jueves, 9 de agosto de 2018

SOBRE LA VEGETACIÓN DEL RÍO GUADALQUIVIR A SU PASO POR CÓRDOBA

La selva en el embarcadero

Quiero retomar un interesante hilo histórico ecológico que días atrás surgió, como consecuencia de publicar en una red social, una fotografía de 1965 que nos demostraba como estaba el espacio entre puentes, concretamente entre el Romano y el "Nuevo", llamado oficialmente de San Rafael (como no podría ser de otra manera en Córdoba). Lo que hoy en día puede parecernos parte del Orinoco o Amazonas, a pesar de la actuación forestal de hace un par de años, en esa fecha era lo que se ve en la fotografía. Aún no habían empezado a construir la muralla izquierda entre los citados puentes, y ese espacio central estuvo destinado durante mucho tiempo a la extracción de grava para la construcción, a un nivel industrial. Instalaron un artilugio en la citada orilla y con un enorme cucharón movido por unos cables de acero, extraían toda la grava posible entre los puentes.

Wingaerde 1567, la ribera y el Barrio Viejo del Campo de la Verdad

Wingaerede 1567, Molino de Martos y Convento de los Mártires

Baldi 1688, desde el cortijo de Santa Matilde en el Arenal

Monasterio de los Santos Mártires, Nicolas Chapuy 1844

Luego está mi memoria personal, entre el puente romano y el azud de Martos -'sua' en cordobés vulgaris-, construcción que derivaba todo el curso del río a la bocana del molino, hasta que fue volada, entonces no había apenas vegetación. Luego de la voladura de los peñones del azud, una vez cambiado el curso del río, se secó el molino y se depositó todo el aluvión en la curva del meandro surgiendo la "playa". En la orilla derecha del río, cerca del puente romano, había una isleta que tenía una colonia de álamos blancos. Esa isla era la receptora de todas las camadas de gatos de las casas, que no querían en ellas, y en lugar de sacrificarlos iban a parar a la isla, el que se salvaba de la altura que serían pocos, pasaba a engrosar la nómina gatuna de la isla. Otro cantar era cuando había una riada y los árboles se llenaban de gatos. De esta isla se podía salir siguiendo la banqueta (murete en la base de murallón) que llegaba hasta el embarcadero y después hasta el Molino.

Guesdon 1860

 Convento de los Mártires y Molino de Martos, Guesdon, 1860

Plano de los franceses, 1811

Otra manera de bajar a esa isla, era con cuerdas como en más de una ocasión vi hacer. La banqueta seguía una vez pasado el primer ojo del puente romano hasta el molino de la Albolafia. Esa parte del río, que aún no tenía muralla y en algunas fotos se ve la bajada a la Albolafia, recepcionó mucho material militar en la huida de ejército francés, para poder cargar los carros de riquezas expoliadas. Una vez pasado este lugar empezaba la muralla, encontrándonos en primer lugar la primera torre que fue parte del cortijo que llamábamos la Huerta de Antoñita. A partir de ahí la muralla había sido recrecida unos metros, para crear un paseo, como está actualmente, en lo que antes era el camino a la Alameda del Obispo por la orilla. Cuando la muralla hace un ángulo recto hace el norte, en esa esquina estaba la Puerta de los Sacos, y era la desembocadura del Arroyo del Moro, con un puente califal del mismo nombre.

1851

1844

Albolafia desde el puente

Si nos vamos a la orilla izquierda de río puente romano arriba, había un vado desde el Barrio Viejo del Campo de la Verdad, que cruzaba a una isla que pegada al puente se dejaba ver en los periodos de sequía, y las vacas de la vaquería cercana pastaban en ella, o los areneros con sus barcas extraían grava de ella. Una tímida alameda, pues la mayoría de los árboles eran de esa especie, había en la orilla, en lo que en tiempos se llamó Tablazo de las Damas, donde las señoras se bañaban en verano al atardecer para evitar las miradas de curiosos. Y cuenta la leyenda que, como se guiaban por las campanas de la torre, unos listos de acuerdo con el campanero las dieron antes cuando aún había luz, y pudieron, más bien imaginar, las anatomías de las señoras. Wingaerde en su maravillosa máquina del tiempo nos dibuja la zona en 1567, por encargo del Austria de turno, y nos permite conocer el río en el siglo XVI. Una orilla derecha pelada, sin muralla, y una izquierda similar, salvo en el lugar del embarcadero que también tímidamente había una pequeña alameda. Vacas pastando y barcas pescando.

