miércoles, 29 de agosto de 2018

CORTIJO ORIGUERO ALTO

Cortijo Origuero Alto (Foto "Cortijos Haciendas y Lagares de Córdoba")

Mi padre tenía un compañero de trabajo que se llamaba Serrano y eran además muy amigos. Serrano tenía una cicatriz en el labio por la que le apodaban "labio partío". Los apodos eran muy habituales. Serrano vivía en la Ribera, en realidad en una callejita que desembocaba a Ronda de Isasa, esa casa de vecinos del amigo de mi padre ya no existe como tal, es una de las nuevas construcciones de la Ronda. La callejita que ahora se llama Poeta Ricardo Molina, antes eran las Escalerillas de la Ribera, desde la Plaza del Alhóndiga (Plazuela de los Gitanos) a la Ribera. 

Plano de Córdoba, término y las 19 jurisdicciones despobladas

En una de las visitas que hacía mi padre a su amigo tuvo mi padre un problema de azúcar, perdió el conocimiento, esto le llevó a estar tirado en la calle mucho rato con la imagen de que era un borracho, hasta que una persona se percató de que era un problema de diabetes y lo atendió. En ese momento comprendimos lo complejo que es todo, la falta de solidaridad de los muchos y la solidaridad de los menos. Afortunadamente fue un episodio muy puntual y se recuperó. Pero él estuvo varias horas tirado con su bicicleta en la Ribera, a la puerta de la casa de su amigo, sin que nadie hiciera nada por él.

Vuelo serie B de la USAF, 1956 cortijo Origuero

A mediados de los años cincuenta del siglo pasado, fuimos a Barcelona, a visitar a mi tío Antonio y su familia, represaliado del fascismo toda su vida por republicano. En ese viaje vi como vivían los andaluces en Badalona, era una pena, visitamos a una hija de Serrano, el amigo de mi padre. Badalona se me antojó el Barrio el Naranjo, antes de la actuación del gobierno comunista de Córdoba en la democracia, o el Zumbacón. El Naranjo era de emigrantes interiores del campo a la ciudad, muchos represaliados de la dictadura, yo conozco a varios. En Badalona las porquerías por una reguera al centro de las calles de tierra. Era deprimente. Los andaluces eran emigrantes interiores en Cataluña, que era la tierra prometida, muchos de estos son hoy los que piden la autodeterminación, o cuando menos la consulta. Con decir que mi tía María vivía con otras familias en una habitación adosada a las paredes del cementerio de San Baudilio (S. Boi). Horroroso.

Fachada del cortijo Origuero (Foto Internet)

Serrano era muy aficionado a la cacería, en este caso menor, de pajaritos con red. Entonces no era muy dura la normativa de este tipo de cacería. En cierta ocasión decidieron ir a cazar pajaritos, mi padre nunca había ido, lo suyo era habitualmente el fútbol y su bicicleta. El lugar previsto fue Torres Cabrera, el medio de transporte las bicicletas. Serrano con la suya y los útiles de cacería, las redes y demás artilugios. Mi padre con su bicicleta con silloncito en la barra donde iba un tercer pasajero, yo. Además en el porta canastos iba la fiambrera que preparó mi madre para echar el día. La clásica tortilla de patatas y los filetes empanados, con abundancia de pan, "chuscos" del ejército, que de eso sobraba.

Plano del IGN del cortijo Origuero

De madrugada, casi de noche, enfilaron las dos bicicletas por la carretera de Castro (N-432) hacía Torres Cabrera. Solo se oía el ruido del roce de las dinamos en las ruedas delanteras. Apenas había tráfico entonces. Con las primeras luces de la mañana y habiendo superado las primeras rampas antes de llegar al Lobatón, que ya era un triunfo, paramos en la puerta del camino del cortijo Origuero. Ellos decían Ortiguero. Mi padre me comentaba que ese cortijo era como un pueblo pequeño, que incluso iba un maestro a una escuela que tenía, para los niños de las familias que allí habitaban en épocas de cosecha. 

