lunes, 20 de agosto de 2018

LO QUE QUEDA DEL MURAL DE TOMÁS EGEA DEL BANCO COCA



Hace unos meses publiqué una reseña de la exposición, lamentablemente póstuma, de Tomás Egea, pues el autor no pudo estar presente en ella. Entre otras obras, una de las más representativas, que la gente conocía pero que no sabía era suya, es el mural que había en el edificio Regina, en la fachada del Banco Coca.

Fotografía del mural en el edificio Regina

Maqueta de Tomás Egea del mural


Un trabajo de un artista realizado por otra empresa de artistas, una empresa que fue puntera en trabajos con el acero inoxidable, que por diversos factores desapareció. En esos años finales de la década de los cincuenta, Tomás Egea realiza "el mural de cerámica mate del bar Ivory en la calle Morería (1958), un mural cerámico de azulejos con módulos circulares para la tienda de Zafra Polo (1962)"

Fachada del edificio SCAI

Misma fachada

"O el que será unos de sus proyectos más recordados de la ciudad, la fachada en metal y los pirograbados para el Banco Coca en Córdoba (1965) en el edificio Regina, un mural de acero inoxidable de 60 m2 y un pirograbado en cuero plateado sobre soporte de aglomerado inspirado en las caligrafías de los billetes de banco".  

Hall del Servicio Central de Apoyo a la Investigación.

Ubicación actual de lo que queda del mural

La fachada desaparece y el mural también, sin saber cómo algún alma caritativa con el patrimonio, en lugar de que la piqueta acabase con la obra del diseñador, la almacenó y como por arte de magia (no es magia sino voluntad de preservar) apareció en el Campus de Rabanales, en el hall del edificio que alberga los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación (SCAI) y el Servicio de Informática.

Panel informativo del Campus de Rabanales

Iglesia

Esta mañana bastante temprano, aprovechando el paseo matinal en bicicleta, me he dirigido aprovechando los carriles bici al Campus de Rabanales, más conocido por la antigua Universidad Laboral. He pedido el oportuno permiso para fotografiar el mural y se me ha autorizado a ello amablemente por el servicio de seguridad. Desde el punto de control he rodeado el Campus hasta llegar al destino.

Paraninfo

Pabellón deportivo La Areté

Afortunadamente la puerta estaba abierta y he procedido a fotografiar lo que queda del mural, ya que por su tamaño no pudo colocarse completo, le faltan una o dos secciones. Y allí está majestuoso, esperemos que para siempre, para goce y disfrute visual de quienes sepan y quieran apreciar la obra del autor. Luego me he dado un baño de nostalgia por los alrededores.

Llegando al punto de Control

Acera paralela a la carretera

He visitado las calles que circundan los Talleres de Mantenimiento y Almacenes y el edificio Leonardo da Vinci, actuales pues antes no se llamaban así, que eran los que conformaban el circuito donde se celebraban carreras ciclistas. Los Cubo de la Rosa (fallecido en el accidente del autobús del río), Garrulo, Panduro, Valderrábanos, Francés Herrera, el Madrileño, y un montón de ects. que competían en ese tiempo.

Mi primer vehículo a motor con novia incluida

El primer vehículo a motor que tuve, una Lambretta 125 cc. se la compré a un chofer de la Universidad Laboral que se dedicaba a esos menesteres del compra y venta. Y esas calles fueron la pista de pruebas para la compra, como era invierno, la prueba me costó unas anginas de campeonato, pero la compré. Luego, poco a poco la puse a mi gusto, comprando el material en repuestos Osario que era quien llevaba la casa Lambretta. Después vino el 600; luego el 850 cuatro puertas; después el Renault 12, ranchera; el Ibiza que me quiso regalar mi tío Fernando pero que yo le pagué lo tasado. Todos como puede imaginarse más de uno, de segunda y tercera mano algunos, para acabar en el actual Córdoba único estrenado, hace doce años.

Mi primer vehículo en realidad

El de sí que da la búsqueda de un mural. Pero ahí está en el hall del citado edificio SCAI del Campus de Rabanales. Decir para terminar que, estuve en un tris de entrar en la Universidad Laboral, que me examinaron para ello en la empresa de mi padre y que fui el primero del examen, pero el segundo era hijo de viuda y por esa razón tuvo preferencia. Nunca me ha pesado no haber entrado allí, me retraían los colegios religiosos. Alguno dirá claro que vas a decir, como no entraste, pues eso.

Fotos del autor, del catálogo de Tomás Egea y GoolZoom
Bibliografía de un texto del citado Catalogo de Tomás Egea

6 comentarios :

werrybee dijo...

¿Esa hermosa dama es Conchi??

Luisa Salcedo dijo...

Gracias Paco por recordarme aquellos años de mi juventud en la Escuela de artes y oficios, donde Tomas Egeea fue profesor y me encantaba el mural del Banco Coca, pues lo estudiamos como una gran obra de arte y que me he preguntado muchas veces donde estaría ahora.

Paco Muñoz dijo...

Gracias a ti por confiarnos tus recuerdos Luisa. La verdad es que es una obra de arte que se perdió pero afortunadamente en su mayor parte está recuperada, otras cosas se pierden definitivamente. Un Saludo

Paco Muñoz dijo...

Sí Antonio, con unos cuantos de años menos. Puede parecer que venía con la Lambretta, pero no era aparte. Un abrazo y gracias.

julio galisteo. dijo...

Paco, ¿en la época de la Lambreta aún te relacionabas con mi padre? Lo digo porque él tenía una Vespa y recuerdo que existía una simpática rivalidad entre vespistas y los que tenían Lambreta. Mi tío Arturo tenía una y se daban bromas entre ellos sobre cuál era mejor.

Paco Muñoz dijo...

Julio, yo estuve trabajando en tu casa en el Campo de la Verdad, entonces yo era un niño, algo más que tú que eras un peque. Nunca perdí la relación con tu padre porque era amigo del mío, y de mi primo Cándido de toda la vida. Luego cuando yo estaba casado ya estuve trabajando otra vez por la tarde con Paco Díaz, allí estaba también mi amigo Juani Martínez, entonces creo que ya no tenía moto tu padre. Y era verdad esa rivalidad de los moteros, a mí particularmente no me gustaba la vespa, la veía más incomoda para el conductor y sobre todo para el paqueta. Un abrazo