Albolafia, Alcázar y Seminario

Albolafia y puente romano

En nuestro tiempo, dentro de nuestro período vital, fabricaron un feo murallón en esa orilla, prácticamente desde la Madrileña (fábrica de materiales de construcción que surge para la construcción del Campo de la Verdad), que mantuvo sin vegetación mucho tiempo toda la orilla izquierda. En esa muralla estuvo pintado el Guernica hasta que la misma desapareció, no sin antes haber desaparecido también todos los hierros de la balconada de la muralla. Tenía ésta un embarcadero de igual factura que el de enfrente, el de la Ribera. Pero sin vegetación. Por contra, ese onubense tan cordobés, y tan buen pintor que fue Romero Barros, Padre de Julio Romero de Torres, nos pinta un día de campo en un bonito cuadro en la orilla izquierda, con un bosquecillo y barcas, en el siglo XIX, y otros dos paisajes del río, donde podemos observar algo más de vegetación.

De paseo por el río, Romero Barros

Ribera del Guadalquivir, Romero Barros

Río Guadalquivir, Romero Barros

Hay un grabado de Baldi, que realizó, durante el viaje que hizo a España con Cosme de Médicis en 1688, en el que desde la orilla derecha, nos pinta unas orillas peladas, llenas de troncos que navegaban entonces por el río. También nos dibuja unas casas en lo que fue el cortijo de Santa Matilde, en la zona del Arenal. Hay que tener en cuenta que ese meandro varió su curso desplazando el río hacia el oeste. Prueba de ello son los peñones de San Julián que protegían la Ermita del mismo nombre, en la orilla izquierda, y están ahora derribados por una crecida en la actual orilla derecha, en la salida del puente del Arenal, eso sí con su amazonas particular que impide verlos. Toda esa zona de la orilla derecha, la llamábamos el soto del Arenal, solo había vegetación de taraje de ribera, nada de arbolado. Tal y como lo pinta Baldi.

Recién construida la Avd. del Alcázar y el cucharon en el río

 Entre puentes 1965

Molino de San Antonio y orilla izquierda entre puentes

También podemos disfrutar del Grabado de Nicolás Chapuy, en 1844 que nos dibuja la esquina del antiguo convento de los Mártires, al lado del Molino de Martos, y un río también con poca vegetación. Años después, 1860, Guesdon y su sensacional grabado aéreo, nos presenta el río sin apenas vegetación, casi 20 años después que Chapuy, aunque podemos precisar alguna debajo de lo que fueron las huertas y fuente del Molino de Martos, la salida de la Puerta del Sol. Son también significativos los planos de los Franceses de 1811, 1851 y de Casañal de 1844, que nos presentan unas riberas exentas de vegetación.

 Embarcadero y ribera
Hidropedal en la playa del Molino Martos

Ribera, barandales y modesta alameda en la orilla izquierda

Por lo tanto, no podemos decir taxativamente que el río estuviese siempre exento de arboleda en sus riberas, por la lógica de que hablamos de 2000 años desde que la ciudad empezó a serlo, con el Imperio romano, pero las pruebas físicas que tenemos en 1567, 1688, 1811, 1844, 1860 y mi memoria personal de setenta y más años dentro del siglo XX, nos permiten decir que, presuntamente, hay más años sin vegetación, que con ella. La lógica es que antes se aprovechaba todo, los animales tenían que comer y los humanos utilizaban la madera para combustible, por lo que debería haber menos que ahora, que por no utilizarla es pasto de las llamas por culpa de algún desaprensivo criminal. Ahora, actualmente, desde cualquier orilla y muchas nos han costado a los cordobeses mucho dinero, no se puede ver el río por la vegetación descontrolada.

El río desde el Barrio Viejo del Campo de la Verdad

Pilar de la Ribera

Travesía del río

El debate en la red social, si puede llamarse así, que estimo que no, sobre el hilo argumental de la vegetación en el río, fue productivo en número. 44 personas le dieron al sufrido 'me gusta' en un momento dado del mismo; 13 participaron escribiendo su opinión; tuvo 63 comentarios totales pero sucedió que hubo un "partido de tenis histórico" entre dos eruditos que, se olvidaron del hilo argumental y mantuvieron una conversación personal que, por la categoría intelectual de la misma no pudimos seguir el resto. Se hablaban cariñosa-irónicamente, de usted y de don. Método afectivo de distancia intelectual. Recibí varios correos críticos que tuve que cortar de raíz, por que conozco a los intervinientes citados y no son lo que interpretaron los emisores. Si cabe, uno al que conozco más y considero amigo -otra cosa es la reciprocidad-, es hasta tímido y bastante modesto, doy fe. Y el otro, aunque hablaba exclusivamente de sus trabajos, eso sí de especial categoría, es de educación exquisita, soy muy amigo de su familia, y certifico que no es en absoluto polémico.

El Guernica en el murallón, hoy desaparecido

 El barquero y sus barcas

Panorámica de Córdoba de Laurent

De los 63 comentarios, los dos compañeros citados, consumieron 46, lo que arroja un 73%. Como se puede comprobar todo el peso de los comentarios recayó en ellos, aunque la mayor parte no correspondía al tema vegetación. El resto se repartieron de la siguiente manera: 3 para el autor del hilo argumental; 5 para un interviniente que intentó sin éxito entrar en la conversación, aunque casi lo consigue; 2 para un experto biólogo, sobre el argumento principal de la vegetación, que probablemente hubiera dado más de sí de haber podido ser escuchado, si hubiera tenido cancha vamos, y 8 que hicieron una observación de cortesía muy de agradecer. A lo mejor si el nivel no hubiera subido tanto y derivado a otros temas, más de uno hubiera podido aportar sus vivencias. En una palabra, en lugar de estimular recuerdos, estimo de una manera muy personal, espantamos memorias. Pero hay que reconocer que todo forma parte del conjunto de la red social. 

Molino de Martos, huertos y la Ermita de los Mártires

 Ermita, huertos y fuente al lado del Molino de Martos

Río, ribera e islote de pelambres

Publico una opinión de un experto, Diego Peinazo, que me parece muy positiva sobre el tema:

"Voy a dar mi opinión sobre el tema de la vegetación. La inexistencia de vegetación en el pasado se debía fundamentalmente al pastoreo y a la recogida de leña, varetas, etc. De las personas que vivían en el entorno del río. solo existían las arboledas que estaban "protegidas" como la Alameda del Corregidor que sería al equivalente a lo que hoy llamamos un parque y las zonas de baño de la orilla izquierda. Las crecidas no eran las responsables del paisaje de orillas desnudas que tenía nuestro río. La vegetación de ribera está adaptada a las mismas, hemos visto como después de las crecidas de principios de esta década lejos de quitar la vegetación se ha consolidado y aumentado. 

Una vista de la ribera y el azud de Martos

Orilla izquierda y embarcadero en el centro 

Tampoco es responsabilidad de la declaración de los Sotos de la Albolafia el aumento de vegetación ya que el decreto que regula sus usos contemplaba el pastoreos, el pastoreo se prohíbe después de las obras de encauzamiento realizadas por la Confederación, coincide también con la desaparición del rebaño de vacas que se estabulaban en las Caballerías. En definitiva, no había vegetación porque había acciones "antrópicas" que "mantenían limpio al río".

Meandro del Guadalquivir al fondo se vislumbra el puente del Arenal

"El río también es Córdoba", pero es dificil de ver

Ahora bien, si queremos que el tramo urbano tenga menos vegetación (y yo soy partidario de ello) tenemos que destinar anualmente una partida para labores de desbroce, tareas para que sean eficaces deben de ser anuales. Quiero dejar clara mi postura quiero que haya vegetación pero es necesario gestionarla para que haya una densidad adecuada. Lo que antes hacían gratis los pastores, areneros, piconeros, molineros, cesteros... hoy tenemos que pagarlo. Y el problema es que las distintas administraciones se pasan la bola unas a otras, aunque yo tengo claro que el mantenimiento de cauces públicos en zonas urbanas es del Ayuntamiento y la inversiones pertenecen a la CHG. Las tareas tienen que ser anuales para que sean eficaces y al mismo tiempo evitar la "alarma" social que se produce cuando se talan árboles en las ciudades. Defiendo además una gestión adecuada de la vegetación desde un punto de vista de defensa de la biodiversidad, hoy afortunadamente los bosques de ribera se han recuperado pero otro tipo de hábitats ligados a los ríos está desapareciendo, zonas de vegetación palustres, prados húmedos, islotes desnudos, etc."

Fotografías del autor, del AMC y de Internet, Grabados de Wingaerde, Baldi, Guesdon y Chanuy.
Bibliografía citada y comentario de Diego Peinazo.

4 comentarios :

car res dijo...

Este río no tiene nada que ver con el de mi niñez,donde en el verano pasaba todo el día bañandome.Pero el de ahora,también me parece bien,asalvajado.Claro que los niños ya no pueden disfrutar de él,sólo mirarlo,contemplar sus verdes orillas y las aves.

Paco Muñoz dijo...

Carlos, no sé cuanto tiempo hace que no paseas cerca de él, desde el hotel Hesperia no se ve la zona histórica de la ciudad, y los molinos mucho menos. La emblemática Albolafia tampoco. Y acercarse a la orilla imposible. Saludos.

P. Erimo dijo...

¿Habría castores en el Guadalquivir? Estrabón los cita en Iberia, hay crónicas medievales y modernas que los citan en el Ebro y en el Turia, y hay varios restos arqueológicos en yacimientos prehistóricos e históricos.
Me lo pregunto porque les encantan las ramas, como puede verse en estos vídeos, y quizás hicieran esa labor de desbroce en tiempos romanos:

https://www.youtube.com/watch?v=M49I3I1AYNg
https://www.youtube.com/watch?v=Y0pGCaRTc40
https://www.youtube.com/watch?v=b7NuMyEGkB8

Paco Muñoz dijo...

Muchas gracias P.Erimo. Pues no sé lo de los castores, aunque si Estrabón los cita debió haberlos seguramente. Un abrazo.