, en la Mezquita un profesor nos explicó lo del muro frio; calor y frio, igual a humedad. Cuando fuimos al laboratorio cogió una campana de cristal le metió un mechero y cubrió la campana con un paño y le puso hielo encima. Resultado, pues, agua.
Cuando yo llegue en 1972 a la margen izquierda del Nervión, donde estaba Altos Hornos de Vizcaya, y otras muchas empresas que contaminaban la hostia. Contaminaban tanto, que la mayoría de los días no veíamos a 50 metros.
En esa época teníamos Txirimiri, “Chirimiri” bueno, calabobos. Con el paso de los años el humo caliente fue desapareciendo, al igual que las empresas que lo producían. Resultando que El Txirimiri desapareció. Lo hizo porque el elemento principal que era el calor, desapareció. Así que vaya usted a saber cuál fue el experimento que hizo el tal Villena.
Un abrazo, salud y República.
¡Ah! Recuerdo que muchas veces en Córdoba había calabobos. Cuando empecé mis andanzas por la sierra, comprobaba muchas veces que no sea veía la ciudad. Había muchísimo humo producido por el encendido de las maquinas de vapor del depósito de Renfe, y de las los chimeneones de Fundiciones Alba, los Rodríguez, Carbonell, Baldomero Moreno etc. además había días que llegaba los de la “Letro” El resultado era calabobos.

Paco Muñoz dijo...

El ejemplo que expones Patxi, no puede ser más evidente. 1972 ya ha llovido desde entonces, la primera vez que pasamos por Bilbao creo que fue en el 91, y creo recordar que ya no había contaminación, la que tú comentas desde luego creo que no. No sabemos que será peor, referido a Córdoba, aquí no ha quedado nada. Y el Sr. Villena gracias a la Iglesia y el oscurantismo de esa negra época, seguro se quedaron en el tintero algunas cuestiones científicas interesantes.
Un abrazo.