Plano IGN otras parcelas con el nombre de Origuero

No he conseguido la definición del nombre. Por poner un ejemplo un poco esotérico: Ori, nombre hebreo, y Guero, en América, es un rubio de ojos azules, distinto de color moreno. Pero también podría ser de derivado de ortiga, de ahí el erróneo "ortiguero", que ellos decían. La verdad es que, independientemente del nombre, que no era cosa que nos interesara mucho, te lo podías imaginar inmenso. Sus casas se veían con dificultad desde la carretera, pero mi padre lo decía con conocimiento de causa, se lo había dicho un amigo que trabajaba allí. Tomaron aire y seguimos para Torres Cabrera. Ahora bajar la cuesta del Lobatón era una delicia, prácticamente nos llevaba a Torres Cabrera, después de un tramo de subidas y bajadas, lo malo iba a ser la vuelta, aunque a la vuelta al coronarla, ya sería cuesta abajo hasta Córdoba. 

Aérea de GoolZoom, desde el sur

Llegada al río Guadajoz en Torres Cabrera, No recuerdo si antes mataron el gusanillo en la cantina que ya no existe. Después la instalación de las redes en un vado. Los reclamos y la parafernalia de la estructura. Yo recibí órdenes concretas de, o callarme y estarme quieto camuflado entre ramas, en una choza construida, desde donde se controlaban la cuerdas, o irme lejos de allí. De vez en cuando sonaban los cierres de redes en el agua y Serrano se acercaba, cogía los pájaros que habían caído en la trampa y los mataba retorciéndoles la cabeza, eso para mí, era una crueldad. Decidí alejarme del lugar de la matanza, hasta la llamada para la comida. La vuelta a Córdoba que sucedió al atardecer. después de antes haber dejado la fiambrera vacía. La cuesta del Lobatón y dejarse caer hasta la ciudad. Otra vez pasamos el acceso al Cortijo Origuero.

                                                     Aérea de GoolZoom, desde el norte

En otras muchas ocasiones, siempre que he pasado por Torres Cabrera en bicicleta, o en coche, me acordaba de aquel episodio y al subir las rampas de su carretera se me venía a la memoria el esfuerzo de mi padre con su BH pesada, y con la carga adicional de su hijo de cuatro o cinco años. Después, hace un par de años o tres, un amigo cantaor flamenco, Rafael Mesa "El Guerra", me pidió que escribiera algo de este cortijo, su familia había estado relacionada con la cortijada. A él de alguna forma le dedico esta entrada para activar sus recuerdos. Me comenta sobre el cortijo, y dice que él recuerda a dos propietarios anteriores a los López Cubero, que se llamaron Emilio Muñoz y Francisco Amián. El recuerda cuando lo visitaba con pocos años, dos o tres. Su abuelo fue "aperaor" de carretas y práctico del terreno, que es como se llamaba el encargado de repartir las tierras para sembrarlas o dejarlas en barbecho. Que en los tiempos de la guerra civil lo pasó mal su familia, por ser una zona de frente activo. Su padre fue chofer de los propietarios. En realidad hay muy poco escrito sobre el cortijo, nada más bien. Lo que dice sobre él el Libro de los Cortijos Haciendas y Lagares de Córdoba de la Junta de Andalucía: 

Aérea de GoolZoom, desde el este

"Cortijo de Origuero Alto (398). Conjunto dedicado a la explotación de sembradura de secano, en la campiña inmediata al sur de la capital, que desarrolla una amplia extensión superficial a base de varios bloques y piezas exentas con patios, corrales cercados por tapias y un picadero. Integra parte de un caserío tradicional con elementos de construcción moderna. Una pieza con cubierta de teja plana habilitada para cuadra parece una de las dependencias más antiguas, quizá de la década de 1950. Por su volumen destaca una gran nave de hormigón y ladrillo con cubierta de uralita sobre estructura metálica utilizada como granero. El señorío corresponde a una edificación exenta de tipo chalet de obra reciente." 

Aérea de GoolZoom, detalle del chalet 

El un BOE de 1959 figura el nombre del propietario en ese tiempo y el de dos cortijos Origuero Alto y Urraca, y el nombre es Lorenzo López Cubero. Poco más. Urraca alta y Urraca baja está al otro lado de la carretera, más al noreste. Habrá que estimar que si es Origuero Alto, tendría que haber por lógica un Origuero Bajo. En el vuelo de 1956 no figura construido el chalet que menciona la publicación de la Junta. En el libro de López Ontiveros "Córdoba 1752, Según las respuestas generales del Catastro de Ensenada" dice: "...Córdoba que es la capital de su reino y que dentro de su término comprenden 19 jurisdicciones despobladas; La Morena, Prado Castellano, Torre Albaén, Torres Cabrera, Doña Sol, Quemadas, Chanciller, Sancho Miranda, La Reyna, Aguilarejo, Villarrubia, Las cuevas Teura, La Arina, Mirabuenos, La Alameda Añora del Cojo, Herrera de Palacios y Herrera de los Zahurdones." Lo más cercano que figura es Torres Cabrera y Sancho Miranda.

Naves al oeste, foto GoolZoom

La vereda de Montilla pasa por los terrenos de Origuero Alto, va siguiendo el curso del arroyo de la Miel, y lame el camino de acceso al cortijo. Vereda perdida en su mayor parte, arada por las correspondientes siembras y, como se usa poco, las reivindicaciones a la propiedad son menos o casi ningunas. Un caso similar es el expolio de Piquín con el camino al Bejarano, se lo ha anexionado el propietario con la mayor dosis de cinismo y caradura, en lugar de poner su cerca, utiliza la de Ntra. Sra. del Rosario y los metros del camino para dentro. Y así es a lo largo de los siglos, con una pasividad de la autoridad muchas veces, que hace sospechar de las administraciones. Las actuaciones de la Guardia Civil ante denuncias nos trasladan al siglo XIX, y presuntamente parece defienden la propiedad del poderoso y no la denuncia del débil, del ciudadano. Pero esto daría para un buen número de entradas.

Complejo y patios al norte, vistos desde el sur, foto GoolZoom

Lo que nos ocupa es que este enorme cortijo, que antes era como un pueblo por su población humana, como todos los cortijos, ahora son las cocheras de las cosechadoras, en el supuesto que no contraten a empresas que lo hacen todo con cuatro máquinas, por lo que entonces ni eso. He visto cortijos de la campiña totalmente cerrados, ni perro siquiera. Algo de movimiento en época de siembra y cosecha y ya está. Antes la siega llenaba los campos de mujeres tapadas como los beduinos en el desierto, que a medida que andaban en el tajo, quedaba su surco de sudor y trabajo marcado en el campo. Algunas veces cuando pasabas con la bicicleta cerca de la cuadrilla te daba miedo, por los "fistros sexuales" que te gritaba el grupo, -Nene te voy a hacer esto, o aquello. Era como para pinchar en ese momento y en ese sitio. 

Zona sur del cortijo, vista desde el norte, foto GoolZoom

En las fotografías aéreas de GoolZoom, podemos ver la magnitud de las construcciones desde diversos ángulos, y hay que reconocer que es enorme. Cuando consultas el Catastro te das cuenta lo de siempre, la cantidad de metros por los que no se paga nada al Estado, la poca vigilancia que hay de muchas cosas, que permite la picaresca. La parcela 9 del Polig 18, que es una ridícula parte de la propiedad, señala 577.987 m2 de superficie. La parte de vivienda, 623 m2., almacén, 43 m2., deportivo, 119 m2. (Será la piscina) y otra vivienda, 119 m2., resumiendo una ridiculez que contrasta con el ojo por ciento. No es en esta propiedad solamente, ocurre en casi todas.

Vista del moderno señorío desde el sureste, foto GoolZoom

Desde la época romana y quizás antes, estas tierras fueron el granero del imperio. Hace bastantes años visité con un amigo el cortijo de Trinidades, cerca de Santa Cruz, y pude ver una parte de la cosecha de ese año en sus almacenes, no se me olvidará nunca. La riqueza que estas tierras dan a sus propietarios y lo poco que repercute en el resto. Antes, aunque con salarios de miseria, por lo menos las familias tenían algo de parte. Ahora es un toma y daca entre la propiedad y la empresa tecnológica, la dueña de las máquinas, que desde el arado, poner los asesinos selectivos de los herbicidas, la siembra y recolección, lo hacen dos hombres con un par de máquinas. Luego está el asunto de las subvenciones, que dan para escribir un libro. Es, o fue, un gran cortijo.

Fotos aéreas de GoolZoom, otra del libro citado de López Ontiveros
Bibliografía libro citado, y Catastro.